Pa’lante

Este es un gran descubrimiento: trabajar cuatro días a la semana nos viene mejor. Pero no solo como empleados y empleadas: las empresas son más rentables y las que no incrementan sus ingresos tampoco los reducen. En el Reino Unido, “de las 61 empresas que participaron en el test de junio a diciembre del año pasado, 56 han decidido extender este horario, y 18 de ellas lo han adoptado de forma permanente” (Xataka). ¿Qué más necesitamos saber? ¿A qué otra comprobación tenemos que esperar? “32 horas a la semana sin reducción salarial” es un lema que suena tan bien que podríamos hasta hacernos camisetas con él.

Pues entérate

Leemos en Vozpópuli que el consejero en Enagás a propuesta de Podemos, Cristóbal Gallego, “se abstiene desde 2021 en la votación del informe anual sobre retribuciones del consejo de Enagás por ‘no tener experiencia en cuestiones retributivas en el sector privado’”. Gallego gana “hasta 160.000 euros anuales”, lo mismo que el resto de consejeros y consejeras. Y con ese sueldo desde 2020 no ha conseguido averiguar lo que se cobra en el sector privado y, más concretamente, en el energético. Puedo llegar a entender la incomodidad por la contradicción en el partido morado, pero no puedo comprender que nadie tome a la gente por tonta.

¡A la mierda!

Lo que han hecho los de Lori Meyers es posar, ni lanzar al aire una tuit por el que dirán: “A la mierda las zonas Golden y VIP. Toda la pista a 35 €. A los que habéis comprado esas entradas muchísimas gracias, se os devolverá el importe completo o la parte correspondiente si pasáis a pista u otra localidad”. En un mundo de punkis de postal y escaparate, como cantaba La Polla Records, y de consejeros que aceptan un sueldo de seis cifras con la excusa de que no saben si es correcto o no, ver a una banda de música dar un paso al frente y jugarse su pasta a cambio de una experiencia sin exclusividad para el que pueda hasta emociona.

“La indepe girl”

Ha vuelto esta semana, gracias a Menéame, un vídeo de Polònia que tiene un par de años. Cosas de Internet. No lo vi entonces pero he podido hacerlo ahora y casi tiene la misma validez. Esta vez, el trabajo fino de las y los de TV3 no ha servido para hacer una pintada gruesa a la monarquía o la ultraderecha españolas, sino a Laura Borràs, presentada como la Barbie Girl del videoclip de Aqua, y Carles Puigdemont, que es su Ken. Visto con perspectiva, las promesas de independencia que cantan ambos personajes tienen otro tono, y el triunfalismo de entonces es hoy una montaña de frustración que alguien tendrá que gestionar.

Ya no manda

Sí, voy a hacer sangre porque el FC Barcelona no deja de protagonizar los casos que nos hacen sospechar que nuestros equipos de primera participan en una competición adulterada. Primero fue Piqué, que ya parece hasta poco, ayudando a vender a Arabia Saudí una Supercopa en la que si no participa el Barça hay una penalización. Después vinieron las “palancas” que permitieron a un club sin dinero fichar como si no costara. Y ahora estamos con los pagos al estamento arbitral en un período en el que el equipo fue claramente beneficiado. En Europa, evidentemente, no cobra Negreira y el Barcelona vuelve a perder.

El machirulo al que la sororidad oficial sí acepta

Pablo Iglesias es implacable con el mahirulismo ajeno pero nadie en Podemos es capaz de ver la viga en el ojo propio. No hace falta remontarnos a cuando el entonces líder nominal del partido regresó de su permiso de paternidad con un “vuelve” en un cartel en el que el “el” central estaba destacado. Solo hay que ver el día a día, cómo Irene Montero y Ione Belarra, las que marcan los límites de la sororidad oficial, esperan al argumentario que Iglesias firma en La Base para opinar ellas después, cómo Iglesias es el que marca paso, ritmo y función desde cualquier lugar mientras sopla su dedo índice después de señalar con él a modo de pistola.

Importa el tuit

Que la mano con la que sujetas el iPhone y tuiteas no se entera de lo que hace tu otra mano, ese parece que es el principio político para muchas y muchos hoy. Es el de Pablo Iglesias y es el de quienes le siguen, como Miren Gorrotxategi, que se afana en explicar en Twitter la posición de los partidos que en el parlamento de la CAV no han apoyado su iniciativa para retirar la pensión a Ricardo García Damborenea, pero en su largo hilo olvida lo que le apunta Mosturotz: “Lo que deberíais hacer es abrir este debate en el Congreso, que es el Estado español quien da esta pensión a García Damborenea, estando Podemos en el Gobierno”.

Indecente

Provocar en Twitter es feo, buscar una respuesta, una discusión, una bronca, en definitiva, te retrata como un macarra de conflictos a distancia. Pero cuando lo hace la presidenta de una comunidad, una representante de la ciudadanía, estamos hablando de una indecencia. Eso es el tuit de Díaz Ayuso solo unas horas antes de la manifestación contra sus políticas sanitarias, tergiversando una intervención en los Goya: “Agradezco a la viuda de Carlos Saura, Eulalia Ramón, el homenaje que ha hecho a la sanidad madrileña, encarnada esta noche en el Hospital de Villalba. Todos creemos en nuestra Sanidad, trabajamos por la mejor”.

Lo que nos faltaba

Todas y todos lo notamos, pero no es extraño que una persona que trabaje en la Ertzaintza, alguna policía municipal o urgencias sanitarias, lo corrobore con cierta preocupación: después del confinamiento hay más comportamientos extraños y agresivos. Lo único que nos faltaba es lo que nos ha traído el soniquete de la inseguridad que entonan Vox, PP y, ahora, Bildu, y que podemos leer en Vozpópuli: “Un arma en casa: el método antiokupas que ampara la ley y crece un 38% en España. En 2022, la concesión de licencias aumentó en un tercio”. “En caso de ocupación, si posees un arma, la Guardia Civil puede entrar de inmediato a desalojar”.

Musk sabrá

No tengo mucho que añadir al tuit de Ángel Jiménez: “No sé qué marca en su sano juicio pagará 1.000 dólares al mes por la verificación y 50 más por cada cuenta asociada. Medios de comunicación, tal vez, pero prácticamente ninguna empresa de tamaño medio o pequeño por descontado”. Algunos rumores apuntan a que esa puede ser la apuesta comercial de Musk para levantar los ingresos en su red social de 44.000 millones: pagar por tuitear. Y si eres una marca con acceso a extras (vídeos de una duración superior a 2’20”, por ejemplo), pagar mucho más. ¿Logrará su objetivo? De momento, sí, porque seguimos en Twitter.

Qué barbaridad

Ojalá me estuviese refiriendo a la canción de Jaime Urrutia, pero la barbaridad a la que aludo es la última que ha tuiteado Isabel Díaz Ayuso: “Las ideologías son las culpables de la mayoría de los problemas que tenemos hoy en España”. Puedo estar de acuerdo en parte porque las ideologías neoliberal y de derecha española, que son las que ella profesa, a mi juicio, son culpables de una gran parte de los problemas de su España. Pero “las ideologías” no son un problema. Lo son algunas. Y si lo que quiere decir es que “ideologías” solo son las nacionalistas o las no conservadoras, está tomando a la gente por muy tonta. Allá quien se deje.

Qué hostia

Recupero aquel “qué hostia” de Rita Barberá para definir con esa expresión esto de Consuelo Ordóñez que recogen en Público: “Pide al PP que ‘no mienta’ porque ‘no son los gobiernos quienes excarcelan a presos de ETA’”. Pues eso, qué hostia ha pegado al PP la hermana de Gregorio Ordóñez en el acto de recuerdo al concejal donostiarra asesinado por ETA. Era necesario que alguien lo dijese y Ordóñez se lo ha dicho a la cara. Nadie puede negarle eso, ni aquella vez que en una manifestación de apoyo a presos de ETA, a cara descubierta, gritó aquello de “sin pistolas no sois nada”. Entonces también tenía razón.

Qué error

No pongo ni una pega a la batería de medidas que propone el ministerio español de Igualdad, según EPE, como alternativa a cambiar la ley conocida como “solo sí es sí”. Básicamente, el departamento de Irene Montero pide más recursos para agilizar la justicia, incrementar la vigilancia e invertir en formación a todos los niveles. Lo hace porque cree que la rebaja de condenas no es evitable pese a una reforma de la ley que la ha propiciado. Con cada paso solo se agranda el error, como cuando te acercas a una montaña: la ley tenía agujeros, Podemos se niega a aceptarlos y corregirlos, y las buenas intenciones no mitigan la ineficacia.

Pues ya tenemos fecha

El 10 de diciembre volveremos a votar. La fecha la vemos en Vozpópuli y confirma todo lo que sabemos desde hace tiempo: que Pedro Sánchez intentará alargar la legislatura todo lo que pueda y agotar la presidencia de turno de la Unión Europea (segundo semestre de este año), y que la norma no le permite estirar más el chicle. Así que el 10 de diciembre, por fin, Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo (o lo que quede de él), Yolanda Díaz (junto a Irene Montero o frente a ella), Santiago Abascal y Aitor Esteban, darán por cerrada una campaña a las generales que habrá durado un año y tendrá una meta volante el último domingo de mayo.

“Juan Carlos I aprovecha”

El titular en El Plural no puede ser más claro: “Juan Carlos I aprovecha que Hacienda no incluye a Emiratos como paraíso fiscal para dejar de pagar impuestos en España de inmediato”. Pero no creo, como deslizan en el digital, que la culpa sea del ministerio de Hacienda al confeccionar la lista y dejar fuera a la dictadura árabe, sino de la jeta del emérito. Nadie le obliga a trasladar su domicilio fiscal, solo lo hace para pagar menos impuestos. O lo que es lo mismo: El Campechano no solo piensa en regresar, también sigue pensando en “exiliar” su fortuna de origen dudoso, cuando menos. Todo un jefe de Estado.

Si se los pagan…

No sé si Pablo Iglesias los ha pedido pero, según The Objective, TV3 sí se los paga: 11.500 € al año que le convierten en uno de los colaboradores mejor pagados de la cadena. Pues muy bien. Sobre todo, para Iglesias, claro. Y no lo discuto, que conste: ¿cuál es el caché de Aznar o Felipe González para dar una conferencia? Solo me hace gracia que el asalto a los cielos acabe en una voz de tertulia, que sus lecciones de periodismo terminen en una mesa camilla, como diría Pedro Vallín, que su carisma, debidamente construido, resulte hoy irresistible solo a conductores de debates generalistas y recurrentes en medios.

No es una buena noticia

Lo público es motor económico, es garantía de buenas condiciones laborales de personas que gastan con más alegría, y es incitador de mejoras en las empresas privadas. Todo esto lo sé desde que me puse por mi cuenta, allá por 2009. Pero también sé que el empleo público tiene que estar esté debidamente compensado por la iniciativa privada. Así que no podemos considerar como buena esta noticia en Vozpópuli: “Entre julio y diciembre el sector privado destruyó 76.600 empleos respecto al primer semestre. El ‘empuje’ del sector público, con 72.300 nuevos puestos, permitió mantener estable la cifra total de ocupados”.

Esta, tampoco

Por supuesto, una administración pública rebosante de funcionariado no es necesariamente eficaz. Como no lo es una empresa privada mal gestionada, llena de trabajadoras y trabajadores que no tienen claras sus funciones. La prueba la encontramos en Nius: “La falta de información y la burocracia dejan sin ayudas sociales a millones de personas en España”. Dos datos: “De los 310 millones del bono eléctrico social en 2022, sólo 200.000 euros llegaron a los consumidores vulnerables en riesgo de exclusión social”. “Sólo un 30% de los consumidores que cumplen los requisitos tienen bono social ¿Qué pasa con el resto?”.

Más claro, imposible

“El 99% de las criptomonedas es una estafa”. Leemos el titular en Activos, y se lo atribuyen a “el economista Nouriel Roubini, quien ya presagió la crisis hipotecaria del 2007”. Más: “la criptoeconomía es particularmente desigual y que la riqueza generada con esos activos está concentrada en las manos de pocos”. Todo empezó con Bitcoin. “Su misión era  esquivar una autoridad central que regulase las operaciones, como los bancos. Tras el precedente de Bitcoin apareció Ethereum, una plataforma que sirvió a terceros como arquitectura para levantar sus propias criptomonedas. Y estas proliferaron, la mayoría con el fin de la especulación”.

Esto sí que no lo entiendo

Hace años que saco fotos con cámaras de carrete. Para mí es un disfrute: aprendes cosas con cada rollo, de ti, de tu cámara, del proceso… Y sirve para poner en valor a aquellas fotógrafas y aquellos fotógrafos que hicieron trabajos magníficos sin Photoshop. Lo que no entiendo es el gusto de algunas chavalas y algunos chavales por disparar con las primeras compactas digitales. Lo he visto en Instagram y ahora lo leo en Photolari. Supongo que tendrá que ver con la necesidad de volver a un momento en el que la tecnología no nos abrumaba, pero me llama la atención que esa necesidad la tenga quien no vivió aquello.

En su «debe»

En los últimos años, cuando hemos hablado de quienes rompen consensos básicos en España hemos hablado de Vox: los derechos de la ciudadanía, conseguidos después de años de lucha y concienciación, han sido puestos en duda cuando no cercenados. Ahora, en Euskadi, cuando hablamos de consensos básicos e importantes rotos, tenemos que hablar de UGT, que no tuvo en cuenta el derecho de cualquier ciudadana o ciudadano vasco a dirigirse a un policía en el idioma en el que más cómodo se sienta, y por eso denunció el requerimiento del euskera para el acceso a una plaza. Celebrar la sentencia favorable retrata al sindicato y no para bien.

A mí sí me vale

Alberto Pérez en Vozpópuli, como muchas y muchos otros comentaristas on-line, sin más argumentos que sus fobias, ha criticado duramente el discurso de Elisa María Lozano, la alumna que recogió su reconocimiento por el mejor expediente en la Complutense y aprovechó su minuto en el atril para explicar en qué bando estaba y por qué. No usó un solo insulto (el único calificativo a Isabel Díaz Ayuso fue “pepera”). Dado el nivel de los discursos de la política y el periodismo actuales, solo puedo defender a Lozano que, con todos los errores propios de la juventud y solo un par de minutos, ha picado a toda la derecha española.

¡Pero si estuvisteis en Cibeles!

Hay que tener la cara muy dura para ser del PP. Carlos Iturgaiz lo demuestra cada día que sale a hablar de supuestos casos de corrupción de otros partidos siendo, como es y era, del PP de Bárcenas y el resto de tesoreros imputados. Y también lo demuestra Alberto Núñez Feijóo cuando tuitea esto: “Condeno los insultos y las amenazas de todos los que no respetan la libertad y la convivencia”. No se refiere a quienes insultaban y amenazaban en Cibeles el sábado, unos cuantos, “nostálgicos” del franquismo de aquella libertad y aquella convivencia, sino de los ataques a Ayuso en la Complutense. Qué jetas, joder, qué jetas.

Los panas

No hay que irse a la extrema derecha para darse cuenta de que los insultos y la falta de respeto salen de la bancada diestra: Toni Cantó, que hizo campaña por el PP y fue premiado con la oficina del Español de la Comunidad de Madrid, ahora se ha pasado a presentador en una cadena que pretende ser la referente de esa España rancia de derechas. Uno de sus últimos chistacos ha sido este: “Arrestada en EE.UU. una intérprete de signos que se inventaba el lenguaje. ¡Qué estrictos! Aquí se inventan el bable y no entran en prisión: reciben millones de euros”. No hay más tonto que quien no quiere entender. Comprobado.

En la media

Twitter está despidiendo al 80% de la plantilla y en Twitter España el propietario del juguete se ha limitado a mantener el ritmo: “El ERE ha alcanzado a 24 de los 29 trabajadores y se hará efectivo el 8 de febrero. Eso sí, se han ido con una indemnización de 33 días por año trabajado” (El Confidencial). 29 trabajadores ya eran pocos y a las y los cinco que queden va a resultarles imposible sostener la oficina que, no nos olvidemos, no garantizaba la libertad de expresión: su trabajo es captar anunciantes y mantener un mínimo de reputación por medio de relaciones públicas. Musk ha decidido prescindir de eso.