Tenemos un grave problema, no ya como sociedad, sino como civilización: las y los ricos. Nos sobran. Y que no me venga nadie con que hay un sector del lujo que da trabajo a miles de personas. Un reparto de la riqueza optimizado mejoraría las condiciones de esas y esos trabajadores, y del resto. Esta vez, mi indignación la ha generado el “repertorio de despilfarros de los ultrarricos en Ibiza” que han publicado en Nou Diari: derroches innecesarios, malgasto injustificable de recursos, molestias pagadas a tocateja o megabarcos atracados con un harén de 30 a 40 chicas en su interior que se “renovaban” cada dos semanas.
Hablemos de uno de ellos
El mundo está tan mal montado que, lejos de poder acabar con ellas y ellos, todo nos lleva a hacer más ricas y ricos a quienes más tienen: “Cuatro astronautas regresan a la Tierra en una cápsula de Space X”, leemos en la versión en castellano de The Independent. La empresa de Musk, milmillonario excéntrico y propietario de Twitter, está haciéndose con el espacio que rodea al planeta, y parece imparable: “Space X bate su récord anual de lanzamientos por cuarto año consecutivo”, explican en Microsiervos. Acaban de hacer su lanzamiento número 62 cuando en todo 2022, que ya fue de récord, hicieron 61. ¿Qué puede salir mal?
El aval de la venta que hizo dos veces
Empiezo haciéndome la misma pregunta ante este otro privilegiado (aunque seguramente podamos considerarlo como un pobre más comparado con Elon Musk): ¿qué puede salir mal? Me refiero a esto: “Joan Laporta presenta un aval por la demora en los pagos de Libero Football Finance” (Palco 23). Ya lo traduzco yo: el FC Barcelona ha podido vender dos veces el mismo trozo de su tarta ante los impagos del anterior comprador, lo que le ha servido para ejecutar fichajes en dos temporadas, y como el dinero sigue sin llegar le ha valido con avalar el futuro ingreso para seguir llevando jugadores al Camp Nou. Si esto no es jugar con ventaja…
La vaca no da más leche
Mientras el FC Barcelona incorpora jugadores como si pudiera pagarlos, la realidad nos muestra que la liga pierde valor: “Preocupación por las bajas audiencias en las primeras tres jornadas. Los altos precios y la fuga de talento, entre las causas principales” (The Objective). Y no va a ir a mejor: los aficionados de lejos atenderán cada vez más a la Premier y la liga árabe, y los de cerca estamos cansados de pagar para ver por la tele los partidos contra el Getafe, el Mallorca o un FC Barcelona tan dopado económicamente que te genera mala uva. Esta es la realidad: la vaca del fútbol no da más leche y los mejores años de la Liga ya han pasado.
Este es el contexto
Todo esto del aval de la venta con la que se cubren dos periodos de fichajes y la pérdida de valor de la Liga sucede con este telón de fondo: “El juez del caso Negreira considera que puede haber una ‘corrupción sistemática’ en el comité de árbitros” (El Periódico de España). Y si la corrupción siempre la pone en marcha quien puede pagarla, en este caso ese “quién” que se encarga de beneficiar a los árbitros para que estos le beneficien después a él está clarísimo. Hablamos del FC Barcelona, el club al que se le permite todo en la competición. Y “todo”, como estamos viendo, es “todo”.