Colorín, colorado

Jesús Cuadrado juega, claramente, con el aviso de Jordi Turull al gobierno de Pedro Sánchez: “Colorín, colorado”. Y en su columna en Vozpópuli reparte estopa como si no costase. Pero nadie puede golpear siempre, y si lo hace, es porque está como un boxeador sonado, peleando solo. Sí creo que tiene razón en su planteamiento inicial: “El PSOE está acabado”, y lo está porque Sánchez ha convertido el partido en una pirámide muy alta y de base muy frágil. Y será peor: cuando Sánchez vea que Feijóo va a gobernar sin remedio abandonará el barco y dejará a la tripulación a navajazo limpio. Algo que en Euskadi puede ser muy peligroso.

Y Yolanda Díaz, sin partido

Ahora que Yolanda Díaz ha visto claramente que necesita formar un partido político para tener músculo más allá de una campaña a las generales, quienes le han acompañado en el camino recelan. “Salvo Más País, el resto de los socios no quieren integrarse orgánicamente en la formación” (El Independiente). Así que la “asamblea fundacional” que había anunciado “no será más que ‘una asamblea política’ en la que la formación magenta seguirá funcionando como lo que es ahora, es decir, una marca”. Otra expectativa incumplida de un movimiento que, sin organización interna, solo necesita encadenar malos resultados para diluirse.

Ojo, que nos hundimos

Llevo varias semanas escribiéndolo: quienes más ganan tienen que cotizar más, quienes menos lo hacen tienen que incrementen sus salarios, y todas y todos debemos dedicar menos tiempo al trabajo y más a la vida. Pero Yolanda Díaz no puede hacer anuncios generosos que no paga ella (“las pymes, ahogadas por un incremento de costes laborales desconocido en 30 años”, en El Debate). Si con el partido frustrado demuestra que tiene menos idea de política de lo que parece, con sus anuncios demuestra que tiene poco conocimiento de la economía real y piensa que todas las empresas son grandes y todas y todos los trabajadores, frágiles. Y así no es.

Y la izquierda no va sobrada

La izquierda actual comete los mismos errores que sus predecesoras: con la cantidad de doctoras y doctores que hay en sus filas, no entiendo su poca capacidad de aprendizaje. Se saben la teoría de memoria pero en la práctica no tocan tierra, y lo demuestran a cada paso que no dan porque levitan. Y ahí el populismo de extrema derecha bien trabajado encuentra un terreno fértil: “La UE escorará a la derecha en las próximas elecciones. Verdes, socialistas y liberales bajarían. Derecha euroescéptica y populista subiría. La principal víctima serán las políticas medioambientales”, anuncia Nacho Torreblanca en X.

Necesitamos tomar decisiones

El caluroso enero que vivimos es una muestra más de que nos estamos cargando el planeta. Entre el calentamiento global, el crecimiento de la extrema derecha y el comportamiento de las y los ultrarricos, estoy seguro de caminamos hacia el colapso de nuestra civilización. Y por eso necesitamos tomar decisiones como la que sugieren en Xataka: “‘Pasaportes de carbono’: cada vez más voces debaten la idea de establecer un límite de viajes en avión por persona. Un documento necesario para viajar que racione la cantidad que cada persona puede contaminar de esta manera”, pero empezando por los jets privados, digo yo, ¿o no?

Esto no va así

¿Quienes más tienen que ganar menos y tributar más? Sin duda. ¿Hay que subir el resto de sueldos? Por supuesto. ¿Necesitamos trabajar menos horas? Claro. Pero es muy fácil legislar y que la factura la paguen otras y otros. Y no estoy hablando de las y los grandes empresarios, al contrario: las medianas, pequeñas y pequeñísimas empresas que nos dan servicio cada día (el bar en el que desayunamos, la tienda de deportes del barrio en la que hemos encargado regalos para Olentzero) se ven afectadas por los anuncios generosos de Yolanda Díaz a cargo de autónomas y autónomos a quienes, por cierto, ni CEOE ni Antonio Garamendi representan.

Aquí sí que hay que intervenir

Me parece bien, insisto, el control del gobierno sobre las grandes empresas (aunque tengo clarísimo que no puede obviar a las más pequeñas). Es más, soy exigente y quiero que sea más exhaustivo: las entidades bancarias ponen trabas para enviar copias de facturas de la tasación que obligaban a contratar para que no reclamemos los famosos gastos hipotecarios, y “las energéticas han cobrado 12.000 millones de más en dos años a familias y empresas en los recibos de la luz y el gas” (Público). Para atajar ambas cuestiones sí que el gobierno español debería intervenir, pero, claro, aquí hablamos solo de empresas gigantes, y la cosa cambia.

El bloque del PSOE

La noticia en El Nacional sobre las enmiendas que Junts ha incorporado a la ley de amnistía con ERC, por un lado, y con EAJ-PNV, por otro, es muy interesante más allá del titular. Resulta que estas se suman a las que el PSOE ha pactado con ERC “de la mano de Sumar, Bildu y el BNG”. Esa doble vía pone de manifiesto que hay un bloque totalmente alineado con el gobierno de España, y otro que no renuncia a sumar y, por supuesto, negociar todo lo que se pueda. Y pueden ponerse Arnaldo Otegi y Mertxe Aizpurua, la de los amaneceres preciosos en la capital del reino, tan dignos y estupendos como quieran, que Bildu y ERC están de pagafantas.

Acabarán por formar un medio más grande

Si las y los laminados por Pablo Iglesias y quienes se han enfrentado a la dirección de Podemos han podido formar una agrupación más grande que el partido morado, al paso que va la ira de Pablo Iglesias, con las y los periodistas castigados por él (y la ayuda de otro Roures, o del mismo Roures) van a acabar creando un medio de izquierdas más grande que el que lidera el que todo lo puede: “Los choques entre Podemos y Sumar aumentan la tensión en el canal de Pablo Iglesias” (Vozpópuli). Uno de los fundadores de Canal Red, el periodista Sergio Gregori “ha sido apartado” por “su intención de realizar un programa más plural”.

¿Qué significa?

Ayer por la mañana, mientras nos regocijábamos en la eliminación del FC Barcelona por los cuatro zarpazos del Athletic, encontré esta noticia en Iusport gracias a Edu Velasco (el aita): “La RFEF perdería 5 millones de la Supercopa si el Barça no acaba 2° en LaLiga”. ¿Qué significa esto? ¿Qué va a suponer? Porque en la pelea de las plazas de Champions también están los de Bilbao y puede meterse la Real Sociedad si Girona, Atlético o Barça, flojean. Después de todo lo que hemos visto y sabido (sí, me refiero al caso Negreira), ¿habrá presiones para cobrar ese bonus? ¿A quién, a los árbitros? La culpa es, por supuesto, de quien lo negoció y lo firmó.

«Gora Lenin!»

El centenario del fallecimiento de Lenin ha sido celebrado, entre otros, por Sortu en Bilbao, el partido en cuya dirección ha estado Pello Otxandiano, candidato a candidato a lehendakari (¿o en Bildu han renunciado ya al teatrillo?), sí. Cada partido hace los procesos internos y celebra los aniversarios que le da la gana, faltaría más. Pero los referentes históricos que estos eligen libremente importan, y suman o restan. Entre Lenin y el lehendakari Agirre, por ejemplo, hay un océano de distancia. Y entre quien reivindica a uno y a otro, de la misma manera, hay un salto ideológico y, por supuesto, moral.

Los contactos… Para lo que les importa

No son solo los referentes y lo que estos significan, también la política efectiva del día a día define a los partidos. Mientras el mismo Otxandiano hace su ronda de medios hablando del cambio que él cree que necesita Euskadi (más visión y menos gestión, según sus propias palabras), sus compañeros de gran coalición hacen lo que hacen: su apoyo a Pedro Sánchez en la investidura fue a cambio del ayuntamiento de Iruña (moqueta y bastón de mando). Y los contactos en los ministerios “en los últimos años”, liderados por Julen Arzuaga, les han servido para lograr “una nueva perspectiva de política penitenciaria”, según Vozpópuli.

No querer

El caso del músico que tendrá que abandonar la banda municipal de Barcelona porque después de 27 años no ha sido capaz de acreditar un nivel básico de conocimiento del catalán, ha generado mucho ruido en Twitter. Pero entre los llantos de las plañideras y los plañideros, ha destacado por su serenidad el tuit de Agirretxu Jauna: “27 años negándose a estudiar una lengua oficial. ¿Quién ejerce una dictadura lingüística sobre quién?”. Mientras esto pasa en Catalunya, en Euskadi, la justicia se dedica a corregir a legislativo y ejecutivo, y a pasar la apisonadora sobre todo lo construido para garantizar los derechos lingüísticos.

Otra magnífica pregunta

A estas alturas, todas y todos hemos visto el tuit del Barça en el que restriegan a la afición del Athletic las cuatro finales ganadas. Por supuesto, están en su derecho. Pero el acto, también en su caso, les define. El periodista Paul Glibin tuiteaba otra magnífica pregunta y su respuesta: “What’s the difference between class and a referee? You can’t buy class” (“¿cuál es la diferencia entre la clase y un árbitro? No puedes comprar la clase”). Parece que está de moda calentar los partidos contra el Athletic, como ahora hace el community manager culé (con el OK de toda la cadena de responsabilidad). Lo que importa es quién saldrá escaldado.

El casito… comprado

No niego el éxito de la King’s League entre su público objetivo, como no niego el interés de la liga saudí en aquel país. Pero tanto el experimento de Piqué e Ibai Llanos como la competición que apadrinó Cristiano Ronaldo no capta nuestra atención a diario, ni semanalmente. De hecho, “el torneo de futbito” del ex del Barça, como lo definió el cantante de Los Planetas, Jota, ha llegado a las portadas de los diarios deportivos de Catalunya y España… Pagando. Pagando y jugando al engaño con su público. Entonces, ¿sí importan los medios tradicionales? Bienvenida sea la publicidad, en cualquier caso, y la noticia de que los periódicos funcionan.

Empezamos por el principio

De la jornada del miércoles en el Senado podemos opinar muchas cosas, y lo vamos a hacer, pero esto de Miquel Roig en X (lo que las y los viejos llamamos “Twitter”) es indiscutible: “Cosas que están mal, las haga quien las haga: gobernar por decreto como norma. Hacer decretos ómnibus al todo o nada que mezclan medidas que nada tienen que ver entre ellas. Recriminar a otros partidos que no te aprueben un decreto ómnibus que no has pactado con ellos”. Ese es el principio, solo a partir de esta base podemos reconstruir unos hechos condicionados, en todo momento, por un pecado original del gobierno español.

Junts jugó sus cartas

Junts demostró esta semana que esta legislatura en el Congreso va a jugarla. Algunos dirán que más bien se la está jugando, pero no podemos obviar que se nos escapan algunas claves catalanas que las y los de Puigdemont tienen muy en cuenta. Su acción en Madrid la resumió muy bien Jordi Turull: “El PSOE fue cediendo, cediendo, cediendo… hasta el último minuto, hicimos una valoración de lo que podíamos obtener y lo hicimos” (Vozpópuli en X). Pero el problema no lo genera quien pide, sino quien se muestra favorable al mercadeo y no ve más por una institución o una nación que su propio paso por ellas.

“Es muy difícil gobernar así”

La frase la pronuncia Yolanda Díaz y la recoge EFE. Por lo que parece, lo dice completamente en serio: “Es muy difícil gobernar así”. ¿Cómo se pensaba ella que iba a ser gobernar con un equilibrio tan difícil? ¿De verdad pensaba que todos los socios de gobierno van a ser como Bildu o ERC, dispuestos a lo que sea mientras puedan seguir llevando la etiqueta de “progresistas”? Cuando los partidos nacionalistas vasco y catalán más pragmáticos se ponen el mono de faena quienes sudan son las y los ministros. El PNV amagó pero el que impactó el gancho en el hígado fue Junts. Si les duele es que siguen vivos. Pero habrán tomado nota.

El derrotado es Podemos

Es Junts precisamente el partido que acapara los análisis en las crónicas parlamentarias, pero el que peor midió la consecuencia de sus actos fue, de largo, Podemos. Esto escribía Jorge Matías en X: “Ah, qué bien sienta hacer estas cosas cuando estás llenándote los bolsillacos todos los meses de una manera que los desempleados solo pueden llegar a soñar, eh”. Todas y todos menos Pablo Iglesias y su clac hemos visto a Podemos aferrarse a un tecnicismo para vengarse políticamente de Yolanda Díaz. Hemos visto, en definitiva, su mezquindad. Pero que nadie se haga el sorprendido ahora porque esa manera de hacer política es la de siempre.

“Yo no me hubiese dedicado a la política”

Aunque el derrotado político del miércoles fue Podemos (quienes no podrán beneficiarse de las mejoras que empaquetadas en el decreto que tumbó porque llevaba la firma de Yolanda Díaz son los máximos perdedores), el PP también se lleva lo suyo: un autorretrato más con Vox y UPN, y otro momento carroñero para la galería, esperando al cadáver. Pero una vez más, Sánchez sobrevivió en el alambre, a lo que Núñez Feijóo respondió así: “Si hubiese sabido que la política consistía en lo que he vivido en los últimos meses, días y horas, yo no me hubiese dedicado a la política”. Manu Bravo apostillaba en X: “Es que esto también va de perder”.

Otra emergencia medioambiental

Creo que no estamos dando suficiente importancia a la marea de microplásticos que afecta a las costas gallegas y que puede llegar, sin problemas, a las vascas, antes o después. Estamos hablando de un componente extraordinariamente peligroso a corto, medio y largo plazo. Y lo que seguimos viendo, para mi sorpresa, es cómo gobierno central y gallego se tiran los trastos a la cabeza. Esto no es serio: si las y los políticos no sirven para ponerse de acuerdo y actuar juntos cuando las situaciones de emergencia se presentan, no sirven. Y punto. Lo que no necesitamos es que nos oculten como si fuéramos menores la gravedad de la situación.

¿A qué juega Junts?

Junts juega a lo que le da la gana, por supuesto. La aritmética parlamentaria en el Congreso ha devuelto a la arena al partido de Jordi Turull, y sobre la arena hacen todo lo que pueden. Y hacen bien, insisto. David González expone en El Nacional cuáles son sus cartas y objetivos: “Pedro Sánchez no tiene un cheque en blanco”, “dependerá del cumplimiento de los acuerdos de investidura y, obviamente, de la amnistía”. “Junts quiere que el president en el exilio sea el candidato a las europeas pero también –atención– en las elecciones catalanas”. “Junts no votará a Salvador Illa como president”. Y recuerda “que este año tendría que ser el del reencuentro estratégico del independentismo en el Parlament”.

Ni un minuto más

El machaque continuo de Israel sobre la franja de Gaza no puede continuar. Es imprescindible que todos los gobiernos nacionales y supranacionales decentes tomen medidas contra la potencia agresora que está aniquilando a la población palestina, destruyendo su presente y su futuro, y desestabilizando, cuando no atacando directamente, otros territorios. El fallecimiento de otro periodista, Hamza Wael Al Dahdouh, es solo la prueba visible y clara del nivel de destrucción y de impunidad del gobierno israelí. Un gobierno que está promoviendo además el antisemitismo en el mundo a golpe de misil, de tiroteo y de morgues llenas.

¿Cómo se paga?

De la celebración por el 86 cumpleaños de Juan Carlos I lo que menos me interesa qué comieron o quiénes acudieron a dar palmas a un muermo. Lo que más lo hace es saber cómo está pagando “su casa de Abu Dabi, de 1.050 metros cuadrados construidos y 4.150 de parcela”, “situada en el barrio emiratí de Al Bateen, consta de dos plantas, tiene seis dormitorios, siete baños, amplios salones con vistas al mar y piscina particular, entre otras comodidades y lujos” (Vozpópuli). Si lo hace con dinero público, es grave. Si lo hace con el dinero de comisiones o se lo regalan, debe ser investigado inmediatamente.

Un cambio de ciclo

Es evidente que en el sector de la televisión saben que tienen que actualizarse para ofrecer contenidos como siempre, pero también como exige una audiencia cada vez más acostumbrada a elegir qué ve y cuándo empieza. Pero soy de los que cree que queda tele para rato. Sin embargo, algunos cambios son ya definitivos: la caída de Telecinco, que se enfrenta a su “peor dato histórico” (El Plural), es todo un cambio de ciclo. El entretenimiento que ofrece el canal está absolutamente caducado, y sus promesas de “nuevo modelo” no convencen a suficientes personas. Pero no es el fin de la telebasura: solo que esta también cambia.