Otra compañera

Si hay una profesión poco valorada incluso por quien la paga es la de periodista. Por desgracia, de vez en cuando recibimos mazazos que nos recuerdan que algunas compañeras y algunos compañeros siguen haciendo una labor importante y muy incómoda para quien ejerce el poder, legal o ilegalmente: “Matan a tiros a una periodista mexicana en Tijuana, la tercera asesinada en lo que va de año” (Público). La realidad de aquellas compañeras y compañeros es muy dura, y como en Tijuana, en muchas partes del mundo. Hasta hace poco, en Euskadi, ETA también atentaba contra los periodistas. Ojalá no perdamos nunca de vista esto.

¡Claro que no lo somos!

En El Blog Salmón han dado un buen repaso al plan del gobierno más progresista de la historia para que las y los trabajadores autónomos paguemos la fiesta que otros colectivos mejor organizados sindicalmente montan. El problema, según el ministerio, es que “el 85% de los autónomos cotiza por la base mínima” pero es que “esta supone más que lo que pagan nuestros vecinos europeos” y “con menos protección social”. Porque el de los autónomos es un colectivo de menor derecho: sin vacaciones, sin facilidad alguna para una baja por enfermedad o sin indemnizaciones. Y la subida no recoge una mejora en nada de esto.

Son nazis porque hacen cosas de nazis

Esta semana que Santiago Abascal ha hecho de anfitrión de los principales partidos de extrema derecha de toda Europa es una de las mejores para compartir el titular en Eldiario.es: “El Supremo recuerda a Vox que compararles con los nazis no es un delito de odio”. Así que llamarles por su nombre ya pasa a ser una obligación. No hay excusa para que ningún periodista, contertulio o político sea taimado con los más xenófobos, machistas y clasistas del panorama. A menos, claro está, que quien sea templado con la ultraderecha lo haga porque forma parte de ella o por colaboracionismo. Y ante eso, tomaremos nota.

Nunca se ha ido

Pablo Iglesias no se ha ido, no se ha retirado de la política: sigue haciéndola. Ahora, desde los púlpitos de los medios de comunicación que le ceden un micrófono y tiempo, en vez de desde la tribuna del Congreso o un atril de su partido. Sigue ahí, marcando la agenda y los enfoques de Podemos, eclipsando a Ione Belarra y Yolanda Díaz. Y por supuesto, preparado para regresar a la arena del circo: “Podemos otea la vuelta de Iglesias a la política si la plataforma de Díaz fracasa. El sentir de algunas fuentes moradas de peso y de gran parte de la militancia es que el exlíder ‘se ha ido, pero no’” (Vozpópuli).

Brakamendi, eup!

Cuando el Athletic está en una mala posición liguera su filosofía salta al debate público. Cuando el Athletic se convierte en una piedra en el camino (el de la Federación para mandar a Arabia Saudí al Real Madrid, en este caso), su filosofía se convierte en herramienta de desestabilización. Esta semana hemos sido otra vez un club en el que los niños del mundo no pueden aspirar a jugar. En esta situación, el boliviano Iñaki Brakamendi ha dejado claro lo que sí somos: “Una de la razones por la que amo este club es su filosofía. ¡Somos únicos en este fútbol moderno y trucho! ¡Y ojo! Cuando mi hijo nazca en Euskadi jugará en el Athletic”.

Yo desmiento a José Luis

José Luis Escrivá se ha puesto muy serio para contar este chiste: “Desmiento completamente que los autónomos estén en contra de las nuevas cotizaciones. Es rigurosamente falso” (El Huffington Post). Pues yo desmiento al ministro: si no se entera porque le han transmitido eso, que hay autónomos que no se han cabreado, y se la han colado, malo. Si se entera y tiene el cuajo de soltar lo que ha soltado, peor. Y él solito se ha puesto en la tesitura de hacerse un Infanta Cristina o un Juan Carlos I. Pero ambas opciones son pésimas porque demuestran un desprecio absoluto por la realidad de un colectivo muy indignado.

Pablo, tú, a lo tuyo

No me molesta el Pablo Iglesias contertulio, ni el que considera que un micrófono es un púlpito, ya ni siquiera me molesta el Pablo Iglesias que hace el trabajo de los periodistas porque nosotros no sabemos. De hecho, Pablo Iglesias ha elegido la peor de las opciones para los “ex” de la política: quemarse. Su presencia es tan constante; sus regañinas, tan recurrentes; y su tono, tan funcionarizado, que está cayendo en la irrelevancia. Ahora se queja de que nadie manda callar a González o Aznar. ¿Por qué íbamos a hacerlo si siempre generan titulares? Quien no lo hace es quien, pase lo que pase, lo veía venir.

La agonía

Los actos de Ciudadanos para la campaña castellano-leonesa no tienen ningún impacto en los medios fuera de esa comunidad autónoma. Y si lo tienen, es para que observemos lo que señala con retranca Arezno: “Huele a remontada”, tuiteaba sobre una foto de un acto de campaña desolador de los naranjas. Esa frase pasará de ser gritada por Inés Arrimadas como previa al primer gran batacazo de Ciudadanos, a epitafio del partido que iba a regenerar la política y modernizar la derecha española, y ha solo supo engordar al monstruo de Vox. Únicamente nos queda saber cuánto estirarán la agonía sus líderes. Y a cambio de qué.

Con sus ideas

“Dirigentes de Vox se niegan a mostrar el pasaporte COVID para acceder a Fitur”. Este titular de Eldiario.es es de esos que hay que guardar porque muestra la esencia de todo lo que es Vox: un partido que va contracorriente sin que le importe el daño que puede generar, incluyendo una pésima imagen de esa España a la que aman tanto que se compran las pulseras con los colores de su bandera. ¿Puede haber una mayor muestra de devoción? La cuestión es que la propia feria Fitur tenía que servir para demostrar la seguridad de los eventos en España pese a la pandemia, y a los de Vox no les ha importado reventarlo. Pero con pulseras.

Populismos, no, gracias

Me sorprende el poco recorrido informativo que está teniendo el empobrecimiento que ha sufrido El Salvador en cuestión de solo unos meses: la idea de su presidente, Nayib Bukele, de prescindir de moneda propia y de hacer el Bitcoin como divisa de curso legal ha llevado al país a verse arrastrado por la pérdida de valor de la criptomoneda. ¿Y ahora, qué? El FMI le ha pedido que se retracte después de que en estos cuatro meses el país haya perdido 22 millones de dólares, que no es mucho en el presupuesto de un país, no nos engañemos. Lo peor es el efecto que tiene en la economía de cada persona en El Salvador.

Autónomo, pringado

Como trabajador autónomo que soy me siento un pringado: el plan del gobierno más progresista de la historia de empezar a desangrarnos hasta que dentro de nueve años tengamos unas cuotas impagables es un horror y un error. No incentiva la iniciativa y desmotiva a quien ya está en el lío. Una facturación de poco más de 2.000 € conllevaría una cuota de autónomos de más de 700, además del resto de gastos. Todo parte de una falacia sencilla: que el trabajador por cuenta propia tiene que asumir lo mismo que el que trabaja por cuenta ajena y su empresa, generando una desigualdad de base injusta e inasumible.

La comparación imposible

No es posible comparar la cotización del trabajador por cuenta propia con la del trabajador por cuenta ajena simplemente porque son dos realidades distintas. La trampa consiste en compararlos como si fueran semejantes. La misma que sirve a la de Madrid para sacar la cabeza sobre otras autonomías: “Madrid capta el 65% de la inversión extranjera en España, cinco veces más que Cataluña”, titulan en El Independiente aunque luego en el cuerpo de la noticia sí expliquen las obviedades: “El factor de la capitalidad se convierte en un atractivo determinante, al que muchos expertos suman otros elementos como la fiscalidad”.

Pasteleo

Igual que se puede amar lo que se es sin odiar lo que no se es, en política es posible coincidir y querer profundizar en una entente sin tener que pastelear. Pero algunos pastelean, y se gustan con las manos llenas de merengue: César Calderón tira de sorna con un “esto es muy bonito” sobre los tuits de Pablo Iglesias y Arnaldo Otegi, que interactúan en una cadena de chistes internos a la vista de todo el mundo sobre lo que es ser de izquierdas. Calderón insiste en sus columnas en que en Euskadi el tripartito entre Bildu, Podemos y PSE puede ser cosa hecha. Desde luego, entre los dos primeros ya han cocinado un bizcocho.

Garzón, ¿amortizado?

Sigo creyendo que Garzón no tenía que haber dicho lo que dijo a un medio extranjero sobre un modelo productivo del país del que es ministro. Pero también creo que hay que reconocer que en Podemos han logrado dar la vuelta a una situación que se les había ido de las manos rápidamente. Importa el tema, sobre todo en la campaña castellano-manchega, e importa el partido, pero, ¿importa el prescriptor? Garzón ya era un ministro amortizado para la coalición de izquierdas antes de este debate que puede ser su última aportación a una causa a la que entregó su propia formación atacada por las deudas.

¿Pero qué dices, Pablo?

Pablo Montesinos y Cuca Gamarra son el mejor ejemplo de cómo el PP sigue siendo un partido completamente alejado de la ciudadanía. Si esos son sus portavoces, es decir, las personas que representan la marca ante los medios, es evidente que desconocen el repelús que esos perfiles pijos recalcitrantes provocan en la mayoría. Cuando un Montesinos de la vida se acerca a una granja, extensiva, intensiva o familiar, solo puede hacer una cosa: el ridículo. El mismo que hace cuando tuitea un spot para difundir el lema: “Más ganadería, menos comunismo”, rematando una puesta en escena descacharrante y nada efectiva.

Más lecciones, no, que me enamoro

Pablo Iglesias no se corta: no sabe cómo se escribe “ongi etorri” (él ha tuiteado “ogni”) pero sí se atreve a hacer afirmaciones categóricas sobre “la responsabilidad de la izquierda abertzale a la hora de dar los pasos que les corresponden para la reconciliación”. Y termina: “No reconocerlo es carecer de sentido de Estado”. Quien provocó una repetición electoral para ser vicepresidente del gobierno y solo un año después abandonó su cargo para presentarse a las elecciones de la Comunidad de Madrid no se corta en darnos lecciones sobre lo que es “el sentido de Estado”. Sería de risa si lo suyo, como lo de otros, no fuera colaboracionismo.

La vía escocesa

Lo que diga Felipe VI sobre la estabilidad de las instituciones, después de llegar a una que se mantiene en pie con la colaboración de todos los poderes del estado español, que han tapado las vergüenzas de su padre todo lo que han podido, me importa entre poco y nada. Pero sí lo hace que, en el mismo evento, “Pere Aragonès ha abogado por hacer posible que lo que se hace en Escocia sea posible en Cataluña” (Vozpópuli). Es decir: referéndum pactado entre los gobiernos. Un plan con el que no puedo estar más de acuerdo pero que supone un viraje importante para ERC y para quienes se les han arrimado.

¿Quién no lo haría?

Euskadi es un país industrial lleno de pequeños talleres con mucha importancia. No pocos se mantienen o han mantenido abiertos durante décadas y en la dirección se han sucedido padres e hijas o hijos. Que eso pase no debería escandalizarnos, aunque solo sea porque ya lo hemos visto, pero si hablamos de millonarios la cosa parece que cambia porque la tentación de hacer el chiste en Twitter siempre está ahí. Marta Ortega sucede a Pablo Isla al frente de Inditex. Pero el propio Isla que solo era de “transición”. Para él, el nombramiento de Ortega “es la culminación de mi compromiso con Inditex y con Amancio” (República.com). ¿Y qué?

El corte publicitario

Tuits como el que han difundido, a modo de respuesta a Andrés Iniesta, desde la Comisión Nacional del Mercado de Valores, son los que dan sentido al trabajo de los community managers, y no esos que intentan ser divertidos desde cuentas de multinacionales. El futbolista ha usado sus redes sociales y su nombre para dar a conocer a sus seguidoras y seguidores una empresa que opera con bitcoins, sin indicar se si trataba de publicidad (¿de verdad necesitan ese dinero?) o no, como tantos otros, como tantas otras veces. Ayer, por cierto, se celebraba el día del y la “influencer”.

Son víctimas

Las y los integrantes de la familia madrileña que están en la UCI con coronavirus y sin vacunar son víctimas, víctimas de una desinformación interesada. Como interesados son quienes hacen negocio de la no-vacunación con remedios alternativos y libros que no deberían de ser publicados por peligrosos, y quienes quieren hacer política de lo reaccionario, sea lo que sea. También son víctimas otras que han protagonizado “varios brotes de familias enteras sin vacunar” (Nius Diario). Ante la desinformación que mata, información: “El 80% de los ingresados en la UCI del Severo Ochoa son personas de mediana edad sin vacunar”.

Todo atado y bien atado

Me encantan estos tuits que describen lo que pienso mejor de lo que yo podría hacerlo: “Lo de España con el franquismo es luz de gas a gran escala. Te dicen que tienes una obsesión irracional con Franco porque es un tema superadísimo mientras el líder de la oposición va a una misa en la que se reza en su nombre sabiendo que no va a hacerle daño políticamente”. Para alguien que no cree en las casualidades en política la presencia de Pablo Casado en una misa franquista no supone una desfachatez, sino todo lo contrario: con la fascistada, hasta a comulgar, y sabiendo que el hecho de que trascienda no le restara votos.

Sí lo es

El sábado por la noche Pablo Casado acertó con una de las misas en recuerdo del dictador, pero por la mañana no lo hizo con su discurso: “Esto no es un ‘talent show’ de megalomanías” (República.com) dijo en clara referencia a Isabel Díaz Ayuso. Pero sí lo es: precisamente quienes ejercen la política como Pablo Casado, que eligió a la propia Ayuso, a Álvarez de Toledo, a García Egea o a Carlos Iturgaiz, como representantes de su partido, son quienes han convertido la política en una especie de concurso de simpatía y arrojo ante los micrófonos o con los tuits. Y ahora que no le conviene descubre que no tiene tiempo para rectificar.

Como a tontos

Pablo Iglesias no me gustaba como contertulio, como eurodiputado y diputado no me generaba confianza, como candidato permanente me parecía el niño en el bautizo, y como vicepresidente fue, claramente, un fiasco. Ahora, como exvicepresidente, salvo algún destello, me parece que nos toma por tontos, directamente: sus opiniones en medios de comunicación o sus intervenciones desde los atriles siempre parten del mismo punto de vista mágico, como si él nunca hubiera tenido responsabilidades en un gobierno, no se hubiera sentado en un consejo de ministros o no hubiera tenido un despacho de vicepresidente.

Hay que reírse más fuerte

Tenemos que reírnos más fuerte, con más escándalo, para que se entere todo el mundo de que lo estamos haciendo, de todas esas y todos esos que llevan meses machacándonos con que las medidas anticovid después de la vacunación son todas un exceso, y que tenemos que mirar más y mejor a otros países como Dinamarca, Reino Unido, Francia, Alemania o Portugal, donde la gente vive (o vivía) mucho más tranquila que en Euskadi. Claro que sí, guapis. Pues ahí tenemos a las y los líderes de todos esos países, y a sus responsables de Sanidad, agarrándose a donde pueden porque la ola viene de frente y es de las altas.

Ni medio paso atrás

Estos también parecen tontos y dignos de nuestras carcajadas, pero son peligrosos. Me refiero a quienes encajan en el patrón que Miguel Diéguez ha descrito muy bien en Twitter: “No sé, igual peco de suspicaz, pero a los que defienden a un salvaje que coge un arma, cruza dos estados, se viste de soldadito para jugar a la guerra, mata a dos personas y le absuelven, les noto un patrón de conducta e ideológico… Serán cosas mías”. El fascismo es indefendible, en EE.UU. y en Euskadi, en la España de las misas al “generalísimo” y en las calles en las que siguen apareciendo carteles que legitiman la lucha armada.