Un gran paso

El regreso, detención, puesta en libertad y viaje a Bruselas para asistir al pleno en el Parlamento Europeo de Clara Ponsatí es un gran paso. Un paso hacia la normalización de una situación extremadamente anómala e inquietante, en el que la justicia había corregido a la política y la venganza ha sustituido a la democracia, al ejercicio de entendernos, de negociar, de llegar a acuerdos y de avanzar juntos y juntas… O separados y separadas si es lo que la ciudadanía decide pacíficamente. Lo sucedido la tarde y noche del miércoles, insisto, es importante. Pero lo que no suceda a partir de ahora es capital.

¿Por qué no ha venido él?

El regreso de Ponsatí, además de poner en evidencia a las autoridades y justicia española con lo que hagan o no hagan estos días, vuelve a dejar en mal lugar a Carles Puigdemont. Creo que en El Confidencial aciertan con el enfoque: “Ponsatí sirve de avanzadilla a Puigdemont para testar el poder de la inmunidad europea”. Si tan seguro estaba de su plan, como sugieren en el digital, el president podía haber dado él el paso. Pero como cuando se desplazó a Waterloo probando el riesgo de fuga que provocó la inmediata encarcelación de sus compañeros de referéndum, ha puesto por delante su integridad. Esto no va de personas, va de país.

Justifícame esto

Para mí hubo un antes y un después en mi opinión sobre Carles Puigdemont y Gabriel Rufián cuando ambos hicieron fracasar la mediación del lehendakari para lograr una salida democrática al atolladero en el que se encontraban Catalunya y el Govern. Todo este tiempo me he encontrado con explicaciones airosas. Y me parece bien los puntos están para defenderlos. Pero no todos: Ricardo Marquina vuelve a señalar a quienes justifican a Rusia incluso después de esta secuencia: “Tu hija hace un dibujo contra la guerra en el colegio. Te la arrebatan y la meten en una casa de acogida. Piden que pases dos años de cárcel”.

Correcto

Por supuesto que mi opinión es más válida que la de quienes defienden a fascistas. Por supuesto que soy más listo que quien no distingue a un fascista de un demócrata. No entro ni a discutirlo. Así que, no, no me da ninguna pena esta noticia: “La extrema derecha fracasa en su sueño de crear una Fox Ibérica con Marcos de Quinto”. 7NN, el canal por el que Toni Cantó dejó su Oficina del Español en la Comunidad de Madrid, ha dejado de emitir. En El Plural hacen un interesantísimo repaso a los hechos y las cifras (5,5 millones de inversión, audiencia media de 2.000 personas) de un fracaso alentador.

Por esto

Aunque 7NN no lo veía nadie, generaba contenidos audiovisuales que podían ser útiles a la extrema derecha y gestionaba comunidades on-line muy dinamizadas, alentadas por un canal que les decía los argumentos ultra que querían oír. Uno que ya se deja escuchar es el de que el gobierno español está preparando un pucherazo. Puro trumpismo para dummies difundido, como muestra Marcelino Madrigal en Twitter, con bulos como los de los falsos trabajadores en Indra que alertan del fraude que viene, y grupos en Telegram que generan desinformación y explican cómo extender esos mensajes con una intención clarísima.

La feria según le va

No seré yo el que diga a Ana Iris Simón lo que debe escribir ni a Víctor Lenore lo que tiene que opinar. Tengo bastante respeto profesional por ambos, especialmente, por el segundo. Pero no me gusta que nadie me trate como si fuese tonto. Y menos me gusta que desde una tribuna pública, ya sea un atril, ya sea una columna en un periódico, alguien infantilice a la ciudadanía. Quien sugiere que Vox no es un partido de fascistas para fascistas y señala a los nacionalistas vascos o catalanes por empeñarse en negociar en el Congreso lo que les corresponde se hace un selfie, igual que se lo hizo Tamames, por voluntad propia.

No necesitamos más de esto

No necesitamos que nadie nos trate como si tuviéramos cara de tontos (aunque yo estoy cada día más seguro de que la tengo), no necesitamos que a los periodistas nadie nos diga cómo hacer nuestro trabajo (si algún futbolista quiere tuitear como Piqué, por lo menos, que juegue como Piqué), y no necesitamos que nadie ponga en duda que obligar a las personas a trabajar más días y horas que las que corresponden por ley, por muy contentas que estén, es explotación laboral. Sacar a quien cree que “si tienes un jefe que te trata bien y estás a gusto en tu trabajo, no te va a importar trabajar 16 horas” (LaSexta) no es libertad de expresión, es legitimarlo.

No es país para pobres

El pasado fin de semana vimos un acto del PP dirigido a la comunidad latinoamericana en España. Evidentemente, buscaban captar su voto, pero con un sesgo que se intuía y que Marcelino Madrigal ha expuesto con su habitual tino: “No les interesa el voto latino. Les interesa el voto de la disidencia venezolana y del capital colombiano y mejicano del barrio de Salamanca. Y ya”. La aparición de una pastora evangélica, corriente religiosa muy vinculada a la derecha, como en Brasil, ya daba alguna pista. Pero ningún quilombo de los de Núñez Feijóo será comparable a aquella cumbia: “Mariano Rajoy, contigo estoy”.

Justifícame esto

Creo que nos hemos cansado de ver cómo se justifica el horror y, por eso, apenas se oye ya hablar a las y los propagandistas rusos (a sueldo o no, lo que es aún peor). Alguien lo hará, como alguien es capaz de justificar a Tamames, pero no seré yo quien busque y difunda ese argumentario. Prefiero exponer tuits como este de Alberto Fierro: “Uno de los motivos que Rusia dio para justificar la invasión de Ucrania fue que la OTAN estaba planeando desplegar armas nucleares en países fronterizos con Rusia como Polonia y Ucrania, lo que era completamente falso. Ahora son ellos los que van a acercar cabezas nucleares”.

Sí, la ha reventado

Podemos buscar explicaciones como el precio de las entradas (mucho más baratas que cualquier partido en el Camp Nou), o que se trata de un único evento que, además, no era solo un partido, sino una fase final con actuaciones musicales (un espectáculo, en cualquier caso), pero es innegable que Gerard Piqué ha “reventado” el Camp Nou y el show del fútbol con su Kings League. Lo que empezó siendo una “liga de futbito” (como la llamó con acierto Jota, de Los Planetas) es hoy una competición deportiva con millones de seguidores organizada de una manera diferente, con sus propias normas. Y no, tampoco es un hecho aislado.

Sabe lo que vale

A estas alturas todas y todos deberíamos de tener claro que Elon Musk ha ganado tanto dinero más por su capacidad para explotar a quien trabaja para él que por sus ideas (lo que ha perdido da la medida de esto último). Pero también es listo, por lo menos, lo suficiente para saber que necesita dar a Twitter valor porque ha pagado una millonada y no ha dejado de devaluarse, y para llegar a la conclusión de que un foro en el que todas y todos los políticos y grandes empresarios participen en primera persona generaría, precisamente, ese valor. Por eso anima a ello el pájaro. El de la red del pájaro, quiero decir.

Su red social

Elon Musk lo tiene claro: si ha comprado Twitter es para que todo el mundo lea lo que él escribe. He visto algunos tuits de personas que se quejaban de la sobreexposición del empresario en la red social, e incluso uno se quejaba de haberlo silenciado y de que, sin embargo, seguía viendo sus tuits. Hasta que Marcelino Madrigal ha recuperado una noticia de Plaformer (una web sobre la actualidad de las empresas tecnológicas) en la que afirman que Musk ha cambiado “el algoritmo para que sus tuits personales sean los que tengan más visualización en todo Twitter (Incluso más que los de Biden)”.

Rico, sí, inaguantable, también

Miguel de la Fuente, cámara de TVE con larguísima experiencia en zonas de guerra, no pudo reprimir un “¿quién te crees que eres?” a Sergio Ramos. El motivo, el vídeo en el que se ve cómo el defensa del PSG empuja a fotógrafos que intentaban capturar el momento en el que los jugadores agradecían a la crítica (y un pelín fascista) hinchada parisina su apoyo durante el partido contra el Bayern. No discuto la capacidad de Sergio Ramos para ganarse lo que gana jugando al fútbol, pero me parece despreciable su desprecio, precisamente, a trabajadores mucho más precarizados que, además, tienen que aguantarle a él.

¡Qué morro!

Aunque sea con varios días de retraso, no puedo dejar pasar el tuit de Unaizei sobre la noticia del Noticias de Navarra en la que Joseba Asiron se declaraba “taurino única y exclusivamente ocho días al año. El resto del año no me gustan los toros”. Hay que tener la cara muy dura y tomar por muy tonta a la ciudadanía para decir eso. Supongo que en Bildu habrán dado muchas vueltas a la contradicción de presentarse como un partido animalista y, al mismo tiempo, que su candidato a alcalde de Iruña tenga que apoyar los sanfermines en su totalidad. Pues o bien Asiron ha pasado de la respuesta pactada o la ganadora fue una idea de mierda.

En esto consiste la política

Del mismo modo, no puedo dejar pasar tampoco estas declaraciones de Joseba Agirretxea en el Congreso de los Diputados: “Tenemos la obligación de dar soluciones políticas a problemas existentes con garantías jurídicas y sanitarias”. Esta frase concentra la esencia de la política y la democracia. Y ya sé que después del párrafo que dedico a Bildu en los periódicos del Grupo Noticias, sospechosos habituales para el fascismo de un lado y el del otro, va a picar que aplauda a un representante de EAJ-PNV, pero lo hubiera hecho con cualquiera que se hubiese atrevido, en esta era del tuit y la política líquida, a recordar a qué se va a un parlamento.

Cada vez más cerca de «Her»

Hace diez años, en 2013, Spike Jonze escribió y dirigió “Her”, una película en la que Joaquin Phoenix se enamora de una inteligencia artificial con la que solo se relaciona por medio de la voz, en este caso, la de Scarlett Johansson. Como para no enamorarse. Hoy vivimos la eclosión de ChatGP, una inteligencia artificial que, de momento, solo ofrece una relación de texto. Epistolar, podríamos decir. Al final del film descubrimos que ese enamoramiento lo viven más personas, que Phoenix solo es uno más. ¿Una víctima más? En el plano real vamos a entrar en otra fase, en la de la duda permanente ante lo que tenemos ante nuestros ojos.

Cuando nos conocíamos todos

Esta misma semana en la que tanto hemos hablado de ChatGP y de Twitter, como todas las semanas desde que Elon Musk anunció que lo compraría, en Retro Tech Dreams, una cuenta en esta red social, han recordado cómo era aquel Twitter de 2007. Uno no solo tiene morriña de lo joven que era hace quince años, o de aquel diseño, es que en aquella época nos conocíamos todas y todos en la red. Sin exagerar: sabíamos quiénes éramos, de dónde veníamos, qué hacíamos… Más o menos, claro. Unos años estupendos en los que la inteligencia artificial fue, por unos meses, una inteligencia colmena, mucho más interesante.

Un Twitter de dos velocidades

Si despides al 80% de tu plantilla la empresa no puede funcionar como antes. Y eso es justo lo que ha hecho Elon Musk. Pero lo que denuncia Marcelino Madrigal en la misma red social no tiene que ver con la rebaja lógica en calidad del servicio, sino con la política de empresa del nuevo dueño: “Musk está penalizando (deboosting) las cuentas gratuitas de Twitter de tal manera que ahora estamos a dos velocidades: las cuentas de pago son más visibles y sus tuits, más publicados y más rápido que los nuestros. Esto es acabar con una herramienta que vive de la actualidad”. Pero el dinero manda, así Musk ha ganado (y perdido) tanto.

Cuatro periodistas para un TikTok

Para hacer bien las cosas necesitas recursos. Y si los cercenas, como ha hecho Elon Musk con el 80% de la plantilla de Twitter, no las puedes hacer bien. En el lado contrario está la BBC, que “lleva un año experimentando en TikTok y es una de sus prioridades para 2023. Ha contratado a 4 periodistas para llevar su cuenta. Lo más visto: piezas de servicio público y sucesos”. Lo cuenta José Alberto García Avilés, profesor de innovación en Periodismo. Así se hacen bien las cosas: con visión y con personas capacitadas para llevarlas a cabo. Pero, ¿quién puede dedicar cuatro personas a una cuenta en TikTok salvo la BBC?

Un (falso) viajero en el tiempo

He empezado hablando de la inteligencia artificial y termino con el mismo tema. Un tema que me parece que va a ser recurrente en 2023. Y retomo la cuestión para presentar a Stelfie, un viajero en el tiempo. Su cuenta en Instagram es estupenda, con imágenes creadas por medio de una inteligencia artificial a la que sus creadores meten unos parámetros para que acabemos viendo al personaje principal en diferentes situaciones a lo largo de nuestra historia. ¿Parecen muñecos de cera fotografiados? Sí. ¿Lo mismo se podría hacer con dibujos? También. Pero me quedo con la parte humana de la acción: la idea, los momentos y los personajes.

Vamos por el buen camino

Nuestra civilización solo tiene una oportunidad para salvarse: acabar con los ultrarricos que son, a la vez, quienes más contaminan. Por eso creo que es importante que entre todas y todos consigamos que Twitter pierda su valor, que cada dólar que ha gastado Elon Musk sea tirado por el desagüe. Ya encontraremos otro entretenimiento on-line y sus desarrolladores, por lo tanto, ya tendrán otras oportunidades laborales. En eso están, aunque crean justo lo contrario, los de la extrema derecha que celebran el posible retorno de Trump y los anuncios de un retrógrado disfrazado de Mesías como es el propio Musk.

Y en Europa, mejor

Espero y confío en que Europa, además, sea tan rígida con Twitter como lo ha sido con otras grandes tecnológicas, y obligue a la empresa a seguir pasando por su aro. El comisario de la Unión, Thierry Breton, advirtió al propio Twitter de que el pájaro volaría “libre” (como el nuevo dueño anunció en su cuenta) pero con las normas europeas dentro del continente. Sé que hemos explicado muy mal de qué va Europa todos estos años, por eso existe esta desafección, pero esta es una oportunidad estupenda para recordar que la UE nos dota de un marco y de unas garantías ciudadanas mayor que en cualquier otro lugar del mundo.

¿Hace falta recordarlo?

Me lo pregunto y me respondo: sí, hace falta recordar esto que tuiteaba Marcelino Madrigal: “A ver. A Elon Musk no le importa tu ideología, le importa tu dinero, OK? Pues eso”. Así que ya pueden ponerse tan contentos como quieran los reaccionarios (que salvo Trump y dos más han campado por Twitter libres, como su Cid), que si alguien va a ganar algo es el propio Musk manteniendo su atención, incrementando su actividad y colocándoles publicidad cuando no cuentas de pago para seguir a sus líderes. Y aún así creo que este modelo de negocio solo empobrecerá y radicalizará la red social, devaluándola como pasa con Facebook.

No se lo creen ni ellos

Voy a permitirme la comparación, pero creo que un acto en un Batzoki de pueblo en el 40 aniversario de su fundación al que lleven una ikurriña histórica y en el que cuenten con Aitor Esteban para dar una charla a la afiliación, tiene más repercusión, genera más entretenimiento y hasta favorece más emociones que el conjunto de actos del PSOE por el 40 aniversario del primer gobierno socialista en España, el de Felipe González. Sánchez ha volado tantos puentes con su partido que todo ha sido deslavazado y la sociedad no se ha contagiado nada de un evento histórico al que, aunque solo fuera como público, asistió.

El fantasma de las navidades pasadas

Me abruma el poder que adquirió José Manuel Villarejo. Tanto que era capaz de cobrar, supuestamente, siete millones por evitar una extradición a la vez que un abogado, que colaboraba en la maniobra, podía haberse llevado otros cinco. ¿Quién les pagaba doce millones de euros? ¿Por qué a ellos? ¿Qué trabajos habían hecho antes? ¿Para quién? ¿Quién les recomendaba? ¿Para qué? La pieza en El Periódico de España es muy interesante porque plantea las muchas preguntas a las que busca respuesta el tribunal, y ninguna de ellas coincide con las mías, por lo que aún queda mucha historia que contar. Sorprendentemente.