Sí, tenemos memoria

Hace bien, muy bien, Iñaki García Arrizabalaga en cortar por lo sano el debate sobre quién hizo palanca, a tiros, para modificar el trazado de la autovía de Leitzaran, que ha celebrado su aniversario hace unos días: no, no fueron los manifestantes. Igual que no fueron quienes cerraron el proyecto de la central de Lemoiz. Y si no, que se lo pregunten a la familia de José María Ryan. ETA chantajeó, extorsionó y mató, amparada por quienes se manifestaban por los objetivos que iba marcando en su guerra contra todos, los mismo que hoy intentan echar serrín sobre la sangre para que no recordemos. Pero no lograrán que olvidemos.

Y no, no todos son antifascistas

Después de que Donald Trump declarase organización terrorista a los manifestantes antifascistas, Arturo Puente tuiteó: “Me cuento entre los que opinan que ser antifascista es la única manera de ser demócrata”. Pero, ojo. Hay muchos que se declaran antifascistas que no lo son: hablábamos antes de quienes hacían coincidir sus objetivos con los que iba marcando ETA. Esos nunca podrán declararse antifascistas. Porque antifascista se es en todo momento y lugar, y se demuestra, o no se es. Y la mayoría de los que lo han demostrado toda su vida no han salido nunca a quemar un contenedor, por cierto.

Pero, ¿qué dices, Cayetana?

Las y los que no podrán declarase nunca antifascistas son las y los que colaboran con Vox para alcanzar y mantener gobiernos y, al mismo tiempo, le copian el argumentario para competir por los votos. Cayetana Álvarez de Toledo, por ejemplo, no es una antifascista. Será, en todo caso, una colaboracionista. Y si alguien tiene alguna duda que la escuche: “El padre de Iglesias formó parte del antifranquismo antidemocrático” (Huffington Post). ETA aparte, que luchó con más virulencia contra la democracia que contra el franquismo, la mayoría de los que lucharon contra la dictadura lo hicieron por la democracia.

El virus del príncipe

Lo mejor de las monarquías contemporáneas son el espectáculo que ofrecen, el de la lenta descomposición. Pero los shows son tan caros que no compensan la diversión: si se suprimen de golpe, literalmente, mejor para todos. Porque hoy los reyes y sus familias son anacrónicos, y sus privilegios, tan incomprensibles como censurables: el sobrino del rey de Bélgica, el Príncipe Joaquín, se saltó las cuarentenas belga y española, llegó a Córdoba, participó en una fiesta con 30 VIP (algo no permitido) y puede que les haya contagiado de coronavirus. Insisto: un espectáculo divertido pero a un precio carísimo. No compensa.

Nacionalizar en el siglo XXI

Soy de los que cree que, por desgracia, la nacionalización de la planta de Nissan no resuelve nada. Sí, el dinero público sostendría artificialmente el sueldo de muchos trabajadores (de un modo directo e indirecto), sus familias y toda una comarca. Y eso es bueno, evidentemente. Pero, ¿durante cuánto tiempo? ¿Cuánta inversión añadida haría falta para crear, producir y comercializar un producto atractivo y sostenible hoy? En un momento mucho más estable para el sector, Andalucía nacionalizó una planta de Suzuki, creo el Santana y la cerró 600 millones de euros gastados después, como recuerdan en El Confidencial.

Cumplid. Las. Putas. Normas

Seguimos avanzando en la vuelta a la normalidad. Una normalidad un tanto rara, es cierto. Pero podemos ver de nuevo a nuestras amas y aitas aunque vivan en otro municipio, podemos dar una vuelta con nuestras hijas e hijos sin mirar el reloj constantemente, y podemos tomarnos una cerveza con las amigas y amigos en una terraza. Incluso podemos celebrar un cumpleaños casi con tranquilidad y pasear por la playa. Pero no, no ha pasado todo: la enfermedad sigue con nosotros y sigue matando cada día, y el riesgo de rebrote crece cada vez que cada uno de nosotros nos saltamos una sola norma.

La obsesión con los vascos

La desescalada la estamos haciendo mal. Da igual cómo de estupendos nos pongamos, cuánto nos quejemos y protestemos, cuánto gritemos que nos merecemos salir, abarrotar las playas, comer del mismo plato en los txokos y abrazarnos en las terrazas. No nos hemos ganado nada. Pero también la están haciendo especialmente mal algunos políticos: la obsesión de Joan Baldoví y Compromís por gestionar como Euskadi arriesgando como valencianos no es normal. ¿Quieren que el Ingreso Mínimo Vital quede en manos del gobierno autonómico? Pues que arriesguen, recauden vía Concierto y negocien el cupo.

Errejón es la izquierda española

En España la izquierda solo es izquierda cuando está en la oposición. Se empeñó en demostrarlo el PSOE cada vez que ganaba al PP y ahora Podemos sigue el patrón. Nada sacude mejor el rojerío a un español que entrar en un ministerio. Está históricamente probado. Ante esta evidencia política, como bien sugiere César Calderón, Íñigo Errejón es hoy la izquierda española. El ex número dos de Podemos se reubica para ocupar el espacio que los de Iglesias han dejado al trasladarse a los despachos ministeriales. Su problema es que ningún foco mediático le enchufa… De momento. Y no, Twitter no es suficiente.

Y Abc hoy es… El Abc de siempre

El que no traiciona en estos días de pandemia y confusión es el Abc, que se muestra firme como una roca: han borrado el tuit y han modificado su infame titular en la web, pero quedan los pantallazos y las noticias que recuerdan el autorretrato que se ha hecho el diario esta semana. “Los 70 días de infierno en el Alcázar de Toledo: la gesta de Franco que aplastó a la II República”. Ese era el mensaje injustificable con el que los de Vocento llamaban la atención sobre una noticia que, visto el titular, no podía contener mucho rigor histórico. La izquierda española no siempre es izquierda, pero la derecha no falla nunca.

La pandemia afecta a Juan Carlos I… Para bien

La pandemia, la crisis económica mundial, la irresponsabilidad global durante la desescalada y la batalla política por echar las culpas, cada día de menor nivel, están viniendo de maravilla a Juan Carlos I, que no lee en la prensa española lo que sí tiene que leer en la extranjera: “‘Un rey viejo devorado por la pasión por el dinero’, Le Monde también cuestiona a Juan Carlos”. Esa es la noticia en Radiocable que debería de ocupar mucho más espacio en Internet, radios, televisiones y el papel. El diario francés incluso llevó a su portada la noticia en la que habla de su “clamoroso” escándalo financiero y su “fortuna oculta”.

Así lo han elegido

Sobre el rifirrafe entre Iglesias y Espinosa de los Monteros en el Congreso, tengo claro que lo que dijo el de Podemos es muy parecido a la verdad: los de la actual extrema derecha española han flirteado muchas veces con el golpe de estado como para que ahora quieran pasar por demócratas de toda la vida. No tengo tan claro que un vicepresidente pueda hablar como lo hizo Iglesias pero, vaya, por eso también le votaron quienes lo hicieron, ¿no? De lo que estoy seguro es de que al fascismo hay que hacerle frente, pero no darle excusas para la victimización. Sind duda, ese fue el grave error que cometió Iglesias.

El enésimo autorretrato

Iván Espinosa de los Monteros representa a todos esos que hacen y dicen lo que quieren porque sus familias están bien relacionadas desde la época de Franco. Y tanto dice el diputado, porque tanto puede, que, al final, se pasa de frenada. Así, intentó retratar a Iglesias con un tuit… Y acabó haciendo el mejor selfie de Vox: “Los que no están capacitados para gobernar ni una comunidad de vecinos difícilmente pueden gobernar España. De esa frustración surge la necesidad constante de generar fuegos de artificio para distraer la atención. Pero cada día engañan a menos gente”.

Quién os ha leído y quién os lee…

El espectador VIP del intercambio de machadas entre Iglesias y Espinosa de los Monteros fue Patxi López que, como presidente de la comisión en el Congreso asistió en primera fila. Después, ha rectificado reconociendo que también tenía que haber intervenido. Como suele concluir uno que sabe de política mucho más que yo: “Tarde, amigo”. Pero no creo haya que reprochar nada a López. Más discutibles me parecen las opiniones de quienes nos intentaron colocar al exlehendakari y ahora le atizan como hace Jorge Bustos: “Patxi no puede levantarse porque Patxi en realidad no existe. Nunca ha existido”.

Hablemos de nacionalizaciones

El primer gobierno español de coalición tiene que hacer frente a una crisis económica que se recrudece con el cierre de Nissan. Habrá que ver cómo se defienden PSOE y Podemos ahora que no pueden echar la culpa a Rajoy. De momento, algunos (Iglesias, Errejón, Rufián…) hablan de una nacionalización para mantener el empleo. ¿Y con qué marca van a vender los coches? ¿Piensan nacionalizar cada empresa que caiga? ¿Cuáles sí y cuáles no y por qué? ¿Y el plan de negocio? No es menos cierto que los gobiernos ya inyectan dinero de todos en empresas sin modelo de negocio rentable que pertenecen a unos pocos.

De predicar y dar trigo

Tuiteros como Carlos Malpartida han recuperado la noticia de hace solo un mes en la que Janet Sanz, considerada la “número dos” de Coalu, proponía “evitar que se reactive” la industria del automóvil después de ver cómo había evolucionado la pandemia y el confinamiento. Sí, es posible contextualizar la noticia en ese momento y en el modo de pensar supuestamente progresista del entorno de Colau. Pero también es cierto que podemos recuperar las declaraciones en cinco segundos en Google y comprobar que son un desacierto total. Como las de quienes “luchan” contra el turismo cada verano.

Un chiste… Detrás de otro

En El Jueves han clavado el chiste: “Rivera declara que no sabía que los alquileres se pagaban: ‘Ahora entiendo todo el jaleo de la vivienda’”. Por supuesto, se refieren a que el anterior líder de Ciudadanos ha estado viviendo en un piso cuyo alquiler pagaba el empresario turístico Kike Sarasola, el mismo que ahora alquila a Díaz Ayuso dos apartamentos (veremos si como todo el mundo entiende un alquiler o como lo entiende Rivera), uno para vivir y otro para trabajar. Durante la pandemia el humor parecía subrogado a la actualidad, ahora que nos vamos confiando podemos volver con los chistes. Porque hay motivos.

Ni un año en el gobierno

No me parece mal que un experto en energía pueda asesorar a un partido y hacerlo también a una proveedora de gas. La mayoría de los políticos son llamados por su conocimiento sobre su área profesional y luego regresan a ella. El problema lo generan los políticos que carecen de carrera previa y que luego caen en espacios peregrinos pero bien pagados. Así que el fichaje del experto de Podemos, Cristóbal José Gallegos, por Enagás no me parece reprochable. Como muchos otros antes que, especialmente desde Podemos, eran llamados “puertas giratorias” y criminalizados. Que le acompañen Blanco y Montilla no sé si es ironía o sarcasmo.

Marichalar, el chiste andante

El que va camino de convertirse en un chiste andante es Álvaro de Marichalar, que ha perdido ya todo contacto con la realidad y ha subido a Twitter su discurso “espontáneo” desde Miami para apoyar la manifestación convocada por Vox. Una prueba más de que la transición española fue fallida y que los franquistas pasaron de vivir bien en la dictadura a hacerlo muy bien en la democracia. Llamarla modélica durante el siglo XX fue una broma de muy mal gusto, dese luego. Vuelvo a Marichalar, que intenta hacer gracietas con palabras como “hezquierda” y habla del golpe de Estado… de la República.

La realidad es el humor negro

Lady Maria, una enfermera que ha ido narrando en Twitter, donde es muy activa, su día a día durante la lucha contra el Covid y, ahora, sigue participando, se tomaba con filosofía algo que, por lo que se ve, tenía aceptado: un usuario que se hace llamar Robocok discutía agriamente con ella y terminaba con un “sigue limpiando cacas y cállate, María” inaceptable. Junto a un emoticono de una sonrisa, la enfermera concluía: “Ya no hay aplausos, ahora volvemos a lo mismo de antes”. Y continuaba: “A ver si algún día alguien me explica qué tiene de malo o denigrante limpiar cacas cuando hay personas que no pueden hacerlo por sí mismas”.

Esto es serio. O todo lo contrario

Las quejas vía Twitter y WhatsApp, sobre todo, por encima de lo soportable (y lo manipulable por algunos), y la tensión política (promovida por esos manipuladores) han derivado en manifestaciones promovidas por la ultraderecha que han calado en los más conservadores y ultras, no necesariamente ricos y poderosos todos ellos. La tuitera Jimina parecía suspirar cuando escribía: “Y todo esto sucede en una cuarentena con luz, agua, calefacción, comida, y acceso a entretenimiento ilimitado. Cómo hubiera sido sin uno solo de estos mimbres…”. Ya no sé si es para tomárselo muy en serio… O todo lo contrario.

Pero, ¿es una crítica o no lo es?

El Confidencial y Vozpópuli intentaron generar una opinión contraria a la gestión de la pandemia del gobierno vasco con dos piezas muy similares. Ambos digitales se quejaban de que el ministerio español de Sanidad no pusiera ningún “pero” a lo hecho por Osakidetza y ofrecían una serie de datos. Más allá de los titulares y preámbulos: Euskadi está siempre presente en los ránquines positivos junto a otras comunidades, pero era la única que está en todos. Entonces, ¿qué va “dirigido”, el informe del ministerio o los discursos de políticos que coinciden con estas informaciones para echar balones fuera?

Aquí, uno de los quemados

Durante esta crisis he sido progubernamental en todos los casos: he defendido que políticos, técnicos, asesores y funcionarios estaban dando lo mejor de sí para informar y cuidar a la ciudadanía. En el caso del gobierno español, la primera vez que levante una ceja fue cuando Fernando Simón reconoció que no habían recomendado el uso de mascarillas porque no había suficientes. Sentí que me habían tomado el pelo y que yo mismo había colaborado en la mentira. Ahora, con el descenso en el número de muertos por Covid, vuelvo a sentirme engañado y empiezo a ser uno de los quemados que describe César Calderón en Twitter.

La extrema derecha, liberada

La extrema derecha ha salido del armario en España. Los simpatizantes de esta ideología siempre han vivido bien, como demuestra la cúpula de Vox, muy bien relacionada, o Javier Tebas. Ahora, además, se siente empoderada para dar palizas, reivindicar a Franco y sus símbolos, o mostrar su ideología con libertad. Joaquín Urias, exletrado del TC y conocido tuitero, alerta en una entrevista a El Plural: “Hay demasiados jueces presumiendo públicamente ideas cercanas a la extrema derecha”. Es el titular de la pieza pero también lo más destacado, porque de la independencia judicial, ya, ni hablamos.

También en Europa

Pero el caso español es solo uno más. Por supuesto, cómo la clase acomodada durante el franquismo ha llegado aún más acomodada a 2020 destruye cualquier teoría sobre una transición modélica. Por desgracia, Europa y el mundo entero (Trump, Bolsonaro) sufren a los fascistas: en Polonia, los neonazis “han declarado 30 municipios ‘zona libre de LGTB’, queman banderas arcoiris y agreden a activistas”, tuitea Toño Abad. Shine McShine apostilla que “todo esto está pasando en el seno de la UE sin que la UE haga nada”. Acabar con la intransigencia ideológica es tarea de todos. También de los que pueden.

Twitter aguanta… Sorprendentemente

WhatsApp no es lo mismo hoy que al principio de la cuarentena: seguimos recibiendo imágenes, links, mensajes sin firmar con evidente intención electoral disfrazados de buenismo (consejo para los de Podemos: por lo menos, elegid un fondo que no sea morado), chistes… Pero muchos menos que hace 70 días. Era de esperar. Sin embargo, Twitter resiste y sigue ampliando su lodazal (lo de Tiktok es un basurero, directamente). Antonio Agredano, uno de los que sí merecen el tiempo que dedicamos a sus tuits, advierte de la tentación de imitar a Sergio Cortina y abandonar esa red social que cada día aporta menos.