Es fascismo

Ni son “las derechas”, ni “la derecha trasnochada”, ni los “nostálgicos” o las “nostálgicas”: son fascistas. Con todas las letras. Con todo el sentido de la palabra. Y campan a sus anchas por Europa, como antes de caer Hitler y, con él, la losa de la vergüenza que hemos dejado que levanten. Y los hemos visto claramente en Roma, el pasado fin de semana, haciendo el saludo fascista en una acto en memoria del asesinato de tres jóvenes simpatizantes del Movimiento Social Italiano (MSI), “en el que también militó en juventud Giorgia Meloni, la hoy primera ministra de Italia” (EPE). O los paramos ahora o tendremos que hacerlo como entonces.

Y empieza con estas gilipolleces

Si el ministerio español de Sanidad ha aprobado el uso de mascarillas en centros médicos, lo acataremos, como medida de salud pública que es. Y si alguien lo pone en duda nuestra obligación es señalar la gilipollez. Porque en lo políticamente correcto, en el respeto a la libertad de decir chorradas, ha encontrado un caldo de cultivo precisamente el fascismo. No, esa mascarilla en el centro en el que se juntan personas enfermas no es una “limitación de las libertades ciudadanas”, como escribe Guadalupe Sánchez y publican en The Objective. Y señalar la tontería como tal tampoco limita su libertad, pero sí puede limitar la confusión.

Una más

Es digno de estudio que Santiago Abascal, en plena campaña para su reelección entre los suyos, en vez de atacar al presidente español del gobierno por sus acciones o declaraciones, suelte bobadas genéricas como: “El PSOE es vulnerable a la corrupción, a los crímenes de Estado y a la traición”. Y deberíamos de estudiarlo porque el discurso es una mierda y pese a que lo es, a todas luces, funciona (por eso lo dice). ¿Qué mecanismos mentales hemos activado para que a alguien le muevan tres estupideces en vez de una crítica bien construida y constructiva, valorable? ¿Quiénes son las personas responsables?

Con normalidad

El fútbol español se va llevar la hostia en la cara esta semana, pero la culpa la tienen otros, principalmente los gobiernos: el blanqueamiento a Arabia Saudí y a otras dictaduras millonarias gracias a los combustibles fósiles es una de nuestras mayores vergüenzas como civilización. Y ni siquiera nos escandalizamos, de hecho, hemos normalizado que el FC Barcelona, entre las recomendaciones a sus aficionadas y aficionados que se desplacen a ver la Supercopa, incluya el consejo de no mantener relaciones con personas del mismo sexo. Sin sonrojarse. Sin discutir que el dinero lo pongan los homófobos. Y todo negociado por Piqué.

La novela es Neymar

Entiendo a Neymar, que está acostumbrado a cobrar mucho y jugar poco, cada vez menos, por culpa de las lesiones y su vida intensa: si le pagan lo que pide, sabiendo los clubes cómo es y cuál es su estado físico, ¿qué va a hacer? ¿Rechazarlo? ¿Cambiar al final de su carrera? ¿Para qué? La novela que llevamos algunos buscando durante años es la de su vida. Un Neymar que fue noticia porque se embarcó lesionado en su crucero, para participar en una fiesta sin interrupción durante días, y que ahora lo es porque un youtuber, Carlos Candreva, saltó por la borda desde la planta más alta, desapareció y ha sido dado por fallecido.

2.0

Ser candidato a lehendakari no es fácil. Serlo con alguna posibilidad de gobernar, aunque necesites tres carambolas, es aún más difícil. Y el número de personas que se prestan a ello es muy reducido. Así que reconozco a Pello Otxandiano su valentía, pero me pareció que quien tenía miedo con la designación era Bildu y no solo por la voz temblorosa de Otegi. Otxandiano no es una apuesta ganadora: demasiado joven y demasiado de Sortu (estuvo en la dirección que dio paso a la actual, con David Pla y Elena Beloki). Y que sea demasiado de Sortu invita a pensar que la nueva deriva de americana sobre camiseta no satisface plenamente.

No pueden esconderse

Las y los fascistas pueden disfrazarse pero nunca dejan de serlo: Santiago Abascal alertaba de que “en un momento dado el pueblo querrá de colgar de los pies a Pedro Sánchez”. Su conocimiento de la historia y su fundamento político puede resumirse en ese entrecomillado de El Independiente. En el mismo digital destacan que “el PP critica a Abascal” (con cuyos votos cuenta para alcanzar al gobierno de España) y que “acusa” a Sánchez “de buscar polémicas”. Porque Abascal tiene delito (si no lo es, debería de serlo), pero quien le critica con la boca pequeña y señala a la víctima tiene también lo suyo.

¿En qué lado estás?

Esto es muy fácil: ¿estás con Ucrania o estás con Rusia? ¿Estás con Gaza o estás con Israel? ¿Estás con la población civil agredida y masacrada o estás con la potencia militar que lanza misiles contra edificios civiles? EE.UU. está contra Rusia y con Israel. Para el gobierno del país (demócrata, no lo olvidemos) tendrá su coherencia, pero para el resto del mundo es una puta (sí, he escrito “puta”) vergüenza. No hablo del veto en la ONU a una resolución formal, es que manda 14.000 proyectiles para tanques y sin aprobación del Congreso. Ya, ni las formas. “Show must go on”, tuitea Mikel Ayestarán sobre la noticia de El País.

18.000 personas muertas

18.000 personas muertas. Lo escribo con horror, con dolor, pero no puedo dejar de hacerlo: 18.000 personas muertas. Solo en Gaza. A manos de Israel. Bomba tras bomba. Disparo tras disparo. 18.000 personas muertas. Por mucho que Hamás controle la comunicación que sale de la franja, hemos visto lo que hemos visto: niñas y niños asesinados por una maquinaria de matar liderada por un gobierno extremista que cuenta con el primo del Zumosol, ahora llamado Joe Biden. Nadie puede justificar este ataque atroz, y quien lo haga formará parte de un nuevo colaboracionismo, esta vez, sionista, sorprendentemente.

¿Esto está bien?

Me lo pregunto de verdad porque yo para estas cosas soy extremadamente cuidadoso y a veces me paso de precavido. Me refiero a la presentación del libro de Pedro Sánchez, ‘Tierra Firme’, en horario laboral de mañana, con el nombre de la editorial bien visible, presentada por Jorge Javier Vázquez y retransmitida por streaming por “la cuenta oficial del Gobierno de España”. ¿Quién saca beneficio de este sarao? ¿Podemos pensar que hay elementos de esta presentación pagados con dinero público, es decir, nosotras y nosotros, o cómo se nos ocurre hacerlo? ¿Podemos criticar lo desacertado de todo lo anterior?

Su éxito es nuestra miseria

La misma libertad de expresión que ampara a Pirritx, Porrotx y Marimotots me ampara para decir que estoy harto. Su solidaridad para quienes han pertenecido o colaborado con fascistas que mataban a quienes pensaban diferente esta vez sí ha llamado la atención, pero por el uso que en su último vídeo hacen de menores. Hasta ahora, la sociedad vasca ha mirado para otro lado mayoritariamente (no lo hizo Azkuna) y ha permitido a quien no condenó, expresamente, el asesinato de Froilán Elespe como concejala de EH en su pueblo, vincularse con nuestras niñas y niños, con el euskera y la cultura vasca. No solo puedo criticarlo, es que debo hacerlo.

Malas personas

¡Claro que hay malas personas! Son esas que son incapaces de distinguir entre una víctima y un victimario. Son esas incapaces de reconocer y empatizar con el dolor ajeno. Son esas que encuentran argumentos de mierda y los defienden como si valiesen algo para justificar lo que no tiene justificación. Y no, no la tiene. “Abascal viaja a Israel y se reúne con miembros del gobierno para mostrarles su apoyo frente a Hamás” (Libertad Digital). Quien se pone del lado de Netanyahu, como quien se pone del lado de Hamás, son personas del tipo que acabamos de describir, y la masacre, como la utilización de la población como escudo humano, les definen.

Te has equivocado, Marisa

Por muy mal que me caiga, y me cae muy mal, Isabel Díaz Ayuso tenía todo el derecho del mundo, e incluso la obligación, de despedir a Concha Velasco. La reacción de Marisa Paredes (“¿Isabel Díaz Ayuso? ¡Por Dios! ¿Qué hace aquí? ¡Fuera!”) carece de sentido. Y nos podemos poner tan progres de postal y escaparate, tan irreverentes y tan estupendos como queramos, pero a Isabel Díaz Ayuso le han elegido por mayoría absoluta las y los madrileños que fueron a votar, y como representante de la Comunidad que es puede y debe estar en eventos culturales y despedidas sociales. Los guetos, aunque sean progres y de luto, siguen siendo guetos.

Correcto

Desde que la judicatura española decidió que no iba a protagonizar el papel de mala de la película podemos esperar cualquier cosa. Cuando la fiesta la pagan empresas privadas o el estado no suelen tener mucha duda y mandan pagar, pero a juezas y jueces que nadie les diga nada. Por eso me ha sorprendido ver algo tan coherente: “La inconstitucionalidad de los estados de alarma no sirve para fundamentar las reclamaciones, que las restricciones eran necesarias y existía el deber jurídico de soportarlas” (EPE). Así que las y los hosteleros han perdido los juicios, pagado las costas (4.000 € de media) y desanimado a otros denunciantes.

Los mismos jueces

Esto me parece precioso, no por bonito, sino por valioso: “¿Por qué Sánchez no quiere que los jueces los elijan los jueces? Porque quiere elegirlos él”, dice José Luis Martínez-Almeida mientras piensa que todas y todos menos los del PP somos gilipollas. ¿Y por qué el PP quiere que los jueces elijan a los jueces? Porque sabe que son mayoritariamente conservadores, carcas, afines a una ideología que al PP, incluido el PP más radicalizado, le gusta y le conviene. Lo más significativo de que cuando no les vemos se ríen de nosotras y nosotros es que además el PP presente su idea como algo democrático cuando es ideológico.

Muy buena gente

“Vox ordena a sus concejales boicotear los actos oficiales del 25-N, día contra la violencia machista”, leo en El Diario y pienso en lo que me decía el otro día un buen amigo: Vox puede parecernos lo que sea, pero son coherentes y demuestran que son tan malas personas en los gobiernos como parecen en la oposición. Negar la violencia machista no solo es negar una evidencia: es romper un consenso y poner en duda bases del sistema democrático. Es atacar lo que somos (personas capaces de empatizar y llamar a las cosas por su nombre) y lo que no somos (bestias), y ante eso solo cabe una posición: la oposición frontal y activa.

¿Dónde no hay talento?

Andaba otro buen amigo mío trasteando en la web del Parlamento Vasco (hay páginas con información valiosísima pero encontrar los tesoros requiere tiempo) y encontró un link que no pudo evitar enviarme. Cuando lo abrí, me sorprendí igual que hizo él: Lore Martínez, de Bildu, planteaba así una pregunta al Gobierno: “La carencia de talento existente en la CAV es notable”. ¿Dónde nota falta de talento? ¿En su entorno? ¿Hay carencia de talento en todas esas empresas punteras que ponen a Euskadi al mundo? ¿En las y los trabajadores que son fichados por multinacionales? ¿El funcionariado vasco carece de talento?

Correcto

Igual que la unidad de acción de EH Bildu con ERC ha mejorado la política en fondos (las y los vascos han descubierto el posibilismo) y formas (también han descubierto las sonrisas para las fotos y las americanas que ahora no se quitan), la unidad de acción entre EAJ-PNV y Junts per Catalunya será positiva. Estoy completamente seguro. El regreso a la arena política de las y los catalanes, propiciada por unos números endiablados en el Congreso y la necesidad del PSOE, es una gran noticia, que además lo haga de la mano de las y los de Ortuzar la mejora por lo que dijo el lehendakari Agirre: “Euskadi, siempre con Catalunya”.

El misterio del aceite español

Hablemos también de España: en Reuters recogen para el resto del mundo que en ese país, el que más aceite de oliva produce, algunos supermercados guardan las botellas bajo llave por el incremento desmedido de los precios. Un misterio, el de este ascenso asceta, que se extiende, para nuestra desgracia, también a Euskadi (donde producimos aceite, por cierto). Albares tiene trabajo acumulado desde la anterior legislatura: mejorar la imagen de España y de quienes recogen y elaboran uno de sus mejores productos. Pero Pablo Bustinduy, al frente de Consumo, también tendrá algo que hacer y que decir urgentemente.

La gerontocracia

Ya que miro al exterior, lo hago un poco más allá: esta semana hemos visto a Joe Biden llamar Britney Spears a Taylor Swift. Un lapsus, sí, pero en su caso es otro más. Y en la esquina contraria, Donald Trump va cada vez más a su aire pero sigue manteniendo serias opciones para ser el candidato republicano a la presidencia. Eso pondría a las y los estadounidenses ante una tesitura terrorífica: elegir en 2024 entre un presidente (que lo normal es que se presente a la reelección) que hoy tiene 81 años y un aspirante que también lo fue y que hoy tiene 77 años. Entiendo que los 50 sean los nuevos 40, pero esas edades son excesivas para el cargo.

Un nacimiento… Y un divorcio

Hemos asistido esta semana a un nacimiento, o a un renacimiento, el de Sánchez, y a un divorcio: Sumar y Podemos se separan. Lo adelantó Pablo Iglesias. No sabemos si también lo decidió, pero lo dio por hecho: quedarse fuera del consejo de ministros y ministras les deja fuera, a su juicio, también de la responsabilidad de gobierno. “Podemos tiene ahora un recorrido mucho más libre y con una fuerza propia tan determinante como la del PNV, Junts, Bildu ERC”, recogen en Vozpópuli. Pero creo que Iglesias mide mal: “Podemos tiene que hacerse valer, la presencia en las europeas es imprescindible”. Esto es un suicidio político.

Lo que queda de Podemos

Antes de eso, hizo bien Podemos en hacer público en el medio que lidera Pablo Iglesias (que igual lidera demasiadas cosas) la alta participación y el alto aval que su afiliación dio al gobierno de Pedro Sánchez. También muestran la comparativa en la que apabullan a IU: 5.300 personas participaron en la consulta que dio luz verde a Yolanda Díaz y 55.000 lo hicieron en la que se la encendió a Ione Belarra. Pero en solo diez segundos en Google he comprobado que fueron 190.000 las que formaron parte en aquel plebiscito en el que Iglesias e Irene Montero preguntaban a su gente sobre la idoneidad de que se compraran un chalet.

“Te han tangao”

Pablo Iglesias y Ione Belarra han sido ninguneados por Yolanda Díaz y Alberto Garzón. Esto es una evidencia. Pero también lo es que Isabel Díaz Ayuso ha marcado esta semana el nivel de la política del PP con su “hijo de puta” a Sánchez, su intervención posterior en la Asamblea de Madrid y con este tuit que dedica precisamente a Pablo Iglesias: “Se han quedado calentitos de ministros y tu equipo y tú, fuera. A tu costa. Vamos, que vayas asumiendo que te han tangao”. Lo repito: “Te han tangao”. Así, con revanchismo, con vulgarismos y con un móvil. No le hace falta más a Díaz Ayuso para marcar el paso a un Alberto Núñez Feijóo.

No es su responsabilidad

Con este ambiente en Madrid, aplaudo a las y los compañeros periodistas que se levantaron cuando Vito Quiles tomó la palabra en la sala de prensa del Congreso, pero creo que no les toca a ellas y ellos esa responsabilidad. ¿Van a dejar de hacer su trabajo porque este manipulador quiera colocar sus mierdas? La responsabilidad es de la presidencia de la cámara, que da las acreditaciones. ¿Con qué criterio? ¿Vale con tener el título de periodismo o un canal en YouTube? Porque no se trata de la libertad de prensa, sino de la libertad de expresión: o cualquiera puede entrar a esa sala o solo las y los periodistas de verdad.

Le echaron de la Fox

Sigo con trumpistas: esta semana hemos visto a Tucker Carlson (tan facha y manipulador que le echaron de la Fox) junto a Santiago Abascal en las manifestaciones de Madrid, esas que comparten representantes, afiliación y simpatizantes de PP y Vox con cabezas rapadas. Y con Tucker Carlson. ¿Qué hacía este desinformador en Madrid? Supongo que lo único que sabe hacer, y supongo también que algunos secuaces de Abascal habrán disfrutado de un seminario privado para mejorar la difusión de mensajes ultras con los que llaman a las algaradas que bendicen desde Alberto Núñez Feijóo hasta Javier de Andrés.