Parece que fue ayer, pero ya han pasado seis años de mi último viaje a Roma, a la que me acercaba por tercera vez, aunque en las dos anteriores solo estuve de paso. En esta ocasión pude disfrutar tres días completos de la “ciudad eterna”, que por cierto me ha encantado, pese a lo sucia que se encuentra. No suelo viajar en febrero por estas latitudes, pero no pude resistir a la “liada” de Mariluz y allá que nos fuimos las dos parejas del 12 al 16 de febrero. Tan solo dos horas separan Bilbao del romano aeropuerto de Fiumicino, vuelo que ya no se puede realizar con Alitalia, así que ahora queda la opción de Vueling los miércoles y sábados. Llegamos lloviendo, pero los días siguientes fueron extraordinarios, superando los 20 grados todos los días. Hay que tener en cuenta que en Roma amanece una hora antes, cosa que también sucede al anochecer. Las noches fueron fresquitas, así que bien abrigados salimos a tomar unos potes. Eso si, no está de más preguntar cuanto cuesta el “calice de vino” (copa de vino), antes de ser servidos, pues hay grandes diferencias de precio. Además, en los más baratos suelen poner tapa.
Nos alojamos en el Hotel Embassy, situado a menos de 10 minutos a pie de la estación de trenes de Termini. Teníamos tantas ganas de ver Roma que dejamos las cosas en la habitación y, ya de noche, salimos a “patear” los alrededores del hotel para tomar las primeras imágenes nocturnas: Fuente de Moisés, plaza de la República, Quattro Fontane, Plaza del Quirinale, Templo de Adriano, Piazza Colonna y, como no, la Fontana di Trevi, frente a la que compramos unas castañas a un castañero para que las manos nos entraran en calor. Cenamos cerca del hotel, pero antes de llegar tomamos la última imagen a la Fontana del Tritone, en la Piazza Barberin. Volveremos de día a estos lugares.
Comenzamos la primera e intensa jornada completa en la “ciudad eterna” en un lugar muy cerca del hotel, la Plaza de la República (Piazza della Repubblica), una de las más bellas de la ciudad y presidida por la majestuosa Fuente de las Náyades (Fontana delli Niadi), construida entre 1870 y 1888 con las figuras de cuatro leones, que en 1901 fueron sustituidos por las estatuas de cuatro ninfas desnudas. A la plaza se asoma la Basílica de Santa María de los Ángeles (Santa Maria degli Angeli e dei Martiri), que fue diseñada por Miguel Ángel y es la única iglesia renacentista de Roma. En el suelo se puede ver la línea Meridiana trazada por Francesco Bianchini en 1703, que indicaba el mediodía y la llegada de los solsticios y equinoccios.
- Situación: Piazza della Repubblica.
- Horario: Todos los días de 07:00 a 18:30 horas.
- Metro: Repubblica, línea A.
A continuación tomamos el metro y nos desplazamos a una de las cuatro basílicas mayores de Roma (3 más el Vaticano), la de San Pablo Extramuros (Basilica di San Paolo fuori le Mura). Estas basílicas cuentan con un altar mayor para uso exclusivo del Papa. Erigida en el siglo IV, es la segunda basílica más grande, tras la de San Pedro, y el lugar de sepultura del apóstol San Pablo, situada bajo el baldaquino de mármol de 1285. El interior de la basílica es grandioso, con enormes columnas de alabastro y preciosos mosaicos dorados. Probablemente la parte más llamativa del templo sea el grandioso atrio, dotado de 150 columnas.
- Situación: Piazzale San Paolo, 1.
- Horario: Todos los días de 06:45 a 18:30 horas.
- Metro: Basilica San Paolo, línea B.
Cambiamos de ambiente. Nos desplazamos ahora al Foro Romano, la zona en la que se desarrollaba la vida pública y religiosa en la antigua Roma. El Foro es, junto con el Coliseo, la mayor muestra de grandeza del Imperio Romano que se puede ver en la actualidad. Encima se encuentra el Monte Palatino, la más céntrica de las siete colinas de Roma. Os recomiendo comprar aquí la entrada conjunta para los tres lugares, pues en Coliseo suele haber unas colas interminables. Tenemos que recorrer de forma pausada la zona romana, descubriendo hermosos lugares, muchos del siglo II, de la talla de la Vía Sacra, la principal calle de la antigua Roma, los arcos de Tito y Severo Séptimo, el Templo de Antonino y Faustina, el Palazzo Senatorio, las Termas de Massenzio, la Basilica di Santa Francesca Romana…
Si una visita no puede faltar es el Coliseo, el principal símbolo de Roma. Su construcción comenzó en el año 72, bajo el régimen de Vespasiano y terminó en el año 80, durante el mandato del emperador Tito, convirtiéndose en el mayor anfiteatro romano, con unas dimensiones de 188 metros de longitud, 156 de anchura y 57 de altura. El Coliseo permaneció en activo durante más de 500 años. Al lado del Coliseo se encuentra el Arco de Constantino, erigido en el año 315, que es uno de los monumentos mejor conservados de la antigua Roma.
- Situación: Piazza del Colosseo.
- Horario: Todos los días desde las 08:30 hasta una hora antes de la puesta de sol.
- Precio: Entrada combinada para Coliseo, Foro y Palatino: 16€.
- Metro: Colosseo, línea B.
Comemos en la zona y de nuevo al metro. Ojo en la estación de Colosseo. Los trenes suelen ir a rebosar, por lo que es el lugar de Roma donde hay más amigos de lo ajeno por metro cuadrado (zingari, les llaman los romanos). Nos toca tarde de iglesias, comenzando por otra de las basílicas mayores, la de Santa María la Mayor (Basilica di Santa Maria Maggiore), que muestra estilos arquitectónicos muy variados, pues fue restaurada y reformada durante el siglo XVIII. A pesar de ello, conserva el campanario, algunos mosaicos y suelos de mármol del periodo medieval y algunas columnas jónicas procedentes de otros edificios de la antigua Roma. Por suerte la entrada a todas las iglesias de Roma es completamente gratis.
- Situación: Piazza di Santa María Maggiore.
- Horario: Todos los días de 07:00 a 19:00 horas.
- Metro: Termini, líneas A y B.
Seguimos de iglesias. Ahora le toca el turno a la Basílica de San Pedro Encadenado (San Pietro in Vincoli), que fue construida en el siglo V para albergar las cadenas con las que San Pedro fue encarcelado en Jerusalén. Es un templo muy diferente a los anteriores debido a su sencillez, aunque cuenta con una más que notable joya, el mausoleo del Papa Julio II, compuesto por una magnífica estatua de Moisés realizada por Miguel Ángel entre los años 1505 y 1515.
- Situación: Piazza di San Pietro in Vincoli.
- Horario: Todos los días de 08:00 a 12:30 y de 15:30 a 18:00 horas.
- Metro: Cavour, línea B.
Concluimos la jornada en la más importante de las cuatro basílicas mayores, además de ser la Catedral de Roma, la de San Juan de Letrán (Basílica di San Giovanni in Laterano). Accedemos a ella tras caminar por los jardines de Carlo Felice y las puertas de San Giovanni y Astinaria. El templo fue erigido bajo las órdenes del Constantino el Grande durante el siglo IV. En él fueron investidos todos los Pontífices hasta el año 1870. Llama la atención el pórtico de dos pisos de la fachada principal (siglo XVIII). La basílica presenta un interior grandioso y profusamente decorado, desde los techos hasta los suelos, con mosaicos sobre los que se erigen imponentes columnas y colosales estatuas.
- Situación: Piazza di San Giovanni in Laterano, 4.
- Horario: Todos los días de 07:00 a 18:30 horas.
- Metro: San Giovanni, línea A.
Iniciamos nuestra segunda jornada completa en Roma en la Piazza del Popolo (Plaza del Pueblo), una de las más populares de la ciudad y situada junto a la puerta Norte. La plaza está presidida por un obelisco egipcio de 24 metros, dedicado a Ramsés II, conocido como Obelisco Flaminio. Mucha gente acude a este lugar para acceder a la iglesia de Santa María del Popolo, en la que se pueden ver dos magníficas obras de Caravaggio. Como ayer acabamos empachados de iglesias, optamos por contemplar tan solo su fachada y la de las otras dos iglesias, casi gemelas, que se encuentran también en esta plaza, Santa María dei Miracoli y Santa María in Montesanto.
- Situación Piazza del Popolo.
- Horario: De lunes a sábado de 07:00 a 12:00 y de 16:00 a 19:00 horas.
- Metro: Flaminio, línea A.
En el ecuador de esta “escapada” llegamos a la ciudad-estado del vaticano y más en concreto a la enorme plaza de San Pedro, pues sus dimensiones son espectaculares, 320 metros de largo y 240 de ancho. Como hoy va a salir el Papa, la plaza está acordonada y las medidas de seguridad para acceder a ella son similares a las de los aeropuertos, así que tomamos unas fotos de la plaza y de la guardia suiza y nos dirigimos al castillo de Sant’Angelo, nombre que recibe la construcción romana Mausoleo de Adriano. La zona está llena de gente y vemos un par de mimos. Casi al lado hay otro monumental edificio, la Corte di Cassazione. Vamos a comer por la zona, porque tenemos reservada la entrada a los Museos Vaticanos para primera hora de la tarde, pero de ello os hablaré la próxima semana. La “escapada” continúa.
Qué bonita Roma!!!! Y siempre una escapada sienta de maravilla. No me extraña que la llamen la Ciudad Eterna. Aunque es una ciudad que conozco muy bien, pues he tenido la suerte de ir con una buena amiga experta en arte,me ha encantado como siempre,leer tu correo tan profesional y además recordar momentos tan bonitos.Un abrazo.