Memorias de Japón (2): Templos y festivales

Continúo el relato del viaje por Japón que dejaba la pasada semana en Kyoto, ciudad a la que sólo fuimos a dormir, pues al día siguiente tocaba madrugar, ya que a las 07:45 teníamos que coger un Shinkansen hasta Nagoya y luego en un tren convencional al siguiente destino, Takayama, a donde llegamos a las 10:52.

9 de octubre (5º día en Japón). Viajamos con equipaje así que, como hicimos en Hiroshima, nos disponemos a dejarlo en las consignas automáticas de la estación, pero están llenas como sucede con todo en esta población debido al festival. Aprovechando la amabilidad de los japoneses, dejamos las maletas en un hotel cercano. Esta ciudad de casi 100.000 habitantes cuenta con un precioso casco antiguo lleno de alojamientos tradicionales y antiguas casas del periodo Edo. Aunque no lo consideramos adecuado, bastantes visitantes recorren las callejuelas de Takayama en jinrikisha o rickshaw.

Hemos venido a Takayama para asistir al Festival de Otoño o Hachiman Festival, que se celebra los días 9 y 10 de octubre (hay otro en primavera el 14 y 15 de abril). Por este motivo es muy difícil encontrar alojamiento, salvo que hagas las reservas con muchos meses de antelación, lo que ha originado que tengamos que ir a dormir a Toyama (más de hora y media de tren y una hora más si no consigues el directo) y nos perdamos el desfile de carrozas de la tarde. Eso sí, podemos contemplar muchas de la docena de carrozas o yatais, profusamente adornadas, dispersas por la ciudad. Algunas están decoradas con los llamados Karakuri Ningyo, sofisticados muñecos mecánicos que pueden moverse y bailar. Era otro de los puntos fuertes del viaje.

Aunque no pudimos contemplar la procesión de las carrozas de las 6 de la tarde, si tuvimos ocasión de ver a las 13 h la salida de los monjes del templo de Sakurayama Hachimangu, el santuario sintoísta de la ciudad, que guarda durante el resto del año las carrozas. Dicen de este festival que es uno de los tres más hermosos de Japón, motivo por el que planificamos el viaje para coincidir con él. Las vestimentas son espectaculares y, aunque había mucha gente, conseguí infiltrarme para tomar las fotos junto a los monjes.

Se ha echado la hora de comer, así que, para no perder tiempo, lo hacemos en los puestos callejeros, que sirven deliciosa comida. Aprovechamos la tarde para visitar el templo Hida Kokubun-ji, uno de los más antiguos de la ciudad, pues fue construido en el siglo VIII. Es visible desde muchos puntos por su pagoda de tres pisos. También visitamos el Museo Hida Folk Village, creado en 1971 para preservar una treintena de edificios del estilo Gassho-Zukuri. Ha sido una faena no encontrar hotel en Takayama, pues a las 17:50 tuvimos que coger el tren para Toyama, a donde no llegamos hasta las 20:28 por el trasbordo en Inotani. Una cosa buena. En el Comfort Hotel Toyama, situado junto a la estación, pasamos por fin dos noches.

10 de octubre. Hoy toca madrugar. Vamos a pasar tanto tiempo viajando como en el sitio que vamos a visitar. A las 08:00 sale el tren directo a Takayama (poco más de hora y media de viaje), para luego coger a las 09:50 el autobús a Shirakawago (50 minutos de viaje). Allí estaremos poco más de 4 horas y media y, luego, la operación inversa para regresar a Toyama. Shirakawago es un pueblecito situado en los “Alpes Japoneses”, que cuenta con tres aldeas que forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, por sus caseríos gassho-zukuri, que pudimos ver en la más accesible, Ogimachi.

11 de octubre. Nuestro principal objetivo de hoy es la capital de la prefectura de Ishikawa, Kanazawa, que cuenta con una espectacular estación de tren a la que llegamos poco antes de las 9 de la mañana, tras 37 minutos de viaje desde Toyama. Dejamos los equipajes en las consignas automáticas y cogemos un autobús hasta nuestro objetivo, que no es la ciudad sino Kenrokuen, para mucha gente el jardín más hermoso de Japón, que cuenta con varios estanques, arroyos, cascadas, puentes, casas de te e impresionantes árboles.

Comemos temprano un bocadillo a la entrada de la estación antes de coger el tren Kanazawa-Osaka (12:53-15:37). Nos instalamos en el Chisun Hotel Shinsaibashi Osaka **** y nos disponemos a “patear” la ciudad, deteniéndome a fotografiar al perro que viaja con casco en una moto. Nuestro destino es el Umeda Sky, el edificio más emblemático de Osaka. Subimos al mirador del piso 40 para contemplar la puesta de sol, teniendo como telón de fondo los rascacielos y a nuestros pies el río Umeda. Hoy toca cenar bien y lo hacemos en un restaurante español, aunque gestionado por japoneses.

Domingo 12 de octubre, Tenemos sólo 26 minutos de tren para volver a Kyoto, donde por fin conseguimos dos noches seguidas de hotel. A las 09:08 salgo del tren pero me dejo una pequeña mochila con la cámara de fotos. Aunque me doy cuenta al momento, el tren ha cerrado sus puertas y continúa su viaje hasta Toyama. Con ayuda de una amiga japonesa que habla castellano, hago la reclamación y me dicen que no me preocupe, que cuando llegue el tren a su destino (faltan 3 horas), la recogen y me la envían al hotel. Al día siguiente, festivo en Japón, la mochila con la cámara está en el Hotel. Así de honrados son los japoneses. En esta ocasión visitamos en Kyoto el templo Sanjusangendo, famoso por las 1001 imágenes casi idénticas de la diosa Kannon, que no dejan fotografiar. Cenamos en un restaurante tradicional con la amiga de Osaka y su marido español. Ningún camarero te atenderá si no dice “Sumimasen”, que realmente significa “lo siento”. De camino vemos un par de geishas.

13 de octubre. Estamos amortizando bien el JR Pass, pues nos movemos más que una peonza. El viaje de hoy es corto, así que no toca madrugar. Tras 45 minutos de tren, a las 10 de la mañana estamos en Nara, que fue la primera capital permanente de Japón, por lo que cuenta con un importante conjunto de templos que forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El primero que visitamos fue el de Kofukuji, con su interesante pagoda. De allí nos dirigimos al de Todaiji, uno de los más interesantes de Japón y considerado el edificio de madera más grande del mundo, que alberga una enorme estatua de bronce del Buda Vairocana de 15 metros de altura.

Seguimos en Nara. Caminando por un precioso bosque lleno de ciervos que acuden en busca de comida, llegamos a Kasuga Taisha, uno de los santuarios sintoístas más antiguos de Japón. Es conocido por sus más de 2.000 lámparas de piedra en el camino de subida al salón principal, que a su vez cuanta con más de 1.000 lámparas de bronce. Concluimos nuestro recorrido en el templo Gangoji, muy reformado porque la mayor parte de la arquitectura original se perdió en los incendios de los siglos XV y XIX.

Regresamos a Kyoto y volvimos a coger otro tren rumbo a nuestro destino vespertino, Fushimiri Inari, situado a sólo 5 minutos de viaje. En este santuario se rodaron varias escenas de “Memorias de una Geisha”. Lo más llamativo de este lugar es la gran cantidad de caminos de toris con que cuenta en varios de sus caminos. Hay tantos toris superpuestos, que parecen túneles rojos. A la entrada de alguno de ellos hay estatuas de zorros. Es un lugar muy curioso y lleno de encanto, desde el que regresamos a Kyoto.

14 de octubre (10º día en Japón). A las 08:29 cogemos el Shinkansen a Tokyo (2h 41 minutos de viaje). Seguiremos moviéndonos bastante, pero en la capital japonesa pasaremos las cinco últimas noches del viaje. Es una gozada no tener que volver a hacer la maleta hasta que marchemos. El viaje continúa.

2 comentarios en «Memorias de Japón (2): Templos y festivales»

  1. Parece que voy leyendo el viaje al revés, pero no tiene importancia para mí.
    Comentabas en el último vídeo que el otoño puede que sea la mejor época para visitar Japón.
    Puede que sí,por la cantidad de festivales que habéis visto.
    La primavera cuando fuimos nosotros,era un festival de naturaleza con los cerezos en flor.Un abrazo.

  2. En este blog comienzo de tú viaje a Japón,termino de leer tú estupendísimo viaje a Japón.
    Yo tuve también la suerte de tirar alguna foto a una pareja de novios,que posaron muy amablemente.
    La carne de kobe,para mí la mejor que he comino con diferencia,y tú viaje me ha hecho recordar el mío, aúnque no tan completo. Un abrazo.

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