La vuelta a Islandia (2)

Continúo el relato de nuestro viaje por Islandia que dejaba hace quince días en Varmahlid (Skagafjördur). 11 de junio. Para hoy tenemos tan solo 162 km para llegar a Akureyri, donde pasaremos las dos próximas noches. Cuando llevamos recorridos 117 nos detenemos en la población de Dalvik, que cuenta con un importante puerto pesquero, en el que vemos a una pareja de eider con sus crías y a varios pescadores, principalmente niños. Recorremos luego el fiordo Eyjafjordur, rodeado por la cordillera de los Tröllaskagi, pasamos por Arskossandur y nos volvemos a detener en Hauganes.

La Hrafninn Guesthouse será nuestro alojamiento las dos próximas noches. Estamos en Akureyri, la capital del norte de Islandia y cuarta ciudad más poblada del país, pero que realmente no me dice nada, salvo que cuenta con varios comercios, bares y restaurantes, algo no muy frecuente en los pueblos en los que pernoctamos. Tampoco me dice mucho el principal templo de la ciudad, la iglesia de Akureyri (Akureyrarkirkja), pero pasamos un buen rato en el jardín de la guesthouse jugando al balón con un perro que hacía de portero. Muy bueno, por cierto.

12 de junio. Hoy tenemos por delante 192 km, con dos platos fuertes. El primero de ellos sólo lo haremos si el día sale bueno. Nuestro destino es la población de Husavik, un pueblo de postal situado en la orilla oriental del golfo de Skjálfandi, rozando el Círculo Polar Ártico y rodeado de montañas nevadas. Como estamos en la capital europea de la observación de ballenas y el día ha salido radiante, embarcamos en el Haukur, un barco tradicional en el que pasamos 4 horas navegando en busca de ballenas. Las más comunes en Islandia son las Minke, que miden de 7 a 10 metros y pesan 10 toneladas. Las vimos bastante cerca y también grandes grupos de frailecillos. La excursión ha resultado espectacular.

El segundo plato fuerte lo tenemos por la tarde. Se trata de Goðafoss, una de las cascadas más espectaculares de Islandia, que en islandés significa “cascada de los dioses”  En este lugar las aguas del río Skjálfandafljót se desploman desde una altura de 12 metros, con una anchura de 30. Cuenta la leyenda que cuando en el año 999 el parlamento medieval decidió la conversión de Islandia al cristianismo, el sacerdote Þorgeir cogió los ídolos paganos y los arrojó en este lugar, por lo que desde entonces recibe este nombre. El día ha resultado perfecto, pues además de ver ballenas hemos contemplado las cascadas iluminadas por el sol, teniendo como telón de fondo las montañas nevadas.

13 de junio. Hoy nos toca un día muy intenso y de muchos kilómetros (420). A los 91 km hacemos la primera parada en el lago Mývatn, en islandés “lago de las moscas enanas”. Y qué razón tiene el nombre, pues hay muchas y muy molestas, pese a ser el alimento de las colonias de patos. Nos detenemos junto a los pseudocráteres de Skútustaðagígar, que nunca han entrado en erupción. La siguiente parada fue en Höfði, una pequeña península que se adentra en el lago y cuenta con unos curiosos pináculos de lava. Concluimos el recorrido por esta zona en Dimmuborgir, una vasta área de formaciones de lava, siendo la más espectacular la Kirkjan, con forma de iglesia.

Muy cerca tenemos la siguiente cita. Se trata de Myvatn Nature Baths, baños naturales similares a los de la famosa Blue Lagoon de Reykjavík, a la que pensamos ir, así que no nos detenemos. Nuestro siguiente destino está muy cerca. Se trata de Hverir, la mayor solfatara de Islandia, situada al pie de la colina roja de Námafjall. Recorremos toda la zona caminando entre pozas con lodo y agua hirviendo, potentes fumarolas de gases, terreno con un color amarillento propio de áreas sulfurosas, que muestran la actividad volcánica de la zona. Eso sí, hay que respetar los cordones de seguridad, mientras caminamos con un fuerte olor a azufre y con la especie de niebla que originan las fumarolas.

Continuamos 35 km por la carretera nº 1 y cogemos un desvío a la izquierda, la carretera 864, que nos conduce a nuestro siguiente destino, la cascada de Dettifoss (32 km por pista de tierra). Situada en el Parque Nacional de Vatnajökull, su agua viene desde el glaciar Vatnajökull, motivo de su color lechoso. La cascada tiene 100 metros de ancho y 44 de caída a través de cañón Jökulsárgljúfur. Dicen que Dettifoss es la cascada más potente de Europa, pues tiene un caudal medio de 193 m³/seg. Muy cerca tenemos la cascada de Selfoss, de 11 metros de altura, que nos conformamos con verla desde la carretera, pues la tarde avanza y todavía nos restan 233 km para llegar al hotel.

El día está resultando de lo más variado y todavía nos queda mucho que ver, aunque solo tenemos tiempo de detenernos al borde de la carretera para fotografiar los extraordinarios paisajes, las ocas y las ovejas. Tan solo estiramos un poco las piernas para acercarnos a una potente cascada, fruto del deshielo de las montañas todavía nevadas. Por delante tenemos la preciosa vista del lago Lagarfljót y los fiordos del Este. A última hora de la tarde llegamos al Saxa Guesthouse, situado en Stödvarfjördur, donde pasaremos las dos próximas noches. Antes de cenar, celebramos mi 60 cumpleaños con una buena botella de vino.

14 de junio. Iniciamos una nueva larga jornada con 308 km por delante. Circulamos por la carretera 1 que discurre pegada a la costa por los fiordos del Este, descubriendo de nuevo extraordinarios paisajes. Pronto abandonamos esta carretera para coger la 95, rumbo al lago Lagarfljót, convertida en pista de tierra. En cuanto ganamos un poco de altura, tenemos la nieve al lado y algún pequeño lago. Nos detenemos varias veces para fotografiar un extraño grupo de cabras y varios de ovejas, generalmente acompañadas de sus crías (siempre dos).

Bordeamos el lago Lagarfljót por la carretera 931 y llegamos al principal destino de esta jornada, el Parque Vatnajopuls, donde se encuentran dos hermosas cascadas, distando la última de ellas unos 2,5 km. Tenemos que caminar por un sendero con una notable pendiente. Tras el primer repechón llegamos a la primera cascada, Litlanesfoss, embellecida por las columnas de basalto que la rodean. El terreno se ensancha bastante y la pendiente disminuye cuando ya divisamos al fondo la segunda cascada, Hengifoss, una de las más altas del país, al tener 118 metros de caída. Estamos en un lugar lleno de encanto.

Bordeamos de nuevo el lago Lagarfljót para llegar a Egilsstadir, donde cogemos la carretera 93 con rumbo a Seyðisfjörður. Vamos ganando altitud mientras subimos el puerto de Fjarðarheidi, circulando por una buena carretera, que parece una trinchera abierta en la abundante nieve que la rodea. En el descenso nos detenemos en la cascada Gufufoss. Enseguida llegamos a Seyðisfjörður, precioso pueblo costero que destaca por sus pintorescas casas de madera de colores, de estilo noruego. La última parada la efectuamos en otro pueblo costero, Faskrúdsfjorður, que conserva los nombres de sus calles también en francés, recordando que hasta 1935 era el principal centro de pescadores franceses del este de Islandia. A última hora de la tarde regresamos al Saxa Guesthouse, en Stödvarfjördur, desde donde seguiremos nuestro recorrido hacia la costa Sur. El viaje continúa.

Un comentario en «La vuelta a Islandia (2)»

  1. Hola Antonio… con el buen tiempo y la suerte de celebrar tu cumpleaños en un lugar impresionante, recorremos contigo,eso sí,sin movernos de casa,,,lugares espectaculares. Todo un lujo. Muchas gracias por estos reportajes tan estupendos . Un abrazo.

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