TAILANDIA, el viaje frustrado

Del 8 al 22 do noviembre teníamos previsto realizar el undécimo viaje del año, con destino a Tailandia, pero no pudo ser debido a un problema de salud. Sin embargo no me he resistido a escribir sobre él, para rememorarlo aunque sea de esta forma. Para ello he tenido que buscar imágenes por Internet, correspondiendo otras a diapositivas escaneadas de viajes que realicé en los años 1993, 1995 y 1997. Había conseguido un vuelo muy bueno con salida a las 17:55 h con destino a Barcelona (Vueling), para luego volar a Bangkok con Etihad Airways con escala de 1 h 40 en Abu Dhabi (dos vuelos de 6 h 15 min), Habríamos llegado a Bangkok a las 18 h locales (6 h más que aquí). Para entrar en Tailandia hace falta una especie de visado que hay que sacar por Internet tres días antes de la llegada. Para las noches del 9 al 12 de noviembre teníamos reservado el Hotel Mandarin ****.

Tailandia es un país de 72 millones de habitantes, de los que más de diez y medio viven en su capital, Bangkok. Para el 10 de noviembre, según el programa de Catai, teníamos una visita guiada a los tres lugares más importantes de la ciudad, de los que tengo un grato recuerdo, comenzando por el Templo Wat Traimit o del Buda de Oro, de unas 5 toneladas de peso. La segunda visita era al Wat Pho o Templo del Buda Reclinado, que toma este nombre por su enorme escultura de 46 metros de largo y 15 de alto. La visita más larga era la última, el Palacio Real, pues se trata de un complejo de que sirvió como residencia del rey de Tailandia desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX. En el edificio central del Grand Palace se encuentra el Buda de Esmeralda, el principal icono religioso del pueblo tailandés.

El 11 de noviembre, pensábamos aprovechar para recorrer a nuestro aire Bangkok, pudiendo acercarnos a otros dos templos, el Wat Arun o Templo del Amanecer, ubicado a orillas del río Chao Phraya como el Grand Palace y el Wat Saket o Templo de la Montaña Dorada. Lo de visitar los mercados flotantes resulta más complicado, pues solo suelen abrir los fines de semana de 8 a 15 h, así que sería mejor recorrer en barca los canales del río Chao Phraya. Como me gustaría ver lo que ha cambiado Bangkok, ciudad que no visito desde hace 27 años, pensaba acercarme al el Parque Lumphini o subir al piso 78 de la torre MahaNakhon, de 314 metros de altura.

La jornada del 12 de noviembre comenzaba con un desplazamiento de 139 km hasta Kanchanaburi, para visitar el JEATH War Museum, que detalla cómo era la vida de los prisioneros durante la construcción de la vía de tren durante la Segunda Guerra Mundial, para luego acercarnos a un cementerio de los prisioneros aliados y de allí al conocido Puente sobre el Río Kwai, con un pequeño recorrido en tren. A continuación, 175 km hasta las ruinas de los Templos de Ayuthaya, un parque histórico situado junto al río Chao Phraya, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1991. Los restos corresponden al período entre los siglos XIV y XVIII, visitando los principales templos, el Wat Yai Chaimongol y el Wat Mahatat. Alojamiento en Ayuthaya en el Classic Kameo Hotel ****.

El 13 de noviembre comenzaba con un desplazamiento de 305 km hasta Phitsanulok, para visitar el templo Wat Mahabatha, construido en el siglo XV para albergar una estatua de Buda de bronce y bañada en oro, considerada como una de las más bellas de Tailandia. 59 km distan del siguiente destino, Sukhothai para recorrer las ruinas arqueológicas de la primera capital del Reino de Siam durante los siglos XIII y XIV, que forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1991. Visita a los principales templos y otros 205 km de viaje hasta Lampang, con alojamiento en el Lampang River Lodge ***

El 14 de noviembre tocaba traslado a Chiang Rai, deteniéndonos tras recorrer 149 km en el Phayao Lake, conocido como “La Atlántida de Tailandia”, una antigua llanura repleta de arrozales que se ha convertido en un gigantesco estanque dedicado a la pesca. Tras visitar este hermoso lugar y comer, la siguiente cita es en el llamado Triángulo de Oro, la confluencia de los ríos Mekong y Ruak, donde Tailandia hace frontera con Myanmar y Laos. Conocí este lugar en 1995, antes de cruzar el río Mekong para pasar a la población laosiana de Huay Xai. De allí quedaban 161 km para llegar al lujoso alojamiento previsto, Le Meridien Chiang Rai Resort *****, en el que se puede cenar en el restaurante Favola con vistas al río Mae Kok.

239 km separan Chiang Rai De Chiang Mai, el siguiente destino, pero la jornada del 15 de noviembre comenzaba de forma muy diferente, pues había que embarcarse en una lancha local por el río Mae Kok para visitar un poblado de una tribu local, pudiendo ser de las etnias Karen o Akha, siendo de esta última la que visité en 1993. Continuamos hata el emblemático templo blanco de Wat Rongkhun, situado a tan solo 16 km de Chiang Rai, que rompe con la idea de los templos tradicionales. Tras la comida, salida hacia Chiang Mai, para visitar un templo budista que me encanta y que es uno de los más venerados del país, el Wat Phra That Doi Suthep, al que se accede tras subir 306 escaleras flanqueadas por nagas. Construido a finales del siglo XIV destaca por su pagoda dorada. Alojamiento en el Melia Chiang Mai *****. Por la noche cena típica Khantoke con espectáculo de danzas.

El 16 de noviembre comenzaba con una visita de un campamento de elefantes, para luego dar un paseo de a lomos de uno de ellos, cosa que me extrañó pues, aunque lo hice en 1993, ahora estos campamentos suelen ser éticos y solo se permite interactuar con los elefantes. Después se efectuaba un descenso en una balsa de bambú por el río. Hace 32 años el bambú-rafting lo hicimos “a pelo”, pero ahora suelen llevar unos pequeños asientos. A continuación, visita a una plantación de orquídeas, comida y tarde libre para poder visitar otros templos, entre los que merecen la pena el Wat Phra Singh, el Wat Chedi Luang y el Wat Sri Suplan, completamente construido en plata. A partir de la tarde recomiendo visitar, pues me gustó mucho, el Mercado Nocturno, situado a lo largo de Chang Khlan Road, a unos pasos del hotel.

Acabado el circuito, a media mañana del 17 de noviembre teníamos reservado un vuelo de Hahn Air System, que enlaza Chiang Mai con Phuket en un par de horas. Tras tanto ajetreo, pensé que nos vendrían bien cuatro días de estar a nuestro aire fuera de la bulliciosa Phuket, por lo que escogí pasarlas en Coconut Island, nombre turístico que recibe la isla Koh Maphrao y, más en concreto, en una lujosa suite del Barceló Coconut Island *****, que cuenta con una playa privada con vistas a la impresionante bahía de Phang Nga. Tiene servicio de taxi acuático para acercarte a Phuket, varios establecimientos de hostelería y numerosas instalaciones para la práctica de deportes acuáticos.

Como no soy muy de playa, para los días 18, 19 y 20 de noviembre tenía preparadas varias opciones, siendo la primera de ellas conocer Phuket, recorriendo Old Phuket Town, la Ciudad Vieja, con sus edificios de arquitectura chino-portuguesa que destacan por sus coloridas fachadas, acercándonos al Banzaan Fresh Market y visitando el Big Buddha o Gran Buda, de 45 metros de altura. Para los otros dos días sendas excursiones por Phang Nga Bay, famosa bahía que destaca por sus impresionantes karst de piedra caliza que se elevan sobre las aguas verde esmeralda, además la Isla de James Bond. La tercera opción era desplazarnos al pequeño archipiélago de las Islas Phi Phi (Koh Phi Phi).

Mientras que el viaje de ida fue en cámara rápida, el de vuelta era muy cansado por las largas escalas en los aeropuertos, casi 8 horas en el de Bangkok, más de 7 en el de Abu Dhabi y 3 en el de Barcelona. En conclusión, salida de Phuket el 21 de noviembre a las 17:30 h (11:30 en Leioa) y llegada a Bilbao a las 22:55 h del 22 de noviembre. Iba a ser la novena vez que pasaba por el aeropuerto de Bankok tras haber volado desde él a Calcuta, Dakha, Dubai-Ammán, Chiang Mai, Chiang Rai, Roma, Vientiane y Yangon.

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