El final de un cuento

“Un ayuntamiento del PSOE legaliza el chalet del cuñado de Patxi López que fue comprado con fajos de billetes”, es la noticia que encontramos en El Debate y que ha pasado extrañamente desapercibida. En el mismo digital recuerdan que “Melchor Gil Llanos usó 1.743 billetes de 500, 200, 100, 50, 20 y hasta de 10 euros para pagar una vivienda en Castro Urdiales”. Un temazo que sacó este periódico y que, como todo, tiene ahora su final: “Los fondos con los que se compró el inmueble fueron investigados por Hacienda. Los inspectores a los que se les asignó el caso concluyeron que se trataba de dinero negro ‘de origen desconocido’”.

El principio del colapso

No, no es normal salir con una americana a las ocho de la mañana y aguantar con ella todo el día a finales de enero. Y si en Euskadi estamos así, en otros sitios, como en Canarias, están peor: “Qué haya riesgo alto-extremo por incendios forestales en pleno mes de enero nos debe permitir hacernos reflexionar bastante sobre lo que vivimos. Esto no es buen tiempo, es una pesadilla que espero que no se prolongue más en el tiempo”, escriben en una cuenta de avisos meteorológicos en Tenerife. Y concluyen con contundencia: “Esto es mal tiempo”. Y lo es, no nos equivoquemos a la hora de calificarlo.

Otra zona caliente

Uno de los primeros tuits que vi ayer fue este de Miguel de la Fuente: “Y en Jarkov… los rescatistas encontraron el cuerpo de una niña de ocho años bajo los escombros. El número de muertos por el ataque ruso a esta ciudad aumentó a 8. Aquí en Ucrania continúa la guerra…”. Para eso van las y los periodistas a las zonas de conflicto, para recordarnos que la gente muere porque la asesinan con frialdad, con misiles desde la distancia y órdenes que, en este caso, se toman en Moscú. La masacre israelí en Gaza nos obnubila por grave y triste, pero no es el único conflicto. Y por desgracia, no son solo dos los que hay en el mundo hoy.

¿Qué es terrorismo?

Antonio Maestre ha hecho en X una pregunta tan obvia como necesaria: “¿Nadie se va a preguntar cómo es posible que haya gente encausada por terrorismo sin que haya cometido violaciones graves de derechos humanos?”. Porque lo grave no es que la amnistía cubra delitos de “terrorismo” que no hayan atentado contra derechos básicos de las personas, lo grave es que en España, mucho antes del 1 de octubre de 2017 y no solo en Catalunya, se han calificado como terrorismo (y hay personas que han cumplido condena con esa tipificación) actuaciones que no lo eran fuera de Euskadi o Catalunya. Eso es lo injusto, no la amnistía.

El trumpismo sigue vivo

No me lo esperaba, lo confieso. Pensaba que con el final tan accidentado de Trump, con acusaciones de fraude electoral sin pruebas y un conato de golpe de estado liderado por frikis pero que acabó con muertos, el magnate y presidente de EE.UU. estaría acabado políticamente. Pero no es así: lidera el partido republicano (echado al monte como nunca habíamos visto en ninguna otra formación), puede hacer frente con solvencia a un Biden errático e incluso puede hacer historia, arrebatando la reelección a un presidente que hizo lo mismo con él. El líder ultraliberal y ultraconservador del mundo ha resurgido.

Puta inmediatez

Puta inmediatez, o puta idiotez: a Nicole Zedeck le hemos conocido muchos más de los que le conocían por hacer mal su trabajo. Dio una noticia grave (que Hamás había decapitado a 40 bebés) porque se lo había dicho un soldado. No lo comprobó ni fue a ver lo que le habían dicho. La noticia, por su espectacularidad, corrió. Corrió tanto que se tropezaron periodistas, consultores y políticos como Borja Sémper a Isabel Díaz Ayuso, a los que debemos exigir un poco más de rigor. Hoy nadie ha podido confirmar que lo que Zedeck lanzó sin cuidado es cierto, y ella misma se excusa. ¿Lo harán quienes le siguieron?

Periodismo

Zedeck ha cometido un error. Pero por muy grave que haya sido, tenemos que relativizarlo. Lo peor de nuestra profesión es que llevamos a la primera página nuestras meteduras de pata y las firmamos con nombre y apellido. Solo la repetición de los errores, la insistencia en las equivocaciones, deberían de acabar con las reputaciones. Pero lo que está claro es que esta guerra, como la de Ucrania, y como todas, necesitan periodistas valientes que vayan, vean y lo cuenten. Como Zedeck (sí, ella también), como Miguel de la Fuente (que volverá a hacer equipo con Óscar Mijallo) o como Mikel Ayestaran.

Malo

Por definición, una guerra no la gana nadie. Siempre hay víctimas, destrucción, odio… Ningún resultado de la invasión rusa sobre Ucrania o la respuesta militar aplastante de Israel sobre Palestina después del injustificable ataque de Hamás será positivo. Y si algún país o alguna empresa obtiene algo positivo de la guerra, ese tiene que ser nuestro enemigo. Aaron Pilkington lo señala con claridad en The Conversation: Irán será el “vencedor” del cruento enfrentamiento que estamos viendo. Según el investigador, cumpliría los objetivos antisemitas y yihadistas que el régimen se marcó.

Siempre lo estuvo

Me parece bien que “el jefe de Derechos Humanos de la ONU” recuerde “que el ‘asedio’ de Gaza está ‘prohibido’ por el Derecho Internacional” (Europa Press). Porque ese asedio de Israel sobre territorios palestinos, hoy militar y por medio de una violencia directa, siempre ha estado ahí, de manera estructural. Volker Türk, como el resto de dirigentes internacionales, pueden y deben plantar cara a Israel hoy más que nunca. El ataque de Hamás, coorganizado por Irán o no, conocido por el Mossad o no, puede servir para articular una respuesta internacional y medida, o puede ser la excusa de Israel para masacrar a quien ya asediaba.

Correcto

Con el paso de los años me he aprendido a relativizar, a ser menos visceral, pero también me he vuelto más crítico con lo que me parece mal. En resumen: me parecen mal menos cosas pero las que creo que lo están me parecen muy graves. Por ejemplo: no entiendo por mucho que me lo expliquen hasta con marionetas por qué un funcionario público vasco puede compaginar su función (mejor pagada que en una empresa) con el mismo negocio pero en la privada, como hacen algunas y algunos médicos. Leo en The Objective que en Nafarroa y Asturias son penalizados y, a diferencia de a la redactora de la pieza, me parece bien.

Veinte años de aquellas mentiras

Esta semana se cumplen veinte años de la Guerra de Irak. El aniversario invitaba a Miguel de la Fuente a recordar en Twitter: “Me empotré para TVE con el ejército americano en Kuwait y desde allí entramos por el sur hasta posicionarnos a 100 kilómetros de Bagdad”. Como en todas las guerras, la tragedia fue inevitable: “Para mí, tres meses de intenso trabajo, muchas vidas perdidas. Mi recuerdo para Julio Anguita Parrado y José Couso”. Lo que era evitable era el conflicto en sí: todas y todos recordamos que esa guerra se basó en las mentiras que nos contaron Aznar, Blair y Bush por intereses particulares.

Dentro de otros veinte estaremos igual

Para ser exacto, dentro de 19 años estaremos recordando cómo en 2022 Rusia invadió Ucrania por decisión de Vladímir Putin. Y cómo empezamos a aguantar a gilipollas con argumentos trasnochados. La realidad es que trece meses después del inicio, según The Kyiv Independent, ya hay más de 165.000 bajas rusas. Hablo de personas, sí, y solo de un bando. 165.610, concretamente. Además de los tanques, los aviones, los helicópteros, los barcos… Que son lo de menos si lo comparamos con las miles y miles de familias rusas que recibirán cartas de pésame o a familiares con secuelas físicas y psíquicas de por vida.

Ojalá dé testimonio

No tengo ninguna esperanza en que Roma Gallardo, un youtuber que se ha sumado a la moda de ser reconocido legalmente como mujer, cuente las dificultades reales de su tránsito, en su canal o en el programa de Iker Jiménez, sobre el que ya han hecho todos los chistes entre su contenido paranormal y para anormales. Solo espero que Gallardo sea reconocido finalmente como mujer y viva, en sus carnes, todas las dificultades de las personas trans. Y hablo solo de las legales, las psicológicas van aparte y son las más importantes, además de las físicas, empezando por su propia integridad en algunos casos. De imbéciles vamos sobrados.

Ya han vuelto más veces

No seré yo el que corrija a César Calderón por su columna sobre cómo Vox está metiéndose en un jardín, el de la moción de censura de Tamames, del que tendrá difícil salir. De hecho, estoy deseando que tenga razón y que Vox sufra y se debilite por sus propias acciones y decisiones. Pero me temo que si algo ha demostrado la ultraderecha es que es capaz de volver, también del ridículo. Nadie esperaba este resurgir en el siglo XXI y aquí la tenemos, en Europa y en América. De lo que no quito ni una coma es de su reflexión sobre cómo Vox, Podemos y Ciudadanos no han sido capaces de gestionar su éxito inicial y cada vez son más irrelevantes.

La Xavineta

Me fastidia que esta liga la gane el FC Barcelona, y es lo que parece que va a pasar después de su último triunfo sobre el Real Madrid. Aunque, sinceramente, no encuentro una alternativa apetecible, una vez descartados Real Sociedad, Athletic y Osasuna, para ese primer puesto. Es cierto que el Barça ha protagonizado seriales extradeportivos recientes bastante antideportivos, y por eso está generando aversión ese mismo club con el que no hace tanto simpatizábamos. Pero no lo es menos que Xavi, con su peinado impropio de un entrenador de primer nivel, y sus errores ante los micrófonos, se está ganando esta liga. Aunque joda.

Sabe lo que vale

A estas alturas todas y todos deberíamos de tener claro que Elon Musk ha ganado tanto dinero más por su capacidad para explotar a quien trabaja para él que por sus ideas (lo que ha perdido da la medida de esto último). Pero también es listo, por lo menos, lo suficiente para saber que necesita dar a Twitter valor porque ha pagado una millonada y no ha dejado de devaluarse, y para llegar a la conclusión de que un foro en el que todas y todos los políticos y grandes empresarios participen en primera persona generaría, precisamente, ese valor. Por eso anima a ello el pájaro. El de la red del pájaro, quiero decir.

Su red social

Elon Musk lo tiene claro: si ha comprado Twitter es para que todo el mundo lea lo que él escribe. He visto algunos tuits de personas que se quejaban de la sobreexposición del empresario en la red social, e incluso uno se quejaba de haberlo silenciado y de que, sin embargo, seguía viendo sus tuits. Hasta que Marcelino Madrigal ha recuperado una noticia de Plaformer (una web sobre la actualidad de las empresas tecnológicas) en la que afirman que Musk ha cambiado “el algoritmo para que sus tuits personales sean los que tengan más visualización en todo Twitter (Incluso más que los de Biden)”.

Rico, sí, inaguantable, también

Miguel de la Fuente, cámara de TVE con larguísima experiencia en zonas de guerra, no pudo reprimir un “¿quién te crees que eres?” a Sergio Ramos. El motivo, el vídeo en el que se ve cómo el defensa del PSG empuja a fotógrafos que intentaban capturar el momento en el que los jugadores agradecían a la crítica (y un pelín fascista) hinchada parisina su apoyo durante el partido contra el Bayern. No discuto la capacidad de Sergio Ramos para ganarse lo que gana jugando al fútbol, pero me parece despreciable su desprecio, precisamente, a trabajadores mucho más precarizados que, además, tienen que aguantarle a él.

¡Qué morro!

Aunque sea con varios días de retraso, no puedo dejar pasar el tuit de Unaizei sobre la noticia del Noticias de Navarra en la que Joseba Asiron se declaraba “taurino única y exclusivamente ocho días al año. El resto del año no me gustan los toros”. Hay que tener la cara muy dura y tomar por muy tonta a la ciudadanía para decir eso. Supongo que en Bildu habrán dado muchas vueltas a la contradicción de presentarse como un partido animalista y, al mismo tiempo, que su candidato a alcalde de Iruña tenga que apoyar los sanfermines en su totalidad. Pues o bien Asiron ha pasado de la respuesta pactada o la ganadora fue una idea de mierda.

En esto consiste la política

Del mismo modo, no puedo dejar pasar tampoco estas declaraciones de Joseba Agirretxea en el Congreso de los Diputados: “Tenemos la obligación de dar soluciones políticas a problemas existentes con garantías jurídicas y sanitarias”. Esta frase concentra la esencia de la política y la democracia. Y ya sé que después del párrafo que dedico a Bildu en los periódicos del Grupo Noticias, sospechosos habituales para el fascismo de un lado y el del otro, va a picar que aplauda a un representante de EAJ-PNV, pero lo hubiera hecho con cualquiera que se hubiese atrevido, en esta era del tuit y la política líquida, a recordar a qué se va a un parlamento.

La milonga del marinero y el capitán

Está claro que Pablo Iglesias se pide ser el marinero porque el capitán, oh, capitán, mi capitán, para él es Jaume Roures. Su columna en Público es pastosa y en ella omite, porque lo sabe, cómo su líder empresarial mando a FOGASA a trabajadoras y trabajadores de Público, ese diario que él podía “comprar en Madrid” (el resto somos de provincias). El texto de Iglesias es previo a su ingreso en la Complutense que, además de perfectamente lógico, espero que le calme, y también a que haya alcanzado 100.000 euros en unas horas para su canal de televisión, que huele desde ya y desde aquí a Fox cutre con una altura moral estratosférica.

Periodismo de “ir allí y contarlo”

Después del pasteleo gratuito (o no tanto) de Iglesias con Roures, caí en el tuit de Miguel de la Fuente, el cámara de RTVE que ha vuelto a Ucrania, en el que mostraba una cena de periodistas en Odesa junto a Óscar Mijallo, Gervasio Sánchez o Mikel Ayestarán, entre otros y otras. Personalmente, prefiero ese periodismo de “ir allí y contarlo”, que el metaperiodismo de Pablo Iglesias, que no deja de reflexionar sobre qué es, qué debería de ser, quién lo hace mal (básicamente, todos menos él) y la excelencia que han alcanzado en La Base él y sus compañeras y compañeros (elegidos por él).

Alex Scott, en mi equipo

Cada torta que caiga sobre la FIFA y Qatar durante este Mundial están bien dadas. La desvergüenza de Infantino y la soberbia de los emires merecen un buen equilibrio y, para lograrlo, nos necesitamos todas y todos. Por ejemplo, necesitamos a la exfutbolista Alex Scott, que comenta partidos para la BBC y que apareció en una previa con uno de los brazaletes que eran motivo de amonestación solo por llevar los colores del arco iris. La indecencia de quien los ha prohibido, insisto, necesita contrapesos como el de Scott y como todas las críticas que, además, son muchas gracias a una prensa que no se está cortando.

Irán va ganando

No en fútbol pero sí en dignidad Irán va ganando: la negativa de los jugadores a cantar su himno nacional como símbolo de solidaridad a su pueblo, reprimido por el régimen, ha sido un gesto muy significativo e importante. De momento, ningún capitán de una gran selección se ha expuesto a recibir una tarjeta por portar el brazalete arco iris, pero un equipo humilde sí se ha jugado mucho más que una amonestación. Por suerte, hay periodistas en Qatar, por suerte, el boicot (promovido por quienes no iban a ver el Mundial de ninguna manera) no ha impedido que veamos este valiente gesto que esperamos que no sea el último.

Pues a mí no me gusta

No resto ni un ápice de mérito ni talento a Annie Leibovitz que, como escriben en Photolari, ha conseguido que casi cada foto suya sea una noticia en sí misma. Pero tengo que confesar que la que ha hecho a Leo Messi y Cristiano Ronaldo para una campaña de Louis Vuitton no me gusta. El cuadro, la composición y la luz son impecables, pero la imagen no transmite nada: es fría (una crítica que no es solo mía) y es forzada. Ponerles a jugar al ajedrez no me parece una buena idea cuando sus talentos son, evidentemente, otros, y competir en un juego de mente no es sacarles de contexto, es no tener ni idea de qué van el fútbol y la competición.