Concluyo el relato del viaje realizado del 7 al 17 de septiembre pasado por Inglaterra y Gales, que dejaba la pasada semana en Cardiff. Ni Gales ni Londres eran los objetivos principales del viaje, pero una visita a la capital británica, aunque breve, no podía faltar. El 15 de septiembre salimos de Cardiff y, a la hora de viaje, nos detuvimos en Bath, de donde os hablé el pasado 4 de octubre. Comida por el camino y casi tres horas de viaje hasta el aeropuerto de Gatwick, donde devolvimos el flamante Mercedes. En taxi nos desplazamos hasta el Ibis London Sutton Point ***, confortable y nuevo hotel en el que, a buen precio, nos alojamos dos noches. A unos 150 metros teníamos un buen restaurante, el Zizzi, donde cenamos las dos veces. 150 metros más adelante se encuentra la estación de Sutton, desde la que nos desplazamos al día siguiente en el tren Southern hasta la Victoria station (media hora), donde cogimos el metro, un par de paradas, hasta South Kensington. Nada más salir a la calle nos encontramos ante el precioso edificio del Museo de Historia Natural.
Siempre que he estado en Londres, como atrapado por un resorte, he visitado el British Museum, pero el 16 de septiembre decidimos cambiar, optando por el Victoria and Albert Museum, de entrada gratuita y situado frente al de Historia Natural, ocupando otro monumental edificio. Este museo reúne un pupurri de obras europeas, hindúes, chinas, coreanas, japonesas e islámicas, de escultura, pintura, cerámica… Me gustaron algunas de sus excelentes reproducciones, como el David de Miguel Ángel, la columna de Trajano o el pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela.
De nuevo volvimos al metro, a la estación de South Kensington, para viajar en él 6 estaciones hasta la de Covent Garden. Nuestro objetivo estaba muy cerca, una pequeña y coqueta plazoleta de nombre Neal’s Yard, donde nos sentamos en una terraza para tomar un vino rosado. No es un sitio muy conocido, pero los colores de sus casas hacen de él un lugar muy original. Ha salido un día espectacular, así que el resto de Londres lo recorrimos caminando, pasando junto a monumentales edificios y adornados pubs.
Continuamos caminado hasta un lugar emblemático situado a tan sólo unos 10 minutos, Trafalgar square, plaza presidida por la conocida columna de Nelson, erigida en 1843 en memoria del almirante del mismo nombre fallecido en la batalla de Trafalgar. Construida en granito tiene 46 metros de altura. Una bonita fuente y varias estatuas de leones decoran la plaza, que está vallada debido a los actos en memoria de la reina Isabel II, fallecida el 8 de septiembre, cuya imagen pudimos contemplar en el suelo, obra de un artista callejero. Al lado se encuentra la iglesia de St Martin, viendo también los típicos taxis y autobuses londinenses.
Se nos ha hecho muy tarde para comer, máxime cuando queremos hacerlo en un lugar muy especial para nosotros que se encuentra a unos pasos de Trafalgar square. Se trata de The Sherlock Holmes Pub, situado en 10 Northumberland St, donde con mucha suerte pudimos comer pasadas las tres de la tarde, rodeados de recuerdos de Sherlock Holmes y el Dr. Watson. Este pub cuenta con una amplia carta de comidas y una gran variedad de cervezas. Prueba superada.
Tenemos a 1 km de la Abadía de Westminster, así que caminamos por las calles Whiteall y Parliament, cerradas al tráfico rodado. En el camino descubrimos interesantes estatuas, como las dedicadas a las Mujeres de la II Guerra Mundial, Field Marshall, Monty, Gandhi y Nelson Mandela, entre otras. Menos mal que ya conocemos el interior de la Abadía, pues nos tenemos que conformar con ver el exterior al estar cerrada por los preparativos del funeral de la reina. Los que si que estaban abiertos y concurridos son los pubs de la zona.
Nuestro paseo continúa acercándonos al emblemático Big Ben, nombre por el que se conoce a la gran campana del reloj situado en el Palacio de Westminster, sede del Parlamento británico y que se le asigna a la torre. Aquí optamos por no cruzar el Támesis por el Westminster bridge, pues por el otro lado del río discurre la interminable cola para velar el féretro de la reina. Fotografiamos la estatua de una reina celta y seguimos caminando por Victoria Embakment, deteniéndonos frente a la London Eye, la noria de 120 metros de diámetro que es la atracción más popular del Reino Unido.
Enseguida vemos el grupo escultórico The Battle of Britain y seguimos caminando a orillas del Támesis, contemplando los barcos que por el navegan o están amarrados. Vemos el monumento dedicado a Samuel Plimsoll y, frente al London Memorial Garden, el grupo escultórico egipcio Cleoplatra’s Leedle, con su imponente obelisco. Debido a las obras en el Támesis, a veces tenemos que abandonar la orilla del río. En la otra orilla vemos imponentes edificios acristalados y a nuestro lado un rádar como los que nos controlaron en las carreteras durante 9 días.
La tarde avanzaba sin pausa, pero al menos querìamos llegar a un puente peatonal de acero que me gusta, el Millenium Bridge (Puente del Milenio), situado casi enfrente de la St Paul’s Catedral, en la que estuvimos en un viaje anterior. Al otro lado del Támesis tenemos The Shard, edificio de forma piramidal y revestido de cristal. Con 309,7 metros de altura es el más alto del reino Unido. Nuestro destino era el emblemático Tower Bridge, que nos conformamos con verlo en la distancia. La tarde no da para más, así que tomamos un vino en el animado The Oyster Shed, situado junto a London Bridge. De aquí al metro y luego al tren, pues tenemos una hora de viaje a nuestro hotel, aunque antes de llegar nos sentamos a cenar en el restaurante Zizzi, de Sutton.
17 de septiembre. Como nuestro vuelo no salía hasta las 15:25 y no nos daba tiempo para ir al centro, aprovechamos para conocer la zona de Sutton, en la que nos alojamos, caminando un rato por su calle central, la Hight street, repleta de comercios, un pequeño centro comercial y la iglesia. No está nada mal. Recogemos luego el equipaje y en taxi nos trasladamos al aeropuerto de Gatwick. Poco más de hora y media de vuelo y estamos en Loiu. El viaje ha concluido.
Este relato no pretende ser una guía de Londres, sino tan sólo una idea de lo que se puede hacer en una jornada. Londres, es mi capital europea favorita, pues tiene tantas cosas para ver…
La verdad qué está detallada con minuciosidad..Muy bien aprovechado el día. Increíble. Gracias por tanta información. Un abrazo.