Castrillo de Duero es un pequeño pueblo vallisoletano de poco más de un centenar de habitantes que el primer sábado de agosto celebra la recreación de la “Boda de El Empecinado”, en la que participa buena parte del pueblo y de los veraneantes, aunque los “novios” son actores profesionales. Tras tres años de espera, este año se celebrará el 6 de agosto, dando comienzo a las 19:30 h en la Plaza Mayor. Castrillo de Duero es el pueblo natal de Juan Martín Díez, “El Empecinado” (1775-1825), contando con un Centro de Interpretación a él dedicado, además de la escultura situada frente al Ayuntamiento. Se encuentra a 265 km de Leioa, que se realizan en buena parte, hasta Aranda de Duero, por autovía. Para alojarnos, a 11 km tenemos en Peñafiel el Hotel Ribera del Duero. En 2019 tuve ocasión de asistir a esta celebración, en la que mi vecino Eliseo fue el pregonero. Ahora os la muestro en imágenes, ya que fui siguiendo a la comitiva bajo un sol de justicia.
La recreación se celebra en nueve actos o escenarios diferentes, dando comienzo en la Plaza Mayor con el título “Vecinas en la plaza”, en la que posan las mujeres, pero también algunos de los protagonistas masculinos.
Nos trasladamos entonces a uno de los extremos del pueblo para asistir al “Pregón y juego de niños”, siendo el primero de ellos a cargo de mi amigo Eliseo, al que os muestro en tres fases consecutivas. Concluido el pregón, comienzan a jugar los niños y niñas.
Siguiendo al cortejo que encabezan los músicos y las “autoridades”, me dirijo al tercer escenario, que lleva por título “Fraguando amistades”, que se realiza en el portalón de entrada de una vivienda, convertido en fragua. Niñas y niños ocupan las primeras filas del público
Procurando no entorpecer la labor de la televisión de Castilla y León, sigo al cortejo en su recorrido por el pueblo hasta el siguiente escenario, “Hablares de taberna”, en el que aparecen tres cantineras y cuatro aldeanos jugando una partida de cartas. El público que se congrega a verlos va en aumento por momentos.
Sigo a las “fuerzas vivas” hasta el siguiente escenario, ante el que se congregan muchos espectadores. Se trata de “Hilando fino, fino”, en el que desarrollan su actividad cuatro hilanderas. El sol me está abrasando, pero hay que seguir.
Llegamos al sexto acto, de nombre “Sale el novio”. Por fin podemos ver al primer protagonista del festejo, el novio, que aparece acompañado por la madrina y seguido por el cura y el pregonero.
Acompañamos al novio hasta el consultorio de atención primaria, en el que me sitúo junto al novio y los fotógrafos. Esperamos la salida de la protagonista, la novia al balcón situado en la casa de enfrente. La “Ronda a la novia” es uno de los momentos más esperados. Una vez en la calle, sigue la marcha del cortejo ya completo, encabezado por los músicos, tras los que van la novia y el padrino, el novio y la madrina y, finalmente, los invitados.
Por fin llegamos a la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, donde se celebra “El casamiento”. Cuando accedo al interior del templo se encuentra abarrotado, cosa que no resulta extraña ya que es el motivo principal de la recreación. Además se está a cubierto del tórrido sol. Tras la boda, los novios, ya casados, salen a la calle pasando bajo un arco de palmas.
La celebración todavía no ha concluido, pues falta el noveno acto, de nombre “Festejo”. Tras las fotos de rigor a la salida de la iglesia, el cortejo desciende a la plaza, donde tiene lugar el baile que encabezan los novios. En este último acto se reparten viandas y limonada a los asistentes a la “boda”.
La verdad es que ha merecido la pena asistir a esta celebración, pese al calor que hemos pasado durante dos horas, así que os animo a estar la tarde del 6 de agosto en Castrillo de Duero.
Bonita fiesta. Un abrazo.