Creía que la de la Val d’Aran iba a ser la última escapada de la temporada con la “nueva normalidad”, palabra que no me gusta nada, pero todavía faltaba la “espuela”, así que del 30 de septiembre al 2 de octubre nos desplazamos a Segovia, Hemos seguido con el mismo criterio que utilizamos desde que empezamos a salir en junio, evitar ciudades, lugares concurridos y estar el mayor tiempo posible en espacios naturales. Para el miércoles elegimos el entorno de Pedraza, para el jueves el de Riaza y para el viernes la “senda de los pescadores”, en Cuéllar, que finalmente nos la frustró la fuerte lluvia y el intenso viento. Otra vez será.
30 de septiembre. A las 13 h quedamos con los amigos de Rivas Vaciamadrid, a los que hacía casi un año que no veíamos, en una población que me encanta, Pedraza, distante 331 km de Leioa y en la que nos detenemos siempre que vamos a Segovia. La cita es en el castillo, una fortaleza construida en el siglo XIII que se reedificó en el siglo XV por García Herrera. A principios del siglo XVI los Duques de Frías reformaron el castillo de nuevo, que cuenta con una imponente torre del homenaje. En 1926, el pintor Ignacio Zuloaga lo adquirió y restauró, instalando allí un taller.
Del castillo, junto al que luego comeremos el bocadillo, iniciamos el recorrido por Pedraza, declarada Conjunto Histórico, pasando junto a lo que queda de la iglesia de Santa María, para dirigirnos a tomar un vino en una terraza de la Plaza Mayor, una de las plazas castellanas que más me gustan. Frente a nosotros tenemos la iglesia de San Juan Bautista y, a un lado, el Ayuntamiento. Da gusto poder caminar sin gente en la calle hasta la Cárcel y la Puerta de la Villa, único acceso a la población, a la que luego volveremos a tomar el café.
Tras comer el bocadillo nos dirigimos a la parte baja de la población, a la Casa del Águila Imperial, centro de interpretación que ocupa la antigua iglesia de San Miguel. Hasta el 2 de noviembre está abierto de viernes a domingo. De aquí parte la Senda del Mirador de la Velilla, recorrido de 5,6 km (ida y vuelta), pero no encontramos ningún cartel que lo indique. Consultado el mapa, empezamos a caminar por la pista que pasa bajo un puente, para luego subir la cuesta de Valdepinto. En el alto vemos el primer cartel que nos conduce a otra pista y más adelante otro nos introduce a un sendero, que lleva no a donde indica (Mirador de la Velilla) sino al Mirador de las Tongueras, de lo que nos alegramos pues, aunque el recorrido es más corto (unos 5 km), tenemos una impresionante vista del acantilado sobre el que se asienta Pedraza, del que sobresalen las dos torres de las iglesias y el castillo. Regresamos a Pedraza apara coger el coche y completar los 37 km que nos quedan para llegar a Segovia.
De nuevo hemos elegido un Parador para pasar las dos noches de esta escapada, en este caso el de Segovia, aprovechando que tenía puntos para una noche gratis en alojamiento y desayuno y la otra a precio de oferta. También hay descuentos en el restaurante, donde os recomiendo probar las croquetas, los calamares y los espárragos. Hemos optado por este Parador porque todas las habitaciones tienen terraza con vistas a la catedral y el acueducto. En ella tomamos el vino de antes de bajar a cenar, así que solo pisamos el local para la cena y el desayuno. La puesta de sol resultó espectacular.
1 de octubre. Se nos baja la moral cuando amanece lloviendo, pero seguimos con el plan previsto que tiene como punto de partida la localidad de Riaza, distante 77 km. Cuando llegamos la niebla cubre los montes y chispea ligeramente, así que optamos por dejar un coche en Riofrío de Riaza, a donde subiremos caminando por el Camino de Riofrío (circuito 3), que parte del Polideportivo de Riaza. Es un agradable sendero que pasa por un robledal, cruza un par de arroyos por sendos puentes y solo tiene un tramo de ligera subida casi al final. La iglesia de San Miguel nos da la bienvenida a Riofrío. El coche lo tenemos aparcado frente al Ayuntamiento, que luce una pancarta reivindicativa contra los recortes sanitarios de la Junta de CYL. Ya no hay niebla y descubrimos que hemos dejado el portón trasero del coche abierto, con vario objetos en el maletero que nadie ha tocado. Riofrío es un pueblo de confianza.
Tas el recorrido matinal nos acercamos a Riaza, población situada a los pies de la sierra de Ayllón, en la que destaca su porticada Plaza Mayor, presidida por el Ayuntamiento y próxima a la iglesia de Ntra Sra del Manto, del siglo XV. Aprovechamos para tomar un vino antes de ir a comer el bocadillo a un área recreativa que se encuentra en un amplio y coqueto parque, ubicado a orillas de la carretera de acceso a la villa, la avenida de Madrid. Luego nos entretenemos dando el pan que nos sobra a un enorme caballo y unos simpáticos perros.
El día ha levantado, así que nos animamos a hacer otra ruta. Tomamos la carretera SG-112 en dirección a Majaelrayo y dejamos aparcado un coche junto al embalse de Riofrío, situado a unos 1300 metros de altitud, continuando con el otro hasta puerto de la Quesera (1757 m), situado a 12,6 km de Riaza en la muga con Guadalajara. Siguiendo el estrecho sendero del camino viejo de Peñalba de la Sierra emprendemos un empinado descenso hacia el embalse, pasando por unos parajes llenos de encanto, primero por un bosque de robles y luego el Hayedo de La Pedrosa, que forma parte del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadarrama. El sendero a veces resulta incómodo pero hemos disfrutado con lo que hemos visto y, como en los dos anteriores, no nos hemos encontrado a nadie en la ruta. Una gozada. Hemos tardado hora y media en cubrir los 4,5 km y unos 450 metros de desnivel, eso sí, con paradas para tomar fotos. Si vais con un solo coche, en el recorrido de ida y vuelta hay que calcular más de 3 horas, pudiendo dejarlo aparcado nada más pasar el km 7, donde empieza la ruta junto a la valla del embalse. Por delante tenemos 90 km para regresar a Segovia, coincidiendo con el atardecer. Ha sido una jornada completa.
2 de octubre. Se nos frustró el plan para hoy. En Segovia no hay olas porque no tienen mar, pero llueve con intensidad y hace muchísimo viento. Me río yo de la ciclogénesis que hemos pasado aquí el fin de semana, así que optamos por regresar a casa dando algo más de vuelta, realizando todo el viaje por autovía, saliendo por A-601, hasta Valladolid. Son 402 km hasta Leioa.
Muy bonito aunque corto.. el tiempo hizo de las suyas, intenso y muy bien organizado. Gracias Antonio. Esperando con ganas el próximo. A ver si el bicho nos da tregua. Un abrazo.