Algo sí hemos avanzado

“Sánchez ya no cree que Puigdemont deba ser juzgado: ‘Una crisis política nunca tuvo que derivar en una acción judicial’”. Este titular en República me parece casi revolucionario. No me fío del socialista, a sus hechos me remito, y estoy seguro de que es capaz de decir el entrecomillado con todo su aplomo sin creerse ni una palabra. Pero lo ha dicho, lo ha expresado, mucha gente en España lo ha oído o lo ha leído, y eso es importante. Muy importante. Porque es una verdad como un templo: PP y PSOE dejaron que el conflicto catalán se judicializase y se enquistase. Ellos generaron el problema, no Catalunya.

Veremos

Podemos sigue intentando presionar pero no lo consigue: “Tiene cinco votos y sabrá cómo usarlos”, “Irene, ministra o barbarie” y ahora “a que cojo la puerta y me voy”. Pero nada, al otro lado parece que nadie escucha y, si lo hace, no percibe amenaza alguna en esos avisos. “Veremos si ir con Yolanda Díaz si hay repetición electoral”, leo en Vozpópuli, y pienso: “Ay, pobres”. Podemos no tiene ninguna opción fuera de Sumar y dentro del grupo parlamentario que lidera Díaz tiene pocas. No sé si conseguirán sacudirse del dominio en el futuro (Iglesias ya obró un milagro con su irrupción), pero por ahora están condenados a resignarse.

La justicia española

Con tantas idas y venidas, no sé si, al final, Macarena Olona ha vuelto a su puesto de abogada del Estado. Quien sí parece que se reincorpora, según The Objective, es Edmundo Bal: “Recupera la toga de abogado del Estado y volverá al Supremo en octubre”. Lo bueno de la irrupción de partidos como Vox y Ciudadanos es precisamente que nos han enseñado quién está en la justicia española o lo bien que se han ganado la vida los protegidos del franquismo. Personajes como Olona o Bal, que han hecho política abrazando opciones extremas, belicistas y con unas faltas de respeto pasmosas regresan a la justicia española. ¿Qué podría salir mal?

Tenemos que acabar con ellos y ellas

No solo con los que Douglas Rushkoff llama “los milmillonarios tecnológicos”, tenemos que acabar con todas y con todos los milmillonarios. No se me ocurre mejor manera de repartir la riqueza que limitando la de las y los más egoístas. Según el investigador, “saben que están llevando el mundo al colapso y quieren escapar” (El Diario). Simplemente, no podemos permitírselo. Tenemos que acabar con las fortunas de los Musk, los Bezos y los Zuckerberg, obligarles a ser, de nuevo, personas, y no los superhumanos que creen que son. Y no, no se han ganado su dinero: han creado el sistema para quedarse el nuestro, que es distinto.

Pues no me parece mal

No quiero colaborar en el enriquecimiento de Elon Musk. De hecho, creo que con mis tuits de mierda si a algo ayudo es a que su inversión pierda valor. Pero no me parece mala idea la de cobrar por tuitear: si hay que pagar hay que identificarse, y si hay que identificarse muchas y muchos se retirarán. No nos engañemos: llevamos décadas clamando por un espacio virtual en el que podamos conversar sin trolls ni excesiva publicidad, y este solo es posible pasando por caja después de identificarte. Elon Musk tiene razón, aunque me fastidia dársela. Para compensar, seguiré colaborando en empobrecerle con mis tuits.

Tenemos que acabar con esto

Tenemos un grave problema, no ya como sociedad, sino como civilización: las y los ricos. Nos sobran. Y que no me venga nadie con que hay un sector del lujo que da trabajo a miles de personas. Un reparto de la riqueza optimizado mejoraría las condiciones de esas y esos trabajadores, y del resto. Esta vez, mi indignación la ha generado el “repertorio de despilfarros de los ultrarricos en Ibiza” que han publicado en Nou Diari: derroches innecesarios, malgasto injustificable de recursos, molestias pagadas a tocateja o megabarcos atracados con un harén de 30 a 40 chicas en su interior que se “renovaban” cada dos semanas.

Hablemos de uno de ellos

El mundo está tan mal montado que, lejos de poder acabar con ellas y ellos, todo nos lleva a hacer más ricas y ricos a quienes más tienen: “Cuatro astronautas regresan a la Tierra en una cápsula de Space X”, leemos en la versión en castellano de The Independent. La empresa de Musk, milmillonario excéntrico y propietario de Twitter, está haciéndose con el espacio que rodea al planeta, y parece imparable: “Space X bate su récord anual de lanzamientos por cuarto año consecutivo”, explican en Microsiervos. Acaban de hacer su lanzamiento número 62 cuando en todo 2022, que ya fue de récord, hicieron 61. ¿Qué puede salir mal?

El aval de la venta que hizo dos veces

Empiezo haciéndome la misma pregunta ante este otro privilegiado (aunque seguramente podamos considerarlo como un pobre más comparado con Elon Musk): ¿qué puede salir mal? Me refiero a esto: “Joan Laporta presenta un aval por la demora en los pagos de Libero Football Finance” (Palco 23). Ya lo traduzco yo: el FC Barcelona ha podido vender dos veces el mismo trozo de su tarta ante los impagos del anterior comprador, lo que le ha servido para ejecutar fichajes en dos temporadas, y como el dinero sigue sin llegar le ha valido con avalar el futuro ingreso para seguir llevando jugadores al Camp Nou. Si esto no es jugar con ventaja…

La vaca no da más leche

Mientras el FC Barcelona incorpora jugadores como si pudiera pagarlos, la realidad nos muestra que la liga pierde valor: “Preocupación por las bajas audiencias en las primeras tres jornadas. Los altos precios y la fuga de talento, entre las causas principales” (The Objective). Y no va a ir a mejor: los aficionados de lejos atenderán cada vez más a la Premier y la liga árabe, y los de cerca estamos cansados de pagar para ver por la tele los partidos contra el Getafe, el Mallorca o un FC Barcelona tan dopado económicamente que te genera mala uva. Esta es la realidad: la vaca del fútbol no da más leche y los mejores años de la Liga ya han pasado.

Este es el contexto

Todo esto del aval de la venta con la que se cubren dos periodos de fichajes y la pérdida de valor de la Liga sucede con este telón de fondo: “El juez del caso Negreira considera que puede haber una ‘corrupción sistemática’ en el comité de árbitros” (El Periódico de España). Y si la corrupción siempre la pone en marcha quien puede pagarla, en este caso ese “quién” que se encarga de beneficiar a los árbitros para que estos le beneficien después a él está clarísimo. Hablamos del FC Barcelona, el club al que se le permite todo en la competición. Y “todo”, como estamos viendo, es “todo”.

Correcto

Airbnb va a tener un problema y, todas nosotros y todos nosotros, una solución: en New York los apartamentos en alquiler solo podrán ofrecerse para estancias superiores a un mes, y quien quiera ofrecer alojamientos por días tendrá que hacerlo conviviendo con el alojado. Es decir: Airbnb vuelve a su origen (ofrecer una habitación vacía para sacar un dinero extra) y el mercado de la vivienda, a la cordura, aunque sea parcialmente. La medida no puede parecerme más acertada y espero que se propague como la pandemia de 2020. Ya hablaremos del exceso de precio de los hoteles cuando toque.

El beso que alivió… Al FC Barcelona

La inexcusable muestra de machismo de Luis Rubiales con Jenni Hermoso ha sido, a la vez, un impagable alivio para el FC Barcelona. ¿Quién habla ahora de sus palancas? Por suerte para Laporta y los suyos, Rubiales se mostró como el gañán que es. Por suerte para nosotros, siguen moviéndose hilos en Twitter como el de Ice Landic, que explica cómo el FC Barcelona, básicamente, ha vendido dos veces la misma “palanca”: el desarrollo de su negocio digital. La segunda, después del impago de la primera, como si no hubiera pasado. Y a todo esto asistimos atónitos mientras reguladores y prensa especializada no explican nada.

Nos toman por tontos y tontas

“En su viaje a Arabia Saudí, Neymar ha contaminado lo mismo que tú contaminarás en media vida”. Este titular en Xataka es un insulto. Bueno, el titular, no, claro: el hecho. El hecho de que el jugador haya viajado a Riad en “un señor Boeing 747 vacío y sólo para él” de la flota real saudí. “Un capricho que le ha supuesto al medioambiente 230.000 kg de emisiones de CO2 a la atmósfera, 32 veces más de lo que emite cualquier persona en todo un año (que ronda los 7.000 kg)”. Se ríen de nosotros: se compran el fútbol con nuestro dinero, con él pretenden lavar la imagen de su régimen (y lo consiguen) y contaminan más que nadie.

¿Qué podría pasar?

Yo lo tengo claro: el desprecio al calentamiento global está íntimamente relacionado con las posibilidades económicas. Quien viaja como si no costara viaja como si no tuviese un coste para la humanidad en forma de impacto medioambiental. Y en eso, lo estamos viendo, los jeques son invencibles. Pese a ello, “La Fiba nombra al qatarí Alí al Thani como nuevo presidente” y “la Liga cierra un acuerdo de patrocinio con Arabia Saudí” (Palco 23). ¿Qué puede salir mal? ¿Una NBA en Qatar? ¿Por qué no? ¿Un Real Sociedad – Athletic en Arabia Saudí? ¿Por qué no? ¿Un planeta devorado por la sequía y arrastrado por las riadas? ¿Por qué no?

Noticias sin titulares

Elon Musk sigue innovando en Twitter: ahora quiere que las noticias se compartan solo con una imagen y (suponemos) el link. Esto es, claramente, un paso atrás: de la “caja amigable” que implementó la plataforma hace unos años a una visión mucho menos fácil. De esta manera, el dueño de la red social y un montón de cosas cree que obligará a los medios de comunicación a pasar por caja. Pero si lo pensamos dos veces igual hasta nos lo pone fácil: pensar un “copy” (el texto del tuit que acompaña al link a la noticia) es un trabajo extra, en apariencia sencillo pero que ya ha provocado más de un dolor de cabeza.

Todo vale

“Trabajaremos para el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika y el Amejoramiento de Navarra. Es terrible que tantos años después tengamos que estar intentando conseguir lo que debería ser efectivo por ley. Es incomprensible que esté sujeto a pactos”. ¿Quién ha dicho esto, Iñaki Anasagasti en 2004, o Mertxe Aizupura la semana pasada? ¿Quién lleva un retraso, en el mejor de los casos, de casi 20 años? ¿Quién acaba de caerse del guindo? ¿Quién acaba de darse cuenta de lo que cuesta hacer un plato de lentejas? Pero da igual: una frase tan viejuna parece un descubrimiento en boca de quien descubre ahora cómo funciona Madrid.

Lo dan por hecho

Dori Toribio ha llevado a Twitter lo que es un secreto a voces: la preocupación en el mundo de que la extrema derecha avance y pueda alcanzar el poder en España, de manera directa o indirecta, el próximo domingo. La periodista cita al New York Times, pero no es el único medio que se pregunta si España será el próximo país con los fascistas tomando decisiones o forzando al gobierno a que las tome. A PSOE y PP esto les importa más bien poco: España lleva siendo un país que camina entre el trile y la autarquía por propia elección, desde que era Castilla. Europa o el Mundo entero son solo incordios que de vez en cuando hay que atender.

Si no lo ven, no existe

Entiendo que el negacionismo del calentamiento global que practican en Vox está bien pagado: fabricantes de aviones privados, refinerías, incluso minas de carbón estarán cubriendo de oro a los Espinosa de los Monteros y Abascal por rechazar un cambio climático tan evidente como peligroso. Si no, es que son muy tontos. Tanto como para “cerrar agencias meteorológicas”, según La Marea, medio en el que también destacan que “el partido de extrema derecha incluye en su programa electoral que España abandone los acuerdos climáticos”. Si no vemos el problema, no existe. Eso marca su nivel.

“Los sindicatos acusan…”

Cuando Pedro Sánchez convocó las elecciones para el próximo 23 de julio e, inmediatamente después, empezamos a prever una avalancha de voto por correo, un amigo me comentó: “A ver cuánto tardan los sindicatos en montar una huelga por exceso de trabajo?”. No han llegado a hacerlo salvo en casos puntuales pero, por supuesto, “los sindicatos acusan a la dirección de Correos de ‘incompetencia’” (El Independiente). A mí esto me parece solo otro exceso cuando la plantilla se ha ampliado y, sobre todo, cuando la ciudadanía ha seguido el procedimiento y ha esperado pacientemente las colas (salvo en casos puntuales, nuevamente).

Musk quiere medirse el pitilín

Hemos asistido al ridículo de que dos de las personas con más dinero del planeta se han ofrecido unas hostias en redes sociales. Elon Musk y Mark Zuckerberg han quedado sin fijar fecha ni hora en resolver sus diferencias a tortazos. Además, el de Facebook ha colgado algunas fotos de cómo va modelando su cuerpo, acompañado de grandes luchadores que le entrenan. Como respuesta, literalmente, Elon Musk propone que se midan los pitilines. Por un lado, la idea me gusta: cualquier cosa que sustituya a la violencia es bien recibida. Por otro lado, creo que este espectáculo es de todo menos la polla.

Un PP “ayusizado”

“El PP vasco prevé que el mitin de la presidenta de la Comunidad de Madrid en el Palacio Euskalduna de la capital vizcaína sea el que más simpatizantes atraiga de toda la campaña, ‘hay mucha ilusión, la gente tiene muchas ganas de verla’”. Mikel Segovia en El Independiente no puede resumir mejor lo que es el PP vasco hoy: una formación reducida a su núcleo duro después de reabsorber a Ciudadanos, que era poco más que una familia en su ala derecha. Una formación que abraza el ayusismo porque todo lo demás le ha fallado. Una formación que solo aspira a conservar y activar al mínimo posible.

En la política y en la vida

Las redes sociales digitales han empeorado la política: los tuits se han convertido en la manera de comunicar de las y los representantes de la ciudadanía, y esta se ha hooliganizado, al menos, en parte, para defender y atacar a su partido y a los otros. ¿Para qué? Pero en la vida no nos ha ido mucho mejor: perdemos nuestro valiosísimo tiempo con gilipolleces pegadas unas a otras. Europa (que sirve para algo, insisto e insistiré) ya ha puesto el foco. Y el ministro español de Consumo, también: “Garzón carga contra los ‘efectos nocivos’ de TikTok, Meta o Twitter: provocan ‘ansiedad’ y ‘depresión’ en los jóvenes” (República). Y esto es innegable.

El peor problema, el propio Musk

Hablando de redes sociales: no hacen un mal resumen en Marketing Directo sobre “el rosario de problemas que Elon Musk deja en herencia a la nueva CEO de Twitter”, Linda Yaccarino. Uno de los más importantes, precisamente, lo puede solucionar la política: la huida de anunciantes e ingresos podría arreglarse revertiendo la norma de los anteriores propietarios de no permitir publicidad política en la red. Otro problema es el control de gasto y el equilibrio con el personal necesario. Pero el principal es bregar con Elon Musk, que tiene toda la pinta de querer entrometerse en la gestión de la empresa por la que pagó 44.000 millones.

¿Hay que regularlo todo? Sí

Hace tiempo que, por suerte, no oímos la milonga de la necesaria descentralización de Internet, como eufemismo de su desregulación. Curiosamente, desde posiciones progresistas han alimentado durante años ideas ultraliberales. Es evidente, lo era entonces y espero que lo sea cada día, más, que es necesaria una regulación clara sobre todo lo que podemos hacer on-line. Porque mientras divagamos sobre lo que es progre y lo que es bobo, los malos avanzan: “¿Qué hay detrás de las aplicaciones que pagan por hacer encuestas? Recogen información personal que deberíamos proteger y venden datos a terceros”, avisan en Maldita.

A estos empoderamos

También era evidente, evidentísimo, que ampliar la grada de animación en San Mamés iba a servir para empoderar a los de siempre, a quienes consideran que la bandera para reclamar amnistía para los presos de ETA, la del Arrano Beltza con la que la izquierda abertzale quiso sustituir a la Ikurriña o la que sirve para reconocer la ocupación rusa del Donbass, son elementos de animación. A quienes no van a animar cuando el equipo está ante su última oportunidad. Esos son los que controlan la grada de animación. No otros. Siempre lo fueron, pero muchos miraron para otro lado por la campaña. Y no, no todas las campañas son iguales.