Sexto día de viaje. Hoy tenemos 205 km, pero hemos entrado con buen pie en Albania. En nuestra opinión el agente que nos ha atendido en la frontera es el más profesional de todos. La carretera está en buen estado y la zona de montaña por la que accedemos parece revivir el inicio de la primavera, pues está muy florida. En el valle vemos varios campos de cultivo de flores. Nos habían dicho que era el segundo país más pobre de Europa, tras Moldavia, pero la carretera está llena de bares, restaurantes, hoteles y surtidores con amplias cafeterías, pese a que casi el 60% de sus habitantes son musulmanes suníes, algo que no se percibe (me recuerda a Uzbekistán). Y todas con wifi. Nos instalamos en el hotel en Tirana y directamente nos trasladamos a Durres, ciudad que nos ha decepcionado bastante, quizás por el intenso calor que hace o porque el anfiteatro romano se encuentra en bastante mal estado. Nos ha gustado más la fortaleza del siglo VI, ampliada en los siglos XIII y XIV o la sepia, el tiramisú y el vino blanco bien frío con el que nos hemos obsequiado en el Restorant Piazza.
Pasamos dos noches en Tirana, así que el séptimo día de viaje lo dedicamos en buena parte a conocer Berat, población distante un centenar de kilómetros de la capital y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por “ser un testimonio viviente de la coexistencia de varias comunidades religiosas y culturales a lo largo de los siglos”. Lo que más nos ha gustado es la imponente fortaleza situada sobre la ciudad, que cuenta con 34 torres defensivas y en parte está habitada todavía. Menos mal que podemos subir con la furgoneta hasta la entrada, pues los constantes 33-34º empiezan a hacer mella. También nos ha gustado la zona de Mangalem, por la que Berat fue conocida como la ciudad de las mil ventanas. Las mezquitas no podemos visitarlas, pues se encuentran en restauración con la ayuda de Turquía.
El Hotel Colosseo de Tirana ha sido con diferencia el mejor del viaje, así que a media tarde nos ha costado salir de él para “patear” el centro de Tirana, una ciudad sin mucho interés monumental, pero repleta de bares. Nos centramos en la impersonal plaza Skanderberg y su entorno. En ella se encuentra la Ópera, el Museo de Historia, la mezquita Et’hem Bey, la Torre del Reloj y la estatua del héroe nacional del que toma el nombre la plaza. También nos acercamos a la Mezquita Namazgjah, situada junto al Parlamento, rodeado por una valla con concertinas. En el Parque Fan Stilian Noli se congrega el personal para echar unas partidas de juegos de mesa bajo la sombra. En Tirana es el único lugar en el que en un par de ocasiones hemos tenido problemas con el idioma. En un bar nos ayudó un niño de 8 años y en el restaurante de la cena, un cliente. La gente es muy amable. Además, como no cogían tarjeta de crédito, llamaron al restaurante de enfrente para que viniera a cobrarnos.
El octavo día tenemos 179 km de viaje, pero a los 37 nos detenemos en Krujë, capital del primer estado albanés, para visitar su castillo, testigo de la batalla de Skanderberg contra el imperio otomano. Un restaurado edificio alberga el Museo Nacional que lleva su nombre. Debe de ser un lugar muy frecuentado, pues su entorno está lleno de bares y tiendas de recuerdos. En una de ellas compramos un mantel con la ayuda de la hija de los dueños, una niña de 12 años que habla muy bien inglés. Luego nos dirigimos al bazar, otro lugar muy turístico. Nos toca ahora circular cerca de la costa. Nos resistimos a abandonar Albania, así que antes de cruzar la frontera nos detenemos a celebrar mi cumpleaños en el lujoso Compleksi Exalco-Al, ubicado en Shkoder. Al entrar en Montenegro la carretera se estrecha.
Tras instalarnos en el hotel nos disponemos a visitar Podgorica, la capital de Montenegro, una ciudad muy sosa pero con pinta de ser muy agradable para vivir, por su aspecto moderno, amplias avenidas y parques. Aquí tenemos la suerte que pese a no estar el país en la Unión Europea, su moneda es el euro. Aparcamos la furgoneta junto a su principal monumento, la moderna Catedral ortodoxa de la Resurrección de Cristo, construida en 1993, que cuenta con preciosos frescos en su interior. Como hace mucho calor, antes de sentarnos en una terraza a tomar un rosado bien fresco, optamos por caminar a la sombra de sus parques, acercándonos hasta el Millenium Bridge, que cruza el río Moraça, para luego detenernos ante la escultura Crnogorsko Oro, la más famosa del país, dedicada a la danza tradicional montenegrina que imita las águilas.
El noveno día de viaje tenemos por delante 312 km, buena parte de ellos por carreteras de montaña de Montenegro, siendo los más interesante el desfiladero del río Moraça. La frontera con Serbia es bastante tercermundista, pues no hay ni casa de cambio. Menos mal que pronto nos detenemos a comer y en el restaurante nos cambian. Estamos en zona musulmana y por primera vez en el viaje no hay ni vino ni cerveza. Tras la comida, dos lugares cercanos para visitar, ambos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, las ruinas de la ciudad medieval de Stara Ras, que no merecen la pena, y el monasterio de Sopocani, con su iglesia ortodoxa dedicada a la Santísima Trinidad. Este si merece la pena. Nos quedan por delante 66 km para llegar al ansiado destino de hoy, la estación invernal de Kopaonik, donde las temperaturas no superan estos días los 20 grados, después del calor que hemos pasado. La carretera bordea Kosovo, teniendo tan cerca este país que, según Google, el arcén de la carretera pertenece a él. Cuando llegamos al Hotel Kraljevi Cardaci ****, sufrimos una gran decepción. Dentro de la pequeña habitación hay 30,7º y todavía no ponen el aire acondicionado. Un lugar para tachar.
Décimo y último día de viaje, el más largo de todos, pues tenemos que recorrer 427 km para llegar a Sofía. Pronto hacemos una parada en el monasterio de Studenica, interesante construcción de finales del siglo XII, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Lo más interesante es la iglesia de San Nicolás, que cuenta con frescos de los siglos XII y XIII. Aunque no teníamos constancia de él, más adelante nos detenemos en otro monasterio, el de Zica, con la iglesia de la Santa Dormición, construido en el siglo XIII por el primer rey de Serbia. Nos ha gustado mucho tanto el monasterio como su entorno.
Llevamos 269 km recorridos cuando nos detenemos a comer en la tercera ciudad más grande de Serbia, Nis. No disponemos de mucho tiempo, pero deambulamos por la calle peatonal, llena de comercios y bares y, tras la comida, nos acercamos al emblema de la ciudad, la fortaleza otomana, que cuenta con una monumental puerta de acceso (Stambol Kapija). En su interior hay un gran parque y una antigua mezquita. Nos quedan 158 km para llegar a Sofía, pero desde que hemos cogido la ruta procedente de Belgrado, la carretera serbia tiene muchos tramos de autopista, aunque falta de construir el paso por un hermoso desfiladero. La parte búlgara es de carretera convencional, pero con muchos tramos de doble vía. Han sido las mejores carreteras del viaje.
Undécimo día. Da gusto no tener que madrugar ni viajar. Hay muchas cosas que ver en Sofía, pero recorremos la ciudad a pie. He seleccionado ocho lugares, de arriba abajo y de izquierda a derecha: Santa Sofía, la Sinagoga, el mercado, la mezquita de Banya Banshi, el Palacio de Justicia, la rotonda de San Jorge, la iglesia rusa y la Catedral de San Alexander Nevski, a las que abría que añadir los baños públicos, el Teatro Ivan Vazov y la Catedral Sveta Nedelya. Es domingo y, como sucediera ayer, la peatonal calle Vitosha y sus terrazas están abarrotadas de gente. Optamos por comer en el restaurante Shtastliveca. Nos ha gustado tanto que volveremos a cenar. Lástima que el restaurante Bristello, situado junto a nuestro hotel, el St George, cirre los domingos, pues no olvidará fácilmente la coliflor caramelizada con trufas y piñones y el risotto con boletus, que cené la primera noche. Para mañana tenemos un montón de horas para regresar a casa debido al colapso del aeropuerto de Frankfurt.
INFO: En Albania, 1 € = 120 lek. En Montenegro la moneda es el euro. En Serbia, 1 € = 120 dinares serbios. En julio y agosto, este blog solo se publicará los miércoles.