Tal día como hoy

El 22 de noviembre de 1993, ETA hería mortalmente a Joseba Goikoetxea. Hasta dos balas le dispararon a la cabeza. Cuatro días después, falleció y dejó huérfanos a tres hijos. Durante estos años he participado de diferentes formas en los homenajes que le han hecho, por eso hoy, 22 de noviembre de 2025, tenía presente la fecha. Goikoetxea era un antifascista de verdad, que militó en el partido heredero de los gudaris que defendieron Euskadi en inferioridad ante los franquistas, que formó parte de la Ertzaintza y que fue asesinado por una banda fascista solo porque no pensaba como sus asesinos.

¿Memoria?

He recordado a Joseba Goikoetxea porque no puedo no hacerlo, y porque me entristece profundamente que hoy algunos quieran abanderar el antifascismo por el morro, como si nadie lo hubiese hecho antes en este país. “Euskal Herria volverá a demostrar este sábado en las calles de Bilbo que es profundamente antifascista y tiene memoria”, ha dicho Pello Otxandiano en Radio Euskadi esta semana. Él, que no es capaz de llamar “terrorismo” a lo que hizo ETA pero hoy se sacará las fotos en una manifestación que es un enorme ejercicio de desmemoria, desconcierto y colaboracionismo (del que, por supuesto, tomamos nota).

“El fascismo es el mal”

Yo me acuerdo de aquellos a los que ETA mató mientras otros quieren que hablemos del fascismo como si en Euskadi no lo hubiésemos sufrido recientemente. “El fascismo es el mal y no podemos permitir que arraigue en nuestras sociedades”, escribe Pablo Honrubia en Diario Red. Y concluye: “Si para sentirte unido a la tierra que habitas necesitas sentir que eres más que otros en ella, y que solo quienes tú aceptes y permitas con tu voluntad tienen derecho a estar ahí, lo que buscas no son raíces, son cadenas que te aten a tu propia maldad”. Más claro, difícil.

El mal hecho persona

Nuestra civilización va a colapsar porque no somos capaces de lo más básico: distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, y actuar en consecuencia. No podemos quedarnos impasibles ante lo que hace y dice Trump, aunque nuestra indignación nos parezca inútil: “Trump defiende a Bin Salman del asesinato de Khashoggi: ‘Son cosas que pasan’. El presidente estadounidense ha elogiado al príncipe saudí en materia de derechos humanos y ha señalado que ‘es un hombre muy respetado en el Despacho Oval’” (Público). Hemos llegado a un punto en que reconocer la barbaridad parece un gran paso. Demos ese paso para empezar.

Terrorismo de estado

Otra muestra de que esta civilización está jodida la encontramos en que hasta la BBC usa eufemismos en sus titulares sobre el terrorismo sionista en Cisjordania, anterior al genocidio en Gaza: “La ONU denuncia el aumento y la severidad de los ataques de colonos israelíes contra palestinos en Cisjordania”. ¿“Severidad”, “ataques”, “colonos”? ¡Al guano! Son terroristas armados, que deshumanizan a quienes van a echar de sus casas y de sus tierras para ocuparlas después, y tienen el apoyo del estado de Israel que cuenta, por su parte, con el silencio cómplice del resto del mundo. ¿No se entiende mejor así?

Ni un paso atrás

No me gusta Carlos Martínez Gorriarán. No me gusta lo que dice ni cómo lo dice. No me gusta su tono, ni su actitud, ni su trayectoria política y ni su estilo. Pero defenderé su derecho a decir lo que piensa. Yo también soy el “a ver qué ha escrito hoy el gilipollas este” de alguien, pero no porque no le guste a alguien tengo que ser señalado o censurado. Pues Martínez Gorriarán, tampoco. Lo preocupante del señalamiento es la vuelta atrás: “La bestia engorda con el miedo y la indiferencia”, tuitea el propio agredido (porque, sí, imprimir los tuits a modo de carteles e insultar en una pizarra es una agresión, llamémoslo por su nombre).

Correcto

Josean Beloqui resume en un tuit el riesgo que estamos corriendo con la trampa de excusar la violencia callejera (la de toda la vida en versión next generation) con el “antifascismo” (eso era lo que hicieron los gudaris en el cinturón de hierro de Bilbao, con una escopeta y cagados de miedo ante los nacionales, y no tu primo Garikoitz con una Londsdale y un buff negros a 300 metros de Vito Quiles). “Ser antifascista, no te hace demócrata”, “no habremos aprendido nada si no tenemos claro que el debate es entre democracia vs. Totalitarismo”. “En este país hay muchos que se dicen antifascistas y, además, son totalitarios”.

Tenemos que ver series nórdicas

El problema que tiene EH Bildu con la Ertzaintza lo resolvemos las y los vascos viendo series nórdicas. Eso es lo que planteó Arnaldo Otegi en Radio Euskadi y cazó al vuelo Aiur García en X con un vídeo en el que se ve a esas policías nórdicas debidamente armadas. “Menos Netflix. Más respeto”, pedía el tuitero. Lo más interesante, no obstante, estaba en algunas respuestas: “Es lo que tiene vivir como en una serie”, “Arnaldo solo ha justificado las armas cuando las portaban algunos” u “Otegi tiene razón y en Gran Bretaña la policía no suele usar pistola, por eso solían mandar al ejército a reprimir las manifestaciones con armamento de guerra”.

Los buenos somos más

Los buenos, esto es, quienes censuramos el acoso, quienes sabemos que el antifascismo no es nunca una excusa para la violencia, quienes respetamos a la Ertzaintza y quienes aborrecemos a un personaje como Trump, somos más. Mauro Entrialgo lo ha escrito así de claro en Bluesky, después de una semana esperanzadora en política internacional (ha amanecido, que no es poco): “Un detalle de lo de Mamdani: hacía 20 años que no votaba tanta gente en esas elecciones. Los malistas son menos, tengámoslo claro. Solo que montan más bronca porque rompen todo el rato cosas (y personas, sí, también rompen personas)”.

Gaza, esta semana

Ser viejo y no ir de joven me libra del hype que, como cuando amanece, no es poco. Así que ahora que los que se rasgaban las vestiduras por Gaza están preocupadísimos por la vivienda en Euskadi y por legitimar el antifascismo, yo sigo con lo mío: “‘No queda casi nada en pie’: la BBC entra a Gaza por primera vez desde el fin de la ofensiva de Israel en el territorio palestino”. Esta es la noticia allí (qué lejos queda hoy) esta semana. “No hay forma de ocultar lo que esta guerra ha hecho”, relata Lucy Williamson después de un tour organizado por Israel: “La visita fue breve y estuvo estrictamente controlada” y “no está claro qué sucederá”.

Correcto

El jefe nacional de la Falange (así se presenta por lo menos él mismo en X) ha tuiteado esto: “Dice Joseba Díez Antxustegi, portavoz del PNV en el Parlamento Vasco, que la Ertzaintza nunca va a proteger a los falangistas. Efectivamente, así fue el pasado 12 de octubre. Tuvimos que defendernos nosotros. Y el muy golfo lo reconoce”. La palabra de Norberto Pico, como la de los demás fascistas, no vale un pimiento. De hecho, no hizo falta protegerles de nada: los “contramanifestantes” de Gasteiz atacaron, sí, pero a la policía autonómica e hicieron más quebrantos en el mobiliario público de la ciudad que en la columna falangista.

Y los euskofchas

Exactamente de la misma rueda de prensa señala un corte Malcom iXa, un influencer (19.000 seguidores, ahí es nada) de la izquierda abertzal: “Hoy en el Parlamento Vasco Iñaki Iriondo ha preguntado a Joseba Díez Antxustegi, portavoz de EAJ-PNV, sobre la complicidad que hubo entre la Ertzaintza y la Falange Española en Gasteiz. Mirad cómo se escabulle”. Si, como hace este tuitero, señala, si enfatiza la debilidad en el enemigo, si actúa a cara tapada, si reivindica personajes históricos o míticos y los retuerce en beneficio propio, es un facha. Un euskofacha, en este caso. Pero nada le separa, y lo que escriben en X me remito, de Norberto Pico.

La paz. O no

Copio y pego esto que han publicado en Escenario Mundial, y me mantengo en guardia ante la posible continuidad del genocidio palestino: “Una serie de documentos militares filtrados expuso que seis países árabes mantuvieron y ampliaron su cooperación de defensa con Israel, incluso mientras condenaban públicamente su ofensiva en la Franja de Gaza. Las revelaciones –publicadas por The Washington Post y el International Consortium of Investigative Journalists– detallan una red de reuniones secretas, entrenamientos conjuntos y mecanismos de intercambio de inteligencia, facilitados por el Comando Central de Estados Unidos”.

Menos Catalunya

Podíamos esperar que la TV3 del Govern de Illa, socialista, perdiera su enfoque independentista. En Euskadi tenemos experiencia al respecto. Pero esto que enlazan en Vozpópuli resulta un poco más sorprendente: “ERC hereda el naranja de Ciudadanos” y, como hemos podido ver, reduce a la mínima expresión la estelada en su imagen corporativa. Por su parte, la CUP también ha renovado su marca, agrandando la estrella de su logo. Ante todo, la izquierda. Igual que Bildu, por cierto, que tapa la Ikurrina con la bandera foral y se ofrece sin tapujos para liderar la izquierda española, desde Más País al BNG.

Ni un gramo de inteligencia

Voy a hacer un comentario de viejo: pocas y pequeñas me parecen las infracciones que las autoridades de Tenerife han impuesto a “un senderista que se saltó la prohibición de acceder a las mil ventanas de Güímar, un hombre que lanzó una paella en el Teide y un peluquero que hizo un corte en medio de la carretera del parque nacional” (El Día). Vaya catálogo. Pero estos son los que han pillado, me temo, porque las noticias sobre gente que defeca en piscinas o sobre el reality-show extremo con influencers que ha acabado a palos, son las nuestras de cada día. Por suerte, cuelgan sus delitos en sus redes sociales para que los pillemos.

Lo importante

La liberación de los rehenes israelíes secuestrados por Hamás es una buena noticia. Una noticia estupenda que recogían ayer todos los digitales y que debe hacernos preguntas. ¿Por qué no lo han hecho hasta ahora? ¿De verdad Hamás considera que alguien como Donald Trump va a dar garantías? Que entregue a 20 secuestrados vivos, ¿no da la razón al gobierno de Israel en que existen esos túneles que utiliza Hamás para protegerse? ¿Por qué Hamás ha dado la excusa y ha expuesto a la población gazatí a la implacable e injustificable respuesta del ejército israelí? Esta semana hay que ser muy preciso con los héroes y las alabanzas.

La fascistada

Me ha sorprendido sobremanera que alguien tan acostumbrado a señalar el fascismo caiga en una práctica fascista tan básica: Fonsi Loaiza ha señalado para el linchamiento de su público a Ricardo Ituarte sabiendo perfectamente lo que hacía. ¿El pecado del viceconsejero vasco de Seguridad para ser víctima del populismo? Decir lo que muchos pensamos: que son igual de fascistas los que provocan y los que utilizan la provocación para atacar a la Ertzaintza y destrozar algo de mobiliario urbano porque la provocación, como la tentación, están para caer en ellas. Por cierto: lo de los sindicatos policiales es ya un ridículo sin dudas.

Pero, ¿qué culpa tiene Araba?

¿Qué culpa tiene Araba para haber recibido a fachas de un lado y de otro (pero del mismo tipo, se pongan como se pongan) durante el fin de semana? ¿Y qué culpa tiene Araba para ser el territorio histórico que señala Oriol Junqueras con cierto menosprecio para exigir que Catalunya tenga su propia hacienda? Gorka Mostajo corrige el tuit al de ERC con acierto: “No hay ninguna razón para que una nación como la española recaude todos los impuestos y una como la catalana, no”. Y remata con una foto de Agirre y Companys: “Curiosa forma de buscar aliados que legitimen su causa deslegitimando otras causas similares”.

¿Elecciones en Navidad o antes?

Después de conocer el resultado de la última encuesta del CIS solo queda por resolver una duda: ¿Pedro Sánchez convocará elecciones en Navidad, antes o después? Antes de conocer el resultado de esa encuesta, precisamente, había leído la columna de Carlos Fortea en Nueva Tribuna: “El increíble hombre menguante”, en referencia a Alberto Núñez Feijóo. “El problema mayor es que no controla su propio partido”, asegura. Cree que el gallego es solo un obstáculo para la ambición de Isabel Díaz Ayuso: “La presidenta de la comunidad de Madrid no sería tan belicosa si no quisiera cambiar el ático en el que vive por una habitación en la Moncloa”.

No es Feijóo, es el PP

Feijóo ha hecho un PP como él: sin fuerza y forzado en los discursos, aislado y en manos de un personaje incendiario como Díaz Ayuso, y de otro sofocado como Santiago Abascal. Este PP no resulta atractivo para los votantes ni para los partidos que decidirán en el Congreso el nombre del presidente después de las elecciones. Solo es un mal menor para los que están un poco cabreados. Los cagapoquito, como escribió Antonio Agredano, de los conservadores. Este titular en The Objective es tan elocuente que sorprende: “Un sector del PP pide no caer en trampas como el aborto: ‘Es una locura suicidarnos’”. Eso es el PP hoy.

«Represión»

Diario Socialista es una web muy interesante hasta cuando caen en el círculo vicioso de las chorradas de la izquierda. Esta noticia: “El Gobierno Vasco prevé alcanzar los 8.000 ertzainas para 2030” está ubicada en la sección “Represión”. Creo que no voy a leer nada más casposo ni cuñado hasta Navidad. Salvo ese detalle, la pieza no está nada mal. Hasta recuerdan el acuerdo para “modernizar el cuerpo” que la mayoría sindical ha firmado recientemente en la CAV: “Cada ertzaina percibirá 4.200 euros más anuales, lo que convertirá a la Ertzaintza en el cuerpo policial mejor remunerado del Estado español”.

¿Quién paga la fiesta?

En Euskadi tenemos a la policía mejor pagada, los conductores de autobús mejor pagados, el personal de Sanidad mejor pagado, la enseñanza pública en la que mejor se gana y, según hemos sabido a causa de su reciente huelga, los músicos de la BOS son también de los mejor pagados del estado. ¿Quién abona la fiesta? Manuel Arias Maldonado reflexiona en The Objective sobre el anhelo colectivo de trabajar (lo justo) para el sector público: “Cuando todos seamos funcionarios”, y reclama “mejorar las condiciones productivas -y la imagen- de un sector privado sin cuyo dinamismo ningún país puede prosperar”.

Pero, ¿qué queremos?

El funcionariado gana más (un 25% de media, según Arias Maldonado en la columna que acabamos de comentar), tiene una flexibilidad laboral irrenunciable y, además, va a ser el único sector que pueda participar en la política: “De Ander Gil a Alberto Garzón: crónica del impacto de las ‘puertas giratorias’ en la política española”, lanza Víctor López en Público. ¿Qué queremos? ¿Quién va a participar en política si sabe que luego no va a poder incorporarse a su sector a menos que sea funcionario? Habrá puertas giratorias, no lo discuto, y debemos denunciarlas, pero hablar de ellas por sistema no beneficia a nadie salvo a los populistas.

Busca en Google (o en Vivaldi)

He empezado a usar Vivaldi, un navegador y buscador noruego similar a Google. Es más incómodo pero no es gringo. También he dejado de usar Copilot (mejor que ChatGPT) porque es de Microsoft, porque tampoco me satisfacía y porque soy consciente del irreparable daño al planeta que estamos haciendo: “ChatGPT consume aproximadamente 25 veces más energía, 3.500 veces más agua y produce 25 veces más emisiones de CO₂ que una consulta similar en Google… por no hablar de lo necesario para generar ilustraciones, dibujos y otras ‘tontás’”. (Microsiervos) Estos datos, “irónicamente”, los ha recopilado ChatGPT.

Más gasto (de varios tipos) innecesario

Cada vez me apetece menos viajar. Lo que una o un turista puede comer o comprar en los destinos es, en general, una porquería. Lo que se puede ver está, salvo excepciones, sobrevalorado. Y el gasto económico y de recursos del planeta que hacemos en nuestros desplazamientos no lo vale. Pero esto último cada vez es peor: antes de viajar consumimos vídeos en Instagram que nos conducen a locales “sin personalidad”. Así de claro lo escriben en El Diario: “Google, TikTok y las guías empujan a consumir en masa un puñado de lugares”. Todo se cuece “entre reels, nombres en inglés y café de especialidad”.