No lo entiendo

Si enfrento el discurso de Elisa María Lozano, la alumna de la Complutense con el expediente más alto, con los que he oído a Isabel Díaz Ayuso, solo puedo estar más cerca de la primera que de la segunda, aunque creo que se equivoca en sus formas, como casi todas y casi todos los que acudieron ayer a la Complutense de Madrid a apoyar o boicotear a la presidenta de la Comunidad. Pero las y los más equivocados fueron quienes quisieron hacer una distinción desde la universidad a la política: ni puedes regalar el mérito (¿cuántas exalumnas serían merecedoras?) ni la oportunidad para la batalla. No es equidistancia lo mío: es cansancio.

Una inspección, a Trabajo

Confieso que esto se me había escapado: “La Inspección de Trabajo convoca este miércoles una manifestación frente al ministerio: ‘No pueden seguir desoyendo el conflicto’. Tras las concentraciones de este lunes, los sindicatos han convocado una manifestación para el miércoles” (El Plural). Yo pensaba que la gran contradicción de Yolanda Díaz estaba en el grupo parlamentario de Podemos o en Sumar, donde seguro que hay más de una y uno que hace horas extra sin compensación, en este período preelectoral permanente en el que viven. Pero que sean las y los inspectores quienes se quejen a Trabajo agrava la incoherencia.

¿De qué trabajará?

Habrá miles de compañeras y compañeros más apropiados que yo para dar lecciones de Periodismo, pero no puede evitar preguntarme “vale, ¿pero de qué va a trabajar?” cuando leí este titular en Vozpópuli: “Froilán de Marichalar se va a Abu Dabi, donde trabajará y vivirá (pero no con el rey Juan Carlos)”. Si anuncias eso en letras grandes lo normal es que satisfagas la curiosidad en el cuerpo de la noticia. Pero no lo hacen en el digital: se limitan a que terminará “sus estudios de ‘Business’ de manera online”. Y para lograrlo, la infanta Elena pone de profesor particular de sus “negocios” a Juan Carlos I. ¿Qué puede salir mal?

Google, también

En Google han despedido a 12.000 trabajadoras y trabajadores. Y lo han hecho, según sus propios testimonios que recogen en Genbeta, de una manera un poco abrupta: cortando el acceso al software con el que se ganaban la vida. Así de fácil: te revocan un acceso y te das cuenta de que eres uno de los miles de empleados y empleadas que abandonan una empresa con miles de millones en beneficios acumulados. Y lo peor es que no vas a poder buscar empleo en otra “grande” porque todas están despidiendo. Hasta Microsoft que, al final, ha sido la empresa con la responsabilidad corporativa más notable.

Rusia sigue perdiendo

Rusia perdió la guerra de la reputación en el momento en el que lanzó su primer misil sobre suelo ucraniano. ¿Qué vamos a pensar las generaciones que ahora convivimos cuando veamos un soldado ruso durante las próximas décadas? Y eso, sin esclarecer todavía cuántos ni qué crímenes contra la población civil ha cometido el ejército del Kremlin. Pero los sentimientos de un vasquito a Putin le importan poco. Le importan menos, seguro, que los de la ciudadanía de Estonia, Letonia y Lituania, muy ligadas históricamente a Rusia pero cuyos gobiernos han decidido ahora “romper” con Moscú “retirando” a sus embajadores, según Euronews.

Me representa

“El relato de vencedores y vencidos que se quería imponer está superado”. Este es el titular que el Foro Soziala ha destacado de la entrevista en Radio Euskadi a Agus Hernan. No sé a quién representan pero, desde luego, a mí, no. ETA y lo que queda de ETA no solo fue derrotada, es que se arrastró y se arrastra para que alguien les compre alguna justificación. Me representa mejor la pregunta de Iñaki García Arrizabalaga, víctima del terrorismo: “¿Por qué tanto empeño en negar que la idea de que el fin (da igual que sea una Euskadi independiente o la unidad de España) no justifica los medios (asesinar al diferente) es perversa en sí misma?”.

A alguien le representará esto

El vídeo de la Comunidad de Madrid para promocionarse está dando mucho, muchísimo que hablar, especialmente en Twitter, y no para bien. Por supuesto, la espiral del silencio funciona perfectamente en esta red social y si a alguien le parece bien el spot, no se va a atrever a decirlo. Pero la verdad es que es una mierda. “Joder, qué vergüenza todo” es lo que opina Alejandro Rivas, por ejemplo, buen conocedor del marketing on-line, y su opinión es de las más suaves. Yo en lo que pensé es en la cadena de responsabilidad: ¿a cuánta gente le pareció bien o no se atrevió a decir lo que no pensaba de verdad, por otra espiral del silencio?

Qué puta vergüenza

En la entrega de medallas de la Supercopa de Fútbol no había nadie para entregar las medallas a las campeonas. La Supercopa que juegan las futbolistas, claro, porque para la que juegan los futbolistas, los chicos millonarios, no falta de nada, que para eso la pagan las y los jeques. La imagen, el vídeo, es una vergüenza: profesionales del fútbol que tienen que recoger sus trofeos ellas mismas porque no había nadie, nadie, para dárselas ni para sacar la foto. Y si lo había, el desastre organizativo y cómo la Federación se desentendió de unas campeonas también es llamativo e indignante. Intolerable. La igualdad, esta vez, ni para la galería.

Las otras historias del fútbol

Al principio eran solo unos tuits, algún artículo en alguna web, luego empezaron a aparecer testimonios en primera persona, como el de Dino Baggio y, por fin, la noticia ha saltado a medios generalistas: “La muerte prematura de varios futbolistas desata el miedo en el ‘calcio’ italiano. Varios ex jugadores del calcio que hoy rondan los 50 años reclaman que se investiguen los efectos de las sustancia que los clubes les hacían tomar sin control en los 80 y los 90 y de los pesticidas utilizados en el césped de los estadios”. Las muertes de Sinisa Mihajlovic y Gianluca Vialli han levantado una liebre cuyo peso, aún, no podemos ni estimar.

Feliz día

En mi día a día, además de escribir esta columna, soy community manager, es decir, gestiono la identidad digital de las marcas que confían en mi habilidad para seguir haciendo girar un montón de platos sobre largos y finos palillos, como aquellos espectáculos que ofrecían menores de edad de origen chino en la televisión de los años 90. La de CM, para abreviar, ha sido una profesión desconocida, controvertida y ya, por fin, fácilmente identificable e incluso en algunos casos (gracias a personas como Carlos Fernández Guerra, que lo hacen y lo cuentan muy bien), valorada, y ayer fue nuestro día.

Un 8-M necesario

La necesidad del 8-M y de la reivindicación feminista, entendida como el único método para alcanzar una igualdad real de oportunidades, está fuera de toda cuestión. Y por si a algún recalcitrante le quedaba alguna duda ya están los más fachas para aclarársela. Silvia Intxaurrondo clamaba así en Twitter: “El mural dedicado a grandes mujeres en el Barrio de la Concepción, mi barrio, vandalizado esta noche. ¡Cobardes! Más que nunca, 8-M”. Realmente, es muy sencillo: o estás con esos cobardes y fascistas o estás con la reclamación de una igualdad plena. Aunque sí puede haber excesos en esto no hay término medio.

Incomprensible

Es innegable que las concentraciones del 8-M podían atraer a más manifestantes que cualquier otra porque su reivindicación es de total justicia y por eso genera tantas adhesiones. Pero incluso con esa certeza es difícil de justificar que el gobierno español prohibiera las marchas en Madrid, en el mismo Madrid en el que hemos visto manifestarse a Cayetanos, juntarse a falangistas y, este mismo domingo, con la prohibición ya confirmada por la justicia, a seguidores del Atlético de Madrid sin guardar ninguna distancia y sin que la policía, allí presente, cargase para disolver la concentración por motivos sanitarios.

Mujeres de derechas

Carla Toscano no se cortó en Twitter cuando mostró imágenes de dos mujeres durante los premios Feroz que, a su juicio, mostraban “fealdad, chabacanería, zafiedad”, y las relacionó con “la ideología de género”. La diputada de Vox es la misma que, anteriormente, se había quejado de que hicieran chistes con su imagen durante una comisión (“mucha guasa con lo de Azúcar Moreno”) y aventuraba que “si alguien de Vox hiciera referencia al físico de una mujer la izquierda pediría su cabeza”. Nunca Gris mostró ambos pantallazos e, igual que Toscano, no se cortó en su tuit: “Pedimos tu cabeza, escoria nazi”.

Y mujeres de izquierdas

Este titular en El Confidencial es de esos que resuenan cuando acabas de leerlo: “Montero llega a su segundo 8-M con el contador legislativo de Igualdad a cero”. No solo eso: ayer mismo se hizo pública una recogida de firmas en la que participan personas próximas a Podemos y contrarias a la Ley Trans que está preparando el ministerio de Montero. No soy de los que cree que legislar más es sinónimo de aprovechar mejor la legislatura, pero sí de los que saben contar, y dos años son muchos para no haber generado el consenso o, por lo menos, el clima suficiente que haga avanzar la Igualdad o, como mínimo, su ministerio.

Y esto no para

No importa que sea 8-M para que un hombre intente asesinar a su expareja, como sucedió ayer en Valencia: la violencia de género es la máxima expresión de la desigualdad y el machismo que siguen instalados en nuestra sociedad con una inercia preocupante porque parece imparable. Mujer, 50 años y siete cuchilladas, con esos datos era ingresada en el hospital y en estado grave la víctima, la última en España mientras escribo estas líneas y que sirve como muestra de lo necesario que es el 8-M y la reivindicación del feminismo. Termino como empiezo, lo sé. También sé que el año que viene volveré a escribirlo.

Pandemia, la que tienen allí colgada

La irresponsabilidad fuera de China ante la pandemia me está resultando inaudita. Empiezo, por supuesto, por la responsabilidad individual. Aquí y en Alemania. Y siguiendo, por supuesto, por la de los políticos y la de los sanitarios que no solo no comparten algunas decisiones, sino que abogan por rebeldías parciales o completas hasta el negacionismo. Y Trump, ya, es capítulo aparte. Como lo es Madrid, desde Ayuso hasta la ciudadanía, se pongan como se pongan los capitalinos: “Los madrileños disparan las búsquedas de viajes para el puente del Pilar tan solo en una hora”, según El País en Twitter.

Sí, es un “zasca”

No salgo de Madrid ni de Twitter pero paso al plano político: José Luis Martínez-Almeida, portavoz del PP y alcalde de la capital española (por lo visto, este es el orden de sus prioridades), tuiteaba con cierta sorna sobre la petición del juez de imputar a Pablo Iglesias. “Le recuerdo su punto G”, escribía en referencia a que puede verse atrapado por su código interno si acaba siendo procesado o investigado por el ya famoso “caso Dina”. Pero que un buen “zasca” no nos tape la realidad: ya hay que tener la cara dura para ser del PP y pedir responsabilidades políticas por causas judiciales a los demás.

Y una verdad dolorosa

Más que “zasca”, Quim Torra tuiteó como respuesta a Pablo Iglesias una verdad tan grande como dolorosa: “El Vicepresident Pablo Iglesias a RAC1: ‘Ni como mera hipótesis concibo que pueda haber una imputación. Es inconcebible. Es una vulneración de derechos sin parangón. En este país todavía no han condenado a nadie por sus ideas’… Sr. Iglesias, en el meu país fa anys que passa”. La falta de sensibilidad de Iglesias, que fue a Catalunya a decir eso, que no había condenados por sus ideas políticas, es descalabrante. Una torpeza injustificable para quien no se ha cortado nunca en dar lecciones.

Mamarracho

“Un senador del PP recibe a Iglesias con una bandera, una corona y un retrato del rey”. Así de escueto y descriptivo es el tuit de EFE que, junto a la foto, nos ayudan a hacernos rápidamente una idea del nivel de mamarrachería que se gastan algunos de traje y corbata. David Muñoz, que es senador por Ceuta, ha sido el que ha tenido la brillante idea que, sí, le ha servido para que le saquen en los digitales y en Twitter, pero solo para que nos preguntemos de dónde demonios ha sacado la corona. Porque la bandera la venden en los chinos y el retrato del Rey te lo imprimes y lo pones en un marco, pero, ¿y la corona?

Cuanto mejor, mejor

Llevo un mes acompañando a mis hijos a la ikastola. En ese tiempo creo que ha habido dos o tres aulas confinadas. Los protocolos me parecen adecuados y reconozco, valoro y agradezco el esfuerzo del equipo. También sé que hay amas y aitas más descontentos o que, en general, protestan más. Pero hasta ellas y ellos se han ido relajando poco a poco: la cosa va bien. Y los agoreros del desastre y los capitanes a posteriori tendrán que seguir esperando. Esa es la mejor noticia. Pero no nos olvidemos de una cosa: como en el fútbol, el “resultadismo” acaba pasando su factura, y vendrán momentos peores.

Las hostias van por barrios

Cuando los pijos de Madrid salieron a manifestarse contra el confinamiento, saltándose las recomendaciones, circulando en sus descapotables y poniendo a descendientes de franquistas en primera línea para hablar con agentes de la policía nacional, el gobierno español puso el nivel de contundencia (nulo) ante este tipo de concentraciones. Nivel que ha modificado radicalmente cuando las manifestaciones son en barrios más pobres en el mismo Madrid. ¿Por qué? ¿Qué ha cambiado para que los agentes, esta vez sí, hayan usado las porras? ¿Acaso las hostias van por barrios? Qué cosas pregunto: por supuesto que sí.

Con algunos nunca va

Tiene que ser muy fácil trabajar para uno de esos partidos con los que “las movidas” no van nunca. Ante el evidente doble rasero de la Policía Nacional en Madrid, IU ha decidido “condenar” vía Twitter “las cargas injustificadas”. ¡Qué pena que este partido no tenga, qué se yo, a su coordinador general de ministro en el gobierno del que dependen esos agentes para que haga algo! ¿O sí lo tiene? Entonces, ¿a qué viene ese tuit? ¿Nunca son parte implicada? Qué fácil se hace la política siempre desde el lado del hostiado… Aunque en el consejo de ministros te sientes al lado del que encarga la manita.

Más cultura, menos porras

Vista la injusticia en Madrid y vistas las reacciones de los que son parte pero solo quieren hacer arte, menos mal que tenemos a personas como Lander Otaola que usaba Twitter para recordarnos lo evidente: “La gente que opina que la cultura ahora es lo menos importante no entiende nada de nada. La cultura es lo que evita que nos matemos (aún más) los unos a los otros. Sin cultura sólo somos trozos de carne que andan”. Y si algo ha demostrado esta pandemia es que necesitamos más cultura y más civilización, porque el egoísmo anda disparado pero saldremos de esta solo con solidaridad.

Aprovechando la coyuntura…

Pero si alguien nos arregló el jueves fue Carlos Galiana, que participó en una de las mejores comedias que nos ha dejado la pandemia… De momento (porque estoy seguro de que no faltarán guiones para películas sobre el confinamiento). El concejal de Compromís aprovechó la mascarilla durante una presentación telemática para proponer que Valencia sea Capital Europea de la Innovación 2020, para que alguien hablara por él en inglés mientras él hacía gestos. Así se aseguraba la presencialidad… Y el inglés fluido. Galiana se presenta como actor en su propio currículum y, de momento, ha innovado.

El “momentismo”

En diciembre sabremos si la palabra del año es “mascarilla” o “coronavirus”, pero si de mí dependiera, sería la que ha acuñado mi admirado César Ortuzar: “Momentismo”. El tuit completo del compañero de DEIA era este: “Un gol de Javi Martínez y se enciende el debate aún más. Vivimos instalados en el momentismo”. Y claramente ha acertado. Ese gol, ese momento, ha generado otra cascada de informaciones sobre el jugador navarro, que es a su vez el tema del momento en la Bizkaia futbolera. Si mañana el Athletic no gana con solvencia en Eibar, el momentismo sobre Martínez se extenderá.