Galicia y Asturias me encantan, tanto la costa como el interior, sus paisajes su gastronomía… Es por ello que, dado que en marzo los días ya van alargando y aprovechando una ventana de buen tiempo de tres días, nos escapamos a Asturias. Si la anterior escapada que publiqué en este blog tuvo como tema principal la naturaleza, en esta ocasión van a ser los pueblos costeros: Llanes, Llastres, Tazones, Lluanco, y Cudillero, teniendo como campamento base la ciudad de Gijón, distante 265 km de Leioa, que se realizan por autovía en dos horas y media. ¡Qué bien desde que acabaron el tramo de Llanes!
Llevábamos recorridos poco más de 20 km por Asturias, cuando decidimos efectuar la primera parada. Fue en Llanes, población que se hizo más conocida por los “Cubos de la Memoria”, de Agustín Ibarrola, quien pintó con diversos motivos los bloques de hormigón que protegen el puerto. Aprovechamos también para contemplar la descarga de un barco de pesca y recorrer el conjunto histórico de la villa: torre de la muralla, basílica de Santa María del Concejo, diferentes casas y el monumental edificio del Casino.
50 km después nos volvemos a detener en Llastres, villa marinera pertenecientes al concejo de Colunga. Catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España, fue escenario de la serie de televisión Doctor Mateo, emitida por Antena 3 entre 2009 y 2011, aunque en ella se llamaba San Martín del Sella. Antes de recorrer los diferentes escenarios de la serie, como la Torre del Reloj y la iglesia de Santa María de Sábada, subimos a la parte alta del pueblo, donde se encuentra la capilla de San Roque, desde la que se tiene una fantástica vista. Por cierto, se ha echado la hora de comer y al lado tenemos el restaurante El Mirador.
Tras cruzar la ría de Villaviciosa, 27 km después nos volvemos a detener en otro de los pueblos más bonitos de España, además de estar declarado conjunto histórico. Se trata del pequeño pueblo marinero de Tazones, perteneciente al concejo asturiano de Villaviciosa. Damos un paseo por la zona del puerto, contemplando sus coloristas casas tradicionales y la Casa de les Conches, con la fachada totalmente cubierta de conchas de diferentes formas, tamaños y colores. También nos acercamos a la iglesia parroquial de San Miguel y a un cercano hórreo. Unas niñas disfrazadas de Carnaval posan para la cámara.
Aprovechamos una oferta del Parador de Gijón/Xixón para pasar las dos noches de esta escapada. Ocupa un viejo molino centenario en el Parque de Isabel la Católica, uno de los rincones más hermosos de la ciudad. Como telón de fondo tenemos las nevadas cumbres de los Picos de Europa. Además estamos a un paso del Paseo Litoral de San Lorenzo, de 5.750 metros, que recorreremos al día siguiente por la mañana, deteniéndonos a fotografiar algunas de las esculturas que lo adornan, como la «Madre del Emigrante», de Ramón Murieras y «Solidaridad», de Pepe Noja.
Una vez instalados en el Parador, por la tarde todavía tenemos tiempo para recorrer el centro de Gijón/Xixón. Bordeamos la playa de San Lorenzo y en primer lugar nos dirigimos a la iglesia de San Pedro, para luego pasar ante la antigua pescadería municipal, la Casa natal de Jovellanos, la Plaza Mayor, el Ayuntamiento, la Colegiata San Juan Bautista y el Palacio Revillagigedo, magnífico ejemplo de la arquitectura palaciega asturiana del siglo XVIII, que toma un precioso color con el sol del atardecer. Foto a la escultura de Don Pelayo, el primer rey asturiano (siglo VIII), antes de subir al Cerro de Santa Catalina para ver «Elogio del Horizonte», la gigantesca escultura de hormigón realizada por Eduardo Chillida en 1990. Antes de ir a tomar unos oricios (erizos) regados con sidra, nos detenemos ante otros notables edificios, el Teatro Jovellanos y la iglesia de San Lorenzo.
Tras el recorrido matutino por el paseo litoral, iniciamos una nueva jornada desplazándonos hasta Lluanco/Luanco, capital del concejo de Gozón, distante 23,5 km. Cuenta con un interesante conjunto histórico que se asoma a la playa de La Ribera, destacando la Torre del Reloj, de 1705, la Casa de los Menéndez de la Pola y la iglesia parroquial de Santa María, que cuenta con ricos retablos barrocos, destacando el retablo mayor del siglo XVIII, con la imagen del Cristo del Socorro.
Nuestro siguiente destino está a tan solo 8,5 km. Se trata del faro del Cabo Peñas, el más septentrional, importante y de mayor alcance del litoral asturiano. Desde el acantilado de más de 100 metros de altura tenemos una preciosa vista de la agreste costa y de la isla Herbosa.
Nos quedan 43 km para llegar a nuestro siguiente destino, Cudillero. Este relevante puerto pesquero cuenta con numerosos restaurantes, así que es el lugar que hemos elegido para un picoteo al mediodía, mientras contemplamos sus coloristas casas que trepan por la ladera de la montaña desde el puerto. Disfrutamos del puerto y los barcos de pesca, llamándonos la atención que el faro (Faru de Cuideiru), está en lo alto de la Punta Roballera. En el pueblo el edificio más notable es la iglesia de San Pedro, gótica, del siglo XVI.
Desandamos 29 km para desplazarnos a Avilés, donde pasaremos la tarde. No conocía esta ciudad y me ha encantado, sobre todo su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico por sus palacios, templos y edificios civiles, acercándonos a algunos de ellos como la iglesia de San Nicolás de Bari, la calle Galiana, el Palacio de Macua y las plazas del Mercado y de Carbayedo. La ciudad se ha «revalorizado» desde la inauguración en 2011 del Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer, junto a la ría de Avilés.
En Avilés tuvimos la suerte de coincidir con el Antroxu, nombre asturiano por el que se conocen las fiestas de Carnaval por estas tierras, que este año se han celebrado del 19 a 26 de febrero con el lema “¡Llocos años venti…de folixa!”. Su fiesta grande coincide con el sábado, en el que se realiza el Descenso Internacional y Fluvial de la Calle de Galiana, así llamado porque se llena de espuma la citada calle para que desciendan por ella los participantes, mientras son regados con agua por los vecinos. Tuve que tener cuidado para tomar las fotos.
El domingo por la mañana, tras el paseo matutino por el paseo litoral, emprendemos el regreso a casa con parada para comer en Ribadesella, magnífico ejemplo de mar y montaña, que cuenta con un interesante patrimonio cultural del que ya os hablé en una anterior entrega de este blog. Salimos pronto para no pillar los tradicionales atascos de la A-8 a partir de Castro. Es el precio que hay que pagar para viajar a Asturias, aunque la autovía no sea de pago.
Maravillosa Asturias y buen recuerdo del camino de Santiago por esas tierras.Un abrazo.