Con una población de algo más de 50.000 habitantes, Siena es una preciosa localidad de la Toscana italiana. 2 de julio. Hace mucho calor. Hemos tenido suerte en poder aparcar el coche, así que nos disponemos a “patear” esta monumental población. Enseguida nos encontramos ante la iglesia de San Domenico, una de las más importantes de la ciudad, construida a partir del siglo XIII. A un paso tenemos uno de los rincones emblemáticos, la plaza Salimbeni, a la que se asoma el palacio del mismo nombre.
La siguiente visita resulta obligada. Se trata del Duomo, la imponente catedral de Siena, que cuenta con una espectacular fachada. El edificio fue terminado entre 1215 y 1263 por Giovanni Pisano, en estilo gótico. Si el aspecto exterior es impresionante, el interior merece mucho más la pena. Además se está muy a gusto cuando en la calle la temperatura supera ya los 30 grados.
Siena es la encarnación de la ciudad medieval por excelencia, motivo por el cual la UNESCO la incluyó en la selecta lista del Patrimonio de la Humanidad, así que, caminando bajo la sombra, seguimos recorriendo su centro histórico contemplando sus palacios, entre los que destaca el Piccolomini. También nos detenemos ante la escultura de una pantera negra, que representa a una de las 17 “contradas” o distritos en los que está dividida la ciudad.
Antes de parar para comer todavía nos queda por visitar el lugar más emblemático de Siena, la piazza del Campo. En esta monumental plaza destaca la alta torre de Mangia, perteneciente al Palazzo Pubblico (Ayuntamiento), construido entre 1297 y 1310 como sede del Gobierno de los Nueve, de la República de Siena. La torre de Mangia fue levantada entre los años 1338 y 1348 y tiene 88 metros de altura. En esta plaza ya se celebraba el mercado medieval antes del siglo XIII. Hoy será escenario del Palio.
Cuesta mucho salir de la sombreada terraza en la que hemos comido pero, aunque todavía no lo he dicho, si hoy estamos en Siena es porque hemos venido a ver el Palio, competición en la que participan las 17 parroquias de cada uno de los distritos de la ciudad, cada una con su caballo. Según avanza la tarde, en el casco antiguo se van concentrando los seguidores de cada una de ellas, luciendo vistosos trajes y estandartes.
También van apareciendo los protagonistas del Palio, los caballos. De hecho, el ganador de la carrera es el caballo, aunque llegue sin jinete, que haya realizado primero las tres vueltas a la piazza del Campo en el sentido horario. En cada uno de los dos Palios participan solo diez caballos. Aunque estas carreras se remontan al siglo XII, en su actual versión parece ser que data de 1659. Dos horas antes de comenzar la carrera, la plaza está ya abarrotada, así que optamos por regresar al hotel de Florencia y verlo en la televisión. No hay quien pare al sol, cuando a la sombra hay 35 grados.
He puesto fotos sacadas de Internet para ilustrar este último apartado. Menos mal que nos hemos ido, pues cualquiera aguanta entre ese montón de gente. Hay que estar más de tres horas para ver la carrera, que dura menos de un minuto. Además estuvo plagada de salidas nulas. Tras casi una hora de intentos, supongo que el realizador de la RAI presionó para que la salida fuera válida, pues se echaba encima el informativo de las 21 h. Al final se impuso la Contrada della Selva. Lo mejor ha sido el ambiente que ha habido durante todo el día en la ciudad.
INFO. El Palio se realiza dos veces al año. El 2 de julio se corre el Palio di Provenzano, en honor a la Virgen del mismo nombre. El 16 de agosto es el Palio dell’Assunta, en honor de la Asunción de la Virgen. Más información en https://es.wikipedia.org/wiki/Palio_de_Siena.
Siena, ciudad maravillosa donde el tiempo parece haberse detenido. Gracias por tan bello relato
Buen reportaje