Escribo estas líneas cuando todavía ignoro en qué fecha podré desplazarme con libertad y seguridad por otras comunidades pero, como creo que este año viajaremos sobre todo por otros lugares del estado, he recordado un lugar que siempre me ha agradado. Se trata de Sepúlveda, población segoviana de un millar de habitantes. Distante 318 km de Leioa, está declarada conjunto histórico-artístico y forma parte de los pueblos más bonitos de España. Además de tener oportunidad de comer un rico cordero asado, podemos realizar un precioso recorrido a pie por las Hoces del río Duratón. Las fotos que ilustran este reportaje las tomé en una escapada realizada del 29 al 31 de mayo de 2009. Es la entrada nº 100 de este blog, que comencé el 26 de febrero de 2019.
Entre los edificios de interés monumental tenemos la iglesia de Santiago, románica del siglo XII, cuyo interior ha sido convertido en la sede de la Casa del Parque de las Hoces del Río Duratón, reuniendo una interesante colección de fotografías de aves. La iglesia tiene una sola nave rectangular y un ábside de estilo mozárabe. Cuenta también con una cripta subterránea, con tumbas del siglo X.
Sepúlveda fue un importante enclave defensivo durante la Edad Media, conservando algunos tramos de la muralla. Accedemos al casco antiguo por la Puerta Ecce-Homo, deteniéndonos ante la iglesia de San Bartolomé, románica de los siglos XI-XII. Nuestro destino es la Plaza de España, centro neurálgico de la población, en el que se celebraban las ferias y bailes populares además de las corridas de toros. En ella se encuentra el edificio del Reloj, del siglo XVII, que está adosado a uno de los torreones del que fuera castillo de la localidad. Es el rincón urbano que más me gusta.
Nos dirigimos ahora a la parte más alta de la villa, donde se encuentra la iglesia de San Salvador, cuya construcción se inició en el siglo XI (año 1093), por lo que está considerada como la más antigua de la provincia de Segovia y uno de los mayores exponentes del románico sepulvedano. Desde 1931 está declarada Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento.
Completamos nuestro recorrido por Sepúlveda acercándonos hasta el santuario de de la Virgen de la Peña, iglesia románica del siglo XII, que cuenta con una sola nave y una torre, también románica, adosada al muro norte. Destaca el pórtico de entrada y, en su interior, el retablo barroco del siglo XVIII, con la imagen de la Virgen de la Peña, románica, probablemente del siglo XII. Fue declarada Monumento Nacional en 1931.
Además de para comer cordero y ver iglesias románicas, nos hemos desplazado a Sepúlveda para caminar por el Parque Natural de las Hoces del río Duratón, un lugar de extraordinaria belleza, a lo que dedicamos el día siguiente de nuestra llegada. Junto al santuario de de la Virgen de la Peña tenemos un mirador que nos da idea de cómo es el cañón que vamos a recorrer. Abandonamos Sepúlveda saliendo por la Puerta de la Fuerza, resto de la antigua muralla, rodeada de campos cubiertos de amapolas.
Caminamos por la Senda de los Dos Ríos, sendero circular señalizado que permite ver el cañón del Duratón y buena parte del patrimonio de Sepúlveda. Tiene 5,2 km de recorrido y un desnivel de tan solo 80 metros, por lo que se realiza sin dificultad en menos de hora y media, parando a sacar fotos. Caminamos primero por una antigua calzada romana hasta introducirnos en el cañón. Pronto pasamos por una chopera y el camino parece estar nevado, debido a la pelusa que suelta este árbol por estas fechas, conocida como los copos de nieve de los chopos.
Seguimos caminando por la Senda de los Dos Ríos mientras disfrutamos de las vistas del cañón, sobre el que sobrevuelan los buitres. Descendemos hasta el puente Tolcano mientras emprendemos el regreso hasta el punto de partida. Ahora toca subir un poco para pasar por otros restos de la muralla, antes de divisar una extraordinaria vista del conjunto monumental de Sepúlveda. El recorrido nos ha encantado. Merece realmente la pena.
Al día siguiente, antes de regresar a casa, nos dirigimos hasta la ermita de San Frutos, construcción románica de siglo XII, dedicada al patrón de Segovia. Dista tan solo 16,5 km de Sepúlveda y su emplazamiento es espectacular, a modo de balcón sobre un meandro que forma el río Duratón. Es probablemente el lugar más hermoso del Parque Natural de las Hoces del río Duratón. Al aparcamiento se accede desde el pueblo de Villaseca por una pista de tierra, teniendo luego que caminar un cuarto de hora para llegar a la ermita. Como el día está radiante, aprovechamos para dar un agradable paseo de 4 km por la Senda de la Molinilla. La escapada ha concluido.
Sepulveda es una Jolla, donde se puede vivir un día de ensueño. Es historia y presente, comida excelente y sus gentes te hacen sentir bien
Bueno..que decir de estas tierras.La primera vez que comí cochinillo fue precisamente en Sepúlveda. Precioso reportaje. Un abrazo.