Ayer amanecimos con la noticia de que Gaizka Toquero deja el fútbol, debido a una lesión que le ha tenido retirado por obligación todo el año y que no le va a permitir seguir jugando. Gaizka, nuestro Lehendakari, pero con mayúsculas. Otro de los futbolistas de los que se puede asegurar sin ninguna duda que ha sido un auténtico profesional. En Bilbao dejó una huella enorme y en mi caso más. Era, soy y seré de Toquero. Y no de esos que dicen que era muy trabajador pero que calidad técnica justita. De eso nada. Tècnica sí tenía, de hecho, pases en carrera y centrar con las dos piernas como él, últimamente, a pocos he visto en el Athletic. Trabajador hasta la extenuación. Jugase lo que jugase se mataba y se dejaba el alma. Y… a ver quién ha conseguido que se cante el «Ari, ari, ari, Toquero Lehendakari»… y no digo en Bilbao, sino en ZARAGOZA, SÍ, EN ZARAGOZA. Pues el bueno de Gaizka, al poco de llegar a la capital aragonesa, lo consiguió. ¡Los maños cantando en euskara! Tipico jugador que se ha hecho con el corazón de los aficionados allá donde ha ido.
Todavía le estoy viendo llevándose un balón, pasándoselo por la espalda y haciéndole al defensa un sombrero mientras se iba por la banda en la semifinal contra el Sevilla. O el tercer gol que metió en dicha semifinal de Copa, en el 2009. O cuando volvió a San Mamés jugando con el Alavés, y en una jugada se fue hasta el córner llevándose detrás a dos jugadores del Athletic, a los que dejó petroficados con un taconazo que dejó sólo a un compañero suyo en la esquina del área. ¿Que no era técnico? ¡Y un jamón! ¡Qué recuerdos!
Y permitidme que os cuente una anécdota relacionada con la final de Copa de Valencia y con Toquero. Anécdota que mis conocidos y amigos estarán hartos de escucharme, pero que nunca la he compartido por escrito.
Antes de la Final que acabo de mencionar, una vez que estábamos ya clasificados para jugarla, fui con mis alumnos de 5º de Primaria a visitar el Museo del Athletic. Los pobres tras escucharme las batallitas que les conté, que fueron muchas, salieron antes que yo del museo y la casualidad hizo que me encontrase con Gaizka (pena que ellos no le vieron). No soy muy de autógrafos pero le pedí uno para mis alumnos. Me lo firmó encantado, tal cual es. Y yo le deseé toda la suerte del mundo para la final. Cuando les di el autógrafo a mis alumnos les dije que Gaizka había dicho que si metía un gol en la final se iba a acordar de ellos. Puf… pues hete aquí, que eso fue precisamente lo que hizo en la final, meter un gol. Aquel gol que nos dio un poco de esperanza. Esa esperanza casi imposible de ganar a aquel inaccesible Barcelona, que efectivamente al final nos derrotó… Gol que os pongo en vídeo y que está narrado por el gran Jose Iragorri (aprovecho para homenajearle, a Hoss, porque ayer hicieron 5 años de su fallecimiento. Otro grande)
Pues bien… cuando volví de Valencia, en clase les pedí a mis alumnos que me contasen en una redacción cómo y dónde habían vivido la final del Athletic. La verdad es que no esperaba lo que leí… ¡madre mía lo que lloré corrigiendo esas redacciones! Prácticamente todos habían vivido la final con una emoción increíble y el gol de Gaizka lo contaban como lo más… un gol que era para ellos, de ellos, porque Gaizka se lo había dedicado… Increíble la alegría que sintieron, mezclada con la pena posterior. Ahora que lo pienso me da pena no haber guardado aquellas redacciones, aunque sigan en mi memoria. Eso sí, estoy totalmente segura, que por esa dedicatoria de Gaizka y por ese partido muchos de esos críos (si no lo eran ya) se convirtieron a la fe zurigorri. Así que Gaizka dejas el fútbol, pero que sepas que también dejaste huella en esos críos que soñaron por un momento que el Athletic iba a levantar esa Copa. No pudo ser, pero la emoción vivida junto a ti no nos la quita nadie, ni a ellos, ni a mí.
¡Gracias por todo Gaizka! Suerte en lo que te depare el futuro y otra vez, Mila esker! Y… para acabar como siempre…
¡Aúpa Athletic!