¿Quién paga?

Estoy absolutamente a favor de la mejora de las condiciones laborales de todas las personas, aunque confieso que la primera vez que vi una nómina de diciembre, con su paga extra, pregunté en voz alta: “¿Y esto es así para todo el mundo?”. La inocencia de los autónomos, ya se sabe. Pero oigo la noticia de la subida de sueldo del funcionariado (que me parece bien, por supuesto) y leo esto en Vozpópuli: “Los empleados públicos cobran ya 1.050 euros más de media al mes que los del sector privado”, y me hago alguna pregunta, claro. ¿Quién va a pagar la fiesta? ¿No habría que mejorar también la vida de quien genera la riqueza?

Toca asumir responsabilidades

“El precio de la vivienda subirá un 7,8% y el del alquiler un 6,8% en 2026, con una oferta cada vez menor”, leo en Europa Press y vuelvo a hacerme preguntas: ¿quién lleva gobernando diez años en España, de donde son esos datos, no va a asumir ninguna responsabilidad? ¿Quién aprobó la ley española de Vivienda que, claramente, no está funcionando, no va a asumir ninguna responsabilidad ni reconocer que tuvo más de propaganda electoral que de norma que buscaba abordar un problema grave? Que se trató de que era una medida electoralista ya lo demostró ERC, que después la recurrió por invasión competencial.

Lo de gobernar sin mayoría

Caigo en The Objective (ya sé lo que es, no necesito a Pepito Grillo) y leo: “Hacienda admite tener 110.000 millones de euros pendientes de ejecutar de los fondos UE. El Gobierno no ha solicitado aún 93.000 millones de euros de los 163.000 asignados por Next Generation”. Estas son las consecuencias de gobernar sin mayoría. Y ojo, no pido elecciones, al contrario: soy de los que cree que las legislaturas, como los contratos en el fútbol, están para cumplirse. Lo que pido es que el gobierno español haga algo porque da la sensación de que ha tirado la toalla de la negociación con los grupos más allá del PSOE y Sumar. Y eso es lo que no podemos permitir.

¡Claro que hay que pagar impuestos!

Es posible que cuando Pedro Sánchez convoque elecciones tenga que abandonar, después, Moncloa. Y es probable que el nuevo inquilino sea Alberto Núñez Feijóo con el apoyo de los votos ultras de Vox y con sus políticas neoliberales, que incluirán una bajada de impuestos, como todas, perniciosa. Noticias como esta en El Confidencial tienen que hacernos reflexionar: el Reino Unido se prepara para “la subida de impuestos en unos 26.000 millones de libras hasta final de legislatura, llevando la presión fiscal a un máximo histórico”. Es eso o el colapso, y Keir Starmer está tomando medidas impopulares, que es lo que le toca.

Las ganas de hacer historia

Llevo muchos años dedicándome a la comunicación política y, cuanto más mayor me hago, más sencillos son mis análisis políticos. ¿Qué “une a Mamdani y Obama”? Las ganas de la ciudadanía de hacer historia. Ese es un impulso irrefrenable, es dopamina, es movilizador y es la clave de las elecciones desde que se inventó la democracia. Todo lo demás es barro. Eduardo Bayón en Infopolítica habla de “devolver a la política su capacidad de esperanza”, que viene a ser lo mismo. Y añade una idea muy sugerente: “Devolver humanidad al discurso político” y, al mismo tiempo, convertir la política en “una épica nacional”.

¡Ay, el hype!

Por supuesto, me gustaría que una de las empresas vascas más importantes no estuviera relacionada con el terrorismo que ejerce Israel en Cisjordania. Así lo relata Amnistía Internacional y lo recoge La Marea: “CAF ha desempeñado un papel clave en la expansión del Tren Ligero de Jerusalén, lo que ha provocado el crecimiento de los asentamientos en los últimos años”. Pero esto sucede “desde 2019”, y hasta ahora nadie (ni los más solidarios) ha dicho nada. “Es que hasta ahora no ha habido un genocidio”, me dirán. Pero eso no es cierto: el terrorismo de Israel en Cisjordania es muy anterior al hype.

Empecemos

Por supuesto, estoy a favor del boicot a los productos israelíes y a las marcas que no se muestran abiertamente contrarias al aplastamiento de la población civil en Gaza. Así que esto me parece coherente y perfecto: “Cultura dejará de contratar el software israelí que usa la Biblioteca Nacional” (El Diario). Pero el reto no es pequeño: “Por qué nadie puede romper con Israel: la telaraña tecnológica que atrapa a Europa” (El Confidencial). Y si buscamos información sobre empresas proveedoras militares leemos esto: “El Ejército de Tierra afronta una difícil decisión con sus blindados tras el veto a Israel” (El Confidencial Digital).

No solo Israel

Por supuesto, aborrezco la dependencia de Europa hacia proveedores cuestionables. Es fácil pensar en los recursos energéticos y las materias primas que importamos de Rusia, las dictaduras árabes o EE.UU., pero la dependencia tecnológica es insoportable: llevo todo 2025 buscando alternativas decentes made in Europe (excluida, Suiza) a servicios digitales contratados a empresas estadounidenses (en su mayoría). Nada de nada, ni mucho ni poco. Así que noticias como estas me alegran: una empresa alemana que desarrolla software con código abierto, SUSE, “se une a EuroStack en favor de la soberanía digital europea” (Muy Linux).

Otra alternativa

Por supuesto, no tengo ni idea de cómo ejecutar esto que propone Torrezzno en Menéame, pero estoy dispuesto a explorarlo con una empresa local que me ayude a evitar esa contratación de servicios fuera de Europa: “El self-hosting, o en español autohospedaje, es la práctica de ejecutar y mantener sitios web, servicios y aplicaciones usando un servidor privado. También significa libertad, privacidad y una filosofía”. Él mismo da respuesta a la duda que me persigue: “¿Puedes vivir sin Google y sus servicios? Es una pregunta que me hice hace tiempo. La respuesta es sí, es posible. Y, además, es algo tremendamente liberador”.

El centro

Por supuesto, más allá del hype y más allá de la tela de araña tecnológica y militar que ha tejido Israel, no puede pasar ni un día sin que denunciemos el genocidio que el ejército y el gobierno de Netanyahu y sus ultras está ejecutando en Gaza. Esta vez es Greta Thunberg la que me da el pie: “Insta a enfocarse en el genocidio en lugar de los abusos sufridos en Israel” (Demócrata). Más claro, agua. Salvo a quienes usan Gaza para enjabonar su pasado, solo puedo aplaudir a las y los que se la han jugado en la costa que controla Israel con impunidad, pero su gusto por la tele, lo estamos viendo, hace demasiado ruido para Thunberg. Y para mí.

La maldad es hoy una rutina diaria

Intento traer cada día a esta columna el horror que Netanyahu y su gobierno ultra ejecutan sobre Gaza. También me pregunto, cada día, por qué no vemos a ningún miliciano de Hamás en los planos que nos llegan. En cualquier caso, insistiré en la masacre diaria israelí, como insisto en la que perpetra Vladímir Putin sobre Ucrania, un país que ha invadido por la cara, saltándose todas las normas internacionales, y que ataca golpeando a civiles, exactamente igual que Netanyahu, que ha copiado al ruso la cruel (e ilegal) táctica del doble impacto. En Kiev, hoy cuentan “al menos catorce muertos” (Ara). La maldad es hoy una rutina diaria.

El gran desestabilizador

Desde Trump hasta el tonto del pueblo que lleva en la txapela el pin de la estrella roja de cinco puntas o el de la hoz y el martillo, muchas y muchos justifican y alaban al mayor desestabilizador de Europa: “Putin agita la desestabilización de los Balcanes. Numerosos indicios apuntan a una creciente cooperación entre los servicios de inteligencia de Rusia y las fuerzas de seguridad de Serbia en la represión de las protestas ciudadanas. El líder de los serbios de Bosnia, próximo a Putin, lleva a cabo actuaciones provocativas que ponen en cuestión los delicados acuerdos de paz de Dayton para la república balcánica” (El Periódico).

Haciendo lo suyo

Cuando leí en la web que dirige Pablo Iglesias que “Román Cuesta, investigador de Diario Red que desenmascaró a varios acosadores digitales de ultraderecha, fue atacado por tres individuos. La agresión ocurrió frente al domicilio de Cuesta”, pensé que los fascistas solo estaban haciendo sus cosas de fascistas. Como las hacen en Israel, en Rusia y, por desgracia, en Euskadi mientras intentan parecer que no lo son (fachas). En cualquier caso, me solidarizo con Román Cuesta. Dicho todo, me resulta curioso que en Canal Red, más que de la agresión, informen del tuit de denuncia de Pablo Iglesias. A tope con el culto al líder.

Otro

César Calderón escribe y describe muy bien lo que pasa en Argentina. “El escándalo de las coimas”, según el autor en The Objective, “desde la semana pasada tiene en shock a la Argentina, un agujero negro de presuntos sobornos y adjudicaciones fraudulentas que afectan a algo tan sensible como son los medicamentos de los discapacitados y tendría como protagonista a todo el círculo íntimo de Milei, incluida su propia hermana Karina”. La corrupción se une a una situación económica que no mejora y a la extravagancia del presidente argentino, cada vez peor tolerada incluso por su propio electorado.

Y más culto al líder

“Queríamos estar cerca de todos los afectados”, dicen que dijo Felipe VI “en su visita a Sanabria por los incendios”. “Entre vítores y aplausos”, dicen que llegó. “Obviamente, los testimonios son sobrecogedores aquí y en tantos lugares”, dicen que añadió. Yo solo sé lo que dicen (en El Confidencial, en este caso) porque no estuve allí, pero confieso que no he dejado de llevar mal la crónica monárquica, la justificación del mantenimiento de una familia que está ahí por sus gónadas, sin probar ni una sola vez si son válidas y válidos para ostentar la jefatura del Estado, sin que nadie se cuestione sobre el terreno qué aporta su visita.

Iruñea

Bildu colocó a Joseba Asiron como alcalde de Iruñea con una moción de censura que apoyó el PSOE después de que Bildu votara a favor de Pedro Sánchez en su investidura sin pedir nada a cambio (ejem, ejem, guiño, guiño, codazo, codazo). Año y medio después, Karla Pisano se queja amargamente en el Diario Socialista de “la defensa sectaria, no de un proyecto político, sino de un partido” que hacen Bildu y su entorno. Ella misma reconoce que “cuando del PNV se trata, hasta el acto más marginal del último ertzaina de la fila tiene responsabilidades políticas. Todas ellas, sin embargo, desaparecen cuando de EH Bildu se trata”.

No, no valen

También Bildu junto al PSOE, ERC (que luego se desdijo), Sumar y Podemos, aprobaron una ley española de vivienda para una campaña electoral y sabiendo que su reglamento podía contraer la oferta. Pero, ¿qué más da si a la izquierda le vale con mencionar “la vivienda” para que parezca que hacen algo por ella? Sin hacer una defensa sectaria, como ha escrito Karla Pisano, me ha resultado muy interesante esto en El Blog Salmón: “El problema de la vivienda en España es el mismo que en Alemania o en toda Europa del Este”, y es, oh, sorpresa, “una oferta insuficiente”. Por lo tanto, “es un error pensar solo en soluciones locales”.

Debería de ser ilegal

La ley española de vivienda que aprobaron Bildu y el PSOE, entre otros, además de cometer el error básico de contraer la oferta, es insuficiente. Se queda corta. No interviene contra plataformas como Airbnb (en el centro del problema) ni contra los grandes tenedores, como Rubén Zaballos que en la web de La Sexta se presenta como “un propietario con más de 200 pisos” que asegura, sin sonrojarse, que “la gente me dice que mejor los destine a alquiler turístico’”. Me deja pasmado que simplemente sea legal que una sola persona (o sociedad) pueda acumular 200 viviendas sin que los impuestos, por ejemplo, le resulten asfixiantes.

Correcto

Enrique Dans ha escrito en su blog un post muy interesante sobre cómo “Trump lleva años presumiendo de que ‘América necesita un CEO’”, lo que considera “una pésima idea”. Y se explica: “Gobernar no es gestionar una cuenta de pérdidas y ganancias” “porque su misión no es maximizar beneficios ni elegir clientes, sino servir a todos, incluidos los que no te votan. Los incentivos en democracia son deliberadamente más lentos y complejos, por eso existen contrapesos que un CEO jamás aceptaría”. Pero hay otra circunstancia añadida muy interesante: el “historial” de Trump como empresario “es calamitoso”.

Sí a la regulación en Internet

Soy un firme defensor, desde el principio, cuando era una idea impopular, de que Internet sea regulado. Y hoy, más: esta semana un streamer ha muerto en directo después de completar “un desafío llamado ‘10 Días y Noches de Tortura’, basado en pruebas de resistencia física, privación del sueño y consumo de sustancias supuestamente tóxicas” (El Confidencial). Raphaël Graven retransmitía esas barbaridades en la plataforma Kick, en la que también ha acabado Simón Pérez, el economista y streamer que ha caído en una espiral salvaje. Kick tiene público y da dinero a cambio de sufrimiento. ¿De verdad que nadie puede pararlo?

«Sánchez, desolado»

Una vez más, el mejor titular sobre el tema que se come la actualidad lo hemos encontrado en El Mundo Today: “Sánchez, desolado al descubrir que todos los españoles son corruptos menos él”. Dejando el sarcasmo de lado, que manejan en esa web mejor que nadie, el propio Sánchez dijo en su comparecencia y tuiteó después: “Es imposible la corrupción cero”. Y no le falta razón: en organizaciones tan grandes es imposible controlar que se te cuele alguna o algún tío que va a aprovecharse. Pero en el contexto en el que las dijo, esas palabras cogen otras dimensiones. Y ahí es donde el digital la caza al vuelo.

Y después, ¿qué?

En plena tormenta, Luis Arroyo hace un ejercicio muy difícil (por eso hay que leerle siempre): proyecta el escenario electoral en el que, antes o después, vamos a tener que movernos. “Prueba de que no hay nada perdido es que Feijóo no es capaz de ganar una moción de censura” (Infolibre). “De momento, Feijóo tendrá que esperar. Mientras le deje Ayuso, claro”. Precisamente porque la alternativa es ese PP escorado y Vox, cree que “los españoles de bien están dispuestos a comprender” (a tragar, creo yo). Precisamente, la clave para Arroyo es “que el PSOE sea más habilidoso que el PP en la aplicación del perdón cristiano”.

“El cinismo”

Desde el otro rincón escribe (y muy bien) Antonio Agredano: “Todo aquel que regale su voto al sanchismo lo hace a un partido consumido por el poder, el desgobierno y la ambición”, adelante en The Objective. Dice más: “En su teatral rueda de prensa, le falto terminar con un ‘son cosas que pasan’”, algo que tiene que pasar factura al PSOE porque “son tiempos líquidos, pero no tanto”. “La fiesta está terminando”, concluye. “El PSOE no es un partido en el que confiar. Su sede ha sido refugio reciente de mangantes, de chantajistas, de vividores, de fontaneras”, sentencia mientras juega con imágenes como pocos columnistas pueden hacer.

¿De qué sirven?

Tenía este link guardado desde antes de que estallará el escándalo en el PSOE: “Bolaños gasta 35.000 € en rastrear diariamente cualquier mención en los medios a su persona” (El Confidencial). Y tenía clara mi reflexión: ¿cuánto se avanza realmente con estos seguimientos exhaustivos? ¿Cuánto tiempo puedes anticipar tu respuesta? ¿Cambia algo contar con ese pequeño margen? Y vuelvo la movida de la semana: una riada siempre se desborda. Por eso tengo mis dudas sobre si hacen falta esas escuchas. Y sobre todo, tengo dudas sobre que el dinero público, el de todas y todos, deba ir a esto.

Para oír bulos

Esa escucha activa que, si la hacían en el ministerio de Bolaños, la harán también en otros, sirve en gran medida para oír bulos. ¿Qué hacen? ¿Combatirlos todos? ¿Cómo? Que preguntas tan sencillas no tengan respuestas claras me genera las dudas. Cada vez es más difícil distinguir la mentira de la verdad, como ha dicho esta semana Patxi López, y cada vez hay más gente enganchada a las redes. La suma explosiva ofrece este resultado: “La adicción a las redes sociales está vinculada a una mayor credulidad y difusión de noticias falsas” (Laboratorio de Periodismo). En plata: a más pérdida de tiempo, más mierda.