Hago un paréntesis en los viajes de este año para “colar” la séptima escapada, realizada del 13 al 16 de julio por tierras de la Alcarria, en la parte perteneciente a la provincia de Guadalajara. Ha sido una escapada familiar para volver a mis orígenes pues aunque mi padre nació en Zalla, mi abuelo lo hizo en el pequeño pueblo de Santiuste por el que pasamos camino de nuestro campamento base, distante 6 km, Huérmeces del Cerro y, más en concreto, la casa de mis primos Alfredo y Nati. Volvimos a pasar mucho calor por el día, pero las noches fueron frescas, como también lo son las casas del pueblo. Huérmeces del Cerro se encuentra a 339 km de Leioa, siguiendo la ruta que pasa por Logroño, Cameros, Soria y Almazán. Lo más destacado de este pueblo es su iglesia parroquial y el embalse de El Atance. También tiene bar, pese a contar tan solo con 42 habitantes, pero mucha población flotante y veraneantes.

Con mis primos como anfitriones, lo primero que hicimos el 14 de julio fue cumplir con una asignatura que tenía pendiente, contemplar los campos en flor de lavanda ubicados en las proximidades de Brihuega, que han cogido mucha fama aunque algunos estaban todavía un poco verdes. Los mejores se encuentran en el km 37 de la carretera CM2005, junto al lugar escogido para la celebración del concurrido festival de música que tuvo lugar durante los días 11, 12, 18 y 19 de julio. De allí nos desplazamos a Brihuega, población que encontramos engalanada debido al evento.

Brihuega cuenta con una población de 2.816 habitantes y un interesante casco histórico que fue declarado conjunto histórico-artístico en 1973, al que accedimos por la Puerta de la Cadena, visitando algunos de los lugares más interesantes como la fuente de los doce caños. Con el mapa que nos entregaron en la oficina de turismo fuimos deambulando por sus calles hasta llegar a la Puerta de la Guía, que nos dio acceso al castillo de Peña Bermeja y a la Santa María de la Peña, que data del siglo XIII, que estaba cerrada al igual que las cuevas árabes. En los bares no había tampoco nada para picar hasta las 13 h.

Seguimos la ruta haciendo enseguida un alto en el camino en Cívica, donde contemplamos la pequeña cascada y el conjunto de galerías y escaleras excavadas en la roca, realizadas entre 1950 y 1970 por Hipólito Henche. Se ha echado la hora de comer y lo hacemos, muy bien por cierto, dando cuenta al menú del día del Bar Las Vegas, en Masegoso de Tajuña. A continuación nos desplazamos a Trillo, donde tomamos el café en el parque existente junto a la desembocadura del río Cifuentes en el Tajo, que lo hace de forma brusca con varias cascadas. Tras un corto paseo nos acercamos al puente sobre el Tajo, que data del siglo XVI, a la plaza de toros y a la Plaza Mayor, a la que se asoman el Ayuntamiento y la iglesia de Ntra Sra de la Asunción.

Tras descansar un rato a la sombra en Trillo, a media tarde nos dirigimos a Cifuentes, que toma su nombre del río que nace en esta población, siendo su nacimiento al primer lugar que nos acercamos, caminando unos metros por un agradable parque hasta la balsa y el molino. La siguiente cita la tuvimos en la triangular Plaza Mayor, de estilo castellano, a la que se asoma el Ayuntamiento que se encuentra en restauración. Una empinada cuesta bordeando la barbacana nos llevó a la histórica Casa de los Gallos, frente a la que se encuentra el principal monumento, la iglesia del Salvador, que mezcla diferentes estilos, destacando la portada románica y el majestuoso interior gótico. Junto a ella se encuentra otra iglesia, la de Santo Domingo. Desde lo alto contemplamos el castillo, que data del siglo XIV.

Concluimos la jornada acercándonos al pequeño pueblo de Baides, dando un agradable y sombreado paseo por el Parque Senda del río Henares, hasta el barrio de la Estación, donde el río Salado se funde con el Henares. En torno al paseo se encuentra el llamado Museo del Ferrocarril, que exhibe al aire libre una colección de locomotoras, vagones y material ferroviario histórico, llamando nuestra atención el fabricado en Bilbao. De aquí, tras recorrer unos 120 km en una intensa y calurosa jornada, regresamos a Huérmeces del Cerro.

La jornada del 15 de julio la iniciamos visitando el pueblo más monumental de todos, Atienza, sobre el que se levanta el castillo, resto de una fortaleza árabe construida entre los siglos XI y XII. En la plaza de España se encuentra el Ayuntamiento, que acoge la oficina de turismo y una curiosa colección de instrumentos musicales. El Arco Arrebatacapas nos dio acceso al centro histórico, donde se encuentra la plaza del Trigo, a la que se asoma la iglesia de San Juan del Mercado, que se rehizo a finales del siglo XVI en estilo renacentista. Enseguida llegamos a la iglesia de la Santísima Trinidad, sede del Museo de la Caballada. Posee un ábside románico de influencia segoviana. Bordeando la muralla y el arco de la Virgen, llegamos a la iglesia de San Gil, convertida en museo de arte sacro. Nuestro recorrido concluyó fuera de las murallas en la iglesia de San Bartolomé, del siglo XIII, que cuenta con una galería porticada. También ha sido convertida en museo, que al igual que los anteriores estaba cerrado.

Tras hacer el hamaiketako en forma de torrezno soriano en el Bar Atienza XXI, situado en las afueras, continuamos la ruta deteniéndonos en el embalse Arcolo, para luego continuar hacia Cogolludo, dejando el coche en la Plaza Mayor, donde se encuentra el emblema de esta localidad, el palacio de los Duques de Medinaceli o Palacio Ducal de Cogolludo, construido entre los siglos XV y XVI, que presume de ser el primer edificio renacentista de la península. De allí subimos a la iglesia de Santa María, construida entre los años 1545 y 1609, para luego bajar a la plaza pasando por otra iglesia cercana, la de San Pedro, que data del siglo XVI. Concluida la visita fuimos a comer a Jadraque.

Aunque nos quedaba a desmano, no quería dejar de visitar una pequeña pedanía de Sigüenza de nombre Palazuelos, conocida como “la Ávila alcarreña” por su recinto amurallado y castillo que datan del siglo XV, que fueron declarados monumento histórico-artístico en 1951. Accedimos al interior del recinto por la Puerta del Cercao, que nos dio acceso a la Plaza Mayor, donde se encuentra la fuente de los siete caños. Caminado por la calle Real llegamos al Arco del Lavadero, así llamada por dar acceso a él. Es un buen lugar para contemplar la muralla. Junto al arco se encuentra la iglesia de San Juan Bautista, reconstruida en el siglo XVI. Al final de la calle está la Puerta de la Villa. En ella coincidimos y charlamos un buen rato con José Luis de la Fuente Soria, autor del libro “La subsistencia ese gran milagro”. Nos quedó por ver la Puerta del Monte, pero nos detuvimos un momento ante la ermita-humilladero de la Virgen de la Soledad, desde donde se tiene una buena vista del castillo.

Nuestra siguiente cita se encontraba a poco más de 2 km, Carabias, otra pedanía de Sigüenza de tan solo 13 habitantes, que cuenta con una pequeña joya, la iglesia del Salvador, muestra del románico rural alcarreño del siglo XIII, que tiene una hermosa galería porticada. Frente a ella hay una fuente neoclásica. Antes de regresar a Huérmeces del Cerro visitamos las salinas de Imón, las mayores de la zona, que durante mucho tiempo fueron las de mayor producción de la península ibérica. Nos dio mucha pena ver el estado de abandono de las salinas. Ese día recorrimos unos 175 km. De regreso a casa, el 16 de julio nos detuvimos en Miedes de Atienza, donde destaca la Casa-Palacio de los Beladiez Trujillo, del siglo XVII.

De esta forma pusimos fin a esta escapada por la provincia de Guadalajara, eligiendo esta ruta para cerrar el círculo, pese a ser más larga (388 km a Leioa) y a la estrecha carretera que conduce al Alto de la Carrascosa (1380 m), desde donde se contempla una amplia vista de la provincia de Soria. Pasamos por El Burgo de Osma y Aranda de Duero. Por cierto, al entrar en Castilla-León, la carretera es buenísima.
Interesante, natural, cultural y gastronómico recorrido. Seguro que lo pasasteis bien.
Saludos pareja.
Lo pasamos de maravilla, pero con mucho calor otra vez.