Pues yo creo que lo dijo a propósito

He reproducido varias veces el vídeo y en todas veo al general de la Guardia Civil, José Manuel Santiago, decir con total aplomo que están trabajando para atajar el clima contrario a las decisiones del gobierno español. No puedo evitar pensar que dijo lo que quiso decir, como lo quiso decir y delante de quien lo quiso decir: estaba informando de lo que le habían mandado hacer… Y que juzgue el público. Por eso precisamente el PP y Vox, sobre todo, se lanzaron con todo a criticar esa acción del gobierno. Porque es criticable lo que dijo, por supuesto, y porque lo dijo uno con galones y de la manera más adecuada para la oposición.

El fondo es otro

Lo que intenta perseguir el gobierno son los bulos sobre la actualidad relacionada con el coronavirus. Bulos que tienen un origen y un fin político. Por eso es lógico que si se atajan los bulos se interrumpa una acción contra el gobierno. Pero las formas importan y el general de la Guardia Civil lo dijo de la más criticable. Antonio Cartier lo explicaba mejor en Twitter: “Si te parece bien que se difundan bulos es porque te dedicas a generarlos, te dedicas a compartirlos, responden a tus intereses o todas las anteriores”. Igual una manera de mejorar la comunicación es quitar a uniformados y poner a expertos en redes.

¿Qué buscan?

No he mencionado en esta columna el ingente trabajo que están haciendo varias webs para explicar los bulos que circulan porque es imposible mencionar uno solo. Son tantos, la mayoría con una intencionalidad política clara y unas formas tan burdas, que nadie da abasto para numerarlos y explicarlos. Pero hay otro tipo de bulos, como el falso calendario de “desescalada” del gobierno español. Mi pregunta es: ¿quién lo genera y para qué? Porque esto no es una barbaridad contra e ejecutivo que toque. Pero la respuesta está en la pregunta: confusión, eso es lo que necesitan para colocar las mentiras.

A nadie se la cuelan

Lo que hace Podemos no son bulos (ahora) pero tampoco cuela: su intención de ser gobierno y oposición al mismo tiempo es un tan incomprensible… Que no la entiende nadie y solo la aplauden los que ya están convencidos. Su última idea, de denunciar con un vídeo los recortes en Sanidad, es buena. Pero cuando uno está en el gobierno tiene que tener mucho cuidado de no escupir hacia arriba: una vicepresidencia y cuatro ministerios son una cuota de responsabilidad importante, vienen presupuestos y en el menú del día de cualquier gobierno siempre hay sapos más veces de lo que todos desearían.

Un poco de historia

La aplicación de una renta mínima universal en España ha servido para que a muchos se les caiga la careta. En un país que obliga a toda la ciudadanía a pagar peajes eléctricos para compensar posibles pérdidas a las compañías eléctricas, evitar que familias enteras caigan en la exclusión levanta ampollas. Vaya. En Euskadi sabemos lo que es y para lo que sirve. Y aunque algunos ahora saquen pecho del trabajo de sus entonces parlamentarios, es necesario recordar quiénes votaron a favor de la RGI en 1998: PNV, PSE y EA. ¿Importa? Sí cuando se quieren colgar la medalla los que entonces bloqueaban el país.

Casado, da ejemplo

Me sorprende la capacidad que tiene Pablo Casado de escupir hacia arriba una y otra vez para ver si alguna no le cae. En esta ocasión, el líder del principal partido de la oposición en España, del que se espera algo más que lo que ofrece, dice que va a pedir a Sánchez que reduzca el número de ministerios para que siga habiendo diálogo entre ellos sobre el coronavirus. Ni es momento para los chantajes ni para vetar conversaciones. Pero si para él es verdaderamente importante, que dé ejemplo y adelgace los gobiernos que el PP comparte con Ciudadanos y el apoyo de Vox. Si no lo hace, ¿qué es?

Y dejad de hacer el ridículo

Da la causalidad de que tanto en España como en Euskadi, todos los que vieron venir esta pandemia y hoy saben exactamente qué hay que hacer están en la oposición. Y en ambos gobiernos, según la oposición y sus medios, están justo los que actuaron tarde y en todo momento hacen mal las cosas. Pero la realidad es tozuda: estos días se ha viralizado una pregunta en el Congreso de varios diputados del PP que demostraban no tener ni idea de cómo funciona Twitter… Ni de lo que es una búsqueda en Google o la vergüencita. La pregunta corresponde a febrero. A eso estaba él PP entonces.

Este es el nivel

El humorista gráfico Juarma López está aprovechando muy bien el confinamiento, por lo que se aprecia en Twitter: es un tío coherente cuyos comentarios sobre la actualidad son igual de salvajes y certeros que antes. El pasado fin de semana tuiteaba: “Los hashtags de la derecha parecen títulos de canciones de una banda punki kalimotxera de un Viñarock: Trampa de la Moncloa, Gobierno Criminal, Prohibido Olvidar, Sánchez El Sepulturero, Bulos Gubernamentales, Medios Vendidos, Gobierno de Inútiles”. No, no son exageraciones. E incluso se ha dejado alguno fuera como “Paguita”.

Ojalá no vuelva a suceder

Si el PP está haciendo un papelón durante esta crisis, con un comportamiento irresponsable e infantil (como otra oposición más próxima), el jefe de Estado español está haciendo el papel de su vida: nunca antes había quedado tan claro lo prescindible que es esa figura y, por extensión, su dotación y gastos. El Peláez, otro tuitero recomendable en esta crisis, daba la puntilla: “No. No hay ahora una ‘campaña mediática antimonárquica’. Lo que hubo fue una ‘campaña mediática promonárquica’ durante muchísimos años. La imagen actual de la institución es ni más ni menos el resultado de la ausencia de esa campaña”.

Otra semana de teletrabajo

Para mí, el sonido del teletrabajo es el de los dibujos animados de fondo. El guionista portugalujo Raúl Díaz, mucho más certero que yo, definía la conciliación durante el confinamiento de esta manera: “Si trabajo mis hijos se pasan todo el día pegados a una pantalla. Y si no se pasan todo el día pegados a una pantalla no puedo trabajar”. A raíz de su tuit, varios comentaron su realidad… Que es la de todos: jornadas interminables, videoconferencias y peticiones como si todo el tiempo en casa estuvieras a disponible o la imposibilidad de comprar papeles y pinturillas.

Esto acaba de empezar

Cuanto antes nos vayamos haciendo a la idea de que el coronavirus ha cambiado ya la forma de relacionarnos en el próximo par de años, mejor para todos. Yo lo tengo claro… Y lamento comprobar que puedo estar en lo cierto cuando leo en Twitter a gente mucho más clarividente que yo, como Juan Ignacio Pérez Iglesias, que mantuvo una realista conversación pública con Antonio Martínez Ron: “Salvo que antes haya una vacuna. Es evidente. Y esa es la razón por la que (1) la gente sigue sin entender en qué consiste esto, dónde está el problema, y (2) hay que pensar en un estado estacionario sin cierre total o casi total”.

Los que sobran

Es incompatible escuchar las malas noticias sobre la deuda pública y leer en Twitter a iluminados como Spiriman, que hacen colectas on-line para comprar material sanitario básico. El problema no es el dinero: todos los gobiernos se gastan lo que no tienen para frenar la epidemia. Todos. El problema es la falta de suministros, por eso esta es una crisis sanitaria mundial. Así que el dinero tampoco es la solución: a ver qué hace Jesús Candel con lo recaudado (ha pedido 310.000 €), que antes ya presumió de conseguir mascarillas a precio de coste pero no aclara ni dónde ni de qué modo.

Estamos fatal

Es un mal previo a esta crisis pero que durante la misma se ha hecho especialmente palpable: hoy, cualquier asociación o colectivo se convierte en fuente en un medio de comunicación. Y el periodista de turno reproduce lo que dice sin comprobar la veracidad o conveniencia de la reclamación de turno. Por ejemplo, ha llegado hasta El País una idea de “familias y expertos” para abrir los colegios en julio. ¿Y los profesores y coordinadores, qué opinan de que “los firmantes” decidan sobre sus vacaciones cuando ahora están poniendo su wifi y sus equipos para dar clase y evaluar como pueden? Respetémonos. A todos y a nosotros mismos.

Pero otros están peor

Como las debilidades del periodismo, lo mal que estaban en EE.UU. lo intuíamos muchos y durante la pandemia lo hemos confirmado: grupos armados se han manifestado en contra del confinamiento en varios estados, tachando la medida de comunista. El país se les va por el sumidero por la falta de red social pública, porque el despido libre ha dejado sin recursos a millones de personas ya empobrecidas (aun con empleo) y porque la sanidad privada es evidentemente insuficiente (antes también lo era, pero no era público los que se morían en sus casas por otras dolencias). ¿Modelo a seguir? Jamás.

Pues yo he encontrado un gurú

Este confinamiento ha convertido las redes sociales en un espacio plomizo. Cada vez son menos apetecibles por culpa de todos esos que ahora tienen más tiempo para decirnos lo que tenemos que hacer todos, o por los trolls organizados por el fascismo (el de allí y el de aquí). Pero entre todas las opiniones prescindibles y las que quieren colarnos, algunos se están destapando, con mayor crudeza que antes de la pandemia, como personas con principios, coherentes y un poco brutas pero absolutamente certeras: “De esta salimos más gilipollas todavía”. El humorista gráfico Juarma López es mi nuevo gurú.

España descubre la RGI

La nueva renta mínima española está disparando unos autorretratos estupendos. El ejemplo más claro es el del fundador de Idealista e inversor inmobiliario, Jesús Encinar, que tuiteaba tirando de sarcasmo: “¿Dónde hay que apuntarse para la renta esa que regalan? Es para un amigo”. Esa renta mínima es una garantía contra la exclusión y está dirigida a personas que no podían ahorrar y, por lo tanto, no pueden hacer frente a un mes sin trabajo ni ingresos. Quien piensa que es un dinero regalado para tocarse las gónadas muestra que carece de empatía y, sobre todo, que es una persona muy alejada de la realidad.

Pablo, no te flipes

Esa renta mínima hay que explicarla con mucho cuidado. No para que la entiendan los Jesús Encinar de España, esos grandes inversores que no van a querer comprenderla, sino para que la entienda la clase media que paga impuestos y no va a necesitarla. Lo que nadie necesita son mensajes de tertuliano de Pablo Iglesias: “Ese dinero no se va a ir a paraísos fiscales”. No puedes sembrar la sombra de la duda sobre todo menos sobre lo que no haces tú porque la cosecha es siempre para todos, también para los espíritus blancos. Es posible estar a favor de la RGI y estar en contra del populismo político.

La gran estafa española

La gran estafa española no son los impuestos, aunque los liberales se quejen de que los cobren y los que reparten carnes de progresista extiendan la duda sobre su uso salvo cuando los gastan ellos. La gran estafa española es la factura eléctrica. Y en plena crisis del coronavirus sumamos una prueba más: “El mercado eléctrico español sigue alejado de Europa: medio continente ‘disfruta’ de precios negativos este Lunes de Pascua mientras sube el ‘pool’”, es el enésimo titular indignante que leemos en El Periódico de la Energía, junto a gráficos que muestran que Alemania produce más energía solar que nadie.

No, no es un chiste

Joan Baldoví acertaba a criticar a Cayetana Álvarez de Toledo, que respondió varias veces a la pregunta sobre qué opinaba de cómo Rajoy se había saltado el confinamiento. La portavoz del PP se limitó a repetir lo que para ella era “un chiste”: cuánto más conoce a este gobierno, más quiere a Rajoy. El tema no es en absoluto una broma, ni mucho menos la que habla en nombre del principal partido de la oposición puede limitarse a volver a contarla. El tema es que la derecha española tradicional siempre ha pasado de las normas y de quienes critican su prepotencia. Ellos hacen lo que les da la gana. Y punto.

Pero esto no tiene un pase

Después de comparar a Rajoy con un perro al que se quiere más cuanto más se conoce a algunas personas, que en eso consiste el chiste, en el PP empezaron a defender con ahínco la figura del expresidente. Lo hicieron después de que en un programa educativo de RTVE, explicaran lo que es la incoherencia con varios ejemplos de alocuciones de Mariano Rajoy. El ministerio español de Educación, responsable último de la emisión, lo explicó en Twitter como “un error involuntario”. Parece que nos toman por tontos unos y otros, y parece también que a PSOE, Podemos y PP les falta, sobre todo, altura política.

Rafa Hernando pide más

Más de la mitad de esta columna va a ocuparla Rafael Hernando si alguien quiere dejar de leer o pasar directamente a los párrafos finales, lo entiendo porque el portavoz del PP es un sinvergüenza insoportable. Un tipo capaz de reclamar al gobierno español material de protección para los sanitarios dando la cifra de muertos… Como si su partido no gobernase en cinco comunidades autónomas, incluida la de Madrid, donde la gestión privada de la Sanidad ha podido llevar a la precarización cuyas consecuencias sufrimos hoy. Como si Díaz Ayuso no se sacara fotos junto a aviones que vienen cargados desde China.

Rafa Hernando dice “soplapolleces”

Rafael Hernando está confirmando durante esta crisis que es un político despreciable, de los que sobran, de los que no necesitamos. No solo porque se dedique a hacer populismo barato, dando la cifra de muertos mientras lanza la responsabilidad al aire, a ver quién la coge. También porque tuitea de esta manera: “Sánchez traslada el Aló Presidente del sábado al domingo. Y suelta las mismas soplapollaces y mentiras a las que nos tiene habituados. Churchill, Kennedy o Suarez no son nada comparados con él. Gran Timonel al que debemos nuestra subsistencia Nos trata como a idiotas. ¡Basta ya!”.

Rafa Hernando difunde bulos

Quien miente y quien escribe provocando, por supuesto, también difunde bulos. Por ejemplo, ese que tanto han movido en Vox sobre que el gobierno español ha limitado la comunicación en WhatsApp. La propia empresa lo ha desmentido, explicando lo que ya sabíamos: que ha sido una medida a nivel mundial para evitar la propagación de información falsa. Información como la que difunde Rafael Hernando en Twitter. ¿Qué no moverá en WhatsApp, donde solo le ve quien él quiere? Este es el nivel de algunos políticos actuales. Si desde la oposición no quieren colaborar, que no estorben, por lo menos.

Arturo Puente lo resume bien

¿Por qué políticos con experiencia hacen esto? Arturo Puente lo explica también en Twitter: “Todo el mundo con alguna responsabilidad de gobierno está nervioso, porque una crisis así tiene enorme potencial desestabilizador. Y por lo mismo, todo el que tiene intereses está activado, a ver qué cae. La guerra de propaganda es tan intensa que todo puede ser campo de batalla”. Y en medio está la ciudadanía y un Periodismo que no está a la altura, dejándose llevar por la propaganda y el populismo, sin aportar el contexto necesario ni recordar debidamente por qué estamos así.

El pesimismo que comparto

Ando con cierto pesimismo, es cierto. Estos días, en los que he podido alzar la vista del ordenador, he visto en televisión y en los medios digitales la peor versión de lo que somos, como periodistas y como personas. Así que comparto irremediablemente lo que tuiteaba Lontzo Sáinz: “A veces creo que todos tenemos algo importante que aportar, somos personas inteligentes que conocemos nuestras limitaciones y somos capaces de pensar y escribir respetando todas las opiniones. Entro en Twitter y se me pasa”. Yo ni vi lo que venía, ni sé lo que hay que hacer, ni veo lo malvados que son todos los que mandan.