¿Quién paga la fiesta?

Voy a dar por buena esta noticia aunque, lo confieso, cada vez me cuesta más hacerlo: “El Gobierno aprueba la mayor Oferta de Empleo Público de la historia: más de 40.000 puestos”. Y ahora voy a hacerme la pregunta que creo que cualquier ciudadana y ciudadano debe hacerse: ¿quién va a pagar la fiesta? No nos engañemos: con las cotizaciones del funcionariado no alcanza. Hace falta atraer riqueza, generar empleo, cobrar impuestos por actividades económicas y, por supuesto, que haya muchísimos contratos en el sector privado que sostengan al público. Si todo lo anterior se desincentiva no habrá ni fiesta que abonar.

¿Esta es la realidad?

En El Blog Salmón han desmontado con pasmosa facilidad este tuit del ministerio español de la Seguridad Social: “En los cinco primeros meses del año, la Seguridad Social ha ingresado 51.000 millones de euros frente a los 48.800 millones de gasto”. Aquí estaría la trampa, según la bitácora: “El problema, que no dice el Gobierno, es que el gasto de la Seguridad Social no solo son las pensiones, sino otros subsidios y prestaciones. Y si sumamos esos 6.700 millones ya entendemos que la Seguridad Social está en déficit”. Y esto lo escriben sin miedo a ser “unos catastrofistas o simplemente unos rivales políticos desleales al Estado”.

Que paguen ellas y ellos

Yo lo tengo claro: la fiesta del funcionariado y el déficit en la Seguridad Social deberían de empezar a pagarlo las “15.186 las personas que ganan más de 600.000 euros al año” (El Plural) en España. Luego, ya aportaremos el resto lo que nos corresponda. Y si esto sigue así, podremos con todo lo que nos propongamos: “El número de ricos crece en España un 25% en tan solo un año”. Personas que “a diferencia de lo que sucede en las rentas bajas y medias, que en esencia suelen vivir de su trabajo, los más ricos complementan estos rendimientos con todos aquellos ingresos que se engloban en las rentas del capital y el ahorro”.

¿Y a mí, qué?

Entiendo que es una voladura controlada, y que antes de que algún medio afín al PP saque los sueldos que cobran los presentadores estrella de RTVE, lo hace Público para desactivar el impacto. Pero incluso así me parece mal que el digital haya entrado al juego. ¿Y a mí qué me importa lo que haya ganado Carlos Franganillo, Mónica López, Antonio Buitrago o Xavier Fortés que, para el chascarrillo queda, son los periodistas que más han cobrado o cobran? Lo que me importa es que se lo ganen, que informen bien (y esto no tiene nada que ver con hacerlo siempre con los mejores medios) y que se deban a la ciudadanía que les paga.

Yo me aferro a esto

Una parte de mi trabajo diario se refleja en esta columna: tengo que repasar lo que van generando los digitales o las y los políticos en sus redes sociales. Y la mayoría de lo que veo no me gusta, esta es la verdad. Por suerte, por el camino me encuentro a personas muy inteligentes y necesarias, que nos recuerdan esas certezas a las que debemos aferrarnos, como Marcelino Madrigal en X: “No todo el mundo es igual y todo el mundo no miente. Lo que tenemos que aprender es a diferenciar quiénes nos mienten de quienes no lo hacen”, y de paso, castigar a quien miente y manipula, y premiar a quien va de frente.

Algo que hay que medir

Quien siga esta columna sabe que estoy en contra de Airbnb, Uber, Glovo y plataformas similares que empobrecen nuestro tejido social. Y también estoy en contra, por supuesto, de la hipocresía de quienes usan los servicios de estas empresas mientras se quejan de sus evidentes efectos perjudiciales. Esas plataformas solo son útiles para destacar las contradicciones de algunas y algunos, como hacen y muy bien en El Blog Salmón: “La izquierda en España no para de criticar el turismo. También es lo que está salvando la economía para el actual gobierno de izquierdas”. El turismo hay que regularlo, no estigmatizarlo.

Entonces, ¿quién turistea?

Va a más la aversión a las y los turistas, en nuestro entorno y en los lugares a los que más acudimos. Yo no me libro de ser turista, ¿quién sí lo hace? ¿Quién dice que no es turista? ¿Alguien quiere hacernos creer que es “viajera” o “viajero”, o que se integra en las costumbres locales del sitio que visita, sin parecernos la tonta o el tonto de su pueblo? Al mismo tiempo, cada día entiendo menos algunas manifestaciones, el odio a un sector que genera un impacto económico positivo e importante, la hipocresía y a las y los “aprobetxategis” de la política que hacen bandera de la turismofobia pero participan del business.

Los que sobran

En el caso del turismo me sobra Airbnb, me sobra la hipocresía y creo que necesitamos mantener un flujo sostenible (para lo que los hoteles son clave) y asumir que toda regulación supondrá un encarecimiento del turismo cuando nos toque hacerlo a nosotras y nosotros. Por supuesto, también me sobran reflexiones como esta en Las Provincias: “Es una barbaridad que la Malvarrosa no esté llena de hoteles de cinco estrellas y que en primera línea de playa haya un hospital, un instituto y viviendas VPO”. Lo dice Roberto Centeno, presidente de un grupo inversor (también inmobiliario) y sobrino de Juan Roig, el de Mercadona.

Correcto

No tengo nada que apelar a este anuncio del gobierno español: “Vivienda limitará los alquileres por temporada y permitirá a las comunidades de vecinos prohibir los pisos turísticos” (La Sexta). De hecho, me parece hasta ligero el planteamiento para frenar este tipo de viviendas que yo, no me escondo, directamente prohibiría porque perjudica a todo el mundo menos a la persona propietaria del inmueble. Claro, que luego no podremos quejarnos si tenemos que quedarnos en casa (en la de cada una o uno) porque los hoteles resultan prohibitivos para una familia. Va con el pack.

La película, al revés

Ya sé que no es popular esto que voy a decir, pero el de la vivienda es un problema que tiene fecha de caducidad: en unos años un montón de viviendas van a pasar de una generación envejecida a otra menos numerosa. Y entonces este problema que denuncian en El Diario (porque es un problema) se agravará: “Uno de cada cinco declarantes de IRPF con una renta entre 30.000 y 60.000 euros brutos al año tiene unos ingresos medios de casi 800 euros al mes por arrendar propiedades inmobiliarias. Estas cifras se disparan según aumenta lo que se gana”. Un aplauso también para quienes han impulsado durante décadas el alquiler.

El mundo se abrasa

Sé que escribir esto cuando estamos un poco cansados de este junio gris puede resultar extraño, pero lo cierto es que el mundo se abrasa, y que todas y todos somos conscientes de que la verdadera rareza es un día despejado pero fresco: en cuanto se van las nubes las temperaturas suben como llamas. Y en algunas partes del planeta, como India, ya no es noticia llegar a los 50 grados durante el día. 50 grados centígrados, sí, no se trata de una confusión o una traducción errónea. La pieza en Reuters y el vídeo que han publicado en X, de los bomberos que en Delhi combaten esta nueva realidad, son muy recomendables.

Y nos afectará

Ese verano abrasador acabará por llegar a Euskadi y echaremos de menos estos días grises. No solo vendrá, es que será cada vez peor, y nos afectará local y globalmente: cambios en los cultivos y las cosechas, encarecimiento de los productos… Y por supuesto, en algunas latitudes habrá una afección directa a su economía: “El turismo masivo tiene los días contados en España gracias a un fenómeno fuera de su control: el calor extremo” (Xataka). Es tan sencillo como esta conclusión del estudio que recogen: “A medida que en España se suceden las olas de calor, con temperaturas tórridas, los turistas pierden interés en visitar el país”.

¿Queremos pagar el precio?

Para no aumentar la temperatura del planeta tenemos que cambiar nuestro modo de devorar los recursos naturales. Y eso pasa por viajar menos. ¿Estamos dispuestas y dispuestos? Yo, sí. A lo que haga falta para bajar mi impacto sobre el planeta y, sobre todo, el nivel de hipocresía social. Por ejemplo: no queremos un Airbnb en nuestro edificio ni nuestra ciudad, pero sí lo buscamos cuando salimos a turistear. Mi posición es clara: cerrojazo al piso turístico, incluso siendo consciente de esto que alzan al titular en El Blog Salmón: “Ganan los residentes, los hoteles (mucho) y pierden los propietarios y los viajeros (muchísimo)”.

Venga, hablemos de política

Todo es política, lo sé, también los nuevos modelos de consumo o el límite (mejor la prohibición) de los apartamentos turísticos. Pero en el titular del párrafo me refiero a esto de El Nacional: “Illa solo ve viable un acuerdo con ERC y Comuns: ‘O pacto progresista o repetición electoral’”. Esta semana que en Euskadi el lehendakari presentaba su gobierno, en Catalunya ponían en marcha la cuenta atrás de dos meses para una repetición electoral si los partidos no se ponen de acuerdo: Illa o Puigdemont a la primera, o Illa o Puigdemont a la segunda. Solo queda saber qué hará ERC y cuándo lo hará.

Y hablemos de humanidad

Esto que denuncia la Fundación Fernando Buesa no es política, es humanidad: “Otro año más vuelve a suceder en las fiestas del barrio de Judimendi en Vitoria-Gasteiz: carteles en apoyo a los presos de ETA, entre ellos, a Diego Ugarte, condenado por asesinar a Fernando Buesa y Jorge Díez. Esta la realidad en algunas calles y fiestas populares: empatía hacia los victimarios y olvido y humillación para las víctimas”. Y ya sabemos, porque todos los actores de aquel conflicto con GKS lo dijeron alto y claro, y porque llevamos décadas viéndolo, que Bildu tiene mando en plaza directo en el control de las txosnas de las fiestas. Y lo ejerce.

Más funcionariado

Creo firmemente en que todas las personas trabajadoras deberían de pasar por la experiencia de ser autónomo durante tres meses, incluida, por supuesto, la declaración trimestral de turno, y el arranque: pagar tu propio equipo y tus propios medios. Y por supuesto, lo más importante: decidir a qué vas a robarle tiempo, si a tu trabajo o a tu familia. Quince años bajo este régimen, curiosa polisemia, hacen que pienses de cierta manera ante noticias como esta en El Blog Salmón: “Se viene la era dorada para hacerse funcionario en España. En los próximos años se jubilan millones de boomers”.

Correcto

Sé de sobra lo que es hacerse un sueldo con facturas y esto me parece correcto: “Ocho cargos, cuatro de ellos de Podemos, se acogen al ‘paro VIP’ tras dejar el Gobierno. Garzón, Montero y Rodríguez ‘Pam’ siguen cobrando la indemnización, de hasta 7.400 euros, tras ser cesados” (The Objective). Voy más lejos: me parece mal la demagogia de quienes han renunciado airadamente a este derecho que, junto a otros, garantizan que la política no sea solo un entretenimiento de personas con mucho dinero. Ni me contradigo ni aplico la ley del embudo: creo en el buen uso de los recursos públicos y, sobre todo, en repensarlo continuamente.

Un recordatorio

Por ejemplo, no dudo de la necesidad de la sanidad pública y de que el personal sanitario debe de estar bien pagado. Dudo de que algunos recursos estén bien gastados cuando vemos cómo algunas médicas, algunos médicos y, sobre todo, ciertos sindicatos gremiales, se han ido endiosando. En cualquier caso, noticias como esta de La Vanguardia deben recordarnos lo importante que es lo que tenemos: “Shannen Doherty pide dinero tras quedarse sin ahorros para cubrir su tratamiento por el cáncer”. Y que no me venga nadie con el “desmantelamiento” o la “privatización”. Esas mentiras repetidas mil veces también debemos cortarlas por lo sano.

Me preocupa el futuro

No estoy de acuerdo con la tesis del artículo de Álvaro Gil en Vozpópuli, ni con la del libro de Pablo Pérez, que se resume en: “La cultura woke nace de una respuesta tardía a mayo 68”. La verdad es que me da igual. Y aunque me parece que “lo woke” es mucho más peligroso de lo que parece, ya que busca un pensamiento único asfixiante y llena de argumentos precisamente las trincheras de la extrema derecha, lo que de verdad me preocupa es el futuro: para acabar con los ultras tenemos que acabar primero con este buenismo imperialista que ni necesitamos ni nos beneficia. Tan sencillo como ser conscientes de nuestros actos.

Gràcies, Catalunya

elindependiente.com No me esperaba yo este giro de los acontecimientos, pero bienvenida sea la curva: la petición legitima de Catalunya de obtener una financiación particular del estado español, y la exigencia de partidos valencianistas y regionalistas de que también sus áreas de influencia la obtengan, están sirviendo, curiosamente, para que en los medios españoles se explique, mucho mejor que cuando toca renovar el Cupo, que son el Concierto de la CAV y el Convenio de Nafarroa. Nuestro sistema de recaudación y gestión, sin garantías ni avales de España, es útil solo si se gestiona bien (como hasta ahora). Aquí lo sabemos bien, allí igual hasta lo descubren.

Ojalá lograr la segunda posición

Barcelona ha chafado mi ilusión de que Euskadi sea el primer territorio libre de Airbnb. Lo será la capital catalana, que “eliminará todos los pisos turísticos antes de 2029” (Público). Todos los declarados, claro. Tendrá que perseguir, mientras tanto, los que son piratas. La medida no puede parecerme mejor, primero, porque el alquiler vacacional por días es el colmo de la especulación inmobiliaria, una práctica que hay que frenar en seco. Segundo, porque Airbnb es el principal actor en la película de terror en la que se está convirtiendo el turismo en todas las ciudades: solo los hoteles permiten regular el flujo.

Turistas somos todos y todas

No estoy en contra del turismo: yo voy a ser un turista en unas semanas, como cualquiera. Quien quiera marcarse la horterada de “yo soy viajero” o “yo soy viajera” que sepa que nos parece el tonto de su pueblo. Vuelvo al tema central: me parece perfecto esto que leí en Diario de Mallorca: “Cerca de 300 residentes ‘recuperan’ el Caló des Moro: ‘Es el momento de parar’”. Estoy completamente de acuerdo. Sin embargo, debemos tener también todas y todos claro cuál será el precio: “Protestar por un ‘mejor turismo’ en realidad es abogar por menos turistas de clase baja y que vengan los más ricos” (El Blog Salmón).

La sociedad que estamos construyendo

Igual que me parece bien que se limite el acceso a los sitios turísticos y se acabe con la especulación inmobiliaria que satura nuestras ciudades, estoy completamente de acuerdo con circular a 30 por hora en Bilbao y con el acceso restringido al centro, aceptando que estas limitaciones afectan menos a quien más tiene. No es solo una intuición: la Comisión Europea ha emitido un informe en el que concluyen que quienes se compran híbridos enchufables usan la parte eléctrica de su motor mucho menos de lo que deberían y contaminan, por lo tanto, más de lo que podrían. Pero, claro, ya tienen la pegatina y el acceso.

Esto, sí

La historia de la política española está llena de personas sobrevaloradas: además de las de extrema derecha, todas ellas, en la época reciente destacan Pablo Iglesias, Pablo Echenique y, todavía en activo, Ernest Urtasun. Pero en esto solo puedo apoyarle: “Acabo de firmar el inicio de las actuaciones previas del procedimiento de extinción de la Fundación Francisco Franco”. Un paso necesario que ha dado y que merece, por hacerlo, el reconocimiento. La convivencia de esta Fundación con los sucesivos gobiernos españoles, incluido el del PSOE con Podemos, por cierto, debería de avergonzar a todas y todos.

Justicia

Ya sé que la noticia tiene varios días, pero la actualidad política vasca me ha obligado a comentar otras antes. Además, creo que no hemos hablado suficiente de ella para lo relevante que es: “Dos semanas antes, los servicios de inteligencia israelíes ya conocían al detalle las intenciones de Hamás, que incluían el ataque a puestos militares y el secuestro de decenas de personas” (RTVE). Hablamos, por supuesto, de los ataques de Hamás del 7 de octubre que sirvieron al gobierno y el ejército israelíes como excusa para arrasar Gaza y a sus habitantes. Es perentorio que las organizaciones internacionales actúen y hagan ahora justicia.