El milagro de la transformación de Ciudadanos

Hoy celebramos la inmaculada concepción, que viene a ser el primer milagro en la vida de Jesús. Personalmente, me quedo con aquellos profesores de religión en el colegio de los Menesianos de Portugalete que nos explicaban parábolas y milagros en clave prosaica y solidaria, y no mágica. Pero me parece que Arrimadas tendrá que tirar de la lectura más literal de lo que es un milagro para explicar cómo su partido se subsumirá en el PP para seguir existiendo: “Arrimadas pide al PP andaluz un pacto electoral para evitar la desaparición de Cs en toda España”, leemos en República.com.

La selección natural

El fallecimiento de Johann Biasics con coronavirus es una desgracia de la que muchos somos responsables en parte. La que a mí me toca es la de mi gremio: ¡qué mal lo hemos hecho para que unos descerebrados e interesados hayan podido difundir relatos tan dañinos! Me refiero a las y los antivacunas, entre los que se encontraba Biasics, con quien empezaba el párrafo, que está considerado “el líder de los antivacunas de Austria” y que ha perdido la vida “tras intentar curarse con enemas de lejía” (Los Replicantes) después de contagiarse de COVID. A veces pienso que no podemos hacer nada, que es la naturaleza la que decide.

Milagreros

Otro que se la ha colado (y todavía lo hace) a muchos es Elon Musk: a ver cómo me explican quienes le defienden como un gran ecologista el gasto de recursos de su proyecto espacial, la Starship, que no logra arrancar. Aunque parece que la NASA puede contar con la empresa como proveedora, Musk está preocupado: reconoce que su proyecto “francamente es un desastre” y que se aproxima a “la bancarrota” (Xataka), en una carta que ha enviado a sus trabajadores para aumentar más la presión sobre ellas y ellos para que ejecuten sus visiones poco realistas. Al final, hasta Tesla quebrará, pero él ya es tremendamente rico.

Para milagro, el de la música

“Para que un intérprete gane un dólar, su perfil tiene que recibir 229 escuchas. Otras plataformas como Napster son más generosas, mientras que YouTube se encuentra a la cola en lo que a precarización se refiere”. Esa es la realidad de muchos músicos que suben su trabajo a Spotify u otras webs similares. La de otros, es aún peor: “Todos aquellos músicos que trabajen con un sello discográfico. (…) Todos los beneficios se reparten al 50% entre artista y discográfica”. En Magnet han recopilado con acierto varios artículos y posts de músicos que explican la realidad de esta industria.

Uno de nuestro tiempo

El mismo canal que sirve para difundir ideas peligrosas como las de los antivacunas, que idolatra a caraduras y que exprime la creatividad de las y los artistas, nos permite ver, a tiempo real, rincones del mundo realmente interesantes. Este también es un milagro de nuestro tiempo (y que posibilita el desarrollo tecnológico, claro): en Genbeta han recopilado varias cámaras que emiten a tiempo real a todo el mundo, desde un pozo en el desierto de Namibia a una playa en Hawaii, pasando por el volcán de La Palma, Times Square, Venezia y hasta la Estación Espacial Internacional. Y esta es solo una muestra.

La historia de un fracaso

Últimamente he sido muy duro con los antivacunas y quienes han despreciado las normas y recomendaciones sanitarias, empezando por la mascarilla. Seguramente, parte de mi rudeza sea provocada por mi frustración. La otra parte porque realmente soy un bruto. Frustración porque no hemos sabido comunicar lo importante que son las vacunas ni el sentido de responsabilidad social, y cuatro interesados nos han ganado la partida. La vacunación obligatoria es la prueba de nuestro fracaso. Si hemos llegado a ella (y a la frustración) es porque no lo hemos sabido explicar ni les hemos sabido escuchar.

Esto ya no es cosa nuestra

Nos organizamos en parlamentos y en gobiernos, elegimos a quien queremos que nos represente para gestionar cuestiones complejas y, si queremos participar y ser elegidos, podemos hacerlo por medio de un partido político. Así funciona la democracia. Y resulta impresionante. Pero por mucho que nos impresione, no podemos relajarnos y tenemos que exigir incluso a las más altas instancias que actúen ante situaciones excepcionales como en la que nos encontramos: hoy hacer posible la vacunación en todos los rincones del mundo les corresponde a los que saben y es lo que nos permitirá recuperar nuestras vidas.

A veces da igual que lo cuentes

El de la dictadura cubana es un claro ejemplo de que, a veces, no importa que te empeñes en contarlo, siempre va a haber alguien que crea lo que le dé la gana aunque carezca de cualquier prueba. Yunior García, dramaturgo y último recordatorio en persona de que algunos siguen defendiendo una dictadura, incomprensiblemente, explicaba en El Independiente que “no se trata de ideología o revolución sino de una casta aferrada al poder”. En efecto, el castrismo ya no lo ejercen los Castro, sino un Partido Comunista que se ha convertido en el nombre de una organización cuya única misión es sostenerse al mando, cueste lo que cueste a Cuba.

Ojo a esto

Creo que ser millenial por un pelo me libra de esto, ya que soy de los que a veces echan de menos aquellos teléfonos móviles con los que solo podías llamar y enviar SMS (soy un señor mayor). Pero esto de Magnet me ha dejado preocupado sobre todo ahora que estamos todos sensibilizados con la salud de la mente: “Las llamadas telefónicas son la nueva fobia de los millennials. (…) Para algunas personas, hacer o recibir llamadas es una experiencia estresante. La ansiedad telefónica, o telenofobia, es el pánico y la huida de las conversaciones telefónicas y es más común entre las personas con trastorno de ansiedad social y jóvenes”.

No, no necesitamos copia

Ahora que hemos normalizado la tarjeta de crédito (o el teléfono e incluso el reloj) para pagar por medio de datáfonos (que cobran a quien lo tiene en su establecimiento, que no se nos olvide), nos llenamos de comprobantes. Comprobantes que como bien explican en Xataka, no necesitamos: el propio Banco de España deja claro que es suficiente con “que guardemos el ticket de compra para comprobar que coincide con el importe y revisar los cargos de la tarjeta en nuestra cuenta” pero también “recuerda que debemos asegurarnos de que nos han cobrado la cantidad adecuada. Para ello debemos mirar la pantalla del TPV”.

Tienen 200 presos en la cárcel

La noticia de portada de El Correo de ayer es de esas que agitan la actualidad y deberían de agitar, de paso, algunas conciencias. Los 200 presos que Otegi admite tener en sus cuentas no son poca cosa: son 200 vidas (y las de muchos familiares) truncadas también por ETA y con las que juega impúdicamente quien por la mañana se coloca ante un atril y por la tarde se sienta en un sillón para hacer la misma cosa: instrumentalizar el dolor. Qué bien se tiene que vivir en el púlpito para no querer bajarse de él ni una vez. Pero la gravedad del asunto y lo que deja claro es indiscutible salvo para quien quiera seguir mintiéndose.

Gabriel, escribe otro tuit, que me he liado

Gabriel Rufián pisa Euskadi en campaña, se saca una foto bajo la Ikurrina más grande que encuentra (curiosamente, la de un Batzoki, y no la de una Herriko), lanza un par de tuits y luego se vuelve a Madrid, desde donde no se corta en darnos lecciones. Entre él y Pablo Casado, en lo que a Euskadi se refiere, no advierto yo mucha diferencia. El lunes tuvo el cuajo de escribir que depende de cómo te tomases la declaración de Aiete eres una buena o mala persona. Ahora que sabemos lo que Otegi dijo sin leer para su público, ¿qué será para Rufián una buena persona? Porque yo ando ya un poco confundido…

Una rendición sin paliativos

De la entrevista a Jonathan Powell en Eldiario.es, y de otras noticias sobre lo que pasó hace más de diez años, muchos han puesto el foco en cómo Rajoy despreció los pasos que pretendía dar ETA, pero lo que también queda claro es que los terroristas no solo se rindieron: arrastraron su rendición. Quienes nos amenazaban, quienes nos machacaban, tenían un martillo que nadie les quería comprar ni recoger, y ya no les valía para nada después de que el pueblo en cuyo nombre mataban les diese la espalda claramente. La derrota de ETA, su rendición, insisto, fue absoluta, y el desprecio, necesario.

El futuro, los peajes

Si Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez no se hubiesen venido arriba con una declaración pública insuficiente por la mañana y un encuentro con los suyos por la tarde muy elocuente, el décimo aniversario de la rendición de ETA se habría resumido en las muchas piezas retrospectivas que resultan sorprendentemente añejas a la audiencia. En el escenario presente ETA está solo porque Otegi y Casado, Rodríguez y Abascal, se empeñan en nombrarla. En el futuro, los temas son otros muy distintos: “El Gobierno confirma que el pago por uso de las autovías llegará”, tuitean con emoticonos en Electomanía. Sigue la sangría.

Queda dicho

En esta columna ya habíamos recogido el debate que asomaba en las redes sociales de algunas marcas que proponían una reducción de horas pero también de sueldo para posibilitar la semana laboral de cuatro días. El tema me chirriaba y por fin en Xataka lo explican bien: “Si bajas el sueldo no es semana laboral de cuatro días, es reducción de jornada”. Y vestirlo como un beneficio es una trampa que parece de marketing pero es de ética básica. Otro debate completamente diferente pero que también podemos abordar es el de si estamos dispuestos a ceder carga de trabajo y sueldo para ganar tiempo y vida.

¡A la mierda!

Si el “estilo de vida milénial” consiste en viajar en Uber, ir de vacaciones con Airbnb y beneficiarme de todo lo que pueda en las webs de descuentos en negocios locales, estaré feliz de que se acabe. Kevin Roose llama en el New York Times “economía subsidiada” a la que nos permite, gracias a las rondas de inversión basadas en expectativas, viajar con chófer, vivir en casas con piscina de otros durante días o que el autónomo de turno casi me invite. Parece que en EE.UU. se acaba ese modelo de negocio, y yo lo celebro. A mí también me gusta pagar menos, pero me gusta más ser justo con mi sueldo y el de los demás.

“El empacho on-line”

Hasta que llegue a Euskadi esa bancarrota de “lo colaborativo” que se basa en apretar a todo el mundo menos al que tuvo la idea, que se hace millonario aunque el negocio no sea rentable e intentará vender otras ideas cuando la primera fracase, seguimos viviendo en ese empacho que nos ofrece lo on-line y las empresas “de base tecnológica”. La última y que, como bien dicen en Xataka, no necesitamos, es la de los envíos en 10 minutos: tenemos chóferes y tenemos esclavos que nos traen a casa lo que queremos, ahora, en tiempo récord. Porque nosotros lo valemos, claro que sí. Hasta que la precarización nos alcance.

Todos queremos beneficiarnos

Los Bitcoin son lo más parecido a una estafa piramidal tecnológica y, pese a sus picos (cuando se reparte el dinero si es que alguien lo capitaliza) y bajadas (cuando se volatiliza), sigue habiendo inversores. ¿Por qué? Porque Internet ha impulsado la “economía FOMO” (“Fear of Missing Out” o “miedo a quedarse fuera”): es decir, la necesidad de conexión nos ha empujado a necesitar, también, comernos una parte del pastel invirtiendo o, simplemente, pillando un buen AirBnb o atrapando al vuelo un descuento que sale de la pérdida de algún autónomo. Y así hemos llegado a este punto de difícil pero necesario retorno.

¡Ojalá un euro cada vez que lo he oído!

Con esta ansiedad generada por la hiperconexión y decantada en la necesidad de llevarme algo yo también, ha resurgido un lema que cuando estaba buscando mi primer piso ya era viejo: “El futuro es no tener una casa en propiedad; el futuro es el alquiler”. Lo ha dicho en El Mundo esta misma semana el economista Carlos Martín Urriza. Si me hubiesen dado un euro cada vez que lo he oído o leído todos estos años seguro que habría podido comer gratis en algún restaurante con Estrella Michelín. Yo solo sé que hace 15 años ya nos lo decían y hoy la propiedad de los alquileres está concentrada y los precios son de récord.

Con cifras

En El Blog Salmón lo tienen claro: “Los que compraron vivienda en España en los últimos 10 años acertaron sobre los que alquilaron”. En este tiempo las hipotecas no se han encarecido y, sin embargo, todas las circunstancias económicas “han sentado las bases para una revolución en los alquileres”. Empezando porque la movilidad laboral se ha traducido en centralización (grandes ciudades) y porque la precariedad laboral de quien debería de iniciar una vida le impide hipotecarse. Pero la sarta de argumentos a favor del alquiler continúa. A favor, sobre todo, de quien tiene la propiedad para alquilar.

Que no ardan más las redes

En verano el riesgo de incendio en nuestros bosques es mayor. En Internet, el riesgo parece constante. Ícaro Moyano resume en dos tuits mucho mejor que yo lo que quiero decir: “Nueve de cada diez veces que un periodista dice en la radio o en la tele que ‘arden las redes’ se refiere estrictamente a lo que ha leído en su timeline. Y su timeline está formado en su mayoría por otros periodistas. Lo afirman sin tener ni puñetera idea de lo que arde en Facebook, Instagram o TikTok por ejemplo. Lo afirman sobre una red, Twitter, cuya representación está por debajo del 10% de la población”.

Lo que guarda TikTok

El mérito de TikTok es haber concentrado lo peor de Internet: la pérdida de tiempo, la copia infinita, los timadores con falsas inversiones, la creatividad del fuego de artificio, el uso compulsivo y los influencers de microcosmos. Pero también concentra las peores prácticas empresariales, como resume Pablo Duchement en un extenso pero muy interesante hilo: TikTok almacena hasta los datos biométricos de los usuarios, ahora, de modo legal después del cambio de políticas, esas que todos aceptamos sin mirar. Y como bien recuerda este perito informático, detrás de TikTok sigue el gobierno chino.

Anonymous contra Musk

El vídeo de Anonymous contra Elon Musk por el modo en el que el de Tesla juega con el valor del Bitcoin no tiene desperdicio. Como TikTok, concentra muy bien la esencia de esa Internet de “los enteraos”. Para empezar, ni siquiera está claro que detrás del vídeo esté Anonymous, si es que eso es una organización o una flipada. Para seguir, lo que le reprochan no es que especule gracias a una economía virtualizada, sino que la pérdida de valor que ha generado Musk en Bitcoin ha afectado negativamente a esos apostantes que quieren ser más listos que los demás porque conocen un par de mecánicas digitales.

Sí a las guías para amas y aitas

Pantallas Amigas hace muy buen trabajo para que aitas y amas sepamos, por ejemplo, activar controles parentales en los dispositivos. Pero no es solo una cuestión de mecánicas o botones: es importante saber en qué consiste lo que atrae a nuestra chavalada. Por ejemplo, Roblox, una aplicación que “lo peta” (¿se seguirá diciendo así?) entre las y los más jóvenes (pero muy jóvenes: “El 50% de los jugadores tienen entre 9 y 12 años”, según Xataka). Un juego que pueden terminar de desarrollar los usuarios por comunidades y en el que, por supuesto, hay una parte que es de pago, que ninguna empresa es una ONG.

Una Euskadi más grande

Hace muchos años fui un adolescente del montón en Euskadi, y pude comprobar que, como decía el chiste, follar no era pecado, sino milagro. Hoy en EE.UU. estaría más cerca de ser un tío a la moda: “El porcentaje de adolescentes preuniversitarios que ya han perdido su virginidad es hoy del 39%, frente al 51% de 1991”. El estudio que cita Magnet no es el primero que muestra un desinterés de la juventud por el sexo, no solo en América, también en Europa. Una falta de interés que va unido a la del alcohol o las drogas y, sobre todo, a un retraso claro en el acceso a una autonomía económica. Simplemente, se retrasa hacerse mayor.