Sionismo de libro

La de hoy es la última oportunidad en varios días que tendremos para hablar de otros temas que no sean la capacidad de adaptación y supervivencia de Pedro Sánchez, así que la voy a aprovechar, y voy a abrir la columna con un tuit del periodista Fran Sevilla, que muestra en Twitter cómo Israel está barriendo del mapa la franja de Gaza: “Ante la pasividad internacional se va completando el objetivo de Israel, demoler completamente Gaza y no dejar ni un edificio intacto y ni un ser vivo”. Esto es sionismo de libro: ocupar la tierra prometida por la fuerza si es necesario y expulsar a las y los palestinos que la habitan. Y el mundo, sin reaccionar.

Por nuestro bien

Según The Washington Post, fue un “oficial militar ucraniano” el que “coordinó el ataque al oleoducto Nord Stream” (Menéame). Difundir y denunciar esto es importante para ganar legitimidad: desde el principio aquel atentado olió a chamusquina, y parece que la hipótesis de que fuera producido por quien es la víctima, y no el victimario, se abre camino. Insisto: ocultarlo, taparlo, actuar como actúa el bando ruso, en definitiva, no es el camino. Señalar lo que está mal en el bando ucraniano con claridad y seguir defendiendo al invadido, al agredido, en Ucrania, en Palestina e Israel, incluso en lo más duro, es ejercer como un antifascista.

¡Y tanto!

Leo en Público que “la última carta para frenar la crisis climática se juega en Dubái”, y pienso que no puede ser más cierto. Lo que sucede es que mi pensamiento y la pieza van por caminos separados: para hablar del cambio climático van a realizar una cumbre en una región del mundo que basa su modelo económico en el impacto negativo sobre el planeta (desde los combustibles fósiles hasta las obras mastodónticas). Pues cojonudo. Yo me la ahorraría y directamente, por videoconferencia, crearía una brigada mundial con capacidad ejecutiva para actuar sobre los países, como Dubái, que no respetan los pactos medioambientales.

¿Quién le paga las copas?

Algo parecido me pasó con el titular de El Plural que, en mi opinión, estaba puesto para inducir a pensamientos mágicos: “La noche secreta de Juan Carlos I ‘en su club favorito’ tras el cumpleaños de Leonor”. Ya lo adelanto: fue a un club londinense exclusivo donde cenó con un matrimonio amigo. Me llama la atención la noticia porque, en primera instancia, la prensa cortesana nos dijo que voló directamente a Abu Dabi. Ahora sabemos que paró en Londres y cenó. En la pieza también recogen que suele ir invitado. No lo dudo, como no dudo tampoco de que Juan Carlos I tiene una cuenta corriente bien abultada de sus comisiones.

Gracias, Marc

Me voy preparando mentalmente para lo que nos toca hoy: el debate de investidura de un kamikaze y los aspavientos de la oposición. Sobre esto último, nada lo va a retratar mejor que la foto de Marc Asensio, de una mujer mayor, con pinta de señorona, desquiciada, con la bandera española a modo de capa y gritando en el centro de Madrid, junto al comentario de Pedro Vallín: “La foto que describe la ruina moral e intelectual del conservadurismo europeo”. La verdad es que no tengo mucho más que añadir. Solo que tengo muy clara la columna de mañana: Sánchez es lo segundo peor que podía pasarnos. Un gobierno de PP y Vox, lo primero.

De lunes

No suelo traer posts en Linkedin a esta columna, pero confieso que me gustan cada vez más. Será que me hago mayor. De hecho, en los últimos días he encontrado un par de post muy interesantes: “Más funcionarios y menos empleados” explican que, en España, “en comparación con el máximo de hace 16 años, hay 32.000 empleados menos en el sector privado y se han perdido 60.200 autónomos, mientras que la cifra de trabajadores públicos ha sumado más de medio millón de puestos”. En “Haz que me merezca la pena ir a la oficina” ponen el acento en la flexibilidad: esta es la clave hoy para atraer o perder talento.

Pues vale

Un colectivo flexible de trabajadoras y trabajadores es, por ejemplo, el de las y los influencers, que en vez de tener un horario trabajan todo el día y en vez de un jefe deciden tener miles de ellos, millones en algunos casos. Un colectivo que no entiende que lo mejor que puede pasarles es que regulen su actividad, como avisar de lo que es publicidad de modo claro y no solo intuitivo. No me parece mal como primer paso para ellas y ellos, pero para las y los followers no es ya necesario: casi todas y todos contamos que cuando un influencer utiliza, menciona o deja ver una marca lo hace a cambio de algo.

¿Servirá para algo?

Las llamamos redes sociales pero ya no tienen nada de eso porque Facebook o Instagram (Twitter siempre fue y es otra cosa) no conectan ya a personas: después de ver un par de fotos de gente a la que conocemos pasamos a ver vídeos generados por “creadoras y creadores de contenido” sin fin. Ellas y ellos son “influencers” y sus contenidos se unen a un marasmo que generan desconfianza, tanta que “más de 40 estados de EE.UU. demandan a Meta al entender que Facebook e Instagram son dañinas para los niños”. También son dañinas para las niñas, ya lo aclaro yo, compañeras y compañeros de Público.

Y de camino a la oficina

Cuando una persona a la que admiro me pasó esta noticia supe que la iba a guardar para la columna: según Xataka, lo que más escuchan quienes tienen paneles con apps en sus coches (y viven en EE.UU., pero los datos parecen extrapolables) y, por lo tanto, acceso a Spotify, Apple Music o YouTube, es la radio. La de toda la vida. Bueno, en vez de dial elegirán una app que la ofrezca redifundiendo las emisiones de sus páginas web. Pero la gente quiere radio: un 47% es lo que escucha durante sus trayectos. El otro 53% se divide en diferentes plataformas y, por supuesto, podcast, dejando a las emisoras como líderes de hoy y de siempre… de momento.

El modelo de negocio

Twitter nació sin modelo de negocio. Lo inventó Zuckerberg para Facebook y Twitter intentó trasladarlo con sus limitaciones, por eso no es rentable. El modelo de negocio es la clave de bóveda de toda idea empresarial. Y algunos son sorprendentes por rentables: “Prefieren a un cliente que pague mil euros que a dos que paguen 500”, por eso los hoteles de lujo de Madrid están siempre mediovacíos, según El Periódico de España. “Un cliente que paga mil o 1.500 euros, en vez de 700, también compra botellas de champán francés y come caviar. Sus gastos extra en el hotel son muy superiores”, y ahí está su modelo de negocio.

La doble, o triple, vara de medir

La deriva profesional, política y discursiva de Joseba Permach es para admirarla. El hombre que, a cara de perro, se mostraba templado ante los asesinatos de ETA en la época en la que la banda más castigaba a las sociedades vasca y española, hoy es un tuitero de esos que busca el aplauso de su público en forma de retuits. Todo le vale, hasta autoenmendarse: el maestro del doble lenguaje, de las varas de medir a discreción, se escandaliza porque en la BBC (él lee prensa internacional, como buen cuñado enterado) habla de habitantes de Gaza fallecidos y de Israel, asesinados y asesinadas. Qué sagaz, qué observador, qué carrerón el del bad boy.

Nada peor que un exfutbolista

Una de las cosas malas de hacerse mayor es que los futbolistas de tu edad, esos a los que controlas bien porque has seguido sus carreras cuando mayor es tu fervor por tu equipo, también se han hecho mayores, y descubres que aquel al que admiraste o, simplemente, viste jugar con cierta elegancia, es hoy un mamarracho que dice chorradas o hace cosas peores. La respuesta de Dudu Aouate, aquel portero israelí que jugó en la liga (“eres un hijo de puta”) al tuit en el que Benzema se solidarizaba con las víctimas de Gaza (solo de Gaza, es cierto, ¿y qué?) retrata a uno y a otro, y resulta tristemente gráfico.

Ahora, sí

Bienvenida la revelación del PSOE, bienvenida la necesidad de los votos de Junts (porque los de ERC los necesitaba también en la anterior legislatura y las y los republicanos no hablaron de la amnistía), bienvenida la gira de Zapatero por los medios, de nuevo, cuando Sánchez prefiere que otros den la cara por él, bienvenidos los discursos, los argumentarios, los titulares y las noticias como esta de Público: “Zapatero defiende la amnistía para los encausados del ‘procés’: ‘Cabe en todos los ordenamientos democráticos’”. Bienvenido todo lo que ha doblegado una voluntad, la del PSOE, que nadie la olvide, que no era la de amnistiar.

¿Qué quiso decir?

“Feijóo acusa a Sánchez y al independentismo de llevar a España a ‘un horizonte similar al de los Balcanes’” (El Nacional). ¿Qué quiso decir Alberto Núñez Feijóo con su comparación? ¿Conoce lo que pasó en los Balcanes? ¿Conoce a las sociedades vasca y catalana? ¿O habla de oídas, le suena y le parece que puede quedar bien en un discurso? La irresponsabilidad que exhibe el presidente del PP es una buena señal: va a tumba abierta porque ni él cree ya que vaya a haber una repetición electoral, lo que es una gran noticia para todas y todos. Pero la hemeroteca, ¡ay, la hemeroteca!, seguirá ahí para Núñez Feijóo.

¿Qué queremos leer?

Hace tiempo que un Premio Planeta es un libro ligero que regalas con ligereza a alguien que sabes que lee cosas ligeritas, de piscina, de autobús, como mucho. Por eso hace tiempo también que paso del evento (lejos queda la época en la que conocía algunos autores, libros y años), e iba a hacerlo este año también hasta que me he topado con la pieza de Víctor Lenore, que recoge cómo en El Mundo y El País son forzadamente asépticos cuando no críticos en sus crónicas (ese noble género), explica que ya no hay escritores y escritoras en los platós, sino todo lo contrario, y sentencia: “El ganador es siempre el mismo: el grupo Planeta”.

Va de esto

En El Nacional hablan, claramente, de “catalanofobia en Mallorca”. Lo sucedido es un ejemplo perfecto de por qué en territorios con lenguas cooficiales las y los funcionarios, sin excepción, deberían de poder atender en cualquiera de ellas: “Un médico pide a una paciente hablar castellano después de atender a un turista en inglés”. Ese médico sabía inglés y permitió a un paciente que le explicase su dolencia en el idioma en el que mejor se desenvolvía. Pero fue incapaz de atender a una paciente que hablaba catalán en Baleares, una paciente que tiene ese derecho. Porque no va de los derechos de las y los funcionarios, sino de las y los pacientes.

¡Pero qué sorpresa!

Borja Sémper fue repescado por Núñez Feijóo para ser el encargado de dar la cara (amable, agradable, joder, una cara guapa, un tío al que le quedan los trajes bien, no como a mí) mientras en Génova iban dando luz verde a los pactos con Vox. Después, el PP hizo suyos los escaños ultras para la investidura y cuenta con ellos si hay repetición electoral. Ha tenido que pasar todo esto para que salte la sorpresa: “El foco mediático acaba con la moderación de Borja Sémper. Llamado a ser la voz moderada de la cúpula de Feijóo, se alinea con el ala más reaccionaria de la derecha en su nueva etapa como portavoz del partido” (Público).

Pero, ¿qué precaución?

Nos pide Air Europa que, por precaución, cancelemos nuestras tarjetas de crédito si las hemos usado para contratar un vuelo con la compañía. Es difícil echar más morro al tema, y más cuando, como leemos en El Confidencial, “la regulación impide almacenar datos de tarjetas de clientes”. Air Europa tiene encima de la mesa mucho más que una crisis reputacional. Pero el robo también sirve para poner encima de la mesa cómo funciona: en el mismo digital sugieren que puede tratarse de un “ataque de origen ruso”. Y es interesante porque no se trata de hackers codiciosos, como pudiera parecer: hay dictaduras que se financian con ciberataques.

Los ricos casas quieren

Si no estás buscando un apartamento de lujo no eres rico. Esa es la última tendencia: la vivienda (poca novedad) para quienes más tienen. Apartamentos y propiedades de primer nivel para alejarse, por supuesto, de la chusma. Viviendas que, no lo dudo, tendrán un alto impacto energético en forma de domóticas o calefacciones potentísimas para grandes espacios. Lo explican bien en Xataka haciendo lo más práctico: seguir el rastro del dinero. ¿Cómo? La inmobiliaria de Amancio Ortega ha dejado de invertir en los mejores locales y oficinas para hacerlo en viviendas high-class, y por supuesto, le va bien.

¿Cuál es la hora exacta?

No he podido resistirme a traer esto de Microsiervos, donde consiguen resumir de dónde viene lo que entendemos como “la hora exacta” que dan los dispositivos electrónicos: “Del Protocolo NTP que proviene de NTP Estrato 3, de NTP estrato 2, de NTP Estrato 1 del GPS de la base aérea Schriever de la Fuerza Espacial de Colorado, del Reloj Maestro Alternativo del Observatorio Naval en Washington, de relojes atómicos y el IERS de París y de la OIPM de relojes de cesio, originalmente calibrados mediante observaciones de la Unión Astronómica Internacional, y de un modelo matemático creado por Simon Newcomb en el siglo XIX”.

Avanzamos hacia el colapso

No estoy en absoluto de acuerdo con Juan Bordera en que los medios estamos desinformando sobre la gravedad del calentamiento global y de este cambio climático que nos abrasa. Claro que hablamos de “buen tiempo” si hace sol y 25 grados. Pero también alertamos de lo extraño y poco recomendable que es. Por lo demás, Juan Bordera tiene razón en ponerse tan alarmista como se pone en su hilo en Twitter. Caminamos hacia el colapso de nuestra civilización y los gobiernos no están haciendo nada efectivo para modificar el rumbo. Y hay mecanismos de sobra para una corrección global, lo que no hay es voluntad ni responsabilidad.

No será el único…

“El Ayuntamiento de Madrid se lanza a verificar si los locales acatan sus órdenes de cierre tras el incendio de Murcia”, titulan en Público, y pienso que en Madrid han hecho un poco el canelo, porque me temo que no es el único ayuntamiento que se habrá lanzado a comprobar si ha ejecutado cierres administrativos de locales que merecen ser cerrados por su peligrosidad. Y que no me vengan los del sector hostelero a quejarse de la persecución de las mismas instituciones que permiten cuando no promueven la buena salud económica del sector (siendo conscientes, como somos todos, de que se trata de un motor económico).

Un modelo no modélico

Jacobo Dopico ha llevado a Twitter la “terrible investigación de The Washington Post sobre el colapso de salud en EEUU, sobre todo entre la gente con menos ingresos. Masivas muertes prematuras entre 35 y 64 años por enfermedades cardiacas, renales, hepáticas, cáncer… El caos de un modelo social y sanitario”. Y sigue: “La esperanza de vida cae y la diferencia de esperanza de vida entre personas con y sin dinero se dispara”. El estadounidense es un modelo nada modélico, y quienes nos venden sus bondades y de las de la sanidad privada lo harán siempre por interés económico, hay que hablar claro.

Otro fracaso de la sociedad

Las parejas, hoy, más que lo que nos da la gana, nos limitamos a hacer lo que podemos, pero creo que este titular en Xataka alerta de un fracaso: “El auge de los DINK: cada vez más familias españolas optan por tener dobles ingresos y ningún hijo”. Desconocía el término, pero el hecho de que exista avisa de la normalidad de “las parejas DINKS (Doble ingreso, Ningún Hijo)”. Y no creo que el fracaso sea porque hayamos promovido el egoísmo, sino porque tener hijas e hijos en esta sociedad conlleva un sacrificio cada vez menos atractivo. Y en eso tenemos todas y todos culpa porque esta sociedad la hemos hecho también todas y todos así.

Un debate interesante

Lo que más me gusta de los medios en papel y on-line son las columnas y las crónicas. Entre otros, me gusta leer a Juan Soto Ivars y creo que las críticas despiadadas contra él son injustas. ¿Hay que criticar? Por supuesto. Quienes escribimos nos exponemos. ¿Hay que destruir? No lo veo ni necesario ni positivo. Y reconozco al Soto Ivars al que leo en ese que en Espejo Público criticaba el modo sensacionalista de hacer televisión, entre otros, de ese programa. Pero este no es el único debate que abre su intervención: ir de digno y dejar a los pies de los caballos al medio y las y los periodistas que te acompañan tampoco aporta nada positivo.