Así ayuda el gobierno español a los emprendedores y los autónomos: subiéndoles a partir de enero la cuota mensual de autónomos hasta los 314,40 €, cifra que muchos trabajadores y trabajadoras, con éste régimen y cuenta en Twitter, iban comentando en esta red social, y no positivamente, por cierto. Pero aún hay más: el PP primero promete una tarifa plana para este colectivo, y luego mete un hachazo. Así se logra vender la salida de la crisis: engañando al personal para recaudar más al que acusas, casi cada día, de defraudar.
Sáenz de Santamaría no trabaja
No estaría nada mal que Soaraya Sáenz de Santamaría, por ejemplo, tuviera que pagar 314,40 € al mes, para empezar, por trabajar. Tal vez así dejaría de perder días hábiles para “sus cosas”, como ir a un acto de su partido un jueves cualquiera. ¿Qué pintaba la vicepresidenta del gobierno español arropando a Arantza Quiroga una mañana de un día laborable? ¿Acaso se creen que los problemas de su partido son los problemas de la ciudadanía? ¿De verdad no tenía un desalojo que parar, un crédito que hacer fluir, o un plan para generar empleo que trazar?
¿A qué les suena?
Solo lean y díganme a qué les recuerda: “España atraviesa una crisis múltiple y profunda de carácter sistémico que afecta a su economía, a sus instituciones, a su unidad nacional y a su moral colectiva”. No, estimado lector o estimada lectora, no ha revivido Franco (o puede que sí). Lo que leen pertenece al “manifiesto fundacional” de Vox, el partido a la derecha del PP, que han difundido estos días en la cuenta en Twitter de la formación. En el texto, que huele a rancio se coja por donde se coja, por supuesto, también encontramos “la indisoluble unidad de la Nación española”.
El peligro de Twitter
‘El Mundo’ y Pedro J. Ramírez, han hecho mucho por el endiosamiento de Twitter. Y posiblemente también Casimiro García Abadillo lo haga, o lo hubiera hecho si no se hubiese estrenado con tan mal pie, lanzando un tweet sobre su ascenso a la dirección del medio, que luego quitó inmediatamente. En ‘El Semanal Digital’ lo explican así: “Todo parece indicar que García-Abadillo se había precipitado y que la empresa prefería esperar a la elaboración de una nota oficial y a la colocación de una información autorizada en la web”.
Una mala gestión de comunicación
Si llamáramos a las cosas por su nombre todo sería más fácil. Por ejemplo, lo que le ha pasado a la marca Gil Stauffer en Twitter esta semana ha sido provocado por un enorme error de comunicación. Quien lleva la cuenta en Twitter de esta empresa de mudanzas tuvo la mala idea de amenazar con una denuncia a quien opinó mal de un servicio. Y así, community manager (horroroso nombre para una profesión inexistente), marca y muchos usuarios de esta red social, aprendieron que una mala opinión no es delito, y que amenazar es ridículo.