Espinar también lo deja

Algo va muy mal en Podemos si hasta Ramón Espinar deja todos sus cargos: secretario general del partido en Madrid, diputado en la Asamblea de la Comunidad y portavoz en el Senado, ahí es nada. Políticamente, la pérdida es mínima, ya que su capacidad nunca fue sobresaliente y su impacto casi nunca fue positivo para la formación morada, pero su abandono es un síntoma. Un síntoma de que Iglesias y Echenique están cada vez más solos y dispuestos a dejar Podemos hecho unos zorros antes que compartir el liderazgo o las decisiones. El partido se hunde empezando por su proa: Madrid.

Podemos renuncia a Madrid

Podemos es un movimiento profundamente Madrileño. Cuando algunos decían a los del 15-M que montaran un partido, Iglesias, Monedero, Errejón y Bescansa lo hicieron. Eso siempre lo tendrán en su haber. Y capitalizaron inicialmente toda esa indignación. Pero apenas han durado una legislatura. Así que el peor escenario para los que quedan en este partido es el de empezar a hacer aguas en Madrid, precisamente: entre el desprecio de Carmena (a la que ahora intentan desacreditar) y el desafío de Errejón, se encuentran arrinconados pensando en abandonar su espacio natural.

Y el PP, a Euskadi

Podemos esperar que Alfonso Alonso lo arregle matando moscas a cañonazos, como cuando sugirió que Urkullu pactaría con Abascal justo antes de que lo hiciera Casado en Andalucía, pero el roto que ha hecho el PP a su taifa vasca va a ser difícil de coser: desde la sede en la calle Génova acusan a Sánchez de ceder ante ETA incluyendo la de prisiones entre las transferencias a traspasar próximamente cumpliendo con el Estatuto de Gernika, es decir, con la ley. Alonso sabe que en Euskadi conocemos la verdad y que en Madrid le han abandonado a su suerte, pero intentará que los platos rotos los pague otro.

¿Cómo y por qué?

Generalmente intento traer a esta columna opiniones que encuentro en Twitter porque son valiosas y las emiten ciudadanos normales con las ideas más claras que yo. Pero a veces tengo que rendirme y copiarles los mensajes que lanzan “tuitstars” como Juan Soto Ivars: “Por sucia que sea la maniobra contra su gobierno, que lo es, y mucho, para ensalzar a Maduro hay que estar bien zumbado”, escribía sobre Guaidó. Y estoy completamente de acuerdo con el periodista: ¿cómo y por qué personas que se tiene por progresistas son capaces de defender a un incapaz controlado por el ejército como Maduro?

La distopía política

No quería terminar la columna sin rescatar uno de los mejores tuits que he visto esta semana y, posiblemente, lo que llevamos de año: Antonio Cartier recuperaba la desafortunadísima cita de Albert Rivera sobre la gestación subrogada y la convertía en un “meme” con inesperado buen gusto. “¿Hay algo más bonito que concebir un hijo para otra mujer?”, la pregunta acompaña a una imagen de la serie El Cuento de la Criada, una distopía en la que, en un presente paralelo, EE.UU. es gobernado por ultracatólicos que fecundan a las mujeres fértiles para quedarse con sus hijos. Rivera lo clavó.

Errejón ya no es un muerto de hambre

Supongo que manejará bien los ahorros en este primer semestre (un diputado no gana mal, precisamente) y llegará a su primer sueldo de parlamentario autonómico en Madrid sin apreturas: Iñigo Errejón responde así a Pablo Echenique, al que solo le faltó llamar “muerto de hambre” (como tuiteó acertadamente Juan Soto Ivars) al ex portavoz, dejando su acta de diputado en el Congreso. Ojo, que el tema no es menor. Me refiero la subsistencia de políticos sin profesión como Errejón, que venía de cobrar una beca apodada “black” por el entorno del PP. Lo de comer importa.

Sumar dividiendo

Al respecto de lo que acabo de contarles, en El Independiente destacan esta frase de Iñigo Errejón: “Yo no vine a estar en política. Vine a hacer política”. Puede llamarlo como quiera, y pueden ponerse estupendos los más puristas, que en este caso la coherencia ha sido la primera en huir. Desconozco si Errejón responde mejor a la sensibilidad de una parte de la ciudadanía de Madrid, pero sí sé, porque es de puro sentido común, que es difícil sumar cuando empiezas dividiendo. Y también sé porque voto que no me gusta sentir que intentan engañarme en lo más básico.

A alguien se le ha ido de las manos

José Miguel Gamboa pasa de Twitter (solo hay que ver sus fotos de perfil y cabecera o su inexistente descripción) pero sus tuits son imprescindibles para quien quiera seguir la política Nafarroa: “Últimamente están apareciendo muchos que se creen nacidos del sobaco de Rosa Luxemburgo y piensan que Navarra está inmunizada contra el resurgir de la ultraderecha y se están dedicando a denostar al gobierno navarro y dinamitar la continuidad del cuatripartito. Craso error”. Quien encendió la llama del Gaztetxe Maravillas, con todos los subterfugios que conocemos, será el responsable del incendio.

Son nacionalistas y me parece bien

El PP decidió cerrar su convención del pasado fin de semana con el himno de España a tope, la bandera rojigualda ondeando en la pantalla gigante del escenario, y todos los políticos importantes de este partido en pie y con gesto emocionado (un pelín forzado en algunos). Y me parece bien. Pero luego que no vayan de no-nacionalistas porque si no colaba hasta el viernes, después de las muestras de nacionalismo español del fin de semana no creo que se la den con queso a nadie. Estar orgulloso de tu país y tomarlo como fin y no como medio (para enriquecerse, por ejemplo) es estupendo. Bienvenidos.

El PP está con el niño de Totalán

“Julen, desde el pozo tan oscuro donde estás metido, Juan José Cortes, y el PP, y España entera está contigo y con tu familia”. Y aplausos de los asistentes a la convención del PP que acabo de citarles. El entrecomillado que acaban de leer pertenece a la intervención del padre de Mari Luz Cortés, la niña asesinada salvajemente por un pederasta cuando solo tenía cinco años. Juan José Cortés es uno de los fichajes mediáticos del PP de Casado, y su presencia en Totalán ha sido fuertemente criticada. Pero creo que nadie esperaba semejante nivel de utilización de las tragedias infantiles.