Sí, Gmail lo permitía

La noticia no es que haya dejado de hacerlo: espero que para muchos el sobresalto lo provoque que lo haya hecho hasta ahora. Por eso lo traigo al inicio de la columna: sí, unos robots leen nuestros e-mails y por eso cuando planificamos un viaje nos asalta la publicidad después. Google siempre ha asegurado que esos programas no leían nuestros correos, que no comprendían lo que decíamos y que solo buscaban palabras y combinaciones clave para mandarnos publicidad. ¿Y si esa tecnología la usan también para espiarnos a otros niveles? Ahora en Gmail no podrán leer nuestra bandeja de entrada.

El “enemigo”, en su “casa”

No es una cuestión de vascos y catalanes insatisfechos con la gestión y la tutela de una España que solo sabe sacar la fusta: casi la mitad de los españoles ve necesaria una reforma profunda de la Constitución, según Público. Esto va mucho más allá en número y en concepto, porque está claro que la transición y la democracia bipartidista infectada con los gusanos de la corrupción ha generado una gran insatisfacción. Jubilado Juan Carlos I hasta la figura del Jefe de Estado por herencia genética está en duda. Lo más sorprendente es que todos en España prefieren negar la evidencia.

Menos excusas

“Si por culpa del independentismo catalán te has vuelto de extrema derecha y vas a votar a Vox, igual es que un poco bastante fascista ya venías de serie, amigo”. Con este clarísimo mensaje, Iván Payá ha conseguido más de 6.000 retuits. Casi tantos como seguidores tiene en la red social. Todo un éxito basado en una verdad como un templo porque vamos viendo ingresos en Vox como el de Sigfrid Soria (un tipo demasiado friki hasta para el PP) que no corresponden ni a perfiles moderados ni a posiciones centradas. Los que van son ultras, son extremos y son de derechas.

Italia como referencia

Cuando digo (y soy consciente de que lo repito mucho últimamente) de que el peligro de la ultraderecha en el mundo es real me refiero a dos cosas a la vez: es real que es un peligro al que tenemos que enfrentarnos ya. Y es real que la extrema derecha supone un peligro para el sistema democrático que hoy conocemos. En Italia la influencia del partido de Salvini ya se nota: con sus amenazas a Europa logra que la Unión se desestabilice y, en el caso de que el continente decida dejarle caer le da igual. Volverá la lira, disparará la inflación y el descontento… Y seguirá ganando.

El tacto del papel

Desconozco si están leyendo esta columna en el periódico o en Internet. En cualquier caso, gracias. Por suerte, ya no supone ninguna diferencia y los periodistas vamos asimilando nuestra convivencia con las pantallas con cierta dignidad. Pero el papel sigue teniendo ese “algo” que lo hace diferente al resto de soportes: mientras el CD y el DVD han desaparecido, los libros siguen imprimiéndose y distribuyéndose en librerías, como recuerdan en Xataka. Y el periódico, por mucho que ahora todos cambien la fecha, ya estaría muerto según muchas predicciones. Ya sabíamos que el papel lo resiste todo.

El mundo según Trump

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La última hasta el momento de Donald Trump ha sido filtrar información clasificada sobre el ISIS a los rusos. ¿Cómo? En su propio despacho, en una reunión con el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, y el embajador en Washington Sergei Kislyak. ¿Por qué? Esto es lo mejor: parece ser que por alardear, simplemente. Así es el mundo para el presidente de EE.UU., un enorme parque temático llamado Casa Blanca. A ver cuándo se entera, aunque sea por las malas, de que esto va en serio.

Ser periodista en México

El periodista Rodrigo Hernández ha escrito tuits muy difíciles de leer después del asesinato de Javier Valdez en Sinaloa, al que califica como “uno de los mejores periodistas de México”. Y añade: “Un país donde ya no se puede informar, ni vivir”. “Los periodistas locales son héroes que se juegan la vida”. “El narco controla México. Empezando por su economía”. “6 periodistas asesinados este año, 126 desde el 2000, 30.000 desaparecidos, 186.000 homicidios. Son cifras oficiales. Imaginen las reales”.

Cuando te pillan… de campaña

Íñigo Errejón ha asumido ya su salida del Congreso de los Diputados y su “descenso” a la comunidad de Madrid, donde tendrá de jefe a Ramón Espinar y peleará con Cristina Cifuentes por la presidencia. Y está de campaña legítimamente, moción de censura a la propia Cifuentes, incluida. Pero que no nos tome por tontos: no estaba de casualidad en San Isidro, y si le grabaron bailando espontáneamente (puede ser, claro) y lo sube, no es por sentido del humor, sino del voto.

El tonto del pueblo

Sigfrid Soria no pasa de tonto del pueblo, ese que habla alto, solo, como si él fuera el único que es capaz de decir lo que dice. Y como tal es tomado en Twitter por sus 10.400 seguidores.: “Cuando un partido político tiene como aspirante a líder a uno que perdió dos elecciones generales es que ese partido es cutre a más no poder”, en referencia a Pedro Sánchez. Él, que tan del PP es, debería acordarse de que Rajoy es presidente también después de perder dos veces contra Zapatero.

El amiguísimo

“Tres imputaciones, una condena y una detención” reciente, esa es la carta de presentación actualizada de Javier López Madrid, aquel al que Letizia Ortiz llamaba “compi-yogui” por WhatsApp. En Vozpópuli repasan la trayectoria de un ejecutivo de éxito que supo saltar de su buena base (gran fortuna familiar por medio de negocios auspiciados por Franco) y usar su capacidad para unas las relaciones públicas (amigo desde el colegio de Felipe VI) para triunfar… Hasta que la Policía aparece para arrestarte.

Ni Colón ni Copérnico

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Álvaro Ojeda fue a la cabalgata de los Reyes Magos en Madrid para intentar sacar todas las críticas posibles. Por ejemplo: creyó ver a Colón y se acercó a él asegurando que Podemos dice del colonizador que masacró a los americanos. El actor respondió: “Soy Copérnico”, y ese corte ha volado por Internet. Pero la confusión es solo la anécdota. Lo crucial es que Ojeda y su medio, OK Diario, crean que el periodismo de tonterías es útil para algo, empezando por informar.

Sigfrid Soria ha vuelto a Twitter

La semana pasada les contaba que el ex parlamentario autonómico canario del PP, Sigfrid Soria, anunciaba que abandonaba Twitter, donde se había hecho famoso por sus comentarios homófobos y sus insultos constantes. Pues bien, el silencio ha durado eso, unos días: vuelve a Twitter “para contrarrestar la bastardez” de quienes no piensan como él y porque “muchísima gente” se lo ha pedido. Efectivamente, como si del tonto del pueblo se tratase, muchos han sido los tuiteros que se han reído de él abriendo hasta peticiones en Change por su vuelta.

Pablo Iglesias se sacrifica por todos nosotros

El sistema mesiánico de Podemos tiene un riesgo: que dentro de unos años, cuando los de este partido sustituyan a los de Euskadiko Ezkerra como fuente recurrente sobre cualquier tema político, y nada más, suene ridículo. Si suena ridículo dentro de unos años será, simplemente, porque ya lo hace: Rafael Mayoral habla del “sacrificio” de Pablo Iglesias, que ha grabado y emitido un vídeo en Twitter abrazado a un leño, recientemente, y suena a chiste de la bancada de enfrente.

Así se hacen las cosas

Aunque es cierto que todos los que nos dedicamos a comunicar en Internet hemos tenido que aprender a hacerlo sobre la marcha, poniendo nombre a nuestras prácticas y tarifas a nuestras horas, no es menos cierto que ya hay un modo asentado de hacer bien las cosas. Un ejemplo, el que cazó Jorge Campanillas: EITB vio un vídeo en Twitter que le interesaba para el Teleberri y pidió por el mismo medio y en abierto permiso al autor para usarlo, indicando la procedencia.

También hay que saber ganar

Ojalá esta semana el Athletic nos haga vibrar y, finalmente, eliminemos al FC Barcelona en la Copa del Rey. Un “Barça” cuyos jugadores y aplaudidores han demostrado que, en cuanto los de rojo y blanco les plantan cara, no lo saben gestionar. Esta semana he retuiteado un montón de mensajes que animan a los rojiblancos a ser tan duros como sea necesario en el césped, pero también me preocupa que sepamos ganar con la elegancia que se nos supone.

Ciudadanos vuelve a vincularse con el PP

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Al principio teníamos pocas dudas de que Ciudadanos era, como parecía, la “marca blanca” del PP. El refugio al que irían todos sus votantes desencantados pero que, después de las elecciones, ofrecería votos y escaños a los de Rajoy. Pedro Sánchez consiguió hacernos creer lo contrario para mostrar su transversalidad: él sería capaz de pactar con ellos tanto como con Podemos. Pero en la última semana volvemos a ver la cara derecha de Ciudadanos, que vuelve a ser vinculado al PP insistentemente por los medios.

Y el PP, a dar lecciones de clase

No me gustan los rebuznos, así que no sigo a Sigfrid Soria. Pero gracias a Javi Vizcaíno y su talento para encontrar el rebuzno más sonoro llego a este tuit del mencionado, que presumía de ser alto cargo del PP hasta hace bien poco, para más señas: “Si los datos de paro y de afiliación son fabulosos en septiembre, en diciembre serán para cagarse por la pata abajo. ¿QUEDA CLARO?”. Las mayúsculas, como el autorretrato grosero, son suyas, por supuesto.

La persona más rica del mundo

Se dice y escribe con facilidad, pero si nos paramos a pensar lo que supone, da hasta cierto reparo: Amancio Ortega es la persona con más dinero de este planeta. Un tipo que nació en León, vivió en Tolosa y formó una familia y una empresa textil en Galicia “supera a Bill Gates con un fortuna de 71.892 millones de euros” (‘Diario Crítico’). Sin herencias y lejos del sector tecnológico, el cálculo de Forbes le coloca en lo más alto de la pirámide de los millonarios.

El helicóptero y la gasolina

El ejército español del aire tiene, desde esta semana, un helicóptero menos. Uno de los buenos, además. El motivo puede ser, agárrense, el combustible que se usa. En esta época de recortes los cálculos no siempre salen bien y, si se confirma la gasolina como el motivo de que un cacharro que vale una millonada haya acabado en el fondo del mar, habrá que revisar las cuentas. Sobre todo porque (y esto es lo único que me importa) el nuevo helicóptero de guerra lo pagaremos entre todos.

Al final, sí, regresaron a nuestro futuro

Confieso que me hizo mucha gracia descubrir que en el programa de Jimmy Kimmel (una especie de Buenafuente, para que me entiendan) apareció el DeLorean de Marty Mcfly y Doc Brown. Michael J. Fox y Christopher Lloyd se prestaron a mantener un diálogo con el presentador metidos en sus personajes de 1985 y se sorprendían con las novedades de nuestro presente como el smartphone de Kimmel… O de que no hubiera coches voladores.

Catalunya como excusa

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Sigfrid Soria se presenta en Twitter como miembro de la Junta Directiva Nacional del PP, pero todos le conocemos como ese del PP que es un “bocachancla”. Y el tema de Catalunya, no podía ser de otra manera, le ha supuesto una oportunidad para mear fuera del tiesto, como le gusta: “Soy un español que ni he nacido ni resido en Cataluña; nadie me va a arrebatar mi condición de copropietario de aquella maravillosa tierra”. “Copropietario”, sí, han leído bien. Para Soria, todo se resume en: “Cualquier chino, venezolano, cubano, italiano, alemán, británico, canadiense… siente orgullo de su país. ¿Qué cojones pasa en España?”. Pero ayer me enamoró con esto: “Políticos con un juicio oral abierto no podrán ir en las listas electorales. EL GOBIERNO DEL PP REGENERANDO ESPAÑA”. Las mayúsculas y la falta de vergüenza son suyas.

Fuerza no es razón

Otro miembro del PP muy prolífico en Twitter es Miguel Ángel Rodríguez. Quien fuera portavoz del gobierno de Aznar ha escrito en esta red social: “Espantoso ridículo de los secesionistas catalanes en el Congreso, sede la Soberanía democrática de España. Fin de la tontería”. Alguien debería de explicarle que la fuerza de no tiene nada que ver con la razón. Pero a ver quién es el guapo que intenta razonar con quien escribe: “El estadista Artur Mas aún hoy no se ha tirado por la ventana para demostrar que puede volar… Y que si no lo hace es por culpa de España”. Solo le doy la razón en: “El estadista Artur Mas pide a Rajoy fecha y hora para hablar… Oiga, era ayer en el Congreso de los Diputados, coño!”. Ibarretxe sí se atrevió.

La crisis es para los pobres

“Las grandes empresas repartieron 8.000 millones entre sus accionistas tras echar a 120.000 trabajadores”, leo en ‘Público’, y sigo preguntándome cómo no hemos visto todavía arder un ministerio por la noche. La noticia es buena, sin duda: en las empresas del IBEX, “las ganancias de 2013 ascendieron a 25.078 millones de euros, frente a unos números rojos de 8.802 millones del año anterior”. Pero la lectura no es tan positiva cuando casi el 10% de los trabajadores de estas empresas fueron despedidos, precisamente, con el objetivo de cuadrar balances. Por sectores, solo el industrial se libró de los despidos. Comercial y banca destruyeron empleo pero acabaron con beneficios.

Trabajar menos y ganar lo mismo para generar empleo

Y mientras en el sur de Europa nos desesperamos ante abusos como los descritos, en el norte prueban nuevas fórmulas para generar empleo: trabajar seis horas en vez de siete (que es su horario habitual) ganando el mismo sueldo. Así lo explican en ‘Noticias de Empresas’: “Esperamos que el día laboral más corto resulte en que los trabajadores se den menos de baja y que se sientan mejor física y mentalmente”. Con esta mayor eficacia buscan generar un ahorro económico aún manteniendo los sueldos. Y que más tiempo para gastar genere más riqueza y empleo. De momento, el experimento “ha sido probado en la fábrica de autos de Gotemburgo y los resultados fueron prometedores”.

Realidad aumentada en automoción

Con la vía puramente tecnológica (smartphones, tablets, gafas de Google, relojes de Apple, etc.) agotada, es cierto que últimamente es la innovación tecnológica en los coches la más interesante. Un par de semanas atrás explicábamos cómo los espejos retrovisores van a mutar en pantallas conectadas con cámaras panorámicas, y hoy nos sorprendemos con cómo la realidad aumentada puede hacer que veamos a través del capó y el motor. Según ‘Tecmovia’, lo está probando Land Rover para esquivar los problemas en caminos complicados, y consiste en que el parabrisas actúe como pantalla y reconozca solo la superficie del capó como espacio en el que reproducir lo que emiten unas cámaras inferiores.