Del 24 al 28 de abril hemos estado recorriendo parte de la provincia de Castellón, pues cinco días no dan para conocerla al completo. Ha sido la tercera escapada que realizamos este año, teniendo como campamento base la localidad de Benicarló, distante 549 km de Leioa, que se realizan en algo menos de seis horas viajando por autopista hasta Zaragoza, para luego continuar buena parte del recorrido por la N-232, una excelente carretera que pasa por Alcañiz y Morella, puerta de entrada a la provincia de Castellón.
El Parador de Benicarló **** fue el lugar que elegimos para pasar las cuatro noches de esta escapada, que realizamos con la pareja de amigos de Rivas Vaciamadrid. El Parador está muy bien situado, en la avenida Papa Luna, 5, teniendo acceso también al Paseo Marítimo. Cuenta con piscina, extensos jardines y una amplia terraza en la habitación. La relación calidad precio es excelente, pues pagamos unos 94 euros por noche, en alojamiento y desayuno. En la carta del restaurante destaca la amplia oferta de fideuá y arroces.
El Parador se encuentra a unos 7 km de Peñíscola, así que el 24 de abril, tras instalarnos en la habitación y descansar un poco del largo viaje, decidimos estirar las piernas un poco y caminar durante unos 5 km por la zona en la que la avenida del Papa Luna se convierte en paseo marítimo, fotografiándome al llegar en el cartel de Peñíscola, para luego tomar sendas instantáneas de las fuentes Marítima y del Dragón. Tomamos luego un vino rosado valenciano en una terraza, regresando en taxi al punto de partida.
La mañana del 25 de abril la dedicamos a caminar por el Parc Natural de la Sierra d’Irta, una de las últimas sierras vírgenes del litoral valenciano. Elegimos una ruta costera de unos 9 km de ida y vuelta, que empieza en Cala Blanca, cerca de Alcossebre, en forma de paseo hasta el faro de Irta, para continuar por un sendero que pasa sucesivamente por la cala Mundana y la playa del Serradal. Los apartamentos Prestige, situados sobre el acantilado, marcan la imagen de las construcciones del pasado. Aquí comienza la parte más hermosa de la ruta roja que concluye en Cala Cubanita, de donde regresamos al punto de partida por la misma ruta.
Comemos de bocadillo en la zona de pícnic de Cala Blanca y nos dirigimos a nuestra siguiente cita, Alcalà de Xivert, pueblo situado en la comarca de Baix Maestrat, en el que destaca la iglesia de San Juan Bautista, de estilo barroco valenciano, construida a mediados del siglo XVIII. En la parte derecha de su monumental fachada se alza majestuosa la torre-campanario, que se terminó el 14 de junio de 1803. En la plaza vemos un viejo olivo y, en la carretera que se dirige al castillo, la barroca ermita del Calvario.
A unos 6 km de Alcalà de Xivert se encuentra una construcción islámica que data de los siglos X y XI, aunque durante el siglo XIII la reformaron los templarios. Se trata del castillo de Xivert, al que se puede subir caminado durante hora y media, teniendo que salvar un desnivel de unos 200 metros, para llegar a los 358 metros de altitud a los que se encuentra. La visita merece realmente la pena, pues el ruinoso castillo está bastante restaurado, siendo la visita libre, con numerosos paneles con explicaciones. Lo que no es tan bueno es el acceso en coche, pues la carretera se estrecha y se convierte en una pista por la que hay que circular con cuidado. En algunos puntos está asfaltada, pero sin posibilidad de cruzarse con otro vehículo, así que estáis avisados. No entiendo cómo tienen una zona tan bien acondicionada con un acceso tan malo.
Muy cerca tenemos el pequeño pueblo de Santa Magdalena de Polpis, en el que su principal edificio es la iglesia parroquial, de estilo neoclásico, situada frente al Ayuntamiento. La verdad es que este pueblo no nos dijo nada, siendo el mejor recuerdo los nidos de golondrinas que vimos y la Radler que nos tomamos. Cuenta también con un castillo situado a 4 km y 431 m de altitud. Se trata de una antigua alcazaba árabe, de los siglos X y XI, que en el siglo XIII reformaron los templarios. Aquí no llegamos a subir, pues no me atreví a hacerlo por la pista de acceso, lo cual fue un acierto, pues nos dijeron que se encontraba en muy mal estado. Tomé una foto de la carretera, siendo las otras dos imágenes de Internet.
Me ha sorprendido gratamente lo montañosa que es la provincia de Castellón o al menos los lugares que hemos visitado. También lo verde que se encontraba el paisaje debido a los numerosos cultivos existentes, pese a que todos los ríos que vimos estaban secos. Sólo en el Baix Maestrat dicen que hay 448 hectáreas de olivos y 356 de frutos secos. Hemos visto numerosos campos de almendros y, en la zona de regadío, cantidad de naranjos. También he fotografiado las alcachofas de Benicarló, que cuentan con denominación de origen, algo que ignoraba, pues sólo había oído hablar de las de Tudela.
Esta entrega sólo ha sido el aperitivo del viaje, pues falta lo más importante, lo que realizamos en los tres días siguientes, pero de ello espero hablar la próxima semana. La escapada continúa.
Menudo aperitivo!!!🫒
Una zona realmente sorprendente qué bien merece una visita.
Un abrazo.