La quinta escapada del año la realizamos del 4 al 18 de junio, recorriendo 4.460 km fundamentalmente por carreteras francesas, con una pequeña incursión a Bélgica, volviendo a lugares que ya habíamos visitado en el año 2003 y conociendo otros nuevos en los dos destinos fundamentales de este viaje, Normandía y Bretaña. Por si acaso, os informo que la legislación francesa prohíbe indicar en los GPS y en Google Maps la ubicación de los radares, aunque en mi coche, sin precisarlos, me ponía una señal de peligro. También hay que tener en cuenta que el precio de la gasolina rondaba los 1,80 €, llegando a superar los 2 € en las autopistas. Igualmente os informo que el VIA-T no sirve en cuanto abandonas Iparralde.
Nuestro primer destino era la ciudad de Lille, pero como nos separan casi 1.200 km desde Leioa, decidimos pernoctar el 4 de junio, tras recorrer 681 km, en el Hotel Ibis Tours Sud, situado en la periferia de la ciudad de Tours. De esta forma nos dio tiempo a dar un paseo vespertino por esta ciudad atravesada por el río Loira, al que se asoma el castillo. También recorrimos la céntrica rue Colvert, que cuenta con abundante hostelería y notables casas con entramados de madera, algunas del siglo XVI.
El principal atractivo de Tours es la Catedral de Saint-Gatien, construida entre los siglos XIII y XVI y obra maestra del arte gótico, aunque no se encuentre entre las de más fama del vecino país. Como casi todos los templos franceses abre a diario de 9 a 19 h siendo el acceso gratuito, aunque poco pusimos disfrutar de su interior pues estaban celebrando la Misa. En él destacan sus vidrieras, órganos y la tumba de los infantes Carlos VIII y Ana de Bretaña. Eso si, disfrutamos contemplando su fachada iluminada por el sol previo al atardecer.
El día 5 de junio teníamos por delante más de 500 km para llegar a Lille, pero decidimos hacer un alto en el camino cuando llevábamos 193 km, en Chartres, para visitar una joya que no conocíamos, la famosa Catedral del Notre-Dame, que forma parte de la selecta lista del Patrimonio de la Humanidad de le UNESCO. Consagrada el 24 de octubre de 1260 es una obra maestra del arte gótico francés. Cuenta con diferentes pórticos de acceso, destacando el llamado Pórtico Real, anterior a la construcción del actual templo.
El interior de la Catedral de Notre-Dame de Chartres resulta impresionante, destacando las extraordinarias vidrieras de los siglos XII y XIII, así como el coro que está separado de la girola por lo que más me impresionó, un muro decorado con un conjunto de cuarenta grupos escultóricos con unas doscientas estatuas, realizadas a comienzos del siglo XVI por Jehan de Beauce en estilo renacentista. En él se encuentra también un hermoso reloj astronómico, que data de 1528.
Como suele ser habitual, prevismente a visitar la Catedral de Chartres nos dirigimos a la Oficina de Turismo, situada muy cerca, en la Rue de la Poissonnerie, que abre de 10 a 13 y de 14 a 18 h.. Ocupa los bajos de una de los edificios más hermosos de Chartres, la Casa del Salmón, del siglo XVI. Al concluir la visita caminamos por el antiguo barrio de Curtidores, en el que habíamos dejado el coche. Está situado a orillas del río Eure, que cuenta con varios puentes y pasarelas. A él se asoma la iglesia de Saint-André.
Tras recorrer otros 318 km llegamos a nuestro alojamiento para los tres días siguientes, el Hotel Ibis Styles Lille Marcq-en-Baroeul, situado en la periferia de Lille, ciudad que no visitamos hasta la tarde del 7 de junio, pero de la que os hablo a continuación. En coche nos desplazamos hasta el centro, dejándolo en el Parking Lille République, ubicado bajo la plaza del mismo nombre a la que se asoman la Prefectura y el Palacio de Bellas Artes. Allí comenzó nuestro peregrinar por la ciudad, pasando ante la Porte de Paris y el Beffroi, el alto campanario del Ayuntamiento, que forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
La siguiente cita la tuvimos en el lugar que más me gusta de Lille, la Grand Place, oficialmente llamada place du Général de Gaulle. A ella se asoma la joya arquitectónica de la ciudad, el antiguo edificio de la Bolsa, que cuenta con una monumental fachada, cuyo encanto aumenta con el sol de la tarde. En su patio interior se celebra un animado mercadillo. En el centro de la plaza se levanta la Columna de la Diosa, asomándose a ella otros elegantes edificios, como el de La Voix du Nord.
Antes de llegar a la plaza nos detuvimos para visitar el interior de la iglesia de St-Maurice, de estilo neogótico. En la parte posterior de la antigua Bolsa se levantan otras dos monumentales construcciones, el edificio de la Ópera y la Torre del Reloj. A partir de aquí caminamos sin un rumbo fijo por el Vieux-Lille o el casco viejo de la ciudad, un lugar lleno de encanto, cosa que no tiene la moderna Catedral de Notre Dame de la Treille, ubicada en la zona. Como ya disponíamos de mapa de Lille dejamos para el final visitar su Oficina de Turismo, situada en los bajos del Palais Rihour, que se encuentra en la plaza del mismo nombre. Abre de 10:00 a 12:30 y de 13:30 a 17:30 h.
Ye hemos hecho más del 25% del total de kilómetros de este viaje, así que hora nos lo tomaremos con más tranquilidad. Tenemos Bélgica a un paso, así que nuestro siguiente destino será Flandes. El viaje continúa.
Qué bien me sabe leer tus blogs.
Hace tanto que no voy por ahí, qué me ha sido un gran recordatorio de los lugares qué conozco,los qué no,los apunto…nunca se sabe. Un abrazo.
Siempre me encanta ver tus blogs. Por un lado me recuerda lo que conozco y voy corriendo a ver mis fotos. por otro tomo nota de lo nuevo. Precioso viaje. Un abrazo.