Cómo blanquear a una nazi

El que hace Marina Alías en Vozpópuli es un ejercicio de blanqueamiento de la ultraderecha de libro: presenta a Rocío de Meer como una agitadora del Twitter, como una madre que decidió dar el paso a la política empujada por Abascal y, hasta cuando habla de las evidencias de su ideología, la justifica. Si menciona que su abuelo fue un coronel franquista y el jefe de gabinete de Carrero Blanco, recoge la reflexión de De Meer: “No sé por qué los nietos de media España valen más que los nietos de la otra media”. Si menciona que difunde vídeos de grupos nazis polacos, recoge su defensa palabra por palabra. Colaboracionismo de calidad.

Cinco looks que me gustarían

No he leído la pieza de Núria Tiburcio en El Confidencial sobre los cinco looks que le “gustaría verle a la reina Letizia en este nuevo curso” porque no me interesa. Me gustaría ver a Letizia Ortiz con el look de presentadora del Telediario. Un puesto muy digno pero no real. Mejor, de contertulia en Antena 3 después de haber sido desplazada de la pública junto a Urdaci. También me gustaría ver cómo es el look de reina destronada. O de madre que deja a sus hijas en la ikastola en plena pandemia, sin chófer ni servicio de seguridad. O de persona que hace dieta… Pero con la ansiedad del día a día de verdad.

13 me parecen pocos

Solo 13 personas han sido detenidas en Madrid durante la manifestación de negacionistas por incumplir repetidamente las medidas sanitarias delante de la policía. Pocas me parecen. Yo multaba hasta el tope permitido a todos los que incumplen porque les sale del higo las normas que la mayoría sí respetamos. Lo reconozco: siempre he llevado mal ver que algunos piensan que los mandatos están para los demás y que quien los cumple es el pringado. Así que esta vez no tendría piedad y, es más, no comprendo que la tengan las autoridades. Hay que cortar este negacionismo gilipollas por lo sano para que no se extienda más.

No, no hay que elegir

Tontos del negacionismo, aparte, el bulo que más se ha extendido es el que vincula el trabajo con el ascenso de los contagios y los fallecimientos. Aunque hasta la OMS alerte de que el riesgo es mucho mayor en entornos relajados que en los que estamos concentrados y quietos (el trabajo o el transporte público), no dejan de aparecer alarmistas que ofrecen una falsa dicotomía: o trabajo o salud. Nada más lejos que la realidad: los estados que no detuvieron sus economías tienen mejores datos sanitarios. Es cuestión de cultura, y la cultura que intentan instalar algunos, la de la queja y el alarmismo, no la necesitamos.

La derrota de Messi

Pase lo que pase, Messi ya ha perdido. Ha perdido su aura de hombre de club, de tipo humilde y callado, de Dios del fútbol sin doblez. Carlos Malpartida ha escrito en Medium un corolario estupendo al entremés veraniego que empezó relatado en un Burofax: “Nos sales con los payos de Cuatrecasas, la pornografía de los millones, la horterada loser del City y ese menudeo de todo lo que pasa fuera de la sagrada cancha. (…) Tocaba poner el pecho, las chanclas y las seis pelotas de oro encima de la mesa. (…) A quién le importa la champions, Lionel. La champions es cosa de pobres”. Y el próximo 10 de junio, más.

Qué puto morro

Nunca suelo hablar de las noticias en las webs de otros periódicos porque aprendí hace ya muchos años y de la peor manera lo mal que sabe la carne de perro. Pero lo hago hoy porque en Abc han sabido retratar a Javier Maroto en una entrevista: un vendepeines que no se arruga, capaz de justificar de la manera más acrobática su presencia en Sotosalbos, un pueblo de Segovia de 130 habitantes, según la página web del ayuntamiento, en el que se empadronó para ser Senador después de no haber logrado ser diputado por Araba. Es Maroto quien exhibe su rostro de adamantium reforzado, no quien lo describe. Allá él.

Correcto

Más allá de la retórica, el gobierno de Podemos tiene que demostrar que el cielo se asalta a golpe de políticas, de medidas concretas. Por ejemplo, la desaparición de los números de tarificación especial para que la ciudadanía contacte con las empresas. “El ministerio de Consumo prohibirá los 902”, leemos en Vozpópuli, y lo celebramos. “En su lugar, los consumidores dispondrán de un número geográfico de tarifa básica para sus relaciones con las empresas”. De este modo se pone freno a uno de esos atracos legales, permitidos por los gobiernos y las mayorías parlamentarias en el Congreso.

Y sin elecciones

En Cantabria confinan Santoña y en Baleares prohíben las reuniones de más de 5 personas y salir por la noche. En septiembre, claro. Y eso que no han tenido elecciones, que es lo que muchos siguen argumentando no sé muy bien de qué manera. Yo creo que no lo saben ni ellos pero como otro tiene que tener la culpa, sacan el tema electoral. La cosa es que en España el coronavirus avanza desbocado… Ahora que el número de PCR aumenta y se toman también medidas que generan cierta alarma. Solo vascos y catalanes lo han hecho durante el verano, recibiendo todo tipo de palos políticos (también desde dentro).

¿Un millón en un día? ¿En serio?

Bella Thorne podría haber ganado un millón de dólares en su primer día en la plataforma OnlyFans y hasta dos en su primera semana, según Genbeta. La actriz y cantante habría batido de esta manera el récord de ingresos pidiendo a sus seguidores 20 dólares al mes. En eso consiste la nueva red social de moda: en pagar por ser “follower”. Ni lo critico ni me río de quien lo haga. Al contrario: es una evolución lógica. Ya habíamos oído hablar de esta red sobre todo como plataforma de contenidos pornográficos. La noticia ahora es que ha virado su modelo de negocio… A lo que parece que es su idea fundacional.

Todo bien… Pero con problemas de ansiedad

Pongo en valor, por supuesto, lo que aporta Ibai Llanos hablando a calzón quitado sobre la ansiedad entre la juventud (más exigida que nunca por culpa de la presión constante que ejerce el entorno ahora también en Internet) y recomendando acudir al médico a quien la sufre. Igual que siempre he puesto en valor la creatividad y el sentido del espectáculo del “caster”. Pero creo que es importante entrar en el fondo del asunto, cosa que Llanos no hace: su modo de vida, siempre expuesto a una cámara, compartiendo chalet que hacen lo mismo (grabar y emitirlo todo) igual tiene algo que ver con esa ansiedad.

Un desalojo, ¿otra ocupación?

La justicia ha ratificado lo que dictaba el sentido común. Ahora solo falta que se ejecute la sentencia cuanto antes y la familia Franco sea desalojada del Pazo de Meirás que, por cierto, puede acabar ocupado por los Borbón porque la jueza interpreta que la propiedad fue regalada (curioso eufemismo) al jefe de Estado de turno, no a Franco y sus herederos. De momento, la reclamación la ha hecho el Estado y este ha sido reconocido como dueño, sin tener que pagar, además, una compensación a los descendientes del dictador por su mantenimiento, como estos y su cara dura exigían.

Patria, sí, pero la que ellos quieran

Después de dar la bienvenida en Twitter al anuncio de la serie “Patria” con la foto del cartel de la misma, Fernando Aramburu ha reculado en su blog y se ha sumado a los críticos con la equidistancia que, según muchos y casi todos de derechas, muestra. No les ha gustado que junto a la imagen de un atentado de ETA haya otra de una tortura policial (ambas son del fotógrafo vasco David Herranz). Aramburu va al grano: su novela no es equidistante y se centra en un sufrimiento. Como se centra, también, en una única manera de ver e interpretar lo que pasó, convertida ahora en estrategia de marketing.

La casa de la ultraderecha

En ese espacio entre la derecha y la pared podemos encontrar críticos televisivos, críticos de fotos promocionales, racistas pero con amigos negros, xenófobos pero con amigos gays, liberales en lo económico, lectores de OK Diario y, la última moda, negacionistas de la pandemia y opositores al uso de mascarilla o a las restricciones. La detención de un tuitero por “incitar a la violencia, pasarse por un profesional sanitario del Instituto Carlos III y hacer afirmaciones falsas sobre el COVID” ha levantado la liebre sobre cómo estos perfiles se relacionan con seguidores de la extrema derecha, muy activos en Internet.

Enseñar la bandera en Twitter

En “American History X”, el primer día en el patio de la cárcel, Derek Vinyard decide “enseñar la bandera”, como él mismo dice: se quita la camiseta para hacer pesas y para que el resto de reclusos vean sus tatuajes con simbología nazi. Y siguen haciéndolo: la extrema derecha se oculta torpemente hasta que decide que ha llegado el momento de enseñar la bandera. Ahí, ya, no hay vuelta atrás y la violencia toma el protagonismo. Así que es significativo que la diputada Rocío de Meer divulgue con insistencia en su propio Twitter material audiovisual que generan y dinamizan grupos de extrema derecha.

Lo que es el teletrabajo y lo que pensamos que es

Antes de la pandemia era necesario legislar el teletrabajo. Hoy es imprescindible. Sobre todo, para aclarar qué es teletrabajo, ya que hay demasiadas versiones. Teletrabajar no consiste en acortar las semanas. Quienes llevan años teletrabajando saben que, de hecho, es todo lo contrario. Así que, por un lado, sorprenden las quejas del trabajador ante una regulación exigente con él (esperamos la misma exigencia para la empresa, que no tiene presos en celdas pagadas por el reo) y, por otro, que en el propio ministerio crean que quien pica tecla puede estar pensando en alargar los fines de semana.

El pueblo que critica unido

Belén Esteban ha sido la voz del pueblo más que nunca cuando ha criticado al gobierno español por la falta de medidas de seguridad en el aeropuerto de Barajas. Porque el pueblo, sobre todo, critica. Y sabe qué hacer: dentro de cada uno de nosotros hay un epidemiólogo, una consejera de Sanidad, un alcalde de Gernika, una directora de ikastola, el entrenador del Athletic y un gran crítico capaz de quejarse por cómo van a volver nuestros hijos a las aulas mientras nos tomamos un zurito y les dejamos juntarse con otros, completamente desconocidos. Así somos: cada día más, como “la Esteban”.

No va de bandos, va de personas

La pandemia no entiende de afiliaciones ni de intención de voto. Sin embargo, cada decisión tomada o no tomada, cada circunstancia e incluso cada comportamiento incívico (que es el principal factor de propagación) sirve a quien no lo ocupa para cargar con virulencia contra el gobierno de turno. Y la mayoría de argumentos no aguantan dos pensadas, como que puede darse la circunstancia de que se abran los gimnasios mientras se mantienen las ikastolas cerradas (esta ocurrencia la he leído personalmente). Será porque los adultos no se lamen cuando sudan, como sí hacen los niños sin conciencia ni culpa.

Sí, la juventud mueve el virus

Igual que los niños se chupan la cara o chocan sus lenguas sin ser conscientes de que pueden transmitir el coronavirus de una casa a otra, y sin culpa, los jóvenes salen, beben y se enrollan entre ellos. Pero a estos ya se les puede pedir un poquito más de conciencia, sobre todo cuando estiramos el término “joven”. Porque, sí, según la OMS, “los menores de 40 años están impulsando la pandemia”. No, no es cosa de una consejera a la que la izquierda abertzale vapulea como los de Vox vapulean a Fernando Simón: es la puñetera realidad. Y las no-fiestas, como en Gernika, son la evidencia de que lo estamos haciendo mal.

Vimos pocos muertos

Arturo Pérez Reverte a veces, solo a veces, vuelve a ser aquel columnista de redacción pulcra que daba tortas como panes a quien se lo merecía. La periodista Begoña Beristain ha rescatado una de las últimas páginas de este escritor en la que sugiere que, seguramente, no hayamos visto suficientes muertos por coronavirus. Tiene toda la razón: solo así podemos explicar la relajación generalizada ante las medidas sanitarias, el tiempo que dedican algunos a crear críticas, e incluso la existencia de negacionistas que se merecen todo el desprecio. Si nos hemos idiotizado necesitamos que alguien nos sacuda. Cuanto antes, mejor.

Corolario

Otro escritor, Antonio Agredano, resumía en un tuit lo que sucede: “Yo creo que los chalados tienen derecho a decir chaladuras. También creo que una sociedad madura, y más preocupada por la información que por el espectáculo, minimizaría esas chaladuras y no las convertiría en el centro de debates interminables y melancólicos”. Precisamente fue Agredano quien acuñó el término “cagapoquito”, y yo no lo voy a ser: quien eleve las chaladuras o los argumentos para Twitter tiene que ser parado en seco. Y punto. Esto es serio, esto no se soluciona con un “yo lo que haría”, esto va de muertos y de disciplina. O no irá.

Esto va de gestión

Cuando el gobierno español anunció que iba a poner en marcha el Ingreso Mínimo Vital sin observar primero si había invasión competencial (y la hubo) en comunidades autónomas que ya lo gestionaban, tenía que habérselo pensado mejor: si hoy solo el 1% de las solicitudes son atendidas pese al ruido mediático es que su implementación fue más para la foto que para gestionarlo. Suelo recordar lo que me dijo en una ocasión Emilio Olabarria: “Gobernar es fácil pero hacerlo bien es extremadamente difícil”. Y si no has pensado cómo hacer que tus medidas funcionen, no gobiernas, haces otra cosa: publicidad.

Fue por amor

Juan Carlos I, con el que nos estamos metiendo como nunca, es una víctima. Una víctima del amor. Y por amor el Rey Emérito español esté metido en un embrollo semejante. Por amor donó 65 millones de euros a Corinna. Un dinero que, por amor, en este caso, por amistad, es una parte de los 100 millones que recibió de un amigo saudí. Todos ellos se trataron con generosidad y afecto, que de eso va el amor, y somos nosotros los que nos empeñamos en ver otra cosa (comisiones, testaferros, amantes…), por pura envidia, porque ellos tienen amigos y, como dice el refrán, por lo tanto, tienen un tesoro… Que se reparten.

Somos de puta madre

El coronavirus y lo que cuesta perder peso a partir de los 40 me empujan a diario hacia el pesimismo. Nos hemos vuelto muy buenos encontrando a quien lapidar cada día pero nunca nos miramos en el espejo. Y titulares como estos dejan poco margen a que recupere la esperanza: “Un positivo en COVID se salta la cuarentena para ir a una fiesta y contagia a 14 personas” (Vozpópuli) o “la mitad de los citados no acude al primer día de test aleatorios en Madrid” (La Información). Y en Euskadi, perdemos el tiempo discutiendo si la de no juntarnos más de 10, menores incluidos, es una recomendación o una prohibición.

Y Steve Bannon, el peor

El gran hombre de los medios digitales de extrema derecha en EE.UU., el gran hombre de la campaña de Trump y sus primeros seis meses en la Casa Blanca, el gran hombre de los partidos ultras en Europa (Vox anunciaba sus visitas con boato y honores), ha sido acusado y detenido por haberse apropiado, supuestamente, de parte de los fondos de los donantes de la campaña “Nosotros Construimos El Muro”, para separar México de EE.UU.. La fiscal acusa a Bannon y tres colaboradores de quedarse con cientos de miles de dólares después de haber recaudado, agárrense, 25 millones con motivos xenófobos.

Depender de nosotros mismos

Criticar el turismo en Euskadi me ha parecido siempre una catetada, y pedir que en el centro de nuestras ciudades poco menos que haya VPO, de una falta de realismo importante. Pero también creo que el modelo turístico hay que trabajarlo y no puede desplazar a la vida real en nuestros municipios. Con la crisis generada por esta pandemia lo hemos visto: los comercios y tiendas en los barrios con vida propia, autóctona, han tenido oportunidades más claras de recuperación. En Magnet leemos el ejemplo más representativo: el centro de Nueva York sufre una crisis alarmante de alquileres… Porque faltan los turistas.