Los hoteles siempre fueron parte de la solución

Airbnb es uno de nuestros mayores problemas como sociedad y todos los pasos que pueda dar para prohibirlo los daré. De hecho, el problema del excesivo turismo lo ha agravado (si no generado, directamente) esta plataforma de mierda: “Turistificación en el verano de 2024: solo una de cada tres noches que un turista pasó en España durmió en alojamientos regulados”, leemos en Público donde también, por fin, ponen en valor a los hoteles. Porque estos, objeto de las críticas de los borregos del “tourists go home” hace unos años, permiten controlar el flujo de visitantes a las ciudades y son hoy, como siempre fueron, parte de la solución.

Y los millonarios, parte del problema

No es nuevo pero sí es más grave: las y los ultrarricos son el mayor problema de nuestra sociedad y, como tal, debemos abordarlo y ser muy agresivos para acabar con él. Vamos a encontrar ejemplos de su maldad en todos los rincones que miremos: “El Washington Post y Twitter o cómo los multimillonarios están jodiéndolo todo” (Jot Down). Ángel L. Fernández Recuero se centra en cómo “el Washington Post bajo Bezos se ha convertido en un espejo de nuestra era: brillante, veloz y superficial” con “titulares sensacionalistas y piezas diseñadas no para informar, sino para alimentar la máquina del clic”.

Más

Javier Milei siempre podrá decir que Elon Musk le copió: el dueño de X, SpaceX y Tesla, y futuro alto cargo de la administración Trump, “prevé miles de despidos y de dimisiones de funcionarios” (El Economista). En el fondo, va a hacer lo único que sabe: “Elon Musk compró Twitter por 41.800 millones de euros, despidió al 80% de la plantilla y 2 años después sigue presumiendo de ello” (3D Juegos). Lo cierto es que X funciona peor técnicamente y da más asco. Cualquier usuaria o usuario se ha dado cuenta de ello. Sin embargo, para Musk su labor ha sido exitosa porque él se mueve en otros parámetros.

Queremos ser como ellos

Somos idiotas y por eso ellos, los ultrarricos, están ganando. No tengo dudas al respecto. Tampoco las tengo de que entre los idiotas, la inmensa mayoría, algunos destacan por doblemente gilipollas: “EEUU, España o Reino Unido recomiendan no viajar allí, pero el turismo ha encontrado un nuevo destino de aventura: Irak” (Xataka). Algunos deciden gastar un buen montón de dinero, como si fueran Musk, Trump, Bezos o los tres juntos, en jugarse la vida. ¿Qué puede salir mal? Estoy seguro, además, de que el resurgimiento (porque tampoco es nuevo) del turismo de conflicto tiene que ver con la crisis de confianza hacia las y los informadores.

¿Y si asfaltamos Internet?

La siniestralidad en la carretera se reduce con multas, campañas de concienciación y, por supuesto, inversión en carreteras y autopistas. Con intervención sobre el terreno, vamos. Eso lo tenemos todas y todos claro, ¿no? Pues lo mismo sucede en Internet: “España prohibirá las redes sociales a menores de 16 años: ‘Se falsearán más todavía las edades’”, resumen en el titular en EPE. Pero la intervención no debe de ser la prohibición (¿cuántos menores de 14 años tienen acceso a Instagram o TikTok?), sino la regulación de la gran red. ¿Será difícil? Por supuesto. Pero sin duda es más necesario que difícil.

Primera reflexión: lo importante

La campaña ha hecho que tuits importantes, como este de Iñaki García Arrizabalaga, hayan tenido que esperar. Pero lo cierto es que su respuesta más que la movilización llama a la reflexión, precisamente: víctima de ETA como es, ha tenido que aguantar mensajes como este de aplaudidores de ayusadas: “¿No te das asco? Que esa gentuza que está en el poder ayudó a matar a tu padre, quiérete un poquito, yo, sin ir más lejos (y eso que no me mataron a nadie por suerte) celebro cuando un etarra deja de existir”. Su respuesta, cristalina: “Lo que siento es pena y tristeza por opiniones y actitudes totalitarias como la tuya”.

Segunda reflexión: sobre la desafección

La movilización permanente y electoralista en las calles, abanderada en Euskadi, literalmente, por ELA, y dinamizada queriendo o sin querer por algunos medios desde ideologías diferentes (¿o complementarias?) ha buscado generar desafección en la política. Un demócrata intenta hacer justo lo contrario. Sin esa erosión serían imposibles algunos blanqueamientos, claro, pero también lo sería la compra de sufragios o titulares como este en EPE: «La venta de votos por Wallapop y Milanuncios: ‘Pido 9.000 euros, los primeros ladrones son los políticos'». Algunos son responsables directos de esto y, lo peor, están satisfechos.

Tercera reflexión: Twitter importa

Esta campaña Twitter ha sido importante. Ha sido importante si entendemos bien qué es Twitter. Y desde luego ha dado señales de que va a seguir siéndolo, no solo en Euskadi o en España: en EE.UU. va a ser la red social de la próxima campaña, el sitio en el que los candidatos van a lanzar sus mensajes para la prensa y las y los usuarios más intensivos (con el voto ya decidido). Unos y otros harán de caja de resonancia. La llegada de Ron DeSantis, desastrosa, fue significativa no solo por el valor que dio a la herramienta, sino por cómo rivales republicanos y demócratas estaban al acecho y aprovecharon los errores para poner sus tuits.

Cuarta reflexión: ¿y las webs?

Sigo reflexionando: igual que tengo claro que Twitter va a ser la referencia en las próximas campañas no tengo tan claro el futuro de las páginas web. Siguen pareciéndome imprescindibles y modelos descentralizados como Canal Red, el último experimento mediático de Pablo Iglesias, demuestran que sin una URL de referencia estás perdido, pero, ¿qué tráfico han recibido las webs de las y los candidatos? ¿Cuántas y cuántos usuarios las han usado para comparar programas, eso de lo que tanto se habla pero tan poco se hace? ¿O nos limitamos a los vídeos que aparecen en nuestras redes? ¿Es eso suficiente?

Quinta reflexión: lo indiscutible

El tema ha entrado en campaña, no podía ser de otra manera, aunque Isabel Díaz Ayuso lo haya usado para recoger nueces vascas en Madrid: los ataques racistas a Vinicius en Valencia son asquerosos y condenables. En todo punto. Sin duda. Sin “peros”. No podemos permitirlos. Con eso claro, podemos empezar a hablar de si el jugador es de una manera o de otra. Pero ese será otro debate y, en cualquier caso, será un debate menor. Y las excusas que hemos escuchado son intolerables. Lo mejor de ellas es que han llevado a Miguel Gutiérrez a escribir en Jot Down: “La culpa de los ataques racistas la tiene el negro”.

Llarena, déjalo

Xavier Sardà, que ha dejado claro varias veces que independentista no es, escribió una columna en El Periódico (accesible en su web) que firmaría no ya cualquier nacionalista, sino cualquier persona con un poco de sensibilidad y los ojos abiertos. Sardà viene a pedir a Pablo Llanera que pare, a la justicia que sea justa y a los medios que nos fijemos en que el mismo gobierno que disputa si hubo o no malversación el 1 de octubre está “hasta las cejas de casos de corrupción”.

El amarillo no agrede

Salta a la vista, pero la pieza de Magnet sobre cómo no tiene ninguna justificación retirar camisetas o bufandas amarillas a los aficionados del FC Barcelona, hay que leerla: los jueces han dicho que un abucheo o un silbido son formas pacíficas de protesta, UEFA y FIFA solo regulan los mensajes que emiten los jugadores en el terreno de juego (levantándose la camiseta, por ejemplo), no el público en la grada y, por supuesto, no había motivo justificado para requisar prendas de ese color.

Faltaba Fariña

La cuenta en Twitter de la editorial, Libros del KO, también lo recordaba, pero los más expresivos fueron los de Jot Down Magazine: “Falta ‘Fariña’ en Sant Jordi. Que no se nos olvide”. Así es: con la serie en un momento estupendo de trama y audiencia, Fariña habría sido este 23 de abril uno de los libros más demandados y regalados, pero la censura funciona, ¡vaya que sí lo hace!, y la editorial y el autor están perdiendo muchísimo dinero que les permitiría seguir investigando.

¡Que no se nos pase!

Ni el gran problema catalán ni sus expresiones más sonrojantes (o así deberían de ser) para España como la prohibición de camisetas o bufandas amarillas, ni el desastre judicial de Fariña, ni otros casos que seguimos como el de Altsasu o “la manda” deben hacer que perdamos de vista que “la policía nacional descubre que el Gobierno murciano del PP colaboró para que ACS consiguiera rendimientos del 60.000% desplazando todos los costes y riesgos a las arcas públicas” (El Confidencial).

La Infanta lista

Cristina de Borbón siempre había sido considerada más inteligente que su hermana hasta que ella misma prefirió quedar ante el juez y la sociedad española como una mujer incapaz de leer lo que firmaba y que hacía caso a su marido sumisamente. Ahora sabemos, además, que Elena de Borbón cobra casi el doble que su hermana (300.000 contra 170.000) por un trabajo equiparable, cada una en una Fundación, y lleva una vida mucho más tranquila (siempre que Froilán se lo permita).

Ya hay sentencia

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Francisco Correa ha sido sentenciado a 13 años de cárcel por los amaños en los contratos del pabellón de Valencia en Fitur. También ha sido condenada a nueve años la consellera de Turismo, Milagrosa Martínez, y un personaje que bien podría caber en las viñetas de Makinavaja, “El Bigotes”. Correa ganaba los concursos con las ofertas más caras y sin experiencia en el sector. Además, la facturación fraudulenta añadida le habría supuesto un beneficio ilícito de otros 300.000 euros.

Y congreso del PP

Lo más sorprendente de todo es que esta primera sentencia contra Correa y todo lo que estamos conociendo de las sinvergonzadas de Rodrigo Rato, solo serán temas para comentar en el congreso del PP, como la supuesta boda frustrada entre Aída Nizar y Fernando Martínez Maíllo. Rajoy va a vivir un congreso tan plácido que no le importa mezclar en sus redes sociales de presidente temas de su partido. Y si dicen, que digan, que él siempre acaba ganando.

Rodrigo Rato, el amigo de Aznar

Rajoy no podrá quitarse la imagen de indolente, pero tampoco la de vencedor. Hasta el punto de que, evidentemente, lo de Correa y lo que pueda venir de Bárcenas le afecta, pero lo de Rodrigo Rato, no. “Si ese era amigo de Aznar, que se las apañen”, pensará mientras esquiva el tema como si Rato no fuera un ministro del PP y de un gobierno del que formaba parte Rajoy. Pero las privatizaciones de las que Rato se benefició no tienen que parecer cosa Rajoy. Y casi lo consigue.

La secretaria del EBB del PNV, en Twitter

No es la primera persona que ocupa la secretaría del EBB y tiene una cuenta en Twitter: Pilar García de Salazar y Koldo Mediavilla ya estaban en la red social. Pero sí es la primera que expresa que lo quiere usar como parte de sus funciones. En este caso, para abrir el Partido y que la ciudadanía, especialmente la juventud vasca, pueda trasladar a Zarate sus preguntas, preocupaciones o ideas. Ella se compromete a responder. Esperemos que el ruido no le quite las ganas.

La entrevista de la que todo el mundo habla

Y si todo Bilbao y Bizkaia entera no hablan de la entrevista a Javi Clemente en Jot Down, deberían de hacerlo. El rubio de Barakaldo se muestra directo como su fútbol, y habla desde la tranquilidad de quien está de vuelta de todo del Athletic, de la selección española, del Espanyol, Camerún, Libia… En un formato que le beneficia: Álvaro Corazón le deja extenderse (es lo bueno de Internet, que no se acaba la página) y nos hace disfrutar de un Clemente auténtico.

Ser comunista es fácil si sabes cómo

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El experimento de Sánchez Gordillo solo funcionaba por su excepcionalidad: sin el “capitalismo” de su entorno, la Marinaleda comunista no era viable. Su salto a la televisión, desde la que daba lecciones de sostenibilidad obviando lo evidente, lejos de encumbrarle, puso el foco sobre su montaje. Ahora dimite como alcalde (pero no como diputado para seguir siendo aforado), el mismo día en el que se sabe que desde el ayuntamiento concedió con tramitación urgente la construcción de cinco pistas de pádel por un millón de euros a Fitonovo, pieza central de la trama que ha destapado la ‘Operación Enredadera’, según ‘La Información’.

Oyarzábal suspendió historia queriendo

Puede que Oyarzábal suspendiera historia, entre otras materias, queriendo, como asegura en la entrevista que ha concedido a ‘Jot Down Magazine’ que ha sido profusamente comentada en las redes sociales digitales y medios como este periódico. Pero lo que desde luego no aprobó es la empatía con las víctimas… ni con nadie que no sea del PP, como él. Como los españoles de bien. Las respuestas generan bastante asco y un poco de risa ante la evidencia de que Oyarzábal, como tantos otros, se han construido una realidad paralela en la que víctimas y razón solo son las suyas. Lo demás siempre es accidental.

Violencia es esto

En el oeste de Belfast, la zona más conflictiva por la convivencia de núcleos protestantes entre barrios de amplia mayoría católica, han disparado a un joven en las dos piernas. El tipo de atentado es el habitual de los paramilitares en la zona sin que en el ‘Belfast Telegraph’ aclaren a qué comunidad pertenece el herido, si a la católica o a la protestante (que en el norte de Irlanda, con sus disidentes, son igual de duros o más). Llama la atención, eso sí, su edad: 30 años, por lo que no se trata de un ajuste de viejas cuentas.

Respuestas, buenas respuestas

A diferencia que las que da Oyarzábal, la entrevista a Ken Morse en ‘El Confidencial’ tiene respuestas deliciosas. Este gurú de los negocios muestra una lógica aplastante, por ejemplo, sobre lo que necesita una “start up”: clientes y que los gobiernos actúen como tal y no como inversores. Otra: no hay más fracasos en España (y entendemos que tampoco en Euskadi) que en otras partes de Europa, pero aquí se magnifican. Más: se necesita experiencia tangible antes de montar negocios de base tecnológica intangible. Y una estupenda: “Un equipo sobresaliente con una idea notable siempre derrota a un equipo notable con una idea sobresaliente”.

Kiko Rivera ahora es de Podemos

El hijo de Isabel Pantoja está siendo muy activo en Twitter buscando justicia para su madre, que va a entrar en la cárcel pese a que su condena es inferior a dos años. Es necesario recordar que en esos casos la entrada en prisión depende de la decisión del juez, es decir, que no se evitan los barrotes automáticamente. También cabe recordar que “la” Pantoja es culpable. Pero Paquirrín insiste con todo tipo de noticias y mensajes, incluidos los argumentos de Podemos (sí, el Podemos de Pablo Iglesias y la solución infinita a todos los problemas), en que la justicia es que su madre se libre de la condena.