Como un Rey

Nadie se esperaba que Juan Carlos I fuese a vivir peor fuera de España que lo que ha vivido dentro. Pero incluso esa certeza, la de que el elegido por Franco que, a su vez, ha designado al siguiente jefe de Estado español por sus gónadas y con machismo, va a tener el vivir de jeque, me parece vergonzante. Nunca he discutido el sueldo de un parlamentario, un diputado, un lehendakari o un presidente del gobierno: me importa que se lo ganen, no lo que ganan. Lo mismo me gustaría poder decir del jefe de Estado que engorda con mis impuestos, pero no puedo porque nos imponen a un protegido sin vergüenza.

Sí, los influencers importan

Igual que Alejandro Rivas en Twitter, cuando oí a Fernando Simón que los influencers en redes sociales podían implicarse en promover medidas sanitarias adecuadas para la pandemia, me pareció bien. No podemos obviar que mucha gente joven, un grupo que no parece atender especialmente a las recomendaciones, tiene muy en cuenta a estos influencers. O peor: no podemos señalar a estas estrellas de Instagram cada vez que aparece una barbaridad o un argumentario negacionista, y no contar con ellos para extender unas buenas prácticas. Todos somos importantes, todos podemos aportar… O hacer todo lo contrario.

Miguel Bosé, ganando enemigos

No me importa reconocerlo: tengo en casa un par de CD (así de viejo soy) de Miguel Bosé. ¿No habíamos quedado en que es necesario separar al artista de su obra? Pues yo tengo estos puntos horteras desde mucho antes de que el cantante se abriera una cuenta en Twitter para difundir tonterías conspiranóicas y negacionistas, que son hoy un gran detector de idiocia, por cierto. Pues bien, después de todo, se desdice y reconoce la existencia del virus y que este mata. Lo hace con cierta sorna pero seguro que se ha ganado un buen puñado de enemigos que le consideran traidor a la causa antimascarilla.

Nos acercamos a números reales

Yo lo tengo muy claro: el fútbol, como todos los deportes de masas, está viviendo por encima de sus posibilidades. Ya no queda mercado al que impactar (¿India?) y, al final, los que pagamos 100 € por una camiseta somos los seguidores de proximidad. Igual que los que pagamos caros paquetes para ver (o emitir en los bares) el fútbol. Y esto va a ir a más: o teles, ligas y clubes hacen números reales o viene un catacrack. De hecho, ya está llegando: en Magnet leemos que las audiencias en EE.UU. van a la baja en unos números similares a los de la liga española la anterior temporada.

Un privilegio

Entre el coronavirus y Juan Carlos I parece que solo queda espacio para Cayetana Álvarez de Toledo, pero hay otros nombres propios, como el de Ray Bardbury, de cuyo nacimiento esta semana hemos celebrado el centenario. Posiblemente, el libro que más he recomendado en mi vida sea su recopilación de “Crónicas Marcianas”, porque para mí es la puerta que da acceso a la ciencia ficción incluso a quien nunca ha disfrutado antes del género. Porque Bradbury, porque sus crónicas, hablaban de nosotros pero en otro tiempo y lugar. Esa es la ciencia ficción buena, la que nos descontextualiza para mostrarnos y que aprendamos a vivir.

La escalada de Urkullu

La columna del día después de las elecciones siempre es complicada porque la tengo que escribir y enviar antes de conocer los resultados, y porque, aunque esperase, las redes sociales de los partidos suelen estar bastante paradas. Así que aprovecharé este espacio para hacer eso que realmente es “lo mío”: echar un vistazo a las campañas. Empiezo por Iñigo Urkullu, que, fiel a su estilo, ha ido de menos a más: el lehendakari siempre crece en campaña. Este año, además, ha estado mucho más suelto en debates o entrevistas y, digan lo que digan, es el que más ha arriesgado explicando lo que ha hecho y va a hacer en la situación más difícil.

La que no ha arriesgado

La que no ha arriesgado ni medio milímetro (ni tiene por qué hacerlo) es Maddalen Iriarte. La apuesta por la periodista no ha supuesto un impulso a la comunicación del partido. Al contrario: la marca “Bildu” ha tirado más que la candidata. Y por si acaso, no han salido de su guion. El problema es que Bildu se empeña en caer en contradicciones: hay mochilas que sacuden pero no acaban de sacárselas, así que, lo único que queda, es la imagen de un mensaje extraño. Por ejemplo, cuando Bildu habla de Derechos Humanos, o cuando quiere templarse mientras Ernai se mantiene radicalizada.

Una campaña es algo difícil

Hacer una campaña es difícil, y ser candidata a lehendakari lo es aún más. Tengo la sensación de que el nuevo equipo de Podemos Euskadi y la propia Miren Gorrotxategi lo han descubierto sobre la marcha, cuando acabó el confinamiento y tuvieron que hacer algo más que mandar vídeos al Teleberri. La campaña de Gorrotxategi ha sido la peor desde el planteamiento del tripartito al color de las traseras, con varios vídeos que han saltado de WhatsApp en WhatsApp por errores de bulto en algún mitin o el debate en ETB2. Y Pablo Iglesias, que venía a Euskadi como la estrella del rock salvadora (un detalle un pelín machista), no ha funcionado.

España y la experiencia

Otra que no ha arriesgado en las formas es Idoia Mendia. La campaña del PSE ha sido correcta, sin estridencias. Tenían que marcar perfil institucional contra Podemos y Bildu, y lo han hecho. Incluso por exceso: más que de su experiencia en el Gobierno Vasco han hablado de los logros de Pedro Sánchez. Y en eso sí han arriesgado: hoy sabemos si la apuesta ha sido ganadora o, como parece a la hora que escribo esta columna, Sánchez empieza a provocar ciertos recelos, sobre todo desde que suena, como un ruido de fondo, que convocará elecciones generales tan pronto como pueda y los sondeos le favorezcan.

Iturgaiz ha hecho su campaña

Iturgaiz ha hecho su campaña y la ha hecho bien. No me cabe duda. Lo que está en juego es si el planteamiento del PP era el correcto, si esa campaña que Iturgaiz posibilita les ha servido para evitar fuga de voto a Vox o a posiciones más moderadas. La apuesta por volver al pasado, por ETA, por mirar a España más que a Euskadi, por personajes que han vivido de la victimización propia o ajena… No es la campaña que necesitaba una sociedad empeñada en mirar al futuro, como demostraban los sondeos y, espero, a la hora a la que escribo esta columna, hayan ratificado los resultados electorales.

O es tonto o está de campaña

Mezclar el GAL con Juan Mari Atutxa y, por extensión, el PNV, solo tiene dos explicaciones: el que pinta el cartel no sabe lo que dice porque se lo han explicado mal (y cada uno decide cuánto miente), o sabe lo que dice, sabe que miente y sabe que intoxica, porque está de campaña y cree que todo vale. En ambos casos hay por lo menos uno que tiene mala intención y que responde a esa necesidad de la izquierda abertzale de apelotonarse en Bildu contra un enemigo común. Hace bien Itxaso Atutxa en responder y en recordar que la mayoría en Euskadi tenemos memoria y, añado yo, no necesitamos intoxicar.

La víctima del 24 de junio era del PNV

Por mucho que intenten estirarla y manipularla, la realidad es como un bloque de hormigón: el 23 de junio de 1981 ETA mató a Inaki Ibargutxi, afiliado a EAJ-PNV, como recordaba Aitor Esteban en Twitter. La mala fe y la idiocia es tal entre los fascistas (los de aquí, que pintan carteles, señalan a quien intentó matar ETA y mezclan lo que haga falta para apretar sus filas, y los de allí), que Ignacio Garriga, de Vox, intentó echar en cara a Aitor Esteban esta muerte. Unos, mezclan al GAL con el PNV. Otros, a ETA con el PNV. Unos y otros tienen en común que defienden hoy lo indefendible siempre.

El acoso está mal. Siempre

El acoso que están sufriendo Pablo Iglesias e Irene Montero a la puerta de su casa es injustificable. Que entre los acosadores más activos esté una concejala de Vox en Galapagar es bastante elocuente. La ministra Montero ha denunciado a esta edil, Cristina Gómez Carvajal, porque no protesta: se limita a insultar cada día al matrimonio, que vive con sus tres hijos en el municipio. Este tipo de acoso a políticos, ya sea por parte de concejalas desatadas o sindicalistas profesionales, como hemos visto también mucho más cerca, no aporta nada salvo el propio enfrentamiento. Entre todos hay que deslegitimarlo en todo momento.

Influencer por vocación

Después de muchas puestas en escena irreales, Isabel Díaz Ayuso es, seguramente, la primera política con una identidad digital desarrollada de modo genuino: Ayuso ya era instagramer y tuitera antes que política. No utilizó estas redes cuando accedió a la candidatura: aceptó la propuesta cuando ya estaba en redes. Y no de cualquier manera: después de ser la community manager del perro de Esperanza Aguirre (una acción de marketing del PP madrileño de éxito un tanto dudoso), el uso de sus redes tiene ciertas reminiscencias… A una influencer. Ayuso no parece que será una de esas políticas sin profesión a la que regresar.

Trump se carga a otro… De su equipo

No es nuevo que Trump vaya quemando a su propia gente, pero sí es significativo que se trate del que señalan como responsable de la campaña on-line. Ícaro Moyano resume estupendamente en un tuit: “Facebook lo encumbró, TikTok se lo cepilla”. Se refiere al boicot digital en la red social de los adolescentes que sufrió Trump. Un hecho que, desde mi punto de vista, solo sirve para llamar a más acciones on-line que tienen un impacto relativo, sobre todo, cuando uno tiene una gestión que ofrecer. Debería de ser ese el caso de Trump, pero su dependencia de la volatilidad en las redes es muy llamativa.

¡Todos en pie!

Esta pandemia lo está convirtiendo todo en algo raro, hasta la despedida del jugador más importante de la historia reciente del Athletic. Sé que el resto de mi vida tendré oportunidad de decir varias veces que “yo vi jugar a Aritz Aduriz”. Su “agur” era lógico y hasta esperado, pero todos tenemos pena por no despedirle en San Mamés. Se va el gran jugador de mi generación, al que he visto goles que recordaré mientras pueda. Un futbolista que ha sido muy importante para que sigamos sintiéndonos parte de la élite del fútbol mundial. Gracias por todo. Gracias por tanto. Mila-mila esker, Aritz!

Se nos avecina… Una campaña

El ataque de los de siempre a la vivienda particular de Idoia Mendia lo ha eclipsado todo, hasta la despedida de Aritz Aduriz. Pero también otros pequeños detalles políticos como el de la nueva líder de Podemos en la CAV, que aunque no quería las elecciones en julio se lanzó con la campaña como si la tuviera preparada en cuanto supimos todos la fecha de las elecciones. Gorrotxategi también es de las que quiere una campaña de 15 días para subsanar su problema de notoriedad. Junto a ella, Otegi e Iturgaiz coinciden en decir que no es tiempo de elecciones pero creen que sí de hacer una campaña completa.

Cada día, uno menos en Ciudadanos

Ciudadanos está en la centrifugadora, y salir de ella es casi imposible para un partido político. Parece que la salida de Girauta o Marcos de Quinto les supone soltar lastre, pero lo cierto es que también se van caras conocidas y argumentos duros que muchos de sus votantes han comprado durante años. Arrimadas avanza pero ante ella, cada vez más nítido, solo se ve un desierto. Por su parte, Girauta y compañía avanzan hacia Vox. Me resisto a pensar que alguien, y menos quien conoce el sistema democrático, pueda integrarse en la extrema derecha sin vomitar, pero si alguien es capaz es Giruata.

Por supuesto, con lucha cainita

Ciudadanos, por supuesto, va a terminar desangrado por las puñaladas que van a darse entre los que están, los que estuvieron y los que querrían estar pero solo a su manera. Ni Vox, ni PP, ni PSOE tendrán que hacer mucho para que el partido desaparezca y los votantes que les quedan vayan decidiéndose por otras papeletas. Porque sí, soy de los que cree que no es casualidad que conozcamos justo ahora que Albert Rivera (que recupera protagonismo criticando a Arrimadas) estuvo viviendo también en un piso cedido por Kike Sarasola, el mismo que ha alquilado a Díaz Ayuso otras dos para pasar el confinamiento.

¿A quién no le ha tirado “un bocado” González Pons?

Esteban González Pons, que compagina su tarea de europarlamentario con la de escritor un poco picantón, ha presentado así su última columna en Las Provincias: “Vivir se ha vuelto triste, el SIDA nos puso el preservativo en el sexo y la Covid-19 nos lo ha plantado en el rostro. No se debe besar con lengua fuera del círculo familiar sin mascarilla, y a mí se me empañan las gafas”. Confieso que en este mismo medio le he leído algún texto interesante por introspectivo y bien escrito, pero creo que se está dejando llevar demasiado por su personaje de novelista… ¿A medida que se acerca su fin como político?

Que sea una fiesta

Ya sé que no es la primera final vasca de Copa, pero hace tantos años del Arenas – Real Unión que para todos los que estamos vivos lo es. Así que habrá que celebrarla como algo histórico: una jornada de hermanamiento. Solo en el campo los leones tienen que merendarse a las cebras y los gipuzkoanos desayunar bizcochos. En Sevilla, Donostia y Bilbao, pero también en Gasteiz, Iruña, Baiona y cualquier municipio vasco, tiene que percibirse un pueblo unido. Con una rivalidad futbolística evidente y con miedo a perder, como es lógico, pero unido. Políticamente y en plena precampaña, por cierto, el gol lo marcó el PNV.

Una fiesta del fútbol y vasca

Andaba yo emocionado desde que Muniain le pone el pase a Berchiche antes de que el lateral marcase cuando vi el tuit de Pablo Zabaleta… Y me dejé llevar. El lateral argentino del West Ham, de ascendencia vasca, publicó una foto de sí mismo de niño, vestido para una fiesta con su txapela, su pañuelo, su gerriko y la Ikurriña a la altura del corazón, y el mensaje: “Zorionak al fútbol vasco”. La del 18 de abril tiene que ser una fiesta del fútbol… Y vasca. Eso implica, sobre todo, que sea una fiesta con un buen rollo desbordante y gastando dinero como si no costara. La fiesta del fútbol español será otra.

San Yuri

El gol de Yuri Berchiche de ayer me levantó del sofá, como a todos los aficionados del Athletic que estuvieran sentados. Y no es la primera vez que el lateral consigue elevarnos como un mago. El fútbol nos gusta porque nos emociona, y jugadores como él ayudan a generar esa emoción. Esta Copa es de Yuri pero también es de todos los que tienen fe, empezando por Garitano, que logra ejecutar sus planteamientos (acertados o no). Y también es la Copa de Herrerín, que lo para todo, literal y figuradamente. Y la de Martínez, y la de Muniain, que es el que más finales ha perdido en la plantilla y está convencido de que esta la ganará.

Y después, a Arabia Saudí

Del mismo modo que jugar la Copa del Rey no legitima la monarquía, lo hace quien decide regalarle una competición para que le aplaudan (o piten), que Athletic y Real Sociedad vayan a jugar a Arabia Saudí (la RFEF anunció que ya estaban clasificados) no legitima el régimen, lo hace quien organiza la Supercopa allí y así. Los equipos de fútbol jugarán y cobrarán, y quienes les seguimos podremos (y deberemos) exponer una vez más lo que sucede en esa dictadura y cómo la Federación se ha vendido a ella. Pero es importante no señalar a todos como colaboradores… Para marcarse tantos de cara a tu galería.

Twitter, qué perjudicial eres…

Twitter es de las peores cosas que le han pasado al fútbol. La promesa de influencia e incluso de la capitalización de tus tuits, empujan a los juveniles y a los profesionales a un espacio lleno de gente que no tiene ni idea, básicamente. Que no ha empatado con nadie. Que no ha llegado ni a acercarse a la primera división de lo suyo o no ha jugado ni un partido de solteros contra casados. Pero que opina. Sí, cualquiera puede opinar. Pero el ensañamiento no es opinión, es ensañamiento. Y la cobardía tuitera es, de entre todo lo malo, lo peor. Leeremos muchas mierdas, pero lo haremos como finalistas en Donostia y Bilbao.