Drogas, no

El anuncio del ministro Garzón de regular los impactos publicitarios de chocolatinas y otros dulces a las y los menores de edad es una buena noticia. Solo lo será en menor medida para los medios de comunicación que siguen viendo recortada la lista de posibles anunciantes, pero el bien común merece el esfuerzo. Si tu planteamiento es justo el inverso y crees que las empresas de ultraprocesados azucarados no son peligrosas, el bien común no es tu objetivo. Algo especialmente grave en el caso de una presidenta: el “drogas, sí; dulces, no” que tuiteaba Isabel Díaz Ayuso es un insulto a la inteligencia, empezando por la suya.

Está todo fatal…

Quien siga los plenos de control en el Parlamento Vasco puede acabar con cierta sensación de envidia hacia lo que sucede en el Congreso, donde PP y Vox se muestran como una oposición sistemática y, en muchas ocasiones, sin razones, y hay otros grupos que dan y quitan, según lo que suceda. Eso no pasa en Euskadi donde la oposición en bloque transmite que todo va fatal… Y provoca por su negatividad sistémica que brillen aún más simples tuits como este del departamento vasco de Desarrollo: “Euskadi supera la media de la Unión Europea de los 27 y se coloca en el grupo de países europeos ‘innovadores fuertes’ en 2021”.

La semana nacional de acordarse de Juan Mari Atutxa

La decisión de Meritxell Batet de quitar el escaño al diputado de Podemos, Alberto Rodríguez, ha hecho que muchas y muchos, como Ana Pardo de Vera en Público, nos acordemos esta semana de Juan Mari Atutxa, Kontxi Bilbao y Gorka Knörr, que fueron acusados y condenados, hasta que Europa les dio la razón, por mantener en sus escaños a las y los representantes de Socialista Abertzaleak. Entonces, Iturgaiz (superviviente en el PP y el Parlamento), llamó a Atutxa “delincuente” y dijo de él, contra el que ETA intentó atentar hasta en la boda de su hija, que “no estaba en condiciones psicológicas” para presidir la cámara.

¡Claro que es activismo!

En Magnet recogen el estudio de Michael Bang Petersen y Alexander Bos, de la Universidad de Aarhus, en el que ha analizado “las motivaciones psicológicas de más de 2.500 usuarios estadounidenses en Twitter, todos ellos vinculados a 500.000 historias o noticias viralizadas” para llegar a la conclusión de que “quienes comparten noticias falsas no son más tontos o están peor informados. Sólo están más radicalizados”. En efecto, es una cuestión de activismo y no de ignorancia. Lo que me flipa es que el resultado de la investigación, que confirma científicamente una intuición, lo que se espera en Ciencias Sociales, pueda sorprender.

Sí, se nos está yendo de las manos

Andaba dando forma a la idea en mi cabeza cuando me encontré con el texto Juan Ignacio Pérez sobre cómo consumimos, por lo general, de un modo poco racional y, sobre todo, en exceso. Consumimos productos o servicios y consumimos recursos naturales que son de todas y todos. Lo hacemos individual y colectivamente, y lo hacemos contradiciéndonos a nosotros mismos, dejando una mayor huella cuando nuestro objetivo declarado es reducirla. En una palabra (una palabra mía, no de Iñako): despilfarramos. Despilfarramos dinero y recursos sin muchos miramientos mientras nos justificamos y engañamos.

«El Santander gana»

No nací ayer y odio los personajes maniqueos hasta en las novelas, pero a estas alturas todas y todos tenemos claro que si el Santander gana 5.849 millones en un año, alguien ha perdido algo de dinero. Esta noticia, simplemente, no podemos permitírnosla como sociedad. Un banco, con todas sus particularidades, no puede nadar en beneficios que salen de las cuentas de usuarios atrapados en hipotecas, préstamos o condiciones draconianas que han ido variando unilateralmente desde la entidad. Y a la excusa de que muchos pequeños accionistas también se benefician solo podemos calificarla como engañabobos.

“El hombre más rico de la historia”

Tampoco podemos permitirnos que una persona que ha demostrado rasgos evidentes de sociopatía se haya convertido en “el hombre más rico de la historia con 271.000 millones de dólares”, según José Ángel Abad en Twitter. Musk seguirá ganando mucho dinero colándosela a no pocas y pocos con su empresa de vehículos eléctricos y sus delirios de grandeza espaciales, pero no pasa de ser un gran prestidigitador contemporáneo que saca sus más jugosos beneficios vendiendo su derecho a contaminar a otras empresas automovilísticas mientras se disfraza de visionario y salvador del planeta.

Otros que ganan dinero a nuestra costa

Lo que yo escriba en esta columna siempre podrá ser tachado por quien quiera hacerlo con la excusa de que soy un viejo cascarrabias, nacionalista y conservador. A ver si lo que tuitea Iñaki Méndez tiene un poco más de recorrido: “Parece que el tema del gas argelino está en que los argelinos nos lo envían a través de Marruecos y estos se quedan con su parte… O se envía directo y luego hay que enviar a Marruecos su parte… y si no nos llega le compramos a Francia”. Ahora, a ver cómo defienden las y los de los imposibles que esta fórmula es más sostenible que explorar nuestro propio gas o aprovechar nuestro viento y sol.

¿Cuestión de Estado? Vale

Vale, doy por bueno que los noviazgos de Felipe VI eran cuestión de Estado y, como lo apruebo, hasta me parece bien este titular en Vanitatis: “El CNI espió a Eva Sannum, Gigi Howard y Letizia Ortiz por orden de Juan Carlos I”. Pero si tenemos que destinar recursos a observar (todavía no sabemos si su salud, su expediente académico o su comportamiento social) quién va a engendrar al próximo Jefe de Estado tiene que ser investigado, ¿cómo demonios nos explican juancarlistas y monárquicos que no podemos investigar dónde mete la mano el Rey? ¿No es esa una cuestión de estado igual de importante, por lo menos?

Todas y todos lo hacemos

El Black Friday como autoengaño no me parece mal: lo hemos pasado muy mal estos dos años y nos merecemos estrenar una cámara de fotos, tener otra bolsa de tela o acumular otro par de zapatillas. Pero que nadie me argumente que ha hecho un chollo comprando modelos viejos de productos que caducan muy rápidamente. Cada persona que se gaste lo que quiera, pero que no se sume al aburrimiento soberano que me genera la publicidad on-line de esta jornada de falsas oportunidades. Mientras tanto, las tiendas que pagan impuestos aquí y generan puestos de trabajo a vecinas y vecinos tienen esta sensación: “Hacemos el canelo”.

Alguien tendrá que explicarlo muy bien

Con lo que estamos pagando en la factura de la luz, con las eléctricas chantajeando al gobierno español y con la ciudadanía de rehén, le toca a Greenpeace (sí, a esta organización esta vez) explicar con meridiana claridad y tratándonos como personas adultas por qué ha intentado impedir la entrada de un buque cargado con gas al puerto de Valencia. Que sí, que los combustibles fósiles no son buenos, en su opinión. Entonces, ¿apostamos por la nuclear? Porque tampoco quieren placas solares ni aerogeneradores que puedan modificar el paisaje. Entonces, ¿qué usamos para generar electricidad y a qué precio?

Pero el gas local, tampoco

Si no importamos el gas, directamente, no tendremos gas. Y para importarlo hay solo dos vías: por barco (a lo que Greenpeace se opone) o los gasoductos que empiezan en los países productores (y como en el caso de Argelia pueden poner problemas) y pasan por otros países que pueden poner peajes. En resumen: importar gas es una alternativa muy cara y muy poco sostenible por toda la materia que se pierde, de un modo u otro, en el transporte. Pero eso es lo ecológico y lo ecologista, porque lo que no lo es, según organizaciones y partidos que reparten carnés verdes, es buscar gas de kilómetro cero.

La modernidad era esto

Nos creemos la leche de modernos comprando por Internet y recibiendo en casa nuestros caprichos. Pero la verdadera modernidad, el futuro, no es lo que vemos, sino lo que no queremos ver: todo el cartón que necesitamos, la precariedad laboral de las y los repartidores, y lo que leemos en El Periódico de España. En este nuevo medio han publicado un reportaje sobre cómo “Amazon destruye cada día miles de productos sin vender”. Son cosas que compramos y devolvemos pero que Amazon o quien lo genera prefiere perder antes que recibirlo y repararlo. Somos nosotras y nosotros los insostenibles.

Correcto

Entre las muchas amenazas que nos rodean por culpa de quien no tiene escrúpulos pero sí una empresa on-line, está el juego. Y, sí, es necesario regularlo (realmente, como todo lo que circula en Internet, pero este es un pensamiento de viejo intervencionista, claro). Así que solo puede parecerme bien que haya una nueva ley vasca del Juego que contemple actuaciones concretas como las que anunciaba Josu Erkoreka: “No habrá publicidad entre las 6:00 y las 0:00. No podrán participar personas con notoriedad pública”. Mientras esto pasa en Gasteiz, en el ministerio español siguen mirando los trenes pasar.

Un cambio a mejor

Siempre que hablamos de cambios en el fútbol parece que vienen malas noticias: la Superliga, el Mundial cada dos años, nuevas normas en el arbitraje, en los cambios para beneficiar a los más grandes… Pero esta vez el paso de los años y los sucesos han generado una reacción novedosa y positiva: Josh Carvalho ha reconocido abiertamente su sexualidad estando aún en activo, algo absolutamente disruptivo. Y a continuación el mundo del fútbol se ha volcado para aplaudir su valentía (porque es un acto valiente), haciendo visible que la homofobia no tiene cabida en el deporte hoy. Mucho será para la galería, pero algo ya hemos avanzado.

«Al socio se le respeta»

Estoy de acuerdo al 100% con Pablo Iglesias en que “al socio se le respeta”. Se lo dijo a Carmen Calvo a la cara en la SER y se refería, cómo no, a Podemos y al PSOE. Pero ambos partidos tienen que darse cuenta, de una vez, de que el gobierno español es en coalición pero está en minoría. Y los enfrentamientos directos y diarios entre los partidos en el consejo de ministros no facilitan al resto de fuerza apoyarles para aprobar cualquier ley o los presupuestos. “Al socio se le respeta”, decía Iglesias y aplaudo yo: pues que empiecen a hacerlo abandonando las puestas en escena que dan un poco de vergüencita.

A esto me refiero

Solo unas horas después de que Pablo Iglesias (mucho más cómodo de contertulio que de candidato) pidiera en público respeto del PSOE para Podemos, Ione Belarra, la nueva gran jefa del partido morado, quiso adelantarse vía vídeo en Twitter al anuncio de la primera ley de vivienda que ha elaborado ese gobierno de coalición tan tensionado. ¿Qué es el respeto entre socios de la coalición? ¿Lo es que la secretaria general de uno de los partidos se apresure a intentar anotarse un gol? ¿Lo es que Yolanda Díaz amague con generar una gran crisis en el momento en el que más fuerte está en las encuestas?

¿Ha preguntado a todas y todos?

Alabo el recuerdo de Consuelo Ordóñez en Twitter a todas las víctimas de ETA, echo de menos cierto contexto (no justificación), y no me parece ni bien, ni justo, ni justificable que para relatar un asesinato (cuádruple, como el del 25 de octubre de 1986 en Donostia), Ordóñez tuitee: “Horas después hubo una multitudinaria manifestación pero no era para mostrar repulsa por esta masacre. ¡No! era para pedir al gobierno que negociara con ETA. Miles de vascos en las calles, la mayoría de ellos jamás se manifestaron por sus víctimas”. ¿Ha preguntado ella a esas personas, una a una, por qué se han manifestado a lo largo de su vida?

Y seguirá pasando

Todos los sectores necesitan reactivarse después de los confinamientos, pero no podemos olvidar que una pandemia mundial sigue azotándonos, y para eso están noticias como la de Abc que llegó a la portada de Menéame: “La vuelta de los británicos a Benidorm dispara el coronavirus hasta quintuplicar la media española”. Esto seguirá sucediendo, por eso la vacunación es tan importante y mantener unas medidas mínimas que son sanitarias pero también se seguridad, es imprescindible. Lo que no podemos permitirnos, por nuestro propio bien, es hacer como si todo estuviera ya pasado.

O con ellos o contra ellos

Ojalá fuera tan sencillo todo como interpretar los silbidos a Iñaki Williams en el campo del Espanyol. La animadversión de la grada perica tiene que ver con cómo se enfrentó el jugador del Athletic a los cantos racistas que en el anterior encuentro le dedicaron. Después de lo sucedido, la decisión que hay que tomar no puede ser más fácil: o con quien cantaba sus mierdas fascistas o con quien recibía los insultos racistas y valientemente les hizo frente. Quienes decidieron silbar el martes se posicionaron meridianamente, ahora nos toca hacerlo a los demás. Si no eres facha, a tope con Iñaki Williams.

Pero ella no hace cálculo político

Yolanda Díaz sabe que es la nueva estrella del rock de la izquierda. Y sabe que además toca la guitarra y canta mucho mejor que la anterior, Pablo Iglesias. También sabe que se acerca el momento de hacer el solo y poner a botar (y a votar) a las masas. Así que su “amago” de cese no tiene tanto que ver con la dignidad política ni con poner a “la gente” por delante de ella o de la agrupación política que la respalde. Si de verdad lo hiciese, con lo que pagamos de luz y lo inseguro que resulta el suelo que pisamos, no jugaría con la posibilidad de romper un gobierno de coalición y en minoría para provocar un adelanto electoral.

Conciliación, qué bonito nombre tienes

Si de algo ha adolecido Pedro Sánchez desde el primer minuto es de maltratar a la prensa: sus retrasos en las comparecencias o sus horarios imposibles se han vuelto habituales. Al respecto y precisamente en las puertas de una posible crisis de gobierno, Fernando H. Valls tuiteó con tino: “PSOE y UP se han citado hoy a las 19:30 para intentar solucionar su crisis por la reforma laboral. Olvidan el punto 1.10 de su pacto de Gobierno: ‘Conciliación de la vida laboral, familiar y personal y corresponsabilidad en el tiempo de trabajo’”. Y no es solo la prensa: asesoras y asesores o asistentes del gobierno sufren tanto o más que algunos se crean en El Ala Oeste.

El tonto eres tú

Quien quiere convencerme de la existencia de almas puras como Yolanda Díaz y quien no respeta el tiempo de los demás me ponen de mala uva, pero nada es comparable, en los últimos meses, con el cabreo que me provocan quienes critican que todavía haya medidas, simplemente, porque todavía hay pandemia. Estamos tardando demasiado en reírnos de estos tontos que van de listos, y que solo tienen que mirar cómo avanzan sus modelos, por ejemplo, el británico: “Desde mediados de agosto han muerto por COVID cada dos semanas las mismas personas que mueren por la gripe en un año”, leemos en Eldiario.es.

Pues anda que estos…

Me gustan mucho el fútbol y sus implicaciones sociológicas, y entiendo su función liberadora. Incluso entiendo aunque me repugne la idea de que sirva como excusa para la violencia, y más en este país en el que vemos la instrumentalización hasta del dolor. A lo que voy es que me parecen una banda de idiotas con un comportamiento absolutamente injustificable quienes zarandearon el coche de Ronald Koeman a la salida del partido contra el Real Madrid. No lo hicieron por el Barça ni por su hartazgo: lo hicieron por el TikTok y el vandalismo que, de alguna forma, hemos cebado entre todas y todos.

Faltan muchos meses todavía

Faltan muchos meses todavía para que empecemos a hablar en serio de las campañas en las elecciones del Athletic. De momento, todo lo que conseguiremos sacando el tema (cuando falta incluso aprobar el presupuesto) será alegrar a los especuladores, literalmente. Una casa de apuestas ya ha sacado su plancha y Javier Aldazabal es el favorito de las y los apostantes (su triunfo se paga a 1,81 €). Tras él, Vázquez Eguskiza, Barkala, Mario Fernández, García Macua, Jon Ander de las Fuentes, Jainaga… Y ya empiezan las aventuras: Julen Guerrero, Andoni Zubizarreta, Genar Andrinua, Javi Clemente y hasta Jon Rahm, que se paga a 1.001 €.