Si no, no serías rector

La respuesta de Juan Ignacio Pérez Iglesias en su blog a la petición de Joxerramon Bengoetxea, actual rector de la EHU (incrementar de 400 a 600 millones de euros lo destinado a su institución), es muy interesante. El consejero se pregunta: “¿A qué obedece?”. Y sigue cuestionándose: “¿Se trata quizás de enmascarar la ausencia de un proyecto académico?”. Antes de sugerir: “Confío en que no se trate de hacer uso de la universidad pública como ariete político”. Yo lo que tengo claro es que si el anterior equipo rectoral hubiese subido el sueldo 10.000 € por persona, como pretende hacer Bengoetxea, ahora él no sería el rector.

Un masajito

Cada uno en su revista corporativa hace lo que le da la gana, por supuesto. Pero si la revista tiene un link y una versión pública se expone a que venga un listo como yo a exclamar: ¡qué masaje a Pablo González! Pasar por por alto la invasión rusa sobre Ucrania o la acusación de espionaje, como hace el vasco-ruso una y otra vez, te posiciona. Y cada uno se posiciona donde quiere, por supuesto. Pero después de tantas ruedas de molino para comulgar, uno que es más de justicia social que de misa, me hago preguntas: ¿dónde están quienes abrazaron no solo la reclamación de un juicio justo a González (yo lo hice) sino su tapadera?

Mañana, más. O menos

Espero escribir mañana sobre Zohran Mamdani como nuevo alcalde de New York. De momento, hoy, antes de que se me caduque el tema, rescato este titular en Público: “Trump dice que Milei tuvo ‘mucha ayuda’ de EE.UU. para ganar las elecciones en Argentina”. La tradicional injerencia estadounidense en el sur de América se transforma ahora en orgulloso apoyo. Dicho esto, sigo con la carne de perro: el buen resultado de Milei ha sido “a pesar del descontento generalizado de la población”, según el mismo digital, como si la ciudadanía argentina no hubiese votado, con mayor o menor injerencia, a Milei.

Israel, otra vez y de otra manera

Intento no olvidar, por orden de víctimas mortales estimadas, la invasión rusa sobre Ucrania, la masacre en Sudán o el genocidio que ejecuta Israel en Gaza. Sobre el último traigo hoy otra visión que ayuda a entender la magnitud de la impunidad: “Alemania investiga al escritor Jürgen Todenhöfer por comparar a Netanyahu con los nazis” (Diario Socialista). En concreto, el tuit decía esto: “¿Señor Netanyahu, no protesta nunca su conciencia cuando hace a los palestinos lo mismo que los malditos nazis hicieron a los judíos?”. Eso le ha valido registros y la “confiscación de dispositivos electrónicos”. Todo esto ha sucedido en Alemania, Europa.

¿Cuánto de serios nos ponemos?

Me gusta ver a los futbolistas o a los influencer cambiar el paso y opinar, con argumentos razonables, sobre cosas que nos afectan a todos, más allá de su sector. Lo acaba de hacer Alfonso Ortega, más conocido como Cocituber, en su canal de Instagram (524.000 seguidores y seguidoras), en el que se ha posicionado a favor de la nueva propuesta de regulación de la publicidad de bebidas alcohólicas. Resumiendo mucho: los locales de hostelería no podrán tener sillas, mesas o sombrillas de marcas de cerveza. Ortega/Cocituber lo tiene claro (porque lo conoce): “El alcoholismo es una epidemia” y la ley le parece, incluso, “floja”.

¿Hay esperanza?

Es evidente que desde nuestro privilegiadísima Euskadi (por mucho que algunos quieran negarlo) vemos con un sesgo equivocado lo que pasa en Argentina, donde “Milei gana las elecciones legislativas” con un resultado extraordinario: “Pasa de tener 37 escaños a 93 en la Cámara Baja y en el Senado crece de seis a 19 representantes” (Público). No me extrañaría que en EE.UU. veamos crecer a los republicanos en las elecciones de “mid-term” mientras nos preguntamos: ¿cómo ha podido pasar? Pero no hay que irse lejos: las cataratas vascas que impiden ver el crecimiento del fascismo patrio muestran sus más claros síntomas en lo local.

Tonto esférico

La de dar un espray a un tonto es una tradición muy vasca. Llevamos décadas manteniéndola con esfuerzo: no importa lo que hayamos cambiado, el tonto con espray nunca falta. El último ejemplo de nuestro empeño lo mostraba Iñigo Ansola en su Instagram: “Zupuria, entzuuun, Euskadin, pim, pam, pum!!!” (sic). La pintada aparecía junto a otra que suelen hacer quienes no superan los quince años mentales a lo largo de su vida: “ACAB” (“all cops are bastards”, o “todos los policías son unos bastardos”). Lo de escribir mal el nombre demuestra que la tradición, gracias a nuestro empeño de mantenerla, ha sublimado la elección del tonto.

El señalamiento coral

Por supuesto, respeto la opinión de Bernardo Atxaga aunque no coincida con la mía. En este caso, creo que los que se presentaron como antifascistas en Gasteiz con la excusa de la Falange, son solo fascistas del otro lado. Y a que se enfrentasen violentamente contra la Ertzaintza y no contra los falangistas me remito. Atxaga opina lo contrario. Pues muy bien. Lo que me parece más discutible es que las opiniones sean arrojadas, como hizo Lander Iruin con la del escritor contra Zupiria, en X, solo unas horas antes de que Ansola denunciase la amenaza. El del señalamiento coral es otro peligroso viraje hacia el pasado.

El detector

Hay un detector de miserables infalible: el argumento del ataque de falsa bandera. Hay quien lo sacó cuando el lehendakari Pradales fue agredido en campaña. Algunos aseguran recurrentemente que Zelenski dispara sobre su propia población para culpar a Rusia. Lo vemos, hoy, con la pintada sobre Zupira que denunciaba Ansola. Suele pasar a quien usa ese argumento calla cuando Hamás ejecuta a gazatíes para evitar posibles disidencias con la excusa de la colaboración con Israel. Sí, estas personas sin empatía que revictimizan a las víctimas para que sus mierdas sigan teniendo sentido, existen y viven entre nosotros.

Celebramos pero no cumplimos

En este lodazal tampoco podía faltar Eneko Andueza, que ha lanzado durante el fin de semana en sus redes sociales un vídeo para celebrar el 46 aniversario del Estatuto de Gernika. Como ese trend de “escuchamos pero no juzgamos”, los socialistas celebran pero no cumplen. ¿Para qué haacerlo de una vez si desmenuzarlo permite al PSOE y al PP negociar con el PNV (Bildu cambió sus votos en paquete por el ayuntamiento de Iruñea y su histórica causa de los presos) cada ley o presupuesto? Y lo que importa en esta política de reel y tuit: un estatuto irresuelto permite ese vídeo de Andueza en el que habla a su móvil mientras le graba otra cámara.

El tema

Suelo leer con atención piezas como la de Vozpópuli: “Ripoll, el laboratorio ‘xeno-indepe’ de Orriols que sacude a Junts”. Yo también me pregunto: ¿es posible que en Euskadi aparezca un partido similar a Aliança Catalana? No lo sé, pero creo que hay tres factores clave que lo dificultan: primero, que el nacionalismo catalán tradicional es mucho más conservador y menos humanista que el vasco; segundo (para mí, el más importante), que los ultras ya votan a un partido nacionalista que odia al que piensa diferente; y el tercer componente es local: ERC y Junts (ambos, sí) han generado indignados tras el fracaso del Procés.

Asesinadas y asesinados

Mientras algunos seguían buscando justificaciones a la invasión del Kremlin sobre Ucrania, otros denunciábamos sin ninguna duda cada acción militar de Israel sobre Gaza sin subterfugios, sin la necesidad de limpiar nuestro pasado, con la seguridad de que siempre hemos estado contra el fascismo, en todo momento y lugar. En Yemen, “Israel asesina a 35 periodistas”. “El bombardeo israelí del pasado 10 de septiembre sobre la capital yemení, Saná, dejó 35 muertos y 131 heridos, incluyendo a un niño que acompañaba a un periodista”. Es “el segundo ataque más letal contra la prensa jamás registrado”.

Alcemos la voz

Todas y todos sabemos que Pedro Sánchez está convirtiendo el genocidio de Israel sobre Palestina en una cuestión de política local para presionar al PP y, una vez más, enfrentarse a Vox (luego se preguntará quién alimenta al fascismo). Pero da igual, lo que estamos viendo exige que alcemos la voz, que nos manifestemos: “Así se castiga a Rusia y se calla ante Israel”, denuncian en Público. “Del deporte a Eurovisión”, los organismos internacionales han demostrado un doble rasero intolerable. Hasta aquí hemos llegado: la democracia consiste en que el poder lo tiene la mayoría por medio de representantes, y la mayoría ha hablado.

Hasta aquí

En una cosa tengo que dar la razón a Donald Trump: Europa está lastrada por su buenismo y la corrección política. Precisamente en ese espacio templado, tan blanco que al final es gris, parafraseando al guionista bizkaiano Raúl Díaz, y que ha sido el terreno en el que ha crecido el fascismo. Tenemos que girar cuanto antes y empezar a señalar lo que está mal y también lo que es ridículo. Esto de Javier Milei, curiosamente, reúne las dos características: “Probablemente me den el Nobel de Economía” (La Nación). Y Trump se postula para el de la Paz. Lo normal si nadie les demuestra lo profundamente equivocados que están.

A cerrar

Ojalá escribir con la contundencia con la que lo hace Enrique Dans, que define a Meta como “la fábrica de abusos digitales que nadie se atreve a cerrar”. Dans denuncia “el uso de fotos de niñas vestidas de colegio para anunciar a adultos que se unan a Threads”, lo que considera “el resultado inevitable de un modelo de negocio irresponsable, avaricioso, sin escrúpulos”. Cree que la empresa es responsable de “una normalización social del abuso tecnológico”, y concluye: “Meta ya ha demostrado que no se arrepiente, que no tiene planes reales de cambiar su forma de actuar, y que continuará empujando los límites de lo permisible”.

La maldad es hoy una rutina diaria

Intento traer cada día a esta columna el horror que Netanyahu y su gobierno ultra ejecutan sobre Gaza. También me pregunto, cada día, por qué no vemos a ningún miliciano de Hamás en los planos que nos llegan. En cualquier caso, insistiré en la masacre diaria israelí, como insisto en la que perpetra Vladímir Putin sobre Ucrania, un país que ha invadido por la cara, saltándose todas las normas internacionales, y que ataca golpeando a civiles, exactamente igual que Netanyahu, que ha copiado al ruso la cruel (e ilegal) táctica del doble impacto. En Kiev, hoy cuentan “al menos catorce muertos” (Ara). La maldad es hoy una rutina diaria.

El gran desestabilizador

Desde Trump hasta el tonto del pueblo que lleva en la txapela el pin de la estrella roja de cinco puntas o el de la hoz y el martillo, muchas y muchos justifican y alaban al mayor desestabilizador de Europa: “Putin agita la desestabilización de los Balcanes. Numerosos indicios apuntan a una creciente cooperación entre los servicios de inteligencia de Rusia y las fuerzas de seguridad de Serbia en la represión de las protestas ciudadanas. El líder de los serbios de Bosnia, próximo a Putin, lleva a cabo actuaciones provocativas que ponen en cuestión los delicados acuerdos de paz de Dayton para la república balcánica” (El Periódico).

Haciendo lo suyo

Cuando leí en la web que dirige Pablo Iglesias que “Román Cuesta, investigador de Diario Red que desenmascaró a varios acosadores digitales de ultraderecha, fue atacado por tres individuos. La agresión ocurrió frente al domicilio de Cuesta”, pensé que los fascistas solo estaban haciendo sus cosas de fascistas. Como las hacen en Israel, en Rusia y, por desgracia, en Euskadi mientras intentan parecer que no lo son (fachas). En cualquier caso, me solidarizo con Román Cuesta. Dicho todo, me resulta curioso que en Canal Red, más que de la agresión, informen del tuit de denuncia de Pablo Iglesias. A tope con el culto al líder.

Otro

César Calderón escribe y describe muy bien lo que pasa en Argentina. “El escándalo de las coimas”, según el autor en The Objective, “desde la semana pasada tiene en shock a la Argentina, un agujero negro de presuntos sobornos y adjudicaciones fraudulentas que afectan a algo tan sensible como son los medicamentos de los discapacitados y tendría como protagonista a todo el círculo íntimo de Milei, incluida su propia hermana Karina”. La corrupción se une a una situación económica que no mejora y a la extravagancia del presidente argentino, cada vez peor tolerada incluso por su propio electorado.

Y más culto al líder

“Queríamos estar cerca de todos los afectados”, dicen que dijo Felipe VI “en su visita a Sanabria por los incendios”. “Entre vítores y aplausos”, dicen que llegó. “Obviamente, los testimonios son sobrecogedores aquí y en tantos lugares”, dicen que añadió. Yo solo sé lo que dicen (en El Confidencial, en este caso) porque no estuve allí, pero confieso que no he dejado de llevar mal la crónica monárquica, la justificación del mantenimiento de una familia que está ahí por sus gónadas, sin probar ni una sola vez si son válidas y válidos para ostentar la jefatura del Estado, sin que nadie se cuestione sobre el terreno qué aporta su visita.

Que cuarenta años no es nada

Arnaldo Otegi exhibía en sus redes sociales la portada de Egin del 13 de marzo de 1986 para recordad que “un día como hoy Euskal Herria dijo alto y claro no a la OTAN. Y hoy, más que nunca, hay que tenerlo muy presente”. Yo también puedo sentirme orgulloso de aquello, pero nuestro momento no tiene nada que ver con aquel. Quien no se dé cuenta de esto que acabo de escribir puede ser un poco tonto. No pasa nada, yo también lo soy y hay muchas cosas de las que no me doy cuenta. Pero quien quiere hacer creer que los momentos son parecidos, sin duda, es un tramposo y malintencionado. Y esto no voy ni a discutirlo.

La paz

La misma portada del histórico Egin utilizaron en la cuenta de Sortu para pedir “paz y soberanía”. Vamos por partes. Primero, que el coordinador general de Euskal Herria Bildu y que Sortu, la organización que manda sobre la marca blanca, hagan cosas tan parecidas deja claro que la izquierda abertzale cree que ya no tiene que esconderse. Segundo, que el partido que integra al último jefe de ETA en su dirección hable de “paz y soberanía” podría ser un chiste si no fuese algo tan trágico. Y esto hay que decirlo, hay que denunciarlo, simplemente, hay que recordarlo porque ninguna paz en Euskadi se sustentará en trampas.

Antiimperialilsmo no es

Hace un par de días saqué una foto en la calle al cartel de una charla pacifista (con un pacifismo equiparable al de Sortu, supongo), de izquierdas y antiimperialista. Una charla que he buscado en Internet y he encontrado en el blog de uno de los intervinientes, Andoni Baserrigorri. Y un cartel en el que señalan a Trump (vale), Netanyahu (venga), Biden (¿es igual que Trump?), Von der Leyen, Macron, el lehendakari Pradales, Zelenski… Pero no a Putin. ¡Qué casualidad! En el canal de Telegram de la organización (Ezkerretik Foroa) tampoco hay críticas al ruso. ¿A quién toman por tontos, a quienes no vamos a ir a la charla o a quienes sí irán?

Uno más

Sigo con los trileros: Alvise Pérez, que ha sido “condenado a indemnizar con 60.000 euros a Ábalos por publicar en redes fotos de su intimidad” (El Confidencial). Como decía un comentario que leí en X y no he podido recuperar: ya sabemos quién ha ganado el sorteo de su sueldo como europarlamentario. Porque uno de sus argumentos de campaña fue ese: que sortearía su sueldo entre sus seguidores. Luego dijo que no iba a poder ser. Vaya. Como decir la verdad o, simplemente, informar (o editorializar, que es perfectamente legítimo, como hace Baserrigorri en su blog) sin cometer ningún delito.

La violencia solo engendra violencia

Vivimos en una sociedad en la que los que mandaron matar pueden apelar a la paz, en la que quien tiene la aspiración de gobernar puede intoxicar, en la que podemos encontrar en la calle montajes que solo buscan envenenar y en la que llega a eurodiputado un tipo sin escrúpulos. Más allá, vivimos en el mundo de Putin, el de Trump y Musk, y el de Milei, que por supuesto es responsable de esto: “Periodista argentino es herido de gravedad por una granada de gas lacrimógeno en las protestas en Argentina” (CNN). Como todos los anteriores, no quiere la prensa libre, y sí que su constante agresividad contagie a los aparatos del estado. Lo ha conseguido.