Hablemos del acoso on-line

No quito ni una coma a lo que dice Nina Jankowicz, a la que María Ramírez presenta así de bien en El Diario: “La académica y experta en desinformación rusa en Europa del Este fue jefa de un grupo de la Administración Biden contra los bulos y dimitió tras una avalancha de acoso on-line. Su último libro, ‘How To Be A Woman On-line’, es una guía de herramientas y un alegato para no callar”. Solo quiero ampliarlo en la época preelectoral en la que estamos ya: casos como el de Irene Montero o Gabriel Rufian son especialmente notorios, pero todas y todos los políticos son acosados, y en todos los casos está igual de mal.

El futuro era la duda

El acceso a Internet no ha supuesto la difusión del conocimiento prometida. Al contrario: la extrema derecha ha ascendido gracias al populismo y diferentes negacionismos cuentan con altavoces increíbles. Por lo que me temo que la inteligencia artificial no va a librarnos de esfuerzos, al contrario: vamos a tener que dudar de todo. No hablo ya de las y los profesores que no sabrán si los trabajos del alumnado han sido escritos por una máquina, porque hasta en lo menos importante estaremos expuestos: “El empleo de la inteligencia artificial engorda masivamente las estadísticas de cualquier red social” (The Objective).

También los de Netflix comen

Lo que pagamos por las suscripciones a plataformas de contenidos audiovisuales es ridículo. Y las plataformas, para ser rentables, aprietan al sector audiovisual, no al público aunque Netflix haya cerrado el grifo ahora a eso de que paga uno y lo disfrutan diez. Así que no estoy de acuerdo con quienes se quejan por la medida, y sí lo estoy con Josu Eguren, también con su fina ironía: “Si yo fuese el CEO de Netflix prohibiría compartir cuentas y multiplicaría los precios por dos. Si el público quiere cine de calidad tiene que aprender a pasar por taquilla, que las secuelas de ‘The Grey Man’, ‘Alerta roja’ o ‘6 en la sombra’ no se pagan solas”.

Esto sí lo pagamos

Es curioso cómo funciona nuestra mente de consumidores, a qué nos han acostumbrado, en definitiva: somos rácanos con el que cobra poco y generosos con el que lo hace mucho. Así, nos quejamos de Netflix o pedimos a los periodistas que dispongan gratis su trabajo, pero no discutimos pagar más de mil euros por un teléfono (en este caso, por un iPhone) aunque Apple no se corte en celebrar el enorme margen de beneficio que le deja cada aparatito. No discuto que sea un gran producto ni que haya que pagar su calidad, pero sí que nos dejemos embaucar por quien nos dice a la cara que una gran parte del precio es beneficio neto.

Otro modelo de negocio

Me cuesta entender qué le pasa por la cabeza a un acosador on-line, me cuesta entender que hayamos creado una civilización tan mezquina que utiliza la Inteligencia Artificial para hacer trampas, me cuesta entender que rechacemos la idea de que tengamos que pagar por el trabajo de otras personas dignamente mientras no discutimos lo que ganan los millonarios, y me cuesta entender que haya quien defienda la invasión rusa sobre Ucrania: “El Grupo Wagner anuncia que deja de reclutar presos para combatir en Ucrania” (El Confidencial). Hasta este anuncio había reclutado a 35.000 delincuentes mercenarios.

¿Cuál es la mala noticia?

Es evidente que llegamos al último día de 2021 hasta las gónadas del año en el que lo hemos pasado peor incluso que en 2020, cuando nos volvimos vulnerables. Estos últimos doce meses han agotado nuestra capacidad de resignarnos y aceptar cambios sobre la marcha, lo sé. Pero sigo pensando que algunas quejas y protestas tienen que ver más con la sociedad infantilizada que creamos entre todos mucho antes de la pandemia. Estos días hasta he leído repetidas quejas por la reducción de las cuarentenas y porque esta decisión respondía a motivos económicos. ¿Y cuál es ahora la mala noticia?

Sánchez sigue sin dar malas noticias

Por muy duro que haya resultado, en 2021 he mantenido mi tendencia de 2020: defender la posición de todos los gobiernos salvo aquellos claramente irresponsables, como el de la Comunidad de Madrid. Pero desde la responsabilidad (lo fácil es ponerse con quienes se quejan) también hay que admitir evidencias indefendibles, como la decisión del equipo de Pedro Sánchez de no dar malas noticias: “Traducido: paso de hacer nada, que es mucho lío, y qué pardillos todos los gobiernos europeos”, tuiteaba la periodista María Ramírez después de la última alocución sin consecuencias del presidente del Gobierno.

La política de toda la vida

Algunos terminan el año cayéndose del guindo. Bienvenidos y bienvenidas: “A veces, no conseguir todo lo que uno quiere, si mejora la vida del país, aunque uno no consiga todas sus posiciones, es mucho mejor. Lo sé por mi profesión, lo sé por la vida y porque me lo ha enseñado la política”. Esto decía Yolanda Díaz y tuiteaba El Huffintgon Post sobre la reforma laboral. Es decir: todas las partes han dejado pelos en la gatera y han hecho política de toda la vida. Quien lo descubra ahora porque se tragó aquello de asaltar los cielos es quien va tarde, y no, no tiene ningún mérito darse cuenta a las puertas de 2022 de cómo va esto.

Madrid, en la vanguardia del riesgo

2021 ha sido un gran año para Isabel Díaz Ayuso, que ha renovado su estancia en la presidencia de la Comunidad de Madrid y se ha hecho un hueco en la política nacional abanderando la “libertad” (pocas veces han estado tan justificadas unas comillas) y retando al gobierno español desde la capital mucho más que lo que lo ha hecho el catalán, por ejemplo. Y sí, Díaz Ayuso tiene mucho que ver en que el ayuntamiento, por boca de Begoña Villacís (de lo poco de Ciudadanos que queda en pie), haya anunciado que mantiene las campanadas en la Puerta del Sol, “la única gran ciudad europea” (Púbico) que lo hace.

Que no se repita nunca

Lo que relata Josean del Moral en su reciente hilo no sucedió en 2021, sino en 1995, pero este último día del año, y desde estas últimas líneas, aprovecho para desear que no suceda nunca más. El empresario recuerda cómo lucir un lazo azul en aquel momento en la parte vieja de Donostia (podía haber pasado en el Casco Viejo de Bilbao) suponía atraer miradas de desprecio y odio. “Precisamente lo llevaba para que ellos lo vieran”, relata Del Moral. El lazo azul se popularizó como expresión de solidaridad con José María Aldaia y su familia, y de rechazo a quienes le retenían y quienes les justificaban entonces y todavía hoy.

Ganan ellos

El atolondramiento necesario para ser negacionista en plena pandemia mundial es aprovechado por quienes menos escrúpulos tienen, según Magnet, donde exponen el caso australiano pero como una excepción, sino como un ejemplo: “Los grupos de supremacía racial y de derechas están aprovechando esa vacilación con las vacunas para distribuir ideologías conservadoras a nuevas audiencias a través de protestas y redes sociales. Entre ellas se encuentran narrativas complejas sobre la resistencia a un ‘Nuevo Orden Mundial’, que supuestamente amenaza una forma de vida pasada”.

No son los únicos

Cargamos mucho las tintas contra los antivacunas, pero hay otro grupo que también merece nuestros chistes aliñados con cierto desprecio: quienes han arremetido contra las normas y recomendaciones sanitarias para controlar la pandemia en un contexto económico que no puede detenerse. “Ojo a esto. Los países (europeos) que han dejado circular el virus sin freno por no ponerse una mascarilla son caldo de cultivo para variantes”, alertaba en Twitter María Ramírez, ahora que todos miramos con atención qué dicen los científicos sobre Omicron. Y nosotros teniendo que aguantar a quienes las llamaban “bozales”.

Carmena, abandonada

No son aislados ya los comentarios sobre la intención de Yolanda Díaz de evitar a Manuela Carmena mientras lanza su nueva candidatura. No sucede lo mismo en el caso de la exalcaldesa de Madrid, que reniega de los partidos pero no de la política… ni de su popularidad. Carmena acaba de publicar un libro, está de plena promoción y no pierde ninguna oportunidad ni para dejarse ver, ni para explicar su visión de la política (tan particular como irreal), ni para lanzar algún piropo a la ministra, a la que no me extrañaría que acabase por nombrar como su heredera ideológica. Mientras tanto, Díaz huye.

Las y los vascos, parece que no

“Quizá la lección más importante es que los que viven y son responsables de la región deben tener tanto los recursos como la libertad para tomar decisiones”, esta es la frase que en About Basque Country han destacado del artículo que ha publicado Martin Wolf en el Financial Times sobre “las lecciones que los británicos pueden aprender del País Vasco para revitalizar zonas en declive”. En el blog recuerdan las muchas dificultades que han tenido y tienen que superar grandes proyectos en Euskadi, con ETA y después de ETA, y lo importante que es recaudar, gestionar y legislar aquí. Todo esto es lo que ha fascinado a Wolf y a tantos otros.

¿Abandonarías tus redes sociales por responsabilidad?

Eso es lo que ha anunciado, por segunda vez, la empresa Lush, de jabones, según leemos a Enrique Dans. La marca ya no tendrá presencia en Facebook, Instagram, TikTok o Snapchat (sí la mantendrá en Twitter y YouTube) “tras las revelaciones sobre el impacto psicológico que esas redes sociales tienen sobre las chicas jóvenes, que representan un importante porcentaje de sus usuarias”. Como recuerda Dans: “En 2019, Lush anunció también su abandono de las redes sociales en el Reino Unido argumentando que ya no eran un canal adecuado para el diálogo con sus clientes, aunque posteriormente terminó por volver a ellas”.

La categoría «popular» es un error

La Academia del Cine en EE.UU. ha claudicado a la moda y ha creado una categoría de “película popular” que votará el público en vez de los académicos. De este modo, al parecer, quieren involucrar a la juventud en la gala, que pierde audiencia, y en una industria tradicional del cine ante la nueva oferta de Netflix y similares, que ha calado entre los jóvenes. Vamos, que es como si un aitite se pone una camiseta con la cara de Luis Fonsi. Ni siquiera es una idea original: esta misma semana se han entregado los Teen Choice Awards, dirigidos al público joven sin forzar nada.

El odio va unido a la mentira

Estoy pasando ya de la fase de la sorpresa a la de la indignación: en Twitter se está generando una corriente insana de odio hacia todo lo que no sea la unidad de España basada en malinterpretar cualquier gesto. Cualquiera. Por supuesto, recurren a la mentira, como que en Euskadi no es posible elegir el idioma en el que quieres que estudien tus hijos e hijas. Y la mayoría de veces, recurren a la idiotez del lector, como el que se queja de leer en un Carrefour de Valencia la palabra “benvinguts”. La Lifri ha respondido merecidamente: “Sí, de hecho, ‘benvinguts’ significa ‘putos madrileños’”.

Redescubriendo “la patria”

Si metes en Google las palabras de Pablo Iglesias que Podemos ha recuperado en Twitter aparecen referencias de 2016. No solo se trata de un discurso antiguo, se trata de uno viejo porque, a estas alturas del curso de demagogia avanzada que imparten los de la nueva política, ya no cuela eso de hablar de patria cuando lo que quieres es hablar de Estado y de impuestos. Se lo dice un nacionalista, que de lo que es la patria y lo que no es (porque se la niegan) sabe un poco. Pero el problema de Podemos no es el de las palabras, sino el de los portavoces, que solo son dos y no están.

No, no pasamos que nos la cuelen

Escribo cada día en un periódico desde finales de 2009, así que no escupiré para arriba porque, sí, me la han colado unas cuentas veces y sé que volverán a hacerlo, pero que te equivoques y sepas que así funciona esta profesión no significa que estés dispuesto a que te metan todos los goles siempre. Ni mucho menos el mismo delantero cuando, además, sabes que es un torpe. Así que celebro el plante de más de 100 periódicos que hoy publicarán un editorial contra Donald Trump, hartos del desprecio de este presidente hacia unos periodistas más necesarios que nunca.

Facebook paga por emitir

Está bien que de vez en cuando Facebook nos recuerde lo que es: una plataforma de contenido y publicidad. No suele hacerlo mucho pero a veces se destapa, incluso con novedades como la siguiente: ha pagado 90 millones de euros a la LFP para emitir los partidos de la Liga en Asia vía streaming en Facebook. Es decir: Facebook emitirá partidos que podrán verse gratis en el ordenador, tablets, móviles o una televisión con conexión a Internet. El giro no es menor porque supone emitir contenidos como los canales tradicionales y competir, directamente, contra ellos

«Franquista autoritario»

Hasta que leí su nombre en la web de Público no sabía quién era Elio di Rupo, tampoco sé si las políticas que puso en marcha como primer ministro belga son de mi agrado, ni si su trato hacia la población flamenca fue despectivo o sensible. Pero sí sé que ahora mismo es un gran enemigo de España después de calificar de “franquista autoritario” a Rajoy por su posición respecto al procés, y supongo que la propaganda española se encargará de airear lo peor de Di Rupo.

¿Con o sin cepillado guerrista?

Toda la vuelta que hemos dado siguiendo la locomotora catalana para, al final, que el gobierno español nos quiera llevar al punto de partida: según El Plural, el ministro español de Exteriores propone resolver el procés con la modificación constitucional que permita admitir un estatuto que satisfaga en parte las pretensiones catalanistas. Es decir, el estatuto que unos “cepillaron” (según aquel guasón Alfonso Guerra) y otros tumbaron, y una pretensión histórica: la del cambio constitucional.

Manolo, el del himno

Sábado por la mañana, Barcelona, calor, abre la ventana y el estruendo inunda su casa: el “Que Viva España” a todo volumen con miles de “no nacionalistas” haciendo los coros: “¡Lolo, lo, lolo, lololó!”. ¡Cómo no va a hacerse todo el mundo independentista! En serio, ¿quién ha pensado que esa horrible canción sirve para atraer? Lo mejor viene ahora: la hija de Manolo Escobar se desmarca y asegura que su padre habría querido que los catalanes hubiesen votado.

A Trump no le votaron ni los Bush

“Bush padre votó por Hillary Clinton y Bush hijo ‘por ninguno de los dos’. Lo cuentan en ‘Los Últimos Republicanos’”. ¡Bum! La onda expansiva de esta bomba política ha tenido que hacer temblar hasta el dorado flequillo de Donald Trump. Porque ya sabíamos que nunca fue del agrado del aparato, y vemos cómo destacados miembros de este partido le dan la espalda, pero la noticia del NYT que tuiteaba María Ramírez me parece difícil de digerir hasta para Trump.

No es lo mismo pero me sumo igual

No es comparable el ataque terrorista que sufrió el semanario Charlie Hebdo con que el director de El Jueves haya sido llamado a declarar. Pero Guillermo Martínez-Vela merece también nuestra solidaridad aunque el chiste en el que anunciaba que “la presencia de antidistrubios acaba con las reservas de cocaína en Cataluña” no tenga demasiada gracia. Personalmente, no me gustan esas vanalizaciones, pero cosas peores habremos leído en la prensa seria.