En un viaje anterior había visitado Cracovia, ciudad que me encantó y en éste tenía buenas perspectivas con Poznan, pero un amigo me dijo que le gustó Gdansk, ciudad de la que no había oído hablar, así que en el segundo periplo por Polonia decidí visitar esta población y también a mí me encantó. Para poder disfrutar de ella en profundidad pasamos allí dos noches, alojándonos en el Amber Hotel***.
Dicen de Gdansk que toda ella es un monumento y razón no les falta. Accedimos al casco antiguo por la Puerta Alta (Brama Wyzsza), punto de inicio de la Ruta Real, con su fachada decorada con inscripciones de la antigua Ciudad Libre de Gdansk. A lado tenemos la Torre de la Prisión, estructura defensiva del siglo XIV reconstruida en el XVI. A unos pasos encontramos la Puerta Dorada, construida en el siglo XVII en una mezcla de estilos italiano y flamenco y adornada con ocho estatuas en lo alto. El siguiente edificio de interés es la Gran Armería. Hemos empezado con fuerza.
Nuestros caminar se dirige ahora a la calle Dluga, a la que se asoman notables edificios y palacios de los ricos comerciantes. Es una calle muy comercial en la que hay pequeños puestos de artesanía. Pronto la calle se ensancha dando lugar a una especie de plaza alargada (Dlugi Targ), presidida por el edificio del Ayuntamiento (Ratusz), construido en el siglo XIV, en el destaca su fachada y la alta torre adornada con unos monumentales relojes.
A los pies del Ayuntamiento está la preciosa fuente del Neptuno, que es un símbolo de la ciudad. A ella se asoman preciosos edificios como la Casa Artus, palacio en el que se reunían los potentados de la ciudad y la Casa de Oro, una de las más hermosas de la ciudad, que fue propiedad de un rico mercader. Enseguida nos topamos con la primera iglesia, la Basílica de Nuestra Señora (Bazylika Mariacka), construida entre 1343 y 1502 y considerada la iglesia gótica de ladrillo más alta del mundo, pues tiene 77 metros de altura.
La Ruta Real concluye en la Puerta Verde, la más grande de Gdansk. Desde ella vemos la noria, a la que volveremos más tarde, pues nuestro caminar se dirige al hermoso paseo Dlugie Pobrzeze, que bordea río Motlawa, la espina dorsal de la ciudad. Pronto llama nuestra atención la Vieja Grúa, construida en el siglo XIV, que en la época medieval fue la mayor grúa de Europa. Frente a ella, al otro lado del río se encuentra el Museo Marítimo, frente al que está atracado el Soldek, el primer buque construido en Polonia, en el año 1948.
Creo que ya hemos visto lo más interesante, pero todavía nos queda bastante casco antiguo por recorrer, pasando en primer lugar ante dos iglesias, la de San Juan, gótica de los siglos XIV-XV, y la de San Nicolás, la única no destruida en la segunda guerra mundial. Otros edificios de interés son el Główne Miasto y la Royal Chapel, la única iglesia barroca en la antigua Gdansk, que fue construida entre 1678 y 1681. A continuación tenemos una visita que procuro no eludir. Se trata del Mercado Central de Gdansk.
Hacemos una pausa para comer y de paso descansar un rato, pues hace calor y hemos pateado bastante la ciudad, aunque todavía nos quedan cosas por ver, pero nos lo tomamos con más calma. Pasamos junto a la Torre del Castillo y nos detenemos ante la iglesia de Santa Catalina, una de las más antiguas de Gdansk. Pronto contemplamos el antiguo Gran Molino, que data del siglo XIV, frente al que existe una moderna fuente. En el canal de Raduni encontramos la preciosa casa gremial Miller House. Para concluir la visita a la Ciudad Vieja (Stare Miasto) contemplamos su Ayuntamiento, la coqueta Estación Central y dos iglesias, dedicadas a San José y Santa Isabel
Cerca de Gdansk tenemos dos poblaciones que merece la pena visitar. La primera de ellas, Sopot, está a tan sólo 11 km y la recorrimos el día anterior, antes de llegar al hotel procedentes del castillo de Malbork. Fuimos allí por la Casa Torcida (Krzywy Domek), construida en el año 2004. Pero Sopot tiene otros atractivos, como el Dom Zdrojowy, el Balneologiczny y el Faro, aunque lo realmente interesante es el Molo, que presume de ser el muelle de madera más largo de Europa, con una longitud de 515,5 metros, 450 de los cuales están sobre el agua. Junto a él disfrutamos de un nutrido grupo de cisnes.
Más curiosa fue la excursión que realizamos al día siguiente a Szymbark, distante 45 km, pues cuenta con un gran atractivo, la curiosa Upside Down House (Casa al revés), en la que el suelo es el techo. Construida en 2006, se encuentra en el Centrum Edukacji i Promocji Regionu. Este hermoso parque cuenta con otros edificios de interés, que albergan pequeños museos, aunque sobre todo llamó nuestra atención el que alberga la mesa más grande del mundo, un único tablero de 36,83m de largo y 1.100 kg de peso, que está registrado en el Libro Guinness de los Récords.
Polonia cuenta con otras notables ciudades monumentales, pero de ellas hablaré en otra ocasión