Iniciamos una nueva jornada. Tenemos 331 km por delante hasta que devolvamos el coche en el aeropuerto de Melbourne, pero a los 90 km hacemos la primera parada en The Otway National Park. Un sendero circular de poco más de 2 km nos permite adentrarnos en un bosque prehistórico. Es una gozada caminar por medio de una exuberante vegetación y árboles muy altos.
El sendero, perfectamente acondicionado y balizado, nos conduce al lugar más visitado de The Otway National Park, Triplet Falls. Desde unos miradores podemos contemplar estas tres cascadas que surgen de la exuberante vegetación, llamando nuestra atención los grandes helechos.
60 km más tarde, dentro del mismo parque nacional pero en su franja costera, efectuamos una nueva parada en Kennet River. No tenemos nada claro que recorrido vamos a efectuar, pero vemos a un grupo de personas en torno a unos árboles. Están dando de comer a patos y diferentes especies de aves exóticas y sacándose fotos con ellas. Nos acercamos y pronto las aves nos rodean sin ningún rubor.
Vinimos aquí porque habíamos leído que en la zona de Kennet River era posible ver koalas en libertad. Unas personas nos indican que siguiendo la pista, antes de la primera curva hay uno y allá que vamos. Más adelante vemos unos cuantos más. No resulta fácil verlos a no ser que estén cerca de un camino y mucho más difícil fotografiarlos, pues se encuentran en las ramas altas de los bosques de eucaliptos y se ocultan tras ellas y las hojas de las que se alimentan, su comida favorita. No está nada mal, en dos días hemos visto casi una docena de koalas en libertad, cosa que no teníamos nada clara al comenzar el viaje. Me quedo con esta imagen, con una postura bastante habitual en los koalas, durmiendo o bostezando.
Hemos visto las cosas más importantes de la jornada, así que 23,5 km después, en la zona de Lorne, vemos un restaurante al borde de la carretera y no dudamos en parar, pues escasean y se ha echado la hora de comer. Estamos en la costa antártica de Australia y podemos contemplar las olas.
Todavía no había comentado que llevamos dos días circulando por la Great Ocean Road, una de las rutas por carretera más famosas y espectaculares de Australia, declarada Patrimonio Nacional de Australia en 2011, así que 12,5 km después tenemos una parada obligatoria para sacarnos un foto en el Memorial Arch, que es un homenaje a los militares de la Primera Guerra Mundial que construyeron la carretera entre 1922 y 1932. Este es el tercer arco, pues los dos anteriores quedaron destruidos por incendios forestales, el último en 1983.
28 km después efectuamos la última parada del día en la población de Torquay, donde se encuentra la playa de Bells Beach, muy apreciada por los amantes del surf. Después de lo ya visto en estas jornadas, la verdad es que no nos dice mucho. El sol empieza a caer y todavía nos quedan 117 km para llegar al aeropuerto de Melbourne.
Nuevamente nos ha anochecido en carretera. Menos mal que los últimos kilómetros han sido por autopista y en ellas no hay riesgo de colisión con los canguros. Devolvemos el coche en el aeropuerto y nos trasladamos en autobús al centro de Melbourne, donde tenemos reservado el hotel. Llevamos tan solo 6 días en Australia y todo está resultando espectacular. El viaje continúa.
Hola querido… Acabo de ver tu reportaje y aunque acabo de llegar de uno más cercano me resulta exótico y reconfortante ver este paraíso ciertamente lejano. Gracias siempre por compartir.