Juan Carlos I y sus cositas

Aplaudo que El Español siga publicando las acusaciones de Corinna su Zayn-Wittgenstein hacia Juan Carlos I. Y que lo haga por partes, como en los buenos seriales periodísticos, para que podamos ir degustando cada capítulo, aunque soy pesimista y pienso que, en cualquier momento, el grifo se cierra o la acusadora se convierte en acusada. De momento, la amiga especial del rey emérito insiste en una vieja sospecha: que Juan Carlos I comisionaba, y muy bien, de Irán o Arabia Saudí gracias a los contratos que gestionaba con España, que también le pagaba su sueldo por “representarnos”.

El patriarca

Otra sospecha generalizada sobre los negocios de la Casa Real española era que Urdangarín no había actuado solo o, por lo menos, no había actuado sin un modelo a seguir. Corinna su Zayn-Wittgenstein también dispara hacia ese objetivo: “Yo estaba delante cuando el Rey pedía dinero para Noos”, llega a decir la amiga especial de Juan Carlos I en las grabaciones que se han filtrado. Esta afirmación nos trae a la memoria la del juez Castro, instructor del caso: “Habría tenido que declarar más como imputado que como testigo”, en referencia al Rey. ¿Puede la Justicia actuar de oficio?

Pero Felipe no sabía ni sabe nada

La mayoría de la prensa española sí recoge las acusaciones de Corinna su Zayn-Wittgenstein, y eso ya es un cambio. Veremos dónde termina este viaje pero me temo que no llegará a las estaciones finales: ni a los juzgados ni a la sospecha de que Felipe VI pueda saber algo de estos negocios o esté haciendo los suyos del mismo modo que su padre. En Público, David Bollero así lo sugiere en un texto interesante hasta que pide un imposible: que sea el propio Felipe VI el que, ante el escándalo, plantee un referéndum sobre la monarquía en España. Si algo hará caer a la Corona será, precisamente, el realismo.

Será Corinna la que termine emplumada

Mi pesimismo me lleva a sospechar que ni Juan Carlos I, ni mucho menos Felipe VI, tendrán que afrontar alguna consecuencia por sus actos. Un pesimismo que refuerzo cuando leo en El Plural que “el tribunal, según ha avanzado La Sexta, tomará a la vuelta del verano la decisión de si investiga a Corinna por blanqueo de capitales, ahora que ya tiene las grabaciones, entregadas por una unidad policial”. Es decir: la investigada por la Audiencia Nacional será la denunciante que, por supuesto, también se habría lucrado del meneo de millones y la necesidad de testaferros que, supuestamente, tenía Juan Carlos I.

De nuevo, Villarejo

Una vez más aparece su nombre y escasean las fotos para poder ilustrar la noticia. Y si se confirma que él es el filtrador, el comisario de la Policía Nacional, José Manuel Villarejo, esta vez exhibe información y capacidad de influir en la más alta e intocable de las castas: la familia real que ostenta la jefatura de Estado porque así lo decidió Franco. ¿Por qué? Según El Confidencial Digital, “lo está pasando mal judicialmente” e intenta “obtener un rédito en su causa ante la Justicia”. ¿Cómo? ¿Qué más tiene guardado? ¿A cambio de qué y por medio de quién evitarán que siga filtrando?

¿De quién aprendió Urdangarín?

Es la pregunta que nos hacemos casi todos, es la maldad con la que se nos dibuja una sonrisa, es la esperanza que guardamos para que caiga, de una vez, un sistema hereditario de jefatura de Estado: ¿de quién aprendió Urdangarín a hacer lo que hacía hasta que le pillaron, juzgaron y sentenciaron? En Público leemos un titular, cuando menos, sugerente: “El juez Castro, sobre el rey Juan Carlos: ‘Habría tenido que declarar más como imputado que como testigo’”. ¿Salta la sorpresa? ¿Nadie se lo esperaba? ¿La esperanza se va convirtiendo en una posibilidad real? Les adelanto que soy pesimista.

No es carnaza, es nuestro sistema

Celebro que Roger Senserrich haya puesto un poco de sentido común al último “escándalo” que se ha propagado por Internet: la cámara de los eurodiputados vacía durante un debate sobre el Aquarius. El politólogo recuerda que ese debate no conllevaba la promulgación de ninguna directiva, con lo que era puramente para las cámaras, mientras un montón de europarlamentarios llevan años trabajando en cuestiones migratorias y a favor de los refugiados. Pero algunos medios y, sobre todo, muchos tuiteros, han proyectado una imagen injusta y capciosa por el clic y el retuit.

No es su sistema, es el nuestro

Hay un tuit de Dori Toribio desapercibido que contiene una cuestión importante: “Un argumento muy extendido aquí entre los que aplauden la actuación de Trump: solo está poniendo América Primero, y eso desconcierta a medios y progresistas”. Es el modo que tienen de explicar la política internacional de quien parece un ignorante en cuestiones históricas y diplomáticas, y pone en juego mucho más de lo que cree. En realidad, si EE.UU. no se ha metido ya una guerra nuclear es porque entre todos limitan el poder de Trump. Su escudo: “América, First” no debe parecer un mensaje real.

Así, sí

De las muchas noticias que ha generado Indigo, el último proyecto materializado de Bill Gates, me quedo con el tuit de Pepo Jiménez por su conclusión: “Ningún millonario ha entendido mejor la filantropía como este hombre”. Todos señalamos a Gates por montar casi un monopolio informático con Windows y sus licencias. Hoy todos manejamos su software y él se dedica, a cambio, a hacer un mundo mejor invirtiendo en desarrollos que benefician a quien menos tiene: su última aportación es un sistema para trasladar vacunas en África manteniendo la temperatura adecuada casi sin energía.

Esas empresas que nos traen el futuro

Amazon no nos trae un libro o los pañales de nuestro hijo: nos trae el futuro. Un coche de Uber no nos lleva de un lado a otro: nos lleva del pasado del taxi al futuro de la desregulación. Glovo no nos sirve una hamburguesa: nos sirve un bocado de lo que viene. AirBnb no nos muestra pisos sino ventanas a un futuro colaborativo. Mandangas. Se trata de empresas que, como denuncia James Bloodworth, hacen negocio basándose en la explotación de sus trabajadores y de los productores. Así que denuncias como las de este escritor británico son llamadas de la realidad.

¿Dónde ponemos el listón?

Por lo que veo, soy de los pocos que cree que Maxim Huerta no tiene que dimitir después de haber defraudado a Hacienda, haber sido condenado por la Justicia y haber pagado lo que le impusieron. Doy por hecho que el nuevo ministro de Cultura está “reinsertado” y que ha aprendido que no se debe defraudar cuando toca pagar los impuestos de los que sale, por ejemplo, su nuevo sueldo y todas las subvenciones que su ministerio va a otorgar. Si esta sentencia cumplida le inhabilita para la política, ¿dónde ponemos el listón? ¿Y en la Euskadi de “los presos vascos”?

El delito fue ser “el listo”

Lo que me cabrea de la noticia es la explicación que daba ayer el ministro en Onda Cero: que era habitual que los periodistas crearan una sociedad cuando empezaban a colaborar con medios. Eso, simplemente, no es cierto: lo normal es que te des de alta como autónomo. Solo “los listos” (que facturaban mucho, además, como el propio Maxim Huerta, y metían todos los gastos) ponían en marcha una SL unipersonal. En El Confidencial hace solo unos días publicaban un reportaje con los presentadores que habían tenido que regularizar sus pagos a Hacienda por haberse pasado… De listos.

El PP pide su dimisión

Evidentemente, yo siempre he sido de “los tontos” que solo ha sido autónomo y que, por supuesto, no ha facturado las cifras que manejaba Huerta ni ha incluido los gastos de la casa de la playa… que no tengo. Igual por eso no alcanzo a entender que Maxim Huerta tenga que dimitir como le pide, por ejemplo, Fernando Martínez-Maíllo. Como lo leen: el PP exige a un ministro de Sánchez que dimita por haber sido condenado por un fraude previo a la vida política. La desvergüenza de algunos solo es comparable a su torpeza: uno del PP hablando de fraude principalmente perjudica al PP.

Tampoco entiendo lo de Lopetegui

Creo que ando un poco espeso, porque tampoco entiendo que tenga que ser para tanto el lío que se ha montado con el anuncio de que Julen Lopetegui entrenará al Real Madrid después del Mundial de fútbol. Creo, de hecho, que la bola mediática y tuitera puede ser más desestabilizadora que la propia decisión en la que queda mal él, que no solo tenía un contrato: también tenía un compromiso con la Federación. Y ni se me ocurre dudar que Lopetegui no quiera ganar el mundial, y eso, que a mí, lo que haga la selección española me importa muy poco. O tal vez por eso.

Una buena noticia

Creo que en esto no caben las dudas: es una buena noticia que Pep Guardiola haya puesto de su bolsillo los 150.000 euros necesario para la reparación del buque de rescate de Proactiva Open Arms, que va a seguir salvando vidas en el Mediterráneo. Insisto, como ya escribí cuando anunciaron que las personas que navegaban en el Aquarius en una situación crítica serían acogidas en Euskadi y España, que esta tiene que ser la norma. No podemos mirar para otro lado. No podemos pensar que su problema no es el nuestro. No podemos dejar de ser humanos.

Teresa Rodríguez planta batalla

No he dado mucho crédito a la noticia que he leído en varios digitales hasta que ha aparecido en Público, donde su proximidad con Podemos es bastante evidente y absolutamente legítima (prefiero un periodismo de parte pero honesto que uno que va de objetivo e intenta colárnosla): Teresa Rodríguez ha puesto en marcha su propio plan político y electoral para Andalucía de espaldas a la dirección nacional de Podemos. La alarma suena en la casa morada porque el historial de enfrentamientos de la política andaluza con Pablo Iglesias no es leve, precisamente.

Preguntas sin respuesta

Las batallas por la pureza a las que asistimos en redes sociales han abierto debates muy interesantes con casos concretos sobre los que no sé qué pensar. Y en la duda está lo bueno: feministas gitanas se han opuesto a la proyección de una película en Iruña sobre dos mujeres gitanas que se enamoran porque refuerza estereotipos negativos y, en su opinión, irreales de esa cultura. Al final, la película no se proyecta. ¿Está bien ceder a esa presión? ¿Es mejor proyectar la película? ¿Es superior la protección de una cultura a la libertad sexual de dos mujeres?

El capital invierte… en restaurantes

La burbuja (sí, lo es aunque participe y disfrute de ella) gastronómica ha traído una consecuencia en la que muchos no habíamos reparado: los fondos de inversión han empezado a participar en la propiedad de cadenas de restaurantes puestas en marcha pensando en los nuevos gustos para el ocio de la manduca: sitios bonitos y luminosos con comida vistosa y sabrosa. Todo en su punto para la foto en Instagram. Y para atraer capital mientras dure la recuperación que nos permite comer hamburguesas a 14 euros, bebida y cheescake industrial aparte. ¿Cómo no va a ser rentable?

La ciudad y sus fotos

Me parece interesante lo que comentan en Trecebits sobre cómo el mapa de fotos de una ciudad en redes sociales dice algo de ese municipio… Pero no acabo de estar de acuerdo con su enfoque. En este relevante blog creen que estos mapas de fotos permiten observar dónde prefiere estar la ciudadanía y qué falta a esos barrios desde los que se suben menos fotos. Es evidente que se trata de una lectura que prescinde de la sociología de cada barrio y uniformiza vecinos, naturalezas y necesidades. Sí, esta tecnología puede ser útil, pero no solo para lo bonito.

¡Qué mayores somos!

La comparativa de cómo veíamos jugadas muy similares en los simuladores de fútbol del 98, de 2008 y de 2018 es muy sugerente… Si consigues abstraerte de que tú (yo) jugabas con videojuegos hace 20 años ya. En lo técnico, es evidente que los gráficos y las posibilidades han evolucionado en este tiempo. En lo sentimental, uno siente una sombra interior inevitable porque además se ve incapaz de coger esos mandos con tantos botones que hay ahora y que la chavalada maneja sin mirar. De jugar un partido en red con unos cascos y un micrófono, ya, ni les hablo.

La evidencia de le irrelevancia

El presidente del PP vasco convocó una rueda de prensa en Bilbao para anunciar que su partido retiraría el apoyo a los presupuestos que había acordado con el equipo de gobierno en Getxo, el único municipio donde pueden sumar, y la nota de prensa iba con términos gruesos y hasta alusiones a “la raza aria”. Es decir: montaron un lío tan grande como pudieron para intentar llamar la atención como respuesta al voto del PNV que acabó con Sánchez en Moncloa. Alonso, que tonto no es, sabe que lo que hizo fue un monumento a la irrelevancia municipal de su partido.

En Ciudadanos siempre ganan. O eso creen

Ciudadanos estaba tan empeñado en que hubiera elecciones en España, ahora que las encuestas le son favorables y los principales medios privados españoles reman a su favor, que hasta las reacciones tardías a la moción de censura suenan a esas noches electorales en las que todos ganan. Así, Luis Garicano no tuvo vergüenza en tuitear que el gobierno de Sánchez “es parte del cambio que hemos querido traer”. Ellos, que votaron para sostener a Rajoy, se quieren anotar el tanto de un modo grotesco y piensan que la sociedad va a tragar. Necesitan otra encuesta.

Cuando no hay ideología…

¿Por qué Garicano quiere hacernos creer que el cambio lo han traído ellos votando a favor de la permanencia de Rajoy? Porque en Ciudadanos vale todo y creen que España solo es un Ciudadanos más grande. Lo que me sorprende es que no sean capaces de darse cuenta de que están aireando sus propias debilidades: “Ciudadanos dice no estar ‘descolocado’ con el cambio de Gobierno pero reconoce que habrá cambio de tácticas y reenfoque de estrategia”. Nada de ideología, nada de principios: táctica y estrategia. El poder por el poder. El poder por ellos, no por la sociedad.

No hagas nada privado en Facebook

Siempre es posible que surja o alguien comenta un pequeño error técnico en una red social con alguna consecuencia desastrosa: “Facebook hace públicos los mensajes privados de 14 millones de usuarios”, leemos en Público. Contra lo que pudiera parecer, este tipo de noticias para mí siempre son buenas porque nos recuerdan lo que no debemos hacer si usamos habitualmente redes sociales: creer que son privadas. No lo son. Por eso la única máxima que vale es que operemos siempre, siempre, como si todo lo fuera a ver todo el mundo. Repito: todo el mundo.

En Japón es legal desaparecer

Es un tema del que ya les he hablado en esta columna porque suele aparecer en algún blog de vez en cuando. Pero en pocos lo cuentan como en Magnet: en Japón es legal desaparecer. “Desvanecerse” lo llaman ellos. En el segundo país con la mayor tasa de suicidios del mundo, como recuerdan en el post, dejar atrás todas tus deudas, tu vergüenza, tu nombre, familia y carrera, es una buena alternativa a quitarte la vida. Incluso hay barrios que no aparecen en los mapas donde esta gente vive como puede, con sus remordimientos y los de otros porque nadie les busca.