Si no les conoces eres pobre

En El Independiente presentan a los integrantes de la familia real de Qatar como “casi desconocidos y con una fortuna de 335.000 millones”. Dicho de otra manera: quienes no les reconocemos somos pobres, porque sí lo habrá hecho sin dificultad Felipe VI, por ejemplo. Pues bien, los Al Thani son inmensamente ricos: “Solo el actual emir, el joven Tamim bin Hamad Al Thani, tiene una fortuna personal que se calcula en 2.000 millones de dólares” (es el primero en alcanzarlo de forma pacífica), y “la ultra sofisticada jequesa Moza bint Nasser Al-Missned” es “famosa por sus estilosos y carísimos atuendos”.

Homófobos del mundo

La prensa de todo el mundo está cargando las tintas contra Qatar por su machismo, su racismo y su homofobia, y me parece bien. Todas las críticas a colación del Mundial estarán bien hechas. Pero los ataques a los derechos humanos se dan en más países, por desgracia: “Rusia endurece, otra vez, su legislación contra la comunidad LGTB” (Euronews). Esta vez “prohíbe promover lo que considera «propaganda gay» en medios de comunicación y equipara la homosexualidad a la pedofilia”. Esta información será omitida por quienes justifican los crímenes de Putin, pero no en esta columna.

¿Está logrando algo Qatar?

No voy a cerrar el bloque que dedico casi diariamente al Mundial de Qatar (sin hablar de fútbol) sin poner en duda el objetivo que tenían los emires y la FIFA. En Vozpópuli explican cómo “todo el evento ejemplifica el concepto de ‘sportwashing’ o lavado de imagen deportivo, es decir, el uso del deporte como herramienta de poder blando para limpiar (y distraer) una reputación política o humanitaria turbia. Y como ejercicio de relaciones públicas”. Yo sigo pensando y celebrando que el emirato haya tirado un penalti con Infantino de portero pero el balón haya acabado en la zona de la prensa más honesta.

Caballero, váyase a casa y descanse

No creo que “el dilema” sea precisamente el de Joe Biden, sino el de quienes están dispuestos a votar a la candidata o el candidato del partido demócrata en las próximas elecciones y se pueden a encontrar a un octogenario haciendo la campaña. Una campaña extenuante en un país inmenso. Y si gana, tendrá que gobernar otros cuatro años, con otras elecciones de mitad de mandato que pueden complicarle la vida, como ha estado a punto de suceder. Al mismo tiempo, sería extraño que no se presentase a la reelección y esto podría ser un punto en contra de la candidatura. Pero a los 80, y no la década, uno no está para ciertas cosas.

¿Qué pasa con los carretes?

Cuando volví a sacar fotos en película un carrete costaba cuatro euros. Los especiales, algo más de ocho. Y ya me parecía mucho pagar casi tanto por la película como por su revelado y escaneado (algo más de nueve euros). Ahora un carrete básico cuesta más de diez euros. Por su parte, cámaras muy comunes hace cuarenta años se venden por más de 400 si están en buen estado. ¿Qué pasa? Pues que la juventud también valora la pausa y el placer de los sentidos, oír cómo corre el carrete y sentir cómo se levanta el espejo al disparar, aunque luego no sepan nada del proceso. Ya lo aprenderán, o no, qué más da. Se trata de disfrutar.

La milonga del marinero y el capitán

Está claro que Pablo Iglesias se pide ser el marinero porque el capitán, oh, capitán, mi capitán, para él es Jaume Roures. Su columna en Público es pastosa y en ella omite, porque lo sabe, cómo su líder empresarial mando a FOGASA a trabajadoras y trabajadores de Público, ese diario que él podía “comprar en Madrid” (el resto somos de provincias). El texto de Iglesias es previo a su ingreso en la Complutense que, además de perfectamente lógico, espero que le calme, y también a que haya alcanzado 100.000 euros en unas horas para su canal de televisión, que huele desde ya y desde aquí a Fox cutre con una altura moral estratosférica.

Periodismo de “ir allí y contarlo”

Después del pasteleo gratuito (o no tanto) de Iglesias con Roures, caí en el tuit de Miguel de la Fuente, el cámara de RTVE que ha vuelto a Ucrania, en el que mostraba una cena de periodistas en Odesa junto a Óscar Mijallo, Gervasio Sánchez o Mikel Ayestarán, entre otros y otras. Personalmente, prefiero ese periodismo de “ir allí y contarlo”, que el metaperiodismo de Pablo Iglesias, que no deja de reflexionar sobre qué es, qué debería de ser, quién lo hace mal (básicamente, todos menos él) y la excelencia que han alcanzado en La Base él y sus compañeras y compañeros (elegidos por él).

Alex Scott, en mi equipo

Cada torta que caiga sobre la FIFA y Qatar durante este Mundial están bien dadas. La desvergüenza de Infantino y la soberbia de los emires merecen un buen equilibrio y, para lograrlo, nos necesitamos todas y todos. Por ejemplo, necesitamos a la exfutbolista Alex Scott, que comenta partidos para la BBC y que apareció en una previa con uno de los brazaletes que eran motivo de amonestación solo por llevar los colores del arco iris. La indecencia de quien los ha prohibido, insisto, necesita contrapesos como el de Scott y como todas las críticas que, además, son muchas gracias a una prensa que no se está cortando.

Irán va ganando

No en fútbol pero sí en dignidad Irán va ganando: la negativa de los jugadores a cantar su himno nacional como símbolo de solidaridad a su pueblo, reprimido por el régimen, ha sido un gesto muy significativo e importante. De momento, ningún capitán de una gran selección se ha expuesto a recibir una tarjeta por portar el brazalete arco iris, pero un equipo humilde sí se ha jugado mucho más que una amonestación. Por suerte, hay periodistas en Qatar, por suerte, el boicot (promovido por quienes no iban a ver el Mundial de ninguna manera) no ha impedido que veamos este valiente gesto que esperamos que no sea el último.

Pues a mí no me gusta

No resto ni un ápice de mérito ni talento a Annie Leibovitz que, como escriben en Photolari, ha conseguido que casi cada foto suya sea una noticia en sí misma. Pero tengo que confesar que la que ha hecho a Leo Messi y Cristiano Ronaldo para una campaña de Louis Vuitton no me gusta. El cuadro, la composición y la luz son impecables, pero la imagen no transmite nada: es fría (una crítica que no es solo mía) y es forzada. Ponerles a jugar al ajedrez no me parece una buena idea cuando sus talentos son, evidentemente, otros, y competir en un juego de mente no es sacarles de contexto, es no tener ni idea de qué van el fútbol y la competición.

La turba decide

No tiene nada de democrático que Twitter haya devuelto su cuenta a Donald Trump después de que el propietario de la red, Elon Musk, publicara una encuesta preguntando por ello a las y los usuarios. Porque en esta red social nada es neutral y la turba en la que se apoyó Trump y a la que recurre Musk para no perder usuarias ni usuarios, está bien organizada. A Musk se le llena la boca con la libertad de expresión pero da altavoz y poder a extremistas con sospechosamente demasiado tiempo libre para pasarlo en Twitter y que actúan como un ejército, y pone alfombra roja a quién, por medio de mentiras, promovió el asalto al Capitolio.

Y Trump pasa… De momento

Pese a que Musk se lo ha puesto en bandeja, Trump ha decidido no volver a usar su cuenta en Twitter y seguir informando a sus seguidoras y seguidores por medio de sus propias herramientas on-line. No me lo creo, estoy seguro de que Trump recogerá el guante lanzado y aprovechará la oportunidad más adelante, cuando a Musk también le venga bien, proyectando sobre Twitter una imagen de futuro que conviene a los dos magnates. Este es el juego: los dos pijos del colegio han cogido la máquina de moda en la sala y no la sueltan, cinco duros a cinco duros, y el resto solo podemos lanzar una miradita desde atrás a la pantalla.

Qué asco

La FIFA ha sido desde su creación una organización de vendidos, de usureros, de egoístas ambicioso, de tramposos y de derechas (incluso cuando Havelange abrió los brazos a China o la RDA lo hizo por su propio interés), y lo sigue siendo: “La FIFA veta el brazalete LGTBI en el Mundial: tarjeta amarilla para quien lo lleve” (EPE). Es el titular de la vergüenza, es la imagen de la felación sin disimulo a los emires, jeques y quien tenga el fajo de billetes. Es, en definitiva, lo que más nos desagrada del fútbol: ver a quienes lo poseen manosearlo para su propio beneficio sin respetar a nada ni a nadie. Qué asco. Qué puto asco.

Ya lo sabíamos

Que Gianni Infantino es tan listo como parece ya lo sabíamos. Lo que no sabemos aún es quién mueve los hilos de la marioneta, porque está claro que no le da para más que para mover las piernas y la boca cuando tiran de él. Su discurso, previo al arranque del Mundial, previo a la indecencia de sacar una tarjeta amarilla a quien porte un arcoíris en el brazalete, como bien tuiteó Álvaro Palazón, “te lo firma Michael Scott”. El jefe en la versión gringa de “The Office”, sin embargo, era un tipo que intentaba hacer bien las cosas, egoísta y mezquino, pero no malvado. Infantino, solo viendo con quién anda podemos saber cómo es.

Por lo menos, no hicimos la ola

Nada que objetar al Club: el Athletic hizo lo que debía en el partido de las leonas contra la Real Sociedad el pasado sábado. Una vez más, fuimos las y los aficionados quienes no estuvimos a la altura. Por lo menos, no hicimos la ola mientras el equipo local se afanaba en remontar el 1-3. Pero sí volvimos a cometer el error de tomar San Mamés por una guardería: el partido pasó de familiar (como debería de ser el fútbol) a convertirse en una excursión de media gela con un par de amas o aitas mientras los demás esperan fuera. Así no así no se anima, así no se avanza, así el fútbol sigue siendo “fútbol femenino”, y no solo “fútbol”.

Esta es la verdad

No es un titular amarillista en un digital, es la verdad, por desgracia: “La tercera ola sigue desbocada”. Y para que esto sea como es, en contra de nuestros deseos, todos hemos tenido algo que ver. Ya está bien de mirar a las instituciones, sobre todo desde la oposición, y de justificarnos: estamos haciendo mal las cosas y estamos anteponiendo derechos que sin salud ni actividad económica (las dos, sí), directamente, serían impensables. Toca salir para trabajar, hacer la compra necesaria o dar una vuelta que nos airee, y regresar a casa. Toca teletrabajar, leer, ver la tele y jugar con la consola. Toca cuidarnos.

Y esta, la política responsable

Por supuesto, podemos señalar los errores de los políticos. Es nuestro deber como ciudadanía. Pero no podemos excusarnos en que nos han dejado reunirnos de seis en seis en Navidad si nosotros lo hemos hecho ocho en un txoko de manera clandestina por las risas. No me escondo: he defendido a todos los gobiernos que han demostrado cierta responsabilidad del mismo modo que he criticado contundentemente a irresponsables como Ayuso que tiene claro que no va a ser ella la que cierre los bares ni la de que dé malas cifras con las PCR y por eso utilizaba los test de antígenos. Por las risas, también.

Es de locos

Cuando parecía que las alocadas teorías conspirativas en los foros de QAnon no podían superarse a sí mismas y estaban abocadas a desaparecer con el mandato de Trump… La decepción final que han sufrido sus seguidores ha llevado hasta el extremo su capacidad de explicar la realidad de una manera completamente irreal. La investidura pacífica de Biden ha derrumbado la idea de una red de pederastia que afectaba incluso al Papa y contra la que Trump luchaba. Nadie ha sido detenido en directo. Nada ha pasado. Pero algo tendrá que suceder… A quien ha promovido este engaño masivo tan peligroso.

No se podía saber…

Si alguien en el gobierno se sorprende de que Amazon repercuta la famosa “tasa Google” a los productores o importadores que usan su plataforma, como leemos en El Confidencial, el que se sorprenderá seré yo. Como siempre, ese 3% de impuestos añadidos no lo abonará Amazon sacándolo de sus propios beneficios, sino nosotros de nuestro propio bolsillo porque los proveedores seguirán bajando la escalera en la que la clase media, bien lo sabemos, está siempre en el último peldaño. Y lo mismo pasa y pasará con los impuestos a la banca. ¿O no se acuerda nadie ya de que el “extra” por si usábamos un CD para copiar un disco o una película lo pagábamos también nosotros, presuntos delincuentes?

La FIFA, en modo preventivo

Creo que el temor de la FIFA es que la famosa “superliga” de fútbol, al estilo NBA, que quieren implantar algunos clubes (entre ellos, el Real Madrid), desbarate el sistema actual… Para nada. Porque la nueva competición podría arrancar, pero en unos años acabaría desmontada por los clubes que necesitan ganar para sobrevivir. ¿Alguien se imagina a un Barcelona como un Valladolid o a un Real Madrid como un Villarreal año tras año, con los equipos alamanes e ingleses dominando siempre? Ellos, tampoco. Y en cuanto los primos de la partida de póquer quedasen descubiertos abandonarían su propia mesa.

Para que todo siga igual

A veces todo tiene que cambiar para que todo siga igual. El gobierno del supercambio sideral en España, el que va a dar la vuelta a todo, empieza dejando “lo importante” como estaba: el PSOE cierra la puerta a investigar a Juan Carlos I porque es inviolable. Estamos ante el mayor escándalo de la historia de la democracia y el partido del presidente del gobierno se agarra a un tecnicismo en el Congreso para no avanzar, para que no se investigue. ¡Para que no se investigue! Si cómo o por qué Juan Carlos I comisionó 100 millones de una dictadura es grave, que ni se observe lo es todavía más.

¿Qué puso en el concepto?

Si sacamos del banco una cantidad importante de dinero (importante para un ciudadano de a pie) o la movemos entre cuentas familiares, por ejemplo, tenemos que poner un concepto o abonar algún impuesto. Me parece bien. Pero eso me hace preguntarme: ¿qué concepto puso o impuesto pagó Juan Carlos I en las dos donaciones (cada una, de más de un millón de euros) a Marta Gayá, según Vozpópuli? ¿Qué hizo esta mujer para merecer semejante generosidad? ¿Por qué un jefe de Estado mueve un millón como la ciudadanía mueve mil euros? ¿Y por qué tenemos que enterarnos por la prensa extranjera?

Y no pasa nada

Yo lo resumo a mi manera: hemos sabido que el jefe de Estado, Juan Carlos I, recibió una comisión de 100 millones de dólares de una dictadura en un banco suizo, y acabó regalando 65 a una mujer sin que sepamos exactamente por qué, y en España no pasa nada. Joaquín Urias lo resume mucho mejor en Twitter: “El problema no es ya que el rey sea irresponsable jurídicamente, ni que le regalen dinero: lo grave es que al rey lo sobornan por algo que ha hecho. Y sólo ha podido hacerlo con la colaboración de las autoridades españolas. La corrupción del sistema, que se mantiene con otro rey”.

Vernos así es vernos bien

Si Erika Vázquez lo afirma no seré yo quien lo dude: con motivo del 8-M, en la web de la FIFA publicaron una entrevista con ella hablando de su carrera y experiencia como mujer y futbolista. Vázquez afirma que el Athletic nunca ha dado un paso atrás a favor de la igualdad. Y que para ella es una estupenda noticia que las niñas hoy sepan que si tienen el talento suficiente van a poder vivir de jugar al fútbol como profesionales. La delantera explica la iniciativa y el desarrollo del fútbol femenino en el Athletic Club siempre en clave positiva haciendo que uno se reconforte, sinceramente.

Un gravísimo problema

Ahora que hemos puesto de moda en los medios el contador de muertos, tal vez podamos activarlo con las personas que se suicidan: “Una muerte cada dos horas y media, diez al día” en España, incluida Euskadi. Visto de otro modo: “Los muertos por suicidio duplican a los de accidentes de tráfico, superan en once veces a los homicidios y en ochenta a los de violencia de género. (…) Más de 8.000 personas intentan quitarse la vida cada año” (El Confidencial). Son las cifras que hicieron públicas ayer para recordar hoy, Día Mundial para la Prevención del Suicidio, la gravedad de una tragedia invisibilizada.