En Adelaida cogimos el coche de alquiler para desplazarnos hasta Port Campbell. Por delante tenemos un largo viaje de 663 km y hay que conducir por la izquierda. Menos mal que la carretera es buena y no hay mucho tráfico. En el Best Western Great Ocean Road Motor Inn de Port Cambell pasaremos dos noches, dedicando la mañana del día siguiente a recorrer la costa del océano Antártico. La primera parada resulta obligatoria pues es el emblema de la zona, los Doce Apóstoles (Twelve Apostles). Con este nombre se conoce a un grupo de agujas de piedra caliza que sobresalen del mar. Realmente son 9 los monolitos que se conservan, pues las olas los han ido erosionando, habiendo caído el último en 2005. Antes habíamos estado en los acantilados de Gibson Steps
La siguiente cita la tenemos en Loch Ard Gorge, dos pilares de piedra resto de un arco que se derrumbó en el año 2009. Recibe el nombre en recuerdo del barco Clipper Loch Ard, que encalló en la zona en 1878. Seguimos recorriendo la costa y nos detenemos en la cercana formación rocosa de The Razorback. Regresamos a Port Campbell y nos dirigimos a London Arch (anteriormente London Bridge), una formación de arco natural que hasta 1990 formó un puente natural completo. Cuando colapsó el 15 de enero de 1990, dejó a dos turistas varados en la parte exterior, que tuvieron que ser rescatados por un helicóptero.
El día ha ido levantando y el paisaje resulta extraordinario, así que continuamos recorriendo la costa antártica de Australia. Lo hacemos todo en coche, con constantes paradas y pequeños recorridos a pie. Otra cita importante es The Arch, una curiosa formación rocosa perforada en la roca. Aquí toca descender a un punto más bajo para tener una mejor visión.
La última de las formaciones rocosas que visitamos es un de la que más encanto tiene. Se trata de The Grotto, una cueva excavada de forma natural que se levanta a mitad de camino del nivel del mar hasta el acantilado. Hay que descender por una escalera que conduce a un mirador bloqueado por una pared, para impedir el acceso a la Gruta, ya que hay una capa de rocas muy lisas y muy resbaladizas, con riesgo de caída.
Como nos ha gustado tanto, continuamos por la Great Ocean Road, recorriendo el Parque Nacional de Port Campbell por una zona de la que no teníamos información. En la carretera vimos un desvío hacia Bay of Islands y allí fuimos. El resultado fue tan espectacular, que en nada desmerece con los anteriormente visitados.
Concluido el recorrido por la costa, para la tarde dejamos un lugar que prometía, Tower Hill Reserve, un enorme cráter volcánico. Partiendo del centro de visitantes, existen varios senderos balizados para recorrer este lugar que nos encantó.
En la carretera que desciende hacia el centro de visitantes de Tower Hill me detengo bruscamente. En una ladera vemos una pareja de emúes en libertad. Es la segunda ave de mayor tamaño tras el avestruz y autóctona de Australia. Hasta ahora solo las habíamos visto en cautividad. Luego vimos más y muy cerca, pues parece que no se asustan con nuestra presencia. El viaje va ganando en interés.
En Tower Hill se han plantado más de 30.000 árboles, lo que permite que viva una variada fauna nativa. Elegimos uno de los senderos balizados y, al llegar a un bosque de eucaliptos, vimos un koala. ¡Qué emoción! No teníamos claro que los pudiéramos ver en libertad. Parece un peluche, pero con unas enormes garras. Luego vimos un par de ellos más y un canguro. Nos habríamos quedado más tiempo en este encantador lugar, pero tenemos que recorrer los 80 km que nos separan de nuestro hotel en Port Campbell. Debido a los canguros, resulta peligroso conducir por la noche y ya nos ha anochecido en dos ocasiones.
INFO: Está prohibido estacionar en Great Ocean Road o en cualquier carretera adyacente, junto a una línea amarilla. Solo se puede hacer en los aparcamientos existentes.
Un magnífico viaje y unos viajeros muy experimentados.
Fantástico blog que puede servir de guia para los afortunados que puedan seguiros los pasos.