Con un poco de mala leche, también

Club, jugadores y afición hemos despedido a Eduardo Berizzo hasta con cariño, hemos aguantado despropósitos en el campo hasta que ha sido irremediable, y ahora mantenemos la esperanza porque, vaya, estos son nuestros chicos y estamos con ellos como ellos están con nosotros (o eso queremos creer). Pero un poco de mala leche también es necesaria: debemos ganar y mantenernos, primero, por el Athletic y por los del Athletic, pero también para volver a callar a los que, como bien tuiteaba Jon Larrauri, están deseando que nos vaya mal para empujarnos a perder nuestra identidad.

Los listos

De Carlos Malpartida me gusta su trabajo como diseñador y su honestidad como lector de periódicos españoles de derechas. También me gusta cómo escribe aunque lo haga poco en su blog: “Hay cansancio con tanto inteligente. Vox es también un reflejo de ese agotamiento o de ese distanciamiento. (…) Esta semana, después de los resultados, les ha tocado sufrirlo a casi 400.000 andaluces que han decidido vivir con el estigma de lo ‘facha’ por voluntad propia y para cabreo de la inteligencia a la que han pillado en bragas”. Yo también estoy cansado de tanto listo que lo vio venir todo.

De esta Facebook ya no sale

Por supuesto, no me atrevo a dar por muerto a Facebook (la red social, no la empresa): no solo consolidaron lo que es una red social y fijaron un modelo de desarrollo y explotación en el que se han basado todas las demás, Facebook tiene la cartera llena de millones para invertir hasta dar con la tecla que les permita resurgir de sus cenizas… Si a Facebook (la empresa, no la red social) le interesa hacerlo. Aunque empiezo a pensar que el futuro es el fin de esta red: ahora sabemos que han facilitado datos de sus usuarios a ciertas empresas. Bueno, ya lo sabíamos: ahora hay documentos.

Elrubius sigue molando

Elrubius mola tanto que después de alejarse de Internet por estrés y regresar, un tuit suyo fue el más retuiteado del mundo en 2018. Con su parón, Rubén Doblas además logró poner sobre el tapete la ansiedad que podía generar un oficio que él mismo había ayudado a crear: el de generador de contenido en Internet. Así que la importancia de esta estrella de la gran red en 2018 sigue vigente, aunque es posible que su facturación se haya visto resentida por el ascenso de su competencia y los baches que ha pasado YouTube este año. Para mí es un icono de lo nuevo bien hecho.

¡Oh, sorpresa!

Por supuesto, he intentado ser irónico en el título del párrafo: no me sorprende en absoluto que haya firmas suplantadas o directamente falsas en Change.org. De hecho, hasta me parece un problema menor comparado con la crisis de reputación que esta empresa se genera a sí misma cada vez que alguien se da cuenta de que el modelo de negocio es, precisamente, la información que nosotros mismos proporcionamos cuando les decimos qué nos parece bien y qué nos parece mal en este mundo apoyando causas que no van a ningún lado fuera de Change.

Lo ganan su padre y su madre

Siempre me ha dado bastante mal rollo ver a niños trabajar. También cuando yo lo era me resultaba incómodo ver a personitas de mi edad cantar, actuar, bailar… Vender o coser. Ahora, en Internet, los “niños prodigio” han encontrado nuevos modelos de negocio. Bueno, en realidad lo hacen sus padres y madres, como siempre, que exponen a los menores al gran público brincando, probando videojuegos o desembalando juguetes. Ryan, con ocho años (empezaron a grabarle con 5 y ya lleva 5.000 vídeos), es el youtuber mejor pagado: 19,3 millones habría facturado este año.

Cuando Ciudadanos era Vox

Antes que Steve Banon y la Alt Right hubo otros intentos de vertebrar la extrema derecha en Europa. Lo promovían filántropos excéntricos como el irlandés Declan Ganley y por España participaba un joven llamado Albert Rivera que prestaba a la causa su partido, un Ciudadanos que era marginal y hasta un poco friki. Como recuerdan en El Plural, en 2009 Rivera reconocía que el dinero que le ofreció Ganley había sido determinante a la hora de presentarse a las europeas con un mensaje antieuropeísta y ultracatólico, y Miguel Durán de candidato.

Madrid echa a los de los patinetes

Ya saben que soy un reaccionario y que, de salida y por precaución, siempre me posiciono en contra de las empresas que montan una App, hablan de negocios molones de base tecnológica y que dan la espalda a los modelos tradicionales de permisos municipales o, qué se yo, el pago de impuestos. Así que celebro que el ayuntamiento de Madrid haya prohibido a las empresas de alquiler de patinetes electrónicos vía App hasta que no se ajusten a la normativa. Les recuerdo que el vacío legal les permitía circular por aceras o peatonales, y dejar los vehículos, literalmente, en cualquier sitio.

Abro un melón

Soy plenamente consciente de que con el post en Magnet que recomiendo hoy leer me arriesgo a abrir un melón: una gran empresa japonesa ha decidido dar seis días libres a sus trabajadores no fumadores. Lo hacen después de calcular el tiempo que dedican en un año los que sí fuman en salir, echarse el cigarrito y volver. Personalmente, no me molestan. De hecho, creo que el tiempo que pierden les hace estar más estresados para terminar su carga de trabajo y que, en definitiva, de su salud y tiempo lo gastan. Pero soy consciente de que el debate corre por las oficinas.

Tumblr borra el porno

Tumblr fue una de las primeras plataformas para publicar posts y añadir un sistema de “repostero” muy interesante, por cierto. Pero Google y WordPress le achicaron el espacio y si ha llegado hasta nuestros días es solo por una cosa: el porno que permitía publicar y “repostear” en sus bitácoras. Esta semana hemos sabido que los de Apple (especialmente puritanos) han retirado temporalmente su App del Store por pornografía infantil, y los de Tumblr han decidido borrar, directamente, todo el contenido pornográfico e inmolarse sin remedio.

Cuando los ogros parecen ogros

Daniel José Santomé, conocido en Internet como Dalas, ha amenazado e insultado a los redactores que le han pedido su versión ante la noticia de que hoy tendrá que declarar ante el juez porque la Fiscalía le acusa de acosar y abusar de una niña de 13 años. No reaccionará bien este youtuber con ocho millones de seguidores cuando vea que en Teknaukas también recuerdan que “sus exparejas, Ingrid Míchel (SoyMia) y María Rubio (Miare), le denunciaron en 2016 por un presunto delito de violencia de género” o que “acumula un amplio historial de acusaciones espontáneas lanzadas por otras youtubers”.

Cuando te faltan los cimientos

Podemos es un partido de aluvión: todos los desencantados han visto una oportunidad para desarrollar su modo de ver la política en un espacio que se vendía como flexible. Pero a los morados les falla la base mínima: ¿son una formación federal, como el PSOE, o vertical, como el PP? Ellos quieren ser todo lo que mola, pero lo cierto es que pierden más tiempo en guerras internas que en batallas con la oposición: Teresa Rodríguez pretende que los representantes andaluces de Podemos en el Congreso formen un grupo propio, metiendo en la campaña su lucha contra Iglesias.

Ovejas descarriadas

Dice Pablo Casado que entienden a los votantes del PP que quieren dar una oportunidad a Vox en las próximas elecciones (andaluzas o no). Entonces, ¿qué Casado nos miente, el que aguantaba a Rajoy y veía con cierta envidia a Vox o el que no es de extrema derecha pero quiere recuperar a sus votantes que sí lo son? La situación del PP en la campaña es complicada pero a partir del lunes puede ser endiablada si los de Abascal finalmente materializan sus escaños y Ciudadanos se mantiene fuerte: todo el discurso xenófobo de Casado solo le habrá valido para ponerse a la par.

Apoyo a Skolae

Es precisamente la existencia de cavernícolas capaces de amenazar a la consejera navarra de Educación, María Solana, por la puesta en marcha de un programa que fomenta la igualdad y la inclusión, la que justifica la existencia de Skolae. Del mismo modo lo ha visto la europarlamentaria Izaskun Bilbao, que ha elevado al Parlamento Europeo la defensa del programa, la necesidad del mismo y la situación en la que se encuentran sus impulsores, acosados por quienes necesitan una Nafarroa ultra e insensible para tener la oportunidad de sobrevivir.

Eskerrik asko!

El miércoles fue el evento y ayer la jornada de reacciones: varios de los premiados en los VI Reconocimientos de DEIA a las Mejores Iniciativas Digitales publicaron en sus redes sociales el agradecimiento al medio, los organizadores y, por supuesto, quienes les apoyan en la creación y quienes siguen y disfrutan de sus contenidos. Euskaraldia, Go!azen, Laura Arias, Javier Etxebarria y Markos Ramas fueron los grandes protagonistas de un evento en el que pusimos todo nuestro cariño y que, pese a que tiene como base lo digital, fue cálido, cercano y muy humano.

¿Quién quiere ser influencer?

En los seis años que DEIA lleva reconociendo las mejores iniciativas digitales en Bizkaia, en el centro de la acción se han situado los bloggers primero, después, los tuiteros y los youtubers, y ahora, los influencers en Instagram.

¿Cuánto durará esto? Es la pregunta que se hacen los expertos en marketing, los creativos y directivos con más experiencia en las agencias de publicidad, los nuevos managers que han surgido, buena parte de los usuarios y, por supuesto, los propios influencers. Nadie lo sabe. Y muy pocos son los que se atreven a hacer una apuesta. Pero mientras tanto lo disfrutan y, reconozcámoslo, lo disfrutamos: todos los que tenemos una cuenta en Instagram seguimos a algún influencer que nos coloca contenido. ¿Y qué?

El mayor problema es la ausencia de un código básico y común. Del mismo modo que en el Periodismo lo tenemos y aplicamos, existe en Publicidad y todo el mundo está más cómodo cuando se pone en práctica. Solo se trata de avisar de que “esto” no es parte de la serie que estás viendo en televisión, sino del bloque publicitario. También es cierto que el Product Placement (colocar una marca durante una ficción) lleva décadas ahí y nadie informa de ello ni con la letra más pequeña en los títulos de crédito.

Hay cierto consenso en fijar en 5.000 la cantidad mínima de seguidores para que una cuenta en Instagram llame la atención de una marca. Esta cifra también es solo una aproximación porque algunas agencias presumen off the record de tener controlados verdaderos influencers locales mucho más discretos: lo importante es el “engagement”, es decir, que la proporción entre “likes” y comentarios, y el número de seguidores, sea alta. Efectivamente, esto se ha convertido en una industria con su propio argot y creciente. ¿Hasta cuándo? La pregunta es recurrente, pero algunas certezas también: la prescripción que antes hacían los famosos se ha trasladado hacia personas que no han destacado en nada previamente. Y eso ha llegado para quedarse. Hubo un momento, cuando Twitter irrumpió (y aquello parecía irreversible pero solo en el tercer trimestre de 2018 ha perdido nueve millones de usuarios según la propia empresa), en que surgió el concepto de “prosumidor”. Es decir, aquella persona que consumía y, al mismo tiempo, relanzaba contenido, prescribiendo. Una especie de Homo Antecessor digital y verdaderamente fugaz. Solo fue necesaria la irrupción de Instagram (que se lanzó en 2010, fue adquirida por Facebook en 2012 por mil millones de dólares, y ha eclosionado justo antes de que se hicieran públicos los problemas de credibilidad de la gran red social, la propia Facebook) para que surgieran los influencers.

Cuando un influencer se profesionaliza y es captado por una empresa de management, la gestión de sus capacidades que la segunda realiza no es nueva: se trata de marca personal, de la de toda la vida. Es nuevo el canal (aunque fotos y vídeos ya se hacían) y es nuevo el contenido (aunque el arte de colocar una marca ya lo practicaban en los años 60, como hemos aprendido viendo Mad Men). Pero sobre todo es nueva la tipología del personaje: una marca personal no es exclusiva ya de quienes se dedican a la política, o de actores y actrices, cantantes y periodistas que quieren rentabilizar su crédito profesional. Un influencer simplemente lo es porque influye. E influye porque gusta a un grupo de personas con unas características similares, y su audiencia se convierte en un target más o menos definido.

El precursor posiblemente sea Rubén Doblas, más conocido como Elrubius. Uno de los grandes youtubers de todos los tiempos, básicamente, porque es muy difícil que se repitan los grandes tiempos de YouTube. Doblas (su canal tiene más de 30 millones de suscriptores) no salía por la tele, pero llegó a facturar un millón de euros en 2015 (posiblemente, su mejor año), según la cuenta de resultados de su sociedad que hizo pública El Confidencial (otros digitales calculan más ingresos en años posteriores pero sin citar ninguna fuente). Elrubius alcanzaba a un público al que nadie llegaba precisamente porque ya no veía la televisión.

De Elrubius a Dulceida solo hay un paso evolutivo. Aída Domenech no es la que más seguidores tiene (2,5 millones), pero sí la más representativa. Las cifras sobre lo que cobra por foto oscilan entre los 1.000 y los 6.000 euros, según cientos de blogs y medios digitales que han jugado a calcular sus ganancias. Pero su modo de vida es admirado por millones de personas que quieren imitarla. ¿Cómo logran ese éxito? ¿Qué hay que poner en juego, en un sentido amplio de la expresión? ¿Quién te ayuda a lograrlo? Estas son algunas de las preguntas que se discuten en mesas como la que ha organizado DEIA el próximo miércoles, durante el evento de entrega de sus Reconocimientos a las Mejores Iniciativas Digitales. En este caso, contaremos con los instagramers Lucas Bojanich y Goizane Avilés, el youtuber Mikel García, las expertas en marketing digital Vanessa Maroco y África Tierro, y la responsable de marketing de Euskaltel, Isabel Canales. Y contigo.

Lucas Bojanich: “Una vez tienes la audiencia, tú decides si vas a por todas o no”

Luchas Bojanich (Lima, 1999) empezó casi por casualidad y hoy tiene 120.000 seguidores en Instagram y una profesión, la de influencer, que se toma muy en serio.

P.: Siempre hay un primer paso.

R.: Empecé haciendo vídeos por diversión. Está claro que la suerte siempre es importante, pero si tu contenido es bueno poco tardará en encontrarte. A mí me pilló el verano de 2017: conocí a un chico que hacía vídeos y que tenía mucho público, le ayude a grabar uno, nos sobró tiempo y decidimos grabar un vídeo también para mí. Así empezó todo. A la gente le gustaba lo que hacía e iba a más rápidamente. Una vez tienes la audiencia, tú decides si vas a por todas o no.

P.: ¿En qué momento se da cuenta de que esto va en serio?

R.: El momento en el que te das cuenta de que esto funciona es cuando alguien te para por la calle para pedirte una foto o se toma la molestia de escribirte. Me encanta este trabajo pero hay que invertir muchas horas. Esta es una profesión como cualquier otra: con nuestro contenido somos capaces de alcanzar cifras de audiencia casi inimaginables. Muchas empresas creen que es una moda que pasará pronto, y no ven el valor de la publicidad que hacemos.

P.: ¿Dónde le gustaría llegar?

R.: Soy muy exigente conmigo mismo y nunca voy a tener un límite. Tengo algo que en este mundo es necesario: mucha ambición.

Mikel García: “Intento transmitir la importancia de disfrutar del momento”

Mikel García (Santurtzi, 1999) tiene 28.000 seguidores en YouTube y más de 12.000 en Instagram porque, en su opinión, intenta transmitir mensajes positivos. Su objetivo es profesionalizarse grabando sus propios viajes.

P.: ¿Qué tiene su día a día que resulta tan atractivo para 40.000 seguidores?

R.: Supongo que les gusta que sea un culo inquieto y que siempre tenga ganas de conocer sitios, y sobre todo la positividad que transmito. Siempre trato de mostrar un estilo de vida sano: deporte, medio ambiente y, especialmente, intento transmitir la importancia de estar siempre en un estado de ánimo optimista y disfrutar del momento.

P.: ¿Son sus vídeos el motivo para hacer surf y apuntarse a otras aventuras?

R.: Al revés: mis aventuras son el motivo de hacer un vídeo. Y el surf, en concreto, lo practico porque disfruto. De hecho, hay pocos videos en mi canal de mí mismo surfeando.

P.: Algunos de sus clips tienen bastante trabajo detrás, ¿cómo es el proceso?

R.: Yo siempre aplico: “Graba todo lo que puedas y luego ya veremos”. Después invierto la mayoría del tiempo en la postproduccion: entre tres y seis horas por vídeo, “creando la magia”.

P.: ¿Le gustaría dedicarse a la elaboración de vídeos, reportajes, etc.?

R.: Sí, desde luego. Mi sueño es ganarme la vida viajando y creando contenido audiovisual.

Goizane Avilés: “Lo que vemos en las redes sociales es solo un espejismo”

Goizane Avilés (Laudio, 1991) tiene a sus casi 20.000 seguidores en Instagram encandilados con sus fotos de buen rollo puro y duro.

P.: Da gusto ver su Instagram, siempre tiene una sonrisa.

R.: Soy una persona muy risueña desde siempre y todos los días intento sonreírle a la vida, aunque a veces cueste. Pero, ojo, también tenemos que ser conscientes de que las redes sociales solo son un espejismo. El creador de contenido elige qué quiere mostrar.

P.: ¿Cómo es su armario de grande?

R.: Bastante. Pero también regalo y vendo mucha de la ropa que enseño en Instagram. Para los más curiosos tengo en mi canal de Youtube un vídeo enseñando mi armario, ¡y es uno de los más vistos!

P.: Muy pocas lo logran: si pudiera, ¿le gustaría ser una influencer profesional?

R: Hace un par de años te hubiese respondido que sí, hoy puedo decir con total seguridad que no. Me gusta como hobby, pero no para estar 7 días a la semana y 24 horas al día pendiente. No existen los fines de semana, las vacaciones, ni los descansos, aunque desde fuera se vea todo muy fácil. Valoro mucho mi privacidad, el tiempo para mí y para mi familia, y creo que con esa profesión sería difícil tenerlo.

P.: ¿A esto se aprende o sale solo?

R.: Es una profesión, como cualquier otra y, por lo tanto, se aprende. Pero no podría mencionar un modelo concreto a seguir. Mi modelo a seguir en la vida es mi madre, y ella no tiene nada que ver con esto.

Vanessa Maroco: “Cuando una empresa prueba con influencers y ve el resultado, repite”

Vanessa Maroco (Barakaldo, 1987) pone en contacto a marcas con influencers en Bilbao y ella misma es una prescriptora que siempre está donde se corta el bacalao.

P.: Es una celebrity local y, además, gestiona el contacto con otros influencers.

R.: No me considero una celebrity local, pero es cierto que soy muy fan de las redes sociales y me gusta mucho relacionarme, así que me muevo bastante y, además, lo cuento. La parte “social” me sale de forma natural. El contacto con influencers es más delicado. Y lo que la empresa o marca espera de tu gestión y de la acción del influencer todavía lo hace más difícil, ¡pero es muy interesante!

P.: ¿Y qué es más satisfactorio?

R.: Sin duda, el trabajo con los influencers. Me gusta ver cómo la conexión que has propiciado genera relaciones profesionales. Y me encanta ver el contenido tan chulo que generan y cómo aporta un valor extra a la marca.

P.: La intensidad de su agenda resulta abrumadora

R.: La verdad es que hay semanas que son una locura porque Bilbao está de moda. Pero con una buena planificación llegas a todo. Como dice mi madre: ¡no puedo parar!

P.: ¿Es Bilbao una buena “plaza” para los influencers?

R.: Sí, por el potencial de la ciudad y porque todavía hay bastante margen de crecimiento: son pocas las empresas que se animan a hacer este tipo de acciones de marketing pero, por mi experiencia, cuando lo prueban y ven los resultados, repiten.

África Tierro: “No basta con captar la atención de un número importante de personas”

África Tierro (Galdakao, 1987) es experta en marketing on-line y ha hecho de su propio nombre su marca y su empresa.

P.: ¿Es más fácil trabajar con su nombre y apellido?

R: Mi verdadera propuesta de valor como empresa no reside solo en mis servicios, sino también en mi forma de ejecutarlos, en mi personalidad, en mis experiencias… “Africa Tierro” es más que una marca personal o una empresa, es una forma de entender el trabajo.

P.: ¿Qué le aporta?

R.: Ser la persona que quiero ser, tanto a nivel profesional como personal, y me posibilita seleccionar los proyectos. Saber filtrar ayuda a hacer las cosas con pasión. Y sobre todo me permite no estar atada a costumbres del ecosistema laboral actual que considero obsoletas. Apuesto por equipos y proyectos flexibles: creo que el crecimiento pasa por rodearme de personas con las que colaborar en cualquier momento y lugar.

P.: Trabaja con influencers y conoce los mecanismos, ¿convertirse en una influencer se decide?

R.: A pesar de que no se necesita ningún título universitario para ser influencer creo que no es fácil llegar a vivir exclusivamente de ello. No basta con tener la habilidad de captar la atención de un número importante de personas: lo que las marcas valoran y por lo que pagan es por tu habilidad para influir en la decisión de compra y por el retorno que ello les genera.

Isabel Canales: “Un influencer es cualquier persona que tiene algo relevante que decir sobre nosotros”

La directora de marketing de Euskaltel, Isabel Canales (Bilbao, 1978), tiene claro que a quienes forman su mercado hoy se les puede escuchar y hablar directamente, y que eso es una gran oportunidad.

P.: Si darse a conocer no es un objetivo, ¿qué hace Euskaltel en redes sociales?

R.: Hablar con nuestros clientes y con quienes quieren serlo. Y sobre todo escucharles. Nuestras redes sociales tienen tres vertientes fundamentales: si bien originariamente se utilizaron como canal de atención al cliente, también se utilizan como soporte de comunicación y, por último, es un canal propio que nos permite ir contando cosas que en otros espacios no podríamos hacer de la misma manera, además de que escuchar lo que dicen de nosotros nos ayuda a acercar la marca a nuestros clientes. De alguna manera, nos permite dialogar y “humanizar” la marca.

P.: ¿Qué relación tiene Euskaltel con los influencers?

R.: Para nosotras un influencer es cualquier persona que tiene algo relevante que decir sobre nosotras o que puede ayudarnos mejorar: desde un cliente que nos envía sugerencias de mejora a una ingeniera que está desarrollando una App. Desde nuestro punto de vista, los influencers no solo están definidos por un número de seguidores. Hemos colaborado con influencers en diferentes acciones, y las que nos han resultado más interesantes han sido las orientadas a compartir novedades. Hemos podido explicar nuestros proyectos y recibir su feedback, que nos ha ayudado a mejorar nuestras ideas.

La tecnología nos desnaturaliza

Yo creo que cuanto más digamos y tengamos en cuenta que la tecnología nos está desnaturalizando, aunque parezca una exageración, más nos esforzaremos en seguir siendo humanos. La muerte de un niño durante una cacería y, sobre todo, las reacciones de los usuarios de Facebook cuando el PACMA compartió la noticia nos muestra en qué nos estamos convirtiendo: bromas y chanzas (que también llegan a Menéame) sobre el menor fallecido y el dolor de la familia, por medio de un teclado y una pantalla. PACMA se desentiende pero, ¿qué esperaba cuando compartió la noticia?

El cascabel al gato

Juan Ignacio Pérez ha escrito un artículo valiente en Vozpópuli, poniendo de manifiesto lo que por todos los implicados es sabido: en la producción científica actual es más importante la cantidad que la calidad, por culpa de un sistema de méritos que, en mi opinión, es otra trampa que la Academia se ha tendido a sí misma (como la de los másteres). “El sistema de publicaciones ha perdido así su función original y ha pasado a satisfacer los requerimientos de una comunidad necesitada de acreditar logros (…) Ha confundido el fin con el medio para alcanzarlo, pervirtiendo así su razón de ser”, concluye.

Caímos en la trampa

No voy a decir que lo veíamos venir porque no es cierto: simplemente, nos fiamos de Facebook cuando nos aseguró que los datos de consumo de mensajes por medio de vídeos eran los que nos daba. Al final, se trataba de una plataforma agigantada que, antes de la entrada del audiovisual, ya nos daba buenas cifras con links o fotonoticias. Hoy la realidad es otra: Facebook cae y no hace falta que nadie escriba sesudos análisis porque lo vemos en nuestro entorno. Casi nadie confía en Facebook y casi nadie se entretiene ya en esta red social que, además, nos ha mentido.

Pobre Rey

Juan Carlos I no ha sabido dejar todo atado y bien atado, como sí hizo su predecesor: Felipe VI y la institución a la que representa se resquebraja. Un tipo tan alto como bajo en carisma no ha encajado en “un pueblo” (como les gusta decir a los que escriben de estos temas) cambiante. Si todas las instituciones pasan por una crisis, empezando por el periodismo, la real no iba a ser menos cuando, además, seguramente sea de las más ilógicas en un mundo que reclama y clama un cambio. La jefatura de estado sufre y echan la culpa a los nacionalistas, pero el problema lo tienen en su casa.

Lo dice Elrubius

Con sus casi 40.000 seguidores y acostumbrado a que cada cosa que tuitee tenga, por lo menos, varios cientos de retuits, a un tipo tan inteligente como Rubén Doblas no se le ha podido pasar que este tuit solo lo hayamos encontrado interesante once personas: “El ascensor hacia el éxito no está disponible. Tienes que usar las escaleras, una a una”. Eso romperá los planes de muchos de sus seguidores e imitadores que pretenden dinero y fama rápidamente a cambio de hacer el ganso en YouTube. Elrubius es uno de los mejores comunicando hoy y se lo curra mucho.