Con bastante retraso, inicio el relato del cuarto viaje del año, realizado del 10 al 20 de mayo, que tuvo como destino la isla de Sicilia. El comienzo fue un poco problemático pues el vuelo de Volotea con destino a Palermo salió con casi dos horas de retraso, lo que nos permitió conocer la sala VIP del aeropuerto de Bilbao gracias a la tarjeta VISA. Eso si, llegamos a Sicilia pasada la media noche. Menos mal que, pese a la hora intempestiva, nos vinieron a recoger de nuestro alojamiento, Residence Villa Rosa Dei Venti ****, con el que lo teníamos incluido en el precio. Eso si, entre pitos y flautas, pese a estar ubicado en Cinisi, a poco más de 8 km del aeropuerto, hasta la una y media de la madrugada no nos fuimos a la cama, así que no pudimos disfrutar de la coqueta habitación con terraza a la piscina, ya que a las 9 de la mañana nos tenían que devolver al aeropuerto para recoger el coche.

El 11 de mayo estábamos de nuevo en el aeropuerto para tramitar la recogida del coche que teníamos reservado con la compañía Noleggiare. Allí nos entregaron un coche enorme, un Peugeot 5008, con el que recorrimos 1.800 km por Sicilia, aunque nuestro primer destino se encontraba a tan sólo 90 km, en el noroeste de la isla, en las salinas de Nubia, cerca de Trapani. Se trataba del Relais Antiche Saline ****, un sencillo pero confortable alojamiento a 90 € la noche con desayuno, el más barato con diferencia del viaje. El trato era muy familiar, así que en cuanto llegamos nos dieron la habitación. Por la noche disfrutamos de una espectacular puesta de sol, adornada con la Torre Nubia.

El Hotel no tiene restaurante, así que nada más instalarnos en la habitación, caminamos 350 metros hasta la Salina Culcasi di Nubia con idea de comer en la Trattoria dei Sale, cosa que luego hicimos tras visitar el interesante Museo del Sale, ubicado en el antiguo molino. Luego disfruté de un espectacular plato de pasta con marisco, así que volvimos a cenar, en este caso una riquísima sepia a la parrilla. Al día siguiente por la noche volvimos a las salinas para ver la puesta de sol y luego cenar en La Torre di Nubia, ubicado a unos 2 km del hotel, junto a la torre del mismo nombre. Nos encantó el hotel y esta zona de salinas.

Tras comer y un poco de siesta, pues la noche anterior habíamos dormido poco, nos desplazamos 9 km hasta las afueras de Trapani, para coger el Funivia Trapani-Erice, un teleférico con servicio constante que enlaza estas dos poblaciones. Erice se encuentra en lo alto del Monte Giuliano a unos 751 metros. Es el pueblo que más me ha gustado de Sicilia. Está parcialmente amurallado, accediendo a su interior por la Porta Trapani, llegando enseguida al Real Duomo y Torre de Re Federico. Pasamos junto a varias iglesias y la Piazza della Logia, para luego subir hasta el Castello di Venere. No ha estado nada mal esta primera jornada y qué suerte tuvimos, pues al día siguiente Erice estuvo oculto por las nubes.

La jornada del 12 de mayo prometía ser una de las más interesantes del viaje, teniendo la primera parada en el Parque Arqueológico de Segesta, una antigua ciudad habitada por los Elimi, pobladores de esta zona antes de la llegada de los riegos. Como había 14 autobuses con escolares, tras aparcar el coche cogimos un autobús que te sube hasta una colina en la que se encuentra un espectacular teatro griego muy bien conservado, construido a finales del siglo III aC con capacidad para 3.000 personas. De nuevo junto a la entrada deambulamos por uno de los templos griegos mejor conservados, que data del siglo V aC.

Unos 35 km después, con idea de parar a comer, nos detuvimos en Gibellina, pueblo reconstruido unos 20 km más abajo del original, pues fue completamente arrasado por el terremoto de 1968. Se autoproclama como “Ciudad del Arte Contemporáneo”, por contar con numerosas esculturas de artistas de fama mundial, pero las que más nos interesaban no conseguimos dar con ellas. Parecía un pueblo fantasma, aunque encontramos un bar para poder comer tras contemplar la la Porta del Belice, más conocida como la Stella di Consagra, por el nombre de su autor, Pietro Consagra.

La tarde avanzaba cuando nos desplazamos 30 km hasta un lugar de cuyo nombre nunca me acuerdo, Selinunte. Por error pasé primero por el puerto pesquero, antes de acercarnos a nuestro destino, el Parque Arqueológico de Selinunte, el más extenso de Europa, que cuenta con restos de numerosos templos de orden dórico, repartidos a lo largo de 270 hectáreas, El más interesante y mejor conservado es el Templo E, conocido también como el Templo de Hera, aunque hay quien dice que fue dedicado a Afrodita, construido hacia mediados del siglo VI aC. Junto a él se encuentra la cantera.

Continuamos el paseo caminando hasta el Museo Baglio Florio, que exhibe objetos encontrados durante las excavaciones en el parque. Mientras esperábamos al vehículo eléctrico que nos desplazó al siguiente templo, aprovechamos para tomar un café. Nuestro destino era el segundo templo mejor conservado de Selinunte, el C, un templo griego de estilo dórico muy antiguo, construido a mediados del siglo VI aC. Aquí empezamos a ver lo caras que son las entradas en Sicilia, pues entre Segesta y Selinunte, entre los dos hemos dejado casi 80 €. Y acabamos de empezar. De aquí tuvimos casi 100 km para regresar al hotel.

El 13 de mayo tuvimos que recorrer 182 km para llegar a una nueva localidad, Agrigento, en la que pasamos dos noches en el Hotel Della Valle ****. Una vez instalados en la habitación, nos trasladamos a un lugar muy cercano y que ya visitamos en el año 2000. Se trata del Área Arqueológica del Valle de los Templos, que desde 1997 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, por ser el conjunto de templos griegos mejor conservado del mundo, visitando en primer lugar el de Giunone o Juno, para luego desplazarnos al mejor de todos, el de la Concordia, construido en la segunda mitad del siglo V aC, delante del cual se encuentra la escultura “Ícaro caído”, obra de Igor Mitoraj.

Continuamos recorriendo el Área Arqueológica del Valle de los Templos de Agrigento pasando por la Necrópolis paleocristiana y observando el proyecto de recuperación de la Capra Girgentana. Visitamos a continuación la sala de exposiciones de Villa Aurea, bordeamos los jardines de la Kolymbethra y nos acercamos a las columnas que se conservan del Templo de Hércules o Heracles (Tempio di Ercole), para concluir nuestro recorrido contemplando el templo de los Dioscuros (Tempio di Castore e Pulluce), que data del siglo V aC. Finaliza aquí una jornada intensa, con la mañana de viaje y la tarde de templos.

Hemos estado ya en algunos de los lugares más importantes de Sicilia, pero todavía nos queda mucho por recorrer. El viaje continúa.
Gratos recuerdos de esa isla.