Tienen todo el derecho, pero no la legitimidad

Quienes han justificado la violencia de ETA cuando mataba tienen todo el derecho del mundo a trabajar de lo que puedan, como cualquiera. Quienes han pasado por la cárcel por asesinar, secuestrar, extorsionar y colaborar en todo lo anterior, también lo tienen. Por supuesto. Pero carecen de legitimidad para algunas funciones. Esto también tenemos que abordarlo y normalizarlo. Y tenemos que comprender a las personas afectadas por el silencio que generan a su alrededor quienes justificaban aquella violencia: entiendo la “indignación en la Ertzaintza” (The Objective) por que Antton Morcillo esté dando clase de euskera a las y los agentes.

La verdad importa

Lo que hiciste y haces importa, y lo que dijiste y dices importa. Tiene que importar. Debemos dar el valor que tiene a la realidad y la verdad, y señalar a los trileros cuando intentan engañarnos. No, Ucrania no agredió nunca a Rusia y no, la culpa de que el conflicto haya llegado hasta hoy no es de Zelenski. Trump ha comprado, como si fuera uno más del rojerío vasco y español, el discurso de Putin y acusa a Ucrania con alegría, interfiriendo, además y con plena conciencia, en el futuro proceso electoral de aquel país. Miel sobre hojuelas para el autócrata, al que la realidad y la verdad no le importan. Al resto debe importarnos.

El modelo de negocio también importa

Me hace mucha gracia leer los argumentos de gente como Oscar Pierre, fundador de Glovo, que “reflexiona sobre las consecuencias de la contratación de 15.000 repartidores: no descarta tener que subir tarifas o no poder entregarlo todo a todas horas”, según Activos. Pobre, eh. Él, que había ideado un modelo de negocio perfecto si no fuera porque las personas trabajadoras tienen derechos. Ahora tiene que ser creativo con los ingresos: “Restaurantes y marcas comprando espacios publicitarios y palabras clave para aparecer cuando el cliente busca”. Es decir, vas a comer la hamburguesa de la marca que más paga. Oh, sorpresa.

¿Por qué callamos?

El gesto de Mapi León con Daniela Caracas, a la que según algunos medios (y cuando yo lo he visto también me lo ha parecido) toca y dice: “¿Tienes picha?”, está mal. Rematadamente mal. Si se confirma que le dijo eso, podríamos estar hablando de transfobia. También está mal que, después de lo que hemos visto y oído, la afición del FC Barcelona haya aplaudido a una posible agresora. Y por supuesto, está fatal el silencio que suena alrededor del tema y que solo rompen valientes como Gemma Herrero en Ara: “Si ya habíamos aprendido el ‘hermana, yo sí te creo’ no comprendo cómo se puede cuestionar a Daniela Caracas”.

Más De Marcos

Más De Marcos y menos… otros, vamos a dejarlo ahí. Me voy a centrar en lo bueno, que es mucho, que nos va a legar el actual capitán rojiblanco, un tío que es del Athletic y, además, sabe valorar lo que el club, la empresa y el equipo le han dado. Ayer anunció que se iba y todas y todos los que somos del Athletic y valoramos lo que nos han dado el club y los equipos de los que ha formado parte De Marcos, sentimos tristeza. Iba a pasar, ahora o la temporada que viene, pero eso no tapa el agujero que dejará en el vestuario y en el carril derecho del Athletic donde hoy sigue siendo el mejor jugador. Eskerrik asko danagatik, Oskar.

¿Qué han conseguido?

¿Qué han conseguido los matones que fueron a amedrentar a quien intentaba animar el domingo pasado en San Mamés? Lo mismo que el conjunto de los exhuelguistas: nada. Bueno, algo sí algo han conseguido: que mucha más gente se dé cuenta de lo que son, de lo que han sido siempre y de lo que van a seguir siendo aunque ayer retomaran la animación desde el fondo norte de San Mamés. No, no tenemos que dar ningún valor a su anuncio porque no lo tiene: abandonar el chantaje y el acoso para recuperar el protagonismo no es generoso. Solo espero que los jugadores no les rindan pleitesía.

¿Qué consigue?

Santiago Abascal prefiere judicializar la política antes que hacerla. Ahora anuncia que “acudirá a la Justicia” si el PNV no devuelve lo que le quitó la Gestapo, disfrutó Franco, mantuvo el gobierno español por el morro y ha sido, por fin, restituido. ¿Qué consigue Vox con esto? Primero, generar incertidumbre porque lleva el balón a un campo en el que los árbitros son de parte. Después, gastar tiempo y dinero para montar argumentos y alegaciones, otra vez. El tiempo que los partidos dedican a los jueces no lo dedican a la ciudadanía, esto es así, y Abascal lo sabe pero no le importa. Ojalá sí le importase a quien vota.

Qué ridículo, Alberto

Al final, el PP va a votar a favor del ómnibus después de que el PSOE y Junts alcanzaran un acuerdo y los catalanes anunciasen, primero, su voto a favor. Y aunque ese decreto ha sido adelgazado, sigue conteniendo las líneas rojas que el propio PP había marcado, como la sede del Gobierno Vasco en París que pagó el PNV (a ver si empezamos a llamar al “palacete” por su verdadero nombre). En resumen: que Alberto Núñez Feijóo ha hecho el ridículo, y su partido, también. Y no es la primera vez que lo hace, por cierto, por jugar a ser más de derechas que Vox. De lo suyo gastan.

El mirlo blanco

“Albert Rivera, denunciado por su ex por no pagar las extraescolares de su hija”, leo en El Plural, y me acuerdo de aquella entrevista amable que le hizo Pablo Motos, en la que el líder de Ciudadanos, en su mejor momento, reconocía que se hacía el dormido cuando esa misma hija se despertaba por la noche. Ja, ja, cómo se reían los dos. Después, hemos sabido que Rivera se pensaba que trabajar fuera de la política era poco más que tener una nómina. Y ahora nos enteramos de esto. Una joyita. El mismo que lideró el partido que cebó a Vox y a Alvise Pérez, y que se rodeó en el Congreso de maleducados y malencarados.

Y ahora, ¿qué?

A estas alturas, quien asegure que la ley española de vivienda, esa que Bildu y ERC aprobaron al gobierno español, buscaba algo más que un beneficio electoral rápido, simplemente, está en el ajo. La realidad es esta, después de varios meses de que la ley haya entrado en vigor: “España es uno de los cuatro países donde Bruselas ve riesgo de una futura burbuja inmobiliaria” (InfoLibre). Y la perspectiva de futuro, esta otra: “La vivienda de segunda mano en España todavía está más barata que en la burbuja 2007. Pero esto va a durar poco” (El Blog Salmón). Y ahora, ¿qué? ¿A quién van a echar la culpa?

El hijo de la ertzaina me representa

El hijo de la ertzaina y el guardia civil me representa. Sí, por supuesto, sin ninguna duda, hago mías las palabras de Unai Simón cuando pide que quien no deje animar se quede en su casa y no vaya a San Mamés. Sí, por supuesto, sin ninguna duda, prefiero al hijo de una madera y un pikoleto que es el mejor en su trabajo y siempre ha defendido al Athletic que a un cipayo que viene a manejar el cotarro ordenado por no sé quién (sí lo sabemos) y que si tiene que perjudicar al Athletic para beneficiar a quien le manda lo va a hacer (y lo han hecho). Allá quien se quede con el que no deja animar y con quien le pone ahí a cumplir órdenes.

Sujétale el cubata

Podría tirar del meme que dice: “En su cabeza sonaba espectacular”, pero prefiero tirar de otro. Ese en el que uno dice: “¿A que no eres capaz de mezclar la inteligencia artificial y las haciendas forales vascas?”. Y Pello Otxandiano responde: “Sujétame el cubata”. Porque su frase no hay por dónde cogerla: “No tiene mucho sentido en la era de la inteligencia artificial que este país tenga tres haciendas” (El Diario). ¿Qué tiene que ver una cosa con las otras? ¿Y Nafarroa no cuenta como “este país”? El día en el que se entere de que en Francia hay otro modelo de recaudación pero Iparralde también es “este país” va a flipar.

También es el PP

No me escondo: me alegra oír voces en el PP como la de Esteban González Pons que llama “ogro naranja” y “macho alfa de una manada de gorilas” a Donald Trump. Si hay un día para citar a Libertad Digital tiene que ser este. Lo que me apena es ver que esas voces son mal recibidas, que en el PP ha ganado por completo el relato más ultra, más carca, más rancio, más neoliberal, la opicón que pugna con Vox en vez de arrinconar a los de Abascal. Lo que ha pasado con la columna del eurodiputado es un fracaso para esas personas del PP más cuerdas, más posibilistas y que saben distinguir entre populismo y democracia.

Otro matchball salvado

Ni lo escribo como mérito, ni me parece una buena noticia, ni voy a ayudar yo a construir la leyenda de “animal político” de Pedro Sánchez: que este haya salvado otro matchball contra Junts, esta vez, adelgazando el conocido como “decreto ómnibus”, simplemente no es serio. Y no lo es por ambas partes, pero sin duda el presidente español tiene más responsabilidad porque él puso encima de la mesa el paquete de medidas y él ha aguantado casi una semana para que PP, Vox y Junts se cuezan en su propio jugo (y a esto se le llama electoralismo). Ahora cambia el paso e intenta ponerse una medalla. ¿Nos la cuela? Yo diría que no.

“Los soldados israelíes que siguen”

Nos vamos a Bluesky, la red social que algunos han elegido como la alternativa a X, y nos encontramos allí a Javier Espinosa, el reportero de guerra (de los de verdad, de los que se tiran meses en la zona de conflicto) al que ya seguíamos en la red de Elon Musk y al que hemos seguido hasta esta cuyo modelo de negocio desconocemos. Espinosa informaba: “Frente a frente. La población sureña del Líbano y los soldados israelíes que siguen ocupando sus aldeas. En los dos últimos días han matado a 26 personas, algunas con ametralladoras pesadas”. Sí, el ejército israelí sigue matando por orden de su gobierno ultra, ahora en Líbano.

Feliz equivocación

La columna de ayer empezaba con un error: pedía al Athletic que actuase después de la queja en voz alta de Unai Simón. Y mi petición fue amplia y felizmente superada: “El Club ha decidido prohibir la entrada al campo a las dos personas que instaron coactivamente a varios integrantes de la Herri Harmaila a cesar en la animación”, leemos en su web. Solo puedo admitir que me equivoqué (por exigir poco) al pedir que le quitaran la bonificación si la tenía y el acceso a las entradas que pudiese tener, y que me alegro de la decisión que ha tomado el Athletic. Podemos sacar a los fascistas de San Mamés y debemos hacerlo. Es ahora.

La clase alta de siempre

“Mucha herencia y subvenciones, poco emprendimiento: así se han hecho ricos Musk y los que serán los primeros billonarios”. Así de contundente es el titular que leemos en Pymes y Autónomos sobre la nueva clase alta, que de alta tiene mucho pero de nueva, poco: han perfeccionado “sistemas diseñados para favorecer a una minoría” que ya conocían gracias a sus fortunas familiares. Pero hay más sentencias: “La base del éxito financiero de Musk ha sido el gobierno de Estados Unidos”. Así de claro. La innovación “parece haberse olvidado de aquel viejo mantra que pretendía erradicar la pobreza y buscar la equidad”.

Que nos engaña como siempre

“Ni TikTok se fue, ni Trump la ha traído de vuelta, ni ha pasado, en realidad, nada de nada”, explica Enrique Dans en una columna contundente contra el populismo de Trump (el “más patético que existe”) y quienes le imitan. Su definición es muy precisa: “En la cabeza de un populista solo hay una cosa: convertir cada acción en una forma de captar votos”. Y esas cabezas populistas están allí pero también aquí, es fácil reconocerlas en cada huelga, en cada idea básica que nunca dicen cómo van a lograr: educación pública y gratuita para todos, vivienda pública y barata, sanidad sin límite de gasto y subida de sueldo generalizada.

Esto es lo que nos intentan colocar

El populismo de Trump y Musk es patético, pero funciona: “Los devastadores incendios que asolan Los Ángeles han hecho que, tras los políticos, todos los ojos estén sobre los responsables de los bomberos” (Voz.us). “Kristin Crowley, lesbiana y activista LGBT, cuyo principal objetivo para su mandato era ‘fomentar una cultura diversa, equitativa e inclusiva dentro del LAFD’”, que perseguía, según el digital trumpista, “la entrada de más mujeres en el cuerpo como cupo de igualdad incluso si eso podía poner en peligro la vida de hombres por las características biológicas propias de ambos sexos”. Y con estas mierdas ganan las elecciones.

No importa nada

En el Huffington Post han hecho una pieza de las suyas, muy ligerita, sobre “qué dicen en Israel y Alemania del gesto de Musk que pareció un saludo hitleriano”. Lo llaman “un saludo romano”, recuerdan los vínculos de Musk con la extrema derecha y destacan lo bien acogido que fue aquel gesto entre nazis declarados: “Voy a disfrutar de las lágrimas que me desbordarán”, “la Llama Blanca se alzará de nuevo”. La gravedad es máxima, pero la noticia será sepultada por decenas que buscan mejor el clickbait en el digital. En el mundo real, en nuestra memoria el gesto también será sepultado para alborozo de los fascistas.

«Esos que no dejen animar»

Unai Simón lo dijo muy claro después del partido contra el Leganés, y lo recogen tal cual en un foro de Aupa Athletic: “Invitamos a esos que no dejen animar a que se queden en su casa y a que respeten a los que quieren animar”. “Esos que no dejan animar” se dejaron ver con total claridad: durante esta huelga van a San Mamés, siempre lo hemos denunciado, a vigilar y a impedir una alternativa que necesitamos. Si quien quiso impedir que otros animasen (que lo vimos todos) tiene un carné subvencionado, deben retirárselo. Si tiene acceso a esas 40 entradas gratis por partido de las que informó el Athletic, debe dejar de tenerlo.

El enemigo siempre es el fascista

En San Mamés, como en la vida, el enemigo siempre es el fascista. Y para pararle, lo primero que hay que hacer es identificarlo, como hizo Eric Cantoná (identificarlo y pararlo) hace ahora 30 años. Lo recordaban en Público y debemos recordarlo cada día: quien se dirigió al aficionado que intentaba animar para amedrentarle es el fascista. Quien lo mueve como un peón y lo coloca en la grada de San Mamés es el fascista. Y por supuesto, quien le ha empoderado es colaboracionista, que muchos tienen aquí su ración de responsabilidad. Para acabar con ellos, con argumentos como patadas, ya lo he dicho, tenemos que hablar claro.

Envenenan a nuestra juventud

Los que han convocado a una manifestación contra el fascismo en nuestras ciudades y han colado a Zelenski en vez de a Putin entre los agresores no son antifacistas porque uno lo es en todo momento y lugar, o no lo es. Así de sencillo y contundente. Esto también es muy fácil: Putin es el agresor y el pueblo ucraniano, el agredido. Es el Kremlin el que usa mercenarios de extrema derecha y soldados de la dictadura norcoreana. Si no lo saben los del cartelito son unos ignorantes. Pero si lo saben lo que buscan es confundir y envenenar a nuestra juventud. Y esto no es opinable: mienten, pero no tienen razón. Nunca la tuvieron.

Todo es educacional

La juventud permeable a esos mensajes en los que cambian a Putin por Zelenski está desinformada. También lo está la chavalada (y no tan chavalada) que sigue al fascista de San Mamés cuando canta “arriba con la Goma Dos” y cuando impide que otros animen. Necesitamos más educación para que nuestra juventud no sea tan permeable a influencias de mierda. Y debemos con celeridad y contundencia, porque ni lo más básico parece asentado: “Reproducen falsos mitos como que ‘con Franco se vivía mejor’”, se queja un profesor en El Diario. Ante esto, cero dudas y más horas de historia bien contada.

Populismo institucional

Soy pesimista: el que va a San Mamés a vigilar a quien anima, el que pega un cartel en el que incluye a un agredido entre agresores para confundir a la juventud y el que les invita a pensar que el franquismo no estuvo tan mal, todos ellos cuentan con el apoyo institucional. Si las instituciones no son radicales contra el populismo poco podremos hacer: “Te van a seguir subiendo el SMI, pero no todo son buenas noticias. Se espera que cada vez más trabajadores con salario mínimo empiecen a pagar IRPF”, anuncian en Pymes y Autónomos. Si esto va de anuncios de medidas con el dinero de otros para recaudar, que lo digan. O lo diremos.