Se va el mejor

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No es un tópico. El cine vasco, y más allá de nuestras fronteras, llora la pérdida de Álex Angulo, un actor en el que, por lo visto en las reacciones de Álex de la Iglesia, Koldo Serra, Gorka Otxoa, Bárbara Goenaga, y también Santago Segura o José Coronado, su gran humanidad competía con su enorme talento. Generoso, entrañable y reputado, su fallecimiento ha generado una ola de tristeza gigantesca. Gaizka Urresti, director de ‘Bendita Calamidad’, proyecto que deja inconcluso, le despedía de la mejor manera: “Esté dónde esté seguirá haciendo de él un mejor lugar para vivir”.

Bildu se pasa

El periodista deportivo Miguel Ángel Puente fue uno de los primeros en tweetearlo, pero no el único. Me refiero a la reacción de la Federación Vizcaína de Baloncesto ante las incalificables declaraciones de Bildu sobre la falta de arraigo de este deporte en el territorio, argumento que ha usado para criticar el apoyo institucional al Bilbao Basket. Lo que le ha pasado a Bildu no es nuevo, pero esta vez sí es notorio: atacar, descalificar o judicializar cualquier iniciativa que no sea suya genera un malestar creciente en quien sí ha intentado generar espacios públicos, privados o mixtos. Así es como ha avanzado Euskadi, y no de otra manera.

“Ziapio muerto”

Casi al mismo tiempo que en la redacción de ‘Gara’ recibían el último trabalenguas de ETA, en Ordizia alguien colgaba una pancarta con la siguiente poesía: “Zipaio muerto abono pa mi huerto” (sic). Pueden verla en el Twitter del contertulio habitual, Iñigo Landa, entre otros. Curiosa “casualidad” o “contradicción”: mientras unos aseguran que dan pasos para abandonar la violencia (pasos que no muestran), otros reclamen la vía armada (bien visible). Cualquier que haya pasado cerca de algunas manifestaciones habrá comprobado que el “borroka da bide bakarrra” no se ha ido.

No es una broma

Ni es una broma ni una leyenda urbana, por desgracia: en Aralar consideran “una noticia extraordinaria” que ETA “se haya convertido en una organización civil”. ¿“Organización civil”? ¿De verdad? ¿Y cuál va a ser el siguiente paso, convertirse en asociación y pedir una subvención? ¿De verdad ETA pretende seguir interviniendo en nuestras vidas señalándonos lo que nos conviene? Y lo que es peor: ¿de verdad que tenemos que celebrar eso? Rotundamente, no. Contribuir a avanzar no significa que haya que tragar con todo. Y menos con lo que diga ETA.

Utilitarismo y albricias

Insisto en que, aunque ETA ya no mate, la organización solo merece el repudio más firme por todo lo que ha hecho… y sigue diciendo. Tenemos que mantener la cabeza fría para distinguir entre lo capcioso y lo noticioso. Que no nos pase como en Cuba, donde celebran que Rusia retome un trato de favor con la dictadura, como podemos leer en el desnortado blog de Guillermo Nova. ¿De verdad se creen en Cuba que tienen algo que ofrecer a Rusia? En absoluto, Putin solo busca ser el grano en el culo de EE.UU., y Cuba es ese país necesitado gracias al que, por cuatro rublos, va a lograrlo.

Rebajas para inversores extranjeros

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La caída del ladrillo español y vasco, que de esta no nos libramos ni por el Estatuto ni por la foralidad, no ha beneficiado a los posibles compradores vascos y españoles. Son otros los que se aprovechan de los saldos: “Belgas, franceses y suecos multiplican las adquisiciones de segundas residencias. Los británicos comienzan a remontar el vuelo”, leemos en ‘Libremercado’ con la sensación de que ya hemos visto esta película antes. Porque la bajada de los precios, la subida del IVA y el modo en el que los bancos se aferran al dinero han beneficiado, sí, pero a los que vienen de fuera con euros en el bolsillo.

El Putin amo

¡Cómo resistirse a hacer ese chiste después de leer la noticia de ‘La Información’! Prepárense: “La tasa de popularidad del presidente ruso, Vladimir Putin, ha subido más de quince puntos desde principios de 2014 hasta situarse en un 75,7%, su nivel más alto en cinco años, según el último sondeo del Centro Ruso de Estudios de Opinión Pública”. Ese es Putin, el único ruso que parece ser capaz de vencer a Chuck Norris, el mismo que (y esto va en serio) regaló a los líderes mundiales una memoria USB con un software oculto para espiar sus ordenadores, y ahora prepara su particular guerra de Crimea.

Todo atado y bien atado en el PSOE

Alfredo Pérez Rubalcaba sabe que no le queda mucho recorrido como secretario general del PSOE, por eso, según ‘El Confidencial Digital’ estaría maniobrando para asegurar la continuidad del aparato dentro de su partido: “Se mantendrá como secretario general al menos hasta octubre, con el fin de controlar la confección de las nuevas ejecutivas regionales, y, de rebote, el proceso de elección del candidato a las generales de 2015”. El mismo aparato que lleva manejando el PSOE desde la época de Felipe González con un continuismo que nos deja pasmados, mientras hablan de evolución, innovación y hasta revolución.

El avión que pagamos nosotros

Me importa muy poco que la reina Sofía llegue tarde a una reunión de trabajo o un encuentro de los suyos porque, sinceramente, no creo que sus aportaciones vayan a mejorar nada. Pero la noticia que, entre otros digitales, han publicado en ‘Vozpópuli’, me parece aprovechable por otra cuestión: emerge el engaño que acostumbra a ejercer la Casa Real española. Me refiero al avión de la mujer del Rey, que pagamos entre todos vía impuestos, y que no sale de sus presupuestos. Y como este transporte, muchos otros, igual que el mantenimiento de palacios y residencias. ¿Quién cree que los paga? Pues usted y yo, no ellos con su asignación.

No es Twitter, es la prensa

Me sorprende el revuelo que se está montando porque el gobierno de Turquía haya prohibido el uso de Twitter en este país. Revuelo que, sobre todo, podemos encontrar en Twitter, por supuesto. El problema, no lo duden, no es que este país junto a China, Corea del Sur, India, Egipto, Irán, Venezuela y hasta Francia hayan limitado parcial o totalmente esta herramienta, sino la cantidad enorme de países que limitan la libertad de prensa. El problema son los periodistas encarcelados, no los twitteros sin juguete. El problema es la falta de libertad para decir, no para leer qué opinan los espectadores de lo que echan en la tele.