18 de junio. Día 96 de confinamiento y 11 de Fase 3. Tenía unas ganas terribles de rebasar los límites de Bizkaia, así que decidimos pasar un par de días en un punto bastante lejano, en la muga con La Rioja y Nafarroa, para irme adaptando a la “nueva normalidad” a la que pasábamos esa misma noche. Han pasado 97 días desde que hicimos noche en Salamanca, el 14 de marzo, a nuestro regreso de Portugal. Ya era hora. Quería hacerlo antes de que estos lugares se masifiquen y sentir la sensación de volver a viajar y cómo poder hacerlo. Eso sí, como sucediera en Salamanca, tuve que cenar de bocadillo, pues el restaurante todavía no estaba abierto por la noche. Lo mismo sucedió con otros dos en los que había pensado comer el día 19, en Samaniego y Páganos, que no abrirán hasta el 1 de julio y 24 de junio respectivamente. Salvo esto todo fue normal y pude disfrutar con poca gente de Laguardia, pues el Hotel Marixa fue el lugar elegido para alojarnos. Cada vez que entrabas en el casco antiguo, un cartel te recordaba la conveniencia de usar mascarilla.
123 km separan Bilbao de Laguardia, teniendo que pasar en dos ocasiones, sin detenernos, por la vedada La Rioja, a la altura de Briñas y San Vicente de la Sonsierra. En Samaniego hicimos la primera parada para el hamaiketako. Del pueblo sobresale majestuosa la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de la segunda mitad del siglo XVI, adosada al único torreón que subsiste de una antigua fortificación. Otro edificio notable, el Palacio de Samaniego, está siendo restaurado. Antes de llegar nos detuvimos para tomar una vista panorámica del pueblo junto a la modernista y acristalada Bodega Baigorri.
La siguiente parada la hacemos en Elciego, donde se celebra un pequeño mercadillo. Pasamos junto a la iglesia de la Virgen de la Plaza y vamos descubriendo interesantes edificios, como el Ayuntamiento y los palacios de Ramírez de la Piscina y de Navarrete Ladrón de Guevara, conocido como «Casa de los Hierros», con su escudo de esquina. Nuestro destino es la iglesia de San Andrés. Tenemos la suerte de coincidir a nuestra llegada con el párroco, quien nos abrió la puerta, pudiendo disfrutar de su precioso retablo barroco, previo pago de 1 € para iluminarlo. Desde un punto cercano contemplamos el Hotel Marqués de Riscal, diseñado por Frank O. Gehry, autor también del Museo Guggenheim de Bilbao.
Como hasta las 14 h no nos dan la habitación, nos desplazamos a la cercana población de Elvillar/Bilar, en cuyas proximidades se encuentra uno de los dos dólmenes alaveses que más me gustan, la Chabola de la Hechicera (Sorginaren Txabola). El otro es el Dolmen de Aizkomendi, ubicado en Egilaz. La cámara está formada por 9 losas que describen una figura poligonal. La galería cuenta con 5 losas más las de cierre. La de cubierta estaba partida en tres pero después de restaurarla fue colocada en la que se supone fue su posición original. Coincidimos en nuestra visita con el rodaje de une spot para promocionarlo.
Tras una larga comida y unos momentos de descanso, pasadas las 5 de la tarde nos disponemos a recorrer, a lo largo de tres horas, el Biotopo protegido “Complejo lagunar de Laguardia”, un itinerario que merece la pena pero nada recomendable si hace calor, pues no hay una triste sombra en los 10 km de recorrido. Cerca del hotel tenemos el ascensor que nos deposita en la parte inferior de Laguardia, donde comienza la ruta señalizada. Un consejo: pese a que a veces coincidan, no sigáis la flecha naranja sino los indicadores con dos líneas azul y blanca y cuatro arbolitos. La ruta pasa sucesivamente por la balsa el Prao de Paúl y tres lagunas, Carravalseca, Musco (está sin agua) y Carralogroño (la más hermosa). Por el camino (al principio carretera), tenemos extraordinarios paisajes de viñedos, pero también almendros y nogales, además de una variada flora, teniendo como telón de fondo la muralla de Laguardia, la sierra de Toloño y, más alejados el pico Castillo de la Población (León Dormido) y el Yoar.
Llegamos del recorrido por las lagunas justo con tiempo para tomar un par de vinos y cenar, así que el día 19 lo primero que hicimos fue recorrer el casco antiguo de Laguardia, población que forma parte de los pueblos más bonitos de España, cosa que no resulta extraño pues es una preciosidad. Iniciamos así la “nueva normalidad”, sin casi gente en la calle, rodeando la iglesia de San Juan, de aspecto fortificado. Seguimos viendo varias puertas de la muralla y, por la calle Mayor, nos dirigimos hasta la coqueta plaza Mayor, donde se encuentran los Ayuntamientos nuevo y viejo y un reloj carillón con autómatas. Nuestro recorrido nos llevó a continuación a la Torre Abacial, junto a la que se encuentra la iglesia de Santa María de los Reyes, en la que destaca su pórtico policromado que no pudimos ver en esta ocasión. Antes de salir del recinto amurallado nos detuvimos ante el curioso grupo escultórico “Viajeros”, de Koko Rico. Laguardia bien merece una detenida visita.
Continuamos nuestro recorrido por territorio alavés hasta el límite con Nafarroa, pasando por Oion, a un paso de Logroño, para llegar a uno de sus concejos, Labraza. Este pequeño pueblo siempre me ha encantado por su sabor medieval, pues está situado sobre un cerro completamente amurallado. En lo alto debió haber un castillo, pero ahora lo que se eleva de la población es la iglesia de San Miguel. Da gusto traspasar las puertas de la muralla y caminar por sus empinadas calles desiertas un viernes por la mañana.
Para hacer tiempo hasta la comida buscamos un pueblo que tuviera algún bar en el que tomar algo, así que, pasando por Yécora nos dirigimos a Lanciego/Lantziego, completando nuestro recorrido entre viñedos. Destaca en esta población la iglesia de San Acisclo y Santa Victoria, junto a la que se encuentra otro notable edificio, el Ayuntamiento, aunque nos quedamos con las ricas cerezas de Corella que compró mi mujer en un puesto ambulante, ubicado a la entrada del pueblo. No tuvimos suerte con los posibles restaurantes que habíamos seleccionado para comer, pues todos estaban cerrados, así que lo hicimos en uno situado entre la Ertzaintza y el surtidor que hay a la entrada de Laguardia. Muy bien por cierto. Y de aquí a casa. La breve escapada ha concluido.
Como hemos estado en varias ocasiones, esta vez no nos detuvimos en Labastida/Bastida, población que puede ser objeto de otra escapada, ya que cuenta con una amplia oferta hostelera e interesantes alrededores: San Vicente de la Sonsierra, Briones, Haro…, a los que todavía no podía acceder la pasada semana por estar en La Rioja. Lugar de veraneo de bastantes personas de Bizkaia y Gipuzkoa, Labastida es una población monumental, que cuenta con bodegas, interesantes palacios blasonados, los arcos de Toloño y Larrazuria, y notables edificios como el Ayuntamiento, la iglesia parroquial de Ntra Sra de la Asunción y la ermita del Santo Cristo. También es el lugar perfecto para degustar unas chuletillas al sarmiento, máxime si conoces a alguien que tenga txoko.
Labastida/Bastida es un buen punto de partida para realizar rutas a pie, a la sombra del monte Toloño, caminando entre viñedos y descubriendo lagares (tumbas) rupestres. Otra ruta, de unos 10 km de recorrido, es la que va desde Salinillas de Buradón, concejo ubicado cerca de Briñas, hasta el propio Labastida. Eso si, conviene llevar dos coches para recuperar uno de ellos al final de la marcha. Cuenta Salinillas con interesantes edificios como el palacio de los Condes de Oñate, la iglesia de la Inmaculada Concepción y los arcos abiertos en la muralla.
La verdad…para ser la primera salida después del confinamiento no está nada mal. Aunque conozco algunos sitios, siempre estoy atenta, pués es un lujo seguirte,siempre me quedo con pueblos y rutas novedosas, qué de otra forma no haría. Vendrán tiempos mejores. Un abrazo.